Y Yo estaré contigo, hasta el fin

Devocional para hoy,
Viernes 11 de Mayo, 2018.

“Y Yo estaré contigo, hasta el fin”
Por: CF Jara

Leer: Génesis 21
«…Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.» (Mateo 28:20)

Era una fría tarde de aquel Miércoles 28 de Noviembre del 2001, en la ciudad de Chicago. Las calles estaban cubiertas por el peligroso y traicionero “hielo negro” producto de las nevadas de los días anteriores. Me encontraba trabajando como valet-parking, y mientras corría a traer un vehículo, resbalé y perdí el equilibrio. Al caer, puse mis manos para no golpear mi cara contra el piso. Gracias a DIOS no me golpeé, pero sentí un corrientazo eléctrico que subía desde la punta de los dedos de mi mano derecha, recorría por todo el antebrazo, el brazo, el hombro, el cuello y se concentraba en un punto de la cervical causándome un terrible dolor. Con el pasar de los días, el dolor era más fuerte, el brazo derecho dejó de funcionar y una enorme hinchazón crecía justo debajo del cuello. Días más tarde, el 12 de Diciembre, y sin poder soportar más el dolor, entré a emergencia del hospital adventista de Irving Park. El diagnóstico fue de una fisura entre la cuarta y quinta vértebras, que necesitaba de cirugía urgente que fue programa para el Sábado 15 de esa misma semana, a las 9am. Los doctores me mencionaron el bajo porcentaje de completa recuperación para ese tipo de operaciones, el riesgo de invalidez total temporal de entre 3 a 12 meses y la prohibición a realizar cualquier actividad deportiva de por vida. Una vez más una daga filuda pendía sobre mi destino.

La razón por la que soy cuidadoso con incluir datos exactos es para respaldar el testimonio de lo que sucedió alrededor de este evento. Eran las 6am del día de la cirugía. Yo estaba dormido en la camilla del hospital, listo para la operación, conectado a cuanto electrodo y alambre se pueda imaginar, cuando de pronto, escuché la voz de DIOS clara y audible, que susurró al oído mi nombre y una orden: «César, César, levántate y vete a casa.» Recuerdo que abrí los ojos, a mi lado no había nadie, solo las máquinas. Me senté en la camilla, procedí a desconectar todos los diodos y catéteres, y me dirigí al locker a buscar mi ropa. Las enfermeras al verme trataron de detenerme, e incluso llamaron a seguridad, pero yo estaba determinado a obedecer la orden de DIOS. Luego de firmar el descargo legal de responsabilidad, salí del hospital y me dirigí al apartamento donde vivía junto con un primo.

Los días siguientes fueron de mucha incertidumbre. Mi principal preocupación eran mi esposa y sobre todo mis hijos, que aún estaban pequeños ¿Cómo iba a hacer para proveer para ellos? La morfina era lo único que me daba alivio. No podía estar de pie, ni sentado, solo acostado boca abajo. Y así estuve hasta la noche del Martes 18. Eran las 11:15pm cuando sentí que el Señor entró a mi cuarto, solo recuerdo que mi espíritu lo reconoció. Entonces puso Sus dos manos con los dedos entrecruzados sobre la hinchazón de la cervical y presionó hacia abajo por dos ocasiones luego de lo cual quedé dormido por completo. Horas más tarde, a las 5am desperté, me levanté rápidamente, y mientras estaba duchándome para ir a trabajar, me di cuenta que la mano derecha estaba funcionando sin problema, el dolor y la hinchazón habían desaparecido.

DIOS había hecho otro milagro portentoso. Seis meses más tarde regresé a Orlando, empecé a trabajar en una compañía de “landscaping”. Aquel día me encontraba reparando un toldo metálico de piscina, cuando el parante de la escalera de madera en la que estaba parado se rompió y fui cayendo de espalda hasta golpear el piso. Aunque me sentía bien, los compañeros me llevaron al doctor, a quien expliqué el accidente, pero también la lesión adquirida meses atrás en Chicago. Luego de tomarme placas de CTScan y CATScan, el doctor, muy sorprendido, me preguntó por tres ocasiones si me había olvidado que fui operado, pues en dichas placas aparecía la fisura pero soldada de una manera perfecta, y me preguntaba el nombre del cirujano que me había operado. Entonces le compartí mi testimonio, y él, maravillado dijo: “solo Dios puede hacer cosas como éstas” y me entregó las placas que aún conservo como las pruebas fehacientes de aquel milagro.

