Devocional para hoy, Lunes 3 de Febrero, 2020.
“Oh Noche Santa”
Por: CF Jara
Lectura: Lucas 2:9-11
«Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.» (RV 1995)
En la noche de Navidad del año 1847, los habitantes de la pequeña aldea de Roquemaure, localizada cerca de Marsella, al Sur de Francia, fueron los testigos de honor de la primera ocasión que la canción navideña “O Holy Night”, “Oh Noche Santa” en español, fue entonada en público, en la misa de medianoche.
Pero los presentes, en lugar de reaccionar con aplausos cuando la cantante, Madame Laurey terminó la canción, se quedaron perplejos ante la majestuosidad, tanto de la letra como de la música de esta melodía que exaltaba la gloria de Dios como nunca antes habían oído. Y todos, en medio de un asombro infinito, guardaron silencio sacrosanto como si el Creador del Universo hubiese venido en persona a escuchar este hermoso himno en Su honor.
Sin embargo, es necesario recalcar que tanto el autor de la letra como el compositor de la música, eran de todo, menos creyentes. En el caso de Placide Cappeau, el escritor, era un judío que, por su religión, tendía no solo a no adorar a Jesús sino a rechazarlo. Por un accidente en su niñez mientras jugaba con un amigo, su mano derecha fue amputada, pero el padre del amigo le pagó la educación.
Después de estudiar leyes, Cappeau regresó al pueblo a cuidar a sus padres envejecientes. Abrió un negocio próspero de vinos y escribía poemas. En los primeros días de Diciembre de ese año, Eugene Nicolas, el párroco del pueblo, pidió a Cappeau que escribiese la letra de una canción sobre el nacimiento de Jesûs para ser cantada en la misa de la Navidad. En realidad, el párroco quería estrenar el viejo órgano que había sido reparado.
Cappeau pensó que la mejor fuente para encontrar datos para su canción era la historia del nacimiento del Mesías relatada en la Biblia, capítulo 2 de Lucas, así que tuvo que leer la Biblia Cristiana. La tarde del 3 de Diciembre de 1847, mientras iba a Paris, la letra le vino como un torrente.
Impresionado él mismo con la portentosa partitura, fue en busca de su amigo compositor Adolphe Adam para que pusiera la música, pero éste se negó porque tenía mucho trabajo. Adam era también judío y no celebraba la Navidad. Sin embargo, cuando supo que quien cantaría era Emily Laurey, accedió, pues tenían una amistad de muchos años. Y el resultado fue una majestuosa melodía acorde a la letra.
En cuanto a Emily Laurey, cantante conocida como Madame Laurey, ella y su esposo Pierre se habían mudado al pueblo por esos días, pues él era un ingeniero civil que había sido enviado a supervisar la construcción de un puente. El párroco supo de Emily y le pidió que cantara la canción que había encomendado a Cappeau quien volvió de Paris con la melodía lista.
En la medianoche de esa Navidad de 1847, la canción fue cantada por primera vez, causando un gran asombro y un sentimiento de gratitud hacia Dios en todos los asistentes. Pronto se hizo famosa y fue cantada en Paris, en toda Francia, en Europa y se extendió por el mundo.
En 1850 llegó a Estados Unidos, y el activista por los derechos de los esclavos, Sullivan Dwight la tradujo al inglés, impresionado por la potencia de la declaración de libertad y paz que la letra original en francés transmitía. Al mismo tiempo, en Francia, la canción fue prohibida por la iglesia católica debido a que el autor y compositor eran judíos.
Pero no importó porque la canción empezó a ser cantada en cada esquina, casa, iglesia, plaza, pueblo y ciudad de Francia, Europa y en poco, en el mundo entero.
Hay muchas historias impresionantes alrededor de esta canción, especialmente aquellas que relatan eventos que sucedieron en medio de guerras. Cuando los soldados la entonaron en la víspera de la Navidad, treguas de paz cubrieron aquellos campos de batalla.
Esta poderosa historia de esta hermosa canción navideña nos recuerda la declaración divina de que Dios usará a las piedras si es necesario para transmitir su mensaje a la humanidad; de que el Señor no hace acepción de personas; de que todos los seres humanos, creyentes o no, somos hechura del Dios Altísimo, y de que no importan nuestras debilidades y defectos, si el Señor nos llama a servirle, poderoso es para usarnos por el poder de Su Espíritu Santo, pues sabe que ni un solo humano, ni uno solo, es capaz de hacer algo bueno por sí mismo.
Así que, hermano, hermana, si el Señor te está llamando a servirle, no te detengas, obedece y Él escribirá hermosas historias y melodías con tus manos.
Oración
«Santo, Santo, Santo eres Señor, Dios de todo el universo. El salmista escribió: «Cuán dulces son a mi paladar Tus palabras! Más que la miel a mi boca.» Solo Tú puedes escribir estas hermosas historias que inspiran hasta a aquellos que sufren violencia, que luchan en medio de tinieblas de muerte. Solo Tú pintas los cielos más hermosos aún en los atardeceres de invierno. Las obras de Tus manos traen paz a las almas atribuladas, salud a los cuerpos enfermos, esperanza a los corazones sufridos. Úsame, te ruego, Señor, úsame aunque sea menos que las piedras, te lo ruego, para llevar el mensaje de amor, perdón y esperanza de mi amado Redentor a todos aquellos que deambulan perdidos en los valles de muerte, te lo ruego en el nombre de Tu Hijo amado, Yeshua HaMashiaj, nuestro Rey y Salvador.»
התהילה היא רק של ישוע המשיח
DIOS te bendiga.
Lea la Biblia en un año: Lucas 2