Yo os di la tierra

Viernes 2 de Octubre, 2015 

Nuestro Pan Diario
“Tenemos fruta”
(Por Tim Gustafson)

Leer: Josué 24:2, 8-14 
 

«Y os di la tierra por la cual nada trabajasteis, y las ciudades que no edificasteis…» Josué 24:13

La Biblia en un año: Isaías 14–16; Efesios 5:1-16

La joven madre suspiraba mientras buscaba qué darle de comer a su hijita de tres años. Al ver la canasta de frutas vacía sobre la mesa, se lamentó «¡Si tan solo tuviera unas frutas, me sentiría rica!». Su hijita la escuchó.

Pasaron varias semanas, y Dios continuaba sustentándolas, pero la madre seguía preocupada. Un día, la niñita entró en la cocina y, señalando la canasta llena de frutas, exclamó: «¡Mira, mamá, somos ricas!». El único cambio era que la familia había comprado una bolsa de manzanas.

Cuando Josué, el líder israelita, estaba a punto de morir, mencionó todo lo que Dios había hecho por ellos: «anduvieron muchos días en el desierto», y el Señor les ha «dado a ustedes tierras que no trabajaron, ciudades que no edificaron, y hasta comen de las viñas y olivares que no plantaron.» (Josué 24:7, 13 RVC). Josué colocó una piedra grande para que Israel recordara la provisión divina (v. 26).

Tal como los israelitas, después de un tiempo de luchas y escasez, aquella familia vive ahora en otro lugar, con árboles frutales en su jardín. Si los visitas, verás una canasta con frutas en la cocina. Tal como aquella piedra a los israelitas, les recuerda la bondad de Dios, y la fe, el gozo y la visión de aquella niñita de tres años.

Señor, gracias por tu provisión permanente. Confío en ti. Dime qué quieres que haga.

Recordar cómo proveyó Dios ayer nos da fuerza y esperanza para el futuro.

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Nueva criatura en Cristo

Jueves 1 de Octubre, 2015.

Nuestro Pan Diario
“Una nueva creación”
(Por Randy Kilgore)

Leer: Hechos 9:10-22
«… si alguno está en Cristo, nueva criatura es…» 2 Corintios 5:17

La Biblia en un año: Isaías 1–2; Gálatas 5

Al principio de mi vida laboral, tuve un compañero al que parecía encantarle usar el nombre de Dios cuando insultaba. Se burlaba descaradamente de los creyentes que eran nuevos en su fe o que trataban de hablarle de Jesús. El día que me mudé para trabajar en otra ciudad, recuerdo que pensé que ese hombre nunca aceptaría a Cristo como Salvador.

Dos años después, visité mi antiguo lugar de trabajo, y él seguía allí. ¡Nunca vi un cambio tan impresionante! Aquel agnóstico se había convertido en un ejemplo andante y hablante de lo que significa ser una «nueva criatura» en Cristo (2 Corintios 5:17). Hoy, más de 30 años después, sigue contándoles a otros que Jesús «lo encontró donde él estaba; con pecado y todo».

Se me ocurre que los primeros cristianos vieron algo similar en Pablo, su feroz perseguidor; un fascinante ejemplo de lo que significa convertirse en una nueva criatura (Hechos 9:1-22). ¡Qué gran esperanza brindan estas dos vidas a quienes piensan que la salvación no puede alcanzarlos!

Jesús buscó a Pablo, a mi compañero de trabajo… y a mí. Y hoy sigue alcanzando a los «inalcanzables» y mostrándonos que nosotros también podemos llegar a ellos.

Señor, quiero aprender a alcanzar a otros con tu amor y perdón. Enséñame y ayúdame a salir con fe y confianza.

Nadie está fuera del alcance de Dios.

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Me acordé del Señor

Miércoles 30 de Septiembre, 2015

Nuestro Pan Diario
“El valle de la visión”
(Por Jennifer Benson Schuldt)

Leer: Jonás 2:1-10
 

«… me acordé del Señor, y mi oración llegó hasta ti…» Jonás 2:7

La Biblia en un año: Isaías 9–10; Efesios 3


La oración puritana El valle de la visión habla de la separación entre un hombre pecador y su Dios santo. El hombre dice a Dios: «Me has traído al valle de la visión […]; cercado por montañas de pecado contemplo tu gloria». Consciente de sus errores, todavía tiene esperanza: «Durante el día, se pueden ver las estrellas desde los pozos más profundos, y mientras más profundos sean los pozos mayor es el brillo de tus estrellas». Y concluye con una petición: «Permíteme encontrar tu luz en mi oscuridad, […] tu gloria en mi valle».
Mientras estaba en las profundidades del mar, Jonás descubrió la gloria de Dios. Se rebeló contra Él y terminó en el estómago de un pez, abrumado por su pecado. Desde allí, clamó: «Me echaste a lo profundo […]. Las aguas me rodearon hasta el alma» (Jonás 2:3-5). A pesar de su situación, exclamó: «Me acordé del Señor, y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo» (v. 7).