Diecisiete años más tarde aquí estoy; camino, nado, hago bicicleta, juego fútbol, cargo maletas, hago viajes misioneros, subo montañas, etc., etc. No comparto esto para ufanarme de lo que el Señor ha hecho en mi vida, porque yo sé que no me merezco nada de lo que Dios me da, ni un solo minuto de vida, sino para sembrar la esperanza en algún hermano o hermana que lea esto, de que cuando el Señor te dice que lo va a hacer, cree, porque Êl lo hará, y de manera excelente. No puedes dejar que la duda entre en tu corazón, sino creer y obedecer, porque al creer verás la gloria de Dios, y al obedecer recibirás la corona de la victoria, y las gentes se asombrarán de las obras del Eterno y lo buscarán.

Oración
«Hoy no voy a orar, sino a declarar que, solo por la gracia del Dios Omnipotente, yo seguiré construyendo, soñando, orando, creyendo, amando y cantando a la vida, por encima de todas las circunstancias adversas que golpeen mi vida, porque yo sé que existe alguien que me ama con un amor infinito y eterno, que mi mano sostendrá siempre, hasta el fin. Si una puerta se cierra aquí, otras puertas se abrirán allá. Solo necesito confiar más en Dios porque Él es quien cuida de mí, porque Él cumple todo lo que promete. Alabado sea Su santo nombre, por siempre y para siempre, en el Todopoderoso nombre de Yeshûa HaMashiaj, amén.»


התהילה היא רק של ישוע המשיח
DIOS te bendiga.

Lea la Biblia en un año: 2 Reyes 13 - 14; Juan 2 Descargue el Mensaje de hoy en PDF: Y Yo estaré contigo, hasta el fin

Controla la lengua

Devocional para hoy,
Miércoles 9 de Mayo, 2018.

“Controla la lengua”
Por: Bill Crowder
Edición: CF Jara

Leer: Santiago 3:1-12
«Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. […] está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo…» (Santiago 3:6)

Corría el año 49 a.C. cuando el emperador romano Julio César cruzó el río Rubicón con su Legión xiii para entrar en Italia, en un acto que fue considerado como traición por otros generales, senadores, pensadores y pueblo en general de Roma. El caso era que, por la ley del imperio, ningún general romano podía introducir sus tropas armadas en Roma. El impacto de esa decisión fue irreversible, pues a ese incidente no bien pensado por el emperador, le siguieron años de guerra civil, con mucha sangre derramada y costos grandísimos por los recursos usados y por las destrucciones causadas. Por ello en los días actuales, la frase «cruzar el Rubicón» es una metáfora de «llegar a un punto donde no hay retorno», con consecuencias terribles no deseadas, producto de decisiones mal tomadas.

Algún sabio dijo alguna vez que hay tres cosas que los seres humanos no podremos recuperar jamás, una vez que se fueron: el tiempo, la vida y las palabras que salen de nuestra boca. A lo largo de nuestra existencia, todos podemos cruzar un ‘Rubicón’ cuando no pensamos las palabras que vamos a decir, pues una vez dichas, no podrán volver atrás. O brindan ayuda y consuelo, o producen un daño tan irreversible como el que produjo la marcha del César a Roma. El apóstol Santiago ofrece otra descripción acerca de este tema, cuando dice: «la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno» (Santiago 3:6).

Santiago fue probablemente, la persona que más conoció al Jesús humano, pues como medio hermano del Señor compartió su infancia y juventud al lado del Hijo del Hombre. Y si bien es cierto que, en los primeros años del ministerio del Maestro, tanto Santiago como el resto de Su familia no creían en el Señor ni lo apoyaban, cuando el discípulo atestiguó todo el evento majestuoso de la resurrección, se declaró él mismo siervo y propiedad de Jesucristo, y escribió esta epístola donde el comparte la sabiduría que aprendió del Maestro, incluida la teología franca, sencilla y poderosa acerca del poder de vida o muerte que reposa en la lengua de hombres y mujeres.

