"Dejar helado"

Viernes 8 de Julio, 2016.

Nuestro Pan Diario
“Dejar helado”
(Por: Tim Gustafson )

Leer: Job 11:7-20

«Con Dios está la sabiduría y el poder; suyo es el consejo y la inteligencia.» Job 12:13

La Biblia en un año: Hechos 10:24-48

Desesperada, una mujer llamó al centro de asistencia al hogar, donde yo trabajaba. Un problema con la calefacción había convertido la casa que alquilaba en un congelador con muebles. Me preguntó aterrorizada qué hacer para proteger a sus hijos. Sin pensar, repetí automáticamente la respuesta establecida: «Múdense a un hotel y envíele la cuenta al dueño de la casa». Enojada, colgó el teléfono.

Yo sabía la respuesta del manual, pero no consideré los sentimientos de la mujer. Ella quería que alguien comprendiera su miedo y desesperación. Necesitaba saber que no estaba sola. En realidad, la dejé helada….

Cuando Job perdió todo, tuvo amigos con respuestas, pero sin comprensión. Zofar le dijo que la única solución era que viviera de todo corazón para Dios; así, «la vida [le sería] más clara que el mediodía» (11:17). A Job no le gustó el consejo, y respondió con un cruel sarcasmo: «con vosotros morirá la sabiduría» (12:2). Conocía la insatisfacción que dejaban las respuestas de manual a los problemas del mundo real.

Es fácil criticar a los amigos de Job por su visión tan reducida. Pero, a veces, ¿no contestamos nosotros apresuradamente sobre cosas que no entendemos? Sin duda, las personas quieren respuestas, pero, más que eso, desean saber que las escuchamos y las comprendemos. Para que las personas te escuchen, tienen que ver que te importan.

Señor, que tu Espíritu guíe mis respuestas.

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"Pare"

Miércoles 6 de Julio, 2016.

Nuestro Pan Diario
“Pare”
(Por: Joe Stowell)

Leer: Salmo 131

«… he acallado mi alma como un niño destetado de su madre; como un niño destetado está mi alma.» Salmo 131:2

La Biblia en un año: Hechos 13

La vida es una empresa con mucha actividad. Parece que siempre quedan más cosas para hacer, lugares adonde ir y personas a quienes conocer. Y aunque a nadie le gustaría una vida sin nada significativo que hacer, el ritmo vertiginoso amenaza con robarnos la tranquilidad que necesitamos.

Cuando conducimos un automóvil, las señales que indican que debemos detenernos o reducir la velocidad nos recuerdan que, para estar a salvo, no podemos tener el pie sobre el acelerador todo el tiempo. Precisamos esa clase de recordatorios en todos los aspectos de la vida.
El salmista conocía perfectamente la importancia de los momentos de silencio y de calma. Dios mismo «reposó» al séptimo día.

Además, aunque Jesús tenía más mensajes para predicar y personas para sanar, solía apartarse de las multitudes y descansar un poco (Mateo 14:13; Marcos 6:31). El Señor sabía que es insensato seguir acelerando toda la vida cuando el indicador del combustible corporal dice constantemente «agotado».

¿Cuándo fue la última vez que te hiciste eco de las palabras del salmista: «he acallado mi alma» (Salmo 131:2)?

Coloca un cartel de «pare» en la intersección de tu ajetreada vida. Busca un lugar para estar a solas. Desconecta las distracciones que te impiden escuchar la voz de Dios a través de su Palabra. Déjalo que renueve tu corazón y tu mente con la fortaleza necesaria para vivir una vida para su gloria.

Detente y descansa del ajetreo de la vida para que puedas reabastecer tu alma.

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"Esperar en Dios"

Lunes 4 de Julio, 2016.

Nuestro Pan Diario
“Esperar en Dios”
(Por: Randy Kilgore)

Leer: 2 Pedro 3:8-15

«El Señor […] es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.» 2 Pedro 3:9

La Biblia en un año: Hechos 12

Mientras iba en un autobús del aeropuerto, unos pasajeros le dijeron al conductor que se detuviera. Parecía que no llegaríamos a tiempo para el otro vuelo, y esto sacó de quicio a uno de los pasajeros. Explotó contra el chofer, insistiendo en que ignorara la orden o lo demandaría.
Justo en ese momento, un empleado llegó a toda velocidad, con un maletín. Miró al hombre enojado y, con actitud triunfante, se lo mostró. Tras recuperar el aliento, dijo: «Olvidó su maletín. Escuché que tenía una reunión muy importante, y supuse que lo iba a necesitar».

A veces, me impaciento con Dios; en especial, respecto a su retorno. Me pregunto: ¿Qué está esperando? Las tragedias que nos rodean, el sufrimiento de seres queridos e, incluso, las tensiones de la vida diaria parecen mayores que las soluciones que se vislumbran en el horizonte.

Entonces, alguien relata su historia de cómo conoció a Jesús, o yo mismo descubro que Dios sigue obrando en medio de los desastres. Eso me recuerda lo que aprendí aquel día en el autobús. Dios conoce historias y detalles que yo ignoro, y me trae a la mente que hay otras personas aparte de mí y que debo confiar en Él.

Todo se trata del plan de Dios para dar tiempo a que otros conozcan a su Hijo (2 Pedro 3:9). Espera y testifica hasta que Jesús vuelva.

Señor, ayúdame a ser paciente, como lo eres tú.

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