Dios oyó su oración e hizo que el pez lo expulsara.

Aunque el pecado pone distancia entre Dios y nosotros, podemos elevar la mirada desde los lugares más bajos de nuestra vida y ver al Señor; su santidad, su bondad y su gracia. Si nos arrepentimos de nuestro pecado y ponemos nuestra fe en Jesús, Él nos perdona. Dios contesta la oración hecha desde el valle.

Señor, permíteme encontrar tu luz en mi oscuridad.
La oscuridad del pecado solo aumenta el brillo de la gracia de Dios.


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El Señor te será por luz perpetua

Martes 29 de Septiembre, 2015.

Nuestro Pan Diario
“Atravesar la oscuridad”
(Por Julie Ackerman Link)

Leer: Isaías 60:19-22

«El Señor te será por luz perpetua…» Isaías 60:19

La Biblia en un año: Isaías 7–8; Efesios 2


Lo vi por primera vez cuando era estudiante universitaria. Una fría noche de otoño, lejos de las luces de la ciudad, iba en una carreta con mis ruidosos amigos, cuando el cielo se iluminó de colores en el horizonte. Quedé fascinada. Desde entonces, me ha cautivado el fenómeno llamado aurora boreal, conocido también como luces del norte. Suele verse más al norte de donde yo vivo, pero, a veces, se observa más al sur. Tras haberla visto una vez, anhelo verla de nuevo. Cuando las condiciones son favorables, les digo a mis amigos, tan fascinados como yo: «Tal vez sea esta noche…».

En las Escrituras, la luz y la gloria se usan para describir la venida del Señor. Un día, el sol y la luna serán innecesarios (Isaías 60:19). También, el apóstol Juan describe así a Dios en su trono: «Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda» (Apocalipsis 4:3).

Un círculo color esmeralda es una descripción apropiada de las luces del norte. Por eso, cuando veo (ya sea en persona o en un cuadro) esa luz gloriosa que aparece en el cielo, la considero un anticipo de lo que vendrá, y alabo a Dios porque su gloria atraviesa aun hoy la oscuridad.

Señor, gracias porque la oscuridad un día terminará.
Jesús vino para iluminar a un mundo en tinieblas.


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Quien no sirve, no sirve.

Lunes 28 de Septiembre, 2015

Nuestro Pan Diario
“Pensar en los Pobres”
(Por Dave Branon)

Leer: Mateo 25:31-40
«El justo hace suya la causa de los pobres…» Proverbios 29:7

La Biblia en un año: Isaías 3–4; Gálatas 6

Corría el año 1780, y Robert Raikes sentía una carga respecto a ayudar a los niños pobres y analfabetos de su vecindario londinense. Notó que no se estaba haciendo nada al respecto y se propuso marcar la diferencia.

Contrató a dos mujeres para que comenzaran escuelas que funcionaran los domingos. Con la Biblia como su libro de texto, las maestras enseñaban a leer a los niños más pobres y los instruían en la sabiduría de la Palabra de Dios. Poco después, unos 100 niños asistían a esas clases y disfrutaban de un almuerzo en un entorno limpio y seguro. A la larga, las «escuelas dominicales», como se las llamó, tocaron la vida de miles de niños.

Para 1831, esas escuelas alcanzaron a más de un millón de chicos en Gran Bretaña; todo porque un hombre entendió esta verdad: «Conoce el justo la causa de los pobres» (Proverbios 29:7).

Sabemos que a Jesús le interesan los necesitados. En Mateo 25, sugiere que sus seguidores muestren que están preparados para su regreso ayudando a alimentar a los hambrientos, dar de beber a los sedientos, encontrar morada para quienes no la tienen, buscar ropa para los desnudos y ofrecer consuelo a los enfermos y encarcelados (vv. 35-36).

Honremos al Señor ayudando a quienes Él lleva en su corazón.
Señor, despierta mi corazón a las necesidades de los demás.
Abre tu corazón a Dios para aprender sobre la compasión y tu mano para ayudar.

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