Si tememos haber cruzado el Rubicón contra alguien, podemos pedirle perdón a esa persona… y a Dios (Mateo 5:23-24; 1 Juan 1:9). Y para evitar cometer el terrible error de dejar nuestra lengua suelta, aprendamos a depender cada día del Espíritu Santo que nos dice: «Sea vuestra palabra siempre con gracia.» (Colosenses 4:6) no solo para honrar al Señor, sino también para edificar y alentar a quienes nos rodean, con palabras llenas de amor, bondad y paciencia, en lugar de chismes, críticas y escarnio. La gloria sea para el Altísimo.

Oración
«Señor Padre Eterno, mi oración para hoy es pedirte ayuda para poder medir mis palabras hoy y por siempre, en todas las conversaciones que sostenga, con conocidos, pero también con aquellos que no conozco. Que esta lección se quede grabada en mi cerebro para recordar siempre que es mejor decir palabras amables en lugar de respuestas amargas, aun cuando aquellos que fabrican escarnios en contra nuestra, sigan caminando campantes como si nada hubieran hecho. Te ruego mi Señor, que, si aquellos quieren ofender, hablar mal a mis espaldas, levantar falsos en mi contra, que lo hagan Señor, porque no sé ellos, pero yo y mi casa, serviremos al Señor, y de mi boca, no saldrá palabra negativa contra nadie jamás. Que la luz de Cristo pueda reflejarse a través mío en todo momento, y que esa sea mi mejor respuesta a los que buscan mi mal, te lo ruego en el Todopoderoso nombre de Tu Hijo amado Yeshûa HaMashiaj, amén.»


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DIOS te bendiga.

Lea la Biblia en un año: 2 Reyes 7 - 9; Juan 1:1-28

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Perdonad para ser libres

Devocional para hoy,
Lunes 7 de Mayo, 2018.

“Perdonad para ser Libres”
Por: CF Jara

Leer: Lucas 6:17-49
«No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.» (Lucas 6:37)

Jesús había roto por dos ocasiones la religiosidad del sábado, permitiendo que sus discípulos usaran sus manos para limpiar las espigas del trigo y comieran, para horas más tarde, dirigirse con todos ellos a la sinagoga, donde curó al hombre de la mano seca. Al día siguiente, el Maestro escoge de entre la multitud de seguidores a los doce, a quienes llama “apóstoles”. Entonces Jesûs, acompañado por aquellos y el resto de seguidores cercanos se dirigen hacia el llano ubicado en la orilla occidental del lago de Galilea, al pie de lo que hoy conocemos como el “monte de las Bienaventuranzas”. Y allí, el divino Rabino declama Su discurso más bello, conocido y poderoso, que se basa en tres puntos principalmente: 1) la esperanza de redención para los pobres y desposeídos; 2) el castigo eterno para los ricos de este mundo; y 3) la orden de buscar el perdón de Dios, pero, sobre todo, perdonar a los que nos hacen mal.

Esque el Maestro sabía de antemano el terrible poder destructivo del no perdón; Jesús sabía que cuando las personas se guardan los malos recuerdos de las ofensas, sus cuerpos se terminan pudriendo por dentro, pues debido al orgullo que se genera de una decisión de no perdonar una ofensa por más pequeña que esta sea, da lugar al nacimiento, crecimiento y expansión de las raíces de amargura mortíferas para la vida, y que a pesar de que las personas saben que la amargura que sienten no es buena, así y con todo continúan su vida, sin querer perdonar, porque creen, erróneamente, que al perdonar a aquel que les hizo mal lo bendecirán, y se mantienen allí, en el no perdón, tercamente, hasta cuando el terrible cáncer aparece y empieza a corroerles la vida.

El Dr. Charles Stanley dice que "el resentimiento es como agarrar a una serpiente por la cola, es inevitable que en cualquier momento me muerda". El resentimiento es una palabra compuesta que tiene el prefijo 're' que indica la condición de repetición, en este caso de un sentimiento dado. Cuando somos ofendidos, el sentimiento que aflora es el dolor, lo cual es un proceso normal en la esencia del cuerpo humano. Pero cuando le permitimos a la mente que siga recordando aquella ofensa, impedimos que el corazón perdone y por ende, el cuerpo sufre una y otra vez de aquel dolor. Sin embargo, lo grave es que el cuerpo pasa de la reacción normal a otra serie de reacciones químicas donde ciertos órganos relacionados con las emociones como el hígado, empiezan a verter ácidos en el estómago en cantidades anormales, lo cual termina envenenando la sangre, la cual se convierte en el vehículo de aquel veneno, que en cierto momento se deposita en alguno de los órganos del cuerpo, y ahí aparece el cáncer, así de fácil pero así de terrorífico.

