Varón de dolores

La Ventana del Alma.
“El Evento Monumental”
Por: CF Jara
«Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.» Isaías 53:5

La Resurrección de Jesús es el evento monumental más importante del Cristianismo. Sin resurrección no hay nada, ninguna de las doctrinas escritas en los evangelios tendrían sustento y esta relación entre el hombre y DIOS ya se habría apagado quizá en los primeros años posteriores a la crucifixión de Jesús.

Alrededor de este evento no existen vídeos, ni fotografías, ni videos tomados con iPads o androides; en youtube, facebook, instagram, tweeter