La Asociación Estadounidense de Médicos ya ha aceptado tácitamente que la causa principal para el cáncer en los seres humanos es la acumulación de recuerdos negativos, en otras palabras, la negativa de la persona a perdonar las ofensas recibidas.

Pero ¿que impide al ser humano perdonar? El orgullo, el orgullo, solo el orgullo. Más cuando hemos sido salvados y rescatados por el amor de Jesús, debemos someter ese orgullo al pie de la cruz para poder perdonar a otros, así como se nos ha perdonado a nosotros. Sin embargo, aun en la iglesia de Cristo hay creyentes que no perdonan y caminan llenos de orgullo, pero también llenos de resentimiento, saboreando la amargura en su boca y sufriendo los pre cuadros de posibles enfermedades como el cáncer, la artritis, presiones altas, etc.

El llamado a esta hora es: ¿Cómo está tu corazón? ¿Tienes algún resentimiento guardado? Si es así, hoy día, este momento que estas leyendo esto es el momento para que perdones aquella ofensa para siempre. Haz la oración siguiente en voz alta, menciona el nombre de la persona que te ofendió, declara que la perdonas en el nombre de Jesûs, y clama a Dios para que la bendiga y prospere donde quiera que esté. Al terminar la oración, sentirás una paz que no la habías sentido antes, y el alivio recorrerá por todo tu cuerpo, la sangre de Cristo cubrirá todos tus órganos y si hay alguna enfermedad producto de haberte guardado el perdón, saldrá de tu cuerpo en el nombre de Jesûs y serás sano, sana de nuevo.

El perdón abre las puertas de los cielos a nuestro favor, porque con el perdón honramos el sacrificio de Jesûs por nosotros en la cruz.

Oración
«Padre Eterno, Tú conoces Señor mi corazón, sabes mis mas íntimos sentimientos, secretos, ideas y necesidades, y sabes los nombres de aquellos a quienes no he perdonado. Hoy te pido Señor, que me ayudes a perdonar, quiero honrar Tu amor y sacrificio por mi en la cruz, y declaro en el nombre de Jesûs que perdono a ________ ; te ruego por esta persona, Dios santo y Todopoderoso, Tú sabes quién es, Tú conoces los detalles de lo sucedido; Tú sabes el dolor que causó a mi alma lo que aquel hizo, pero hoy soy obediente a Ti y lo perdono, bendícelo donde quiera que esté, guárdalo de todo mal; sé con este hijo tuyo en la necesidad que tenga este momento y ayúdale mi Señor, así como bendice a toda su familia, su trabajo, su salud; dale sabiduría, provee lo que necesite y guárdalo Señor, en el hueco de tu mano, yo lo perdono, y me declaro libre para siempre de este sentimiento pero también de cualquier problema de salud que haya generado este dolor en mi cuerpo, te lo ruego en el Todopoderoso nombre de Tu Hijo amado Yeshûa HaMashiaj, amén.»


התהילה היא רק של ישוע המשיח
DIOS te bendiga.

Lea la Biblia en un año: 2 Reyes 1 - 3; Lucas 24:1-35 

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YHWH, el Dios que camina entre Su pueblo.


YHWH, el Dios que camina entre Su pueblo.

Elohim -DIOS. 
Adonai -Señor,Master. 
El Qanna -Dios Celoso.
Yahweh -Señor,Jehovah.
El Elyon -El Dios Altísimo.
El Shaddai -Señor Dios, Altísimo.
YHWH Rapha -El Señor te sana.
YHWH Jireh -EL Señor te provee.
YHWH Shalom -EL Señor es la paz.
YHWH Raah -El Señor es mi pastor.
YHWH Nissi -El Señor es mi estandarte.
El Olam -El Dios por siempre Eterno.
YHWH Tsidkenu -El Señor de nuestra justicia.
YHWH Shammah -El Señor esta aquí.
YHWH Sabaoth -El Señor de los ejércitos.
YHWH Mekoddishkem -El Señor te santifica.

Ministerios Cristianos Mundiales "Îshu-nejar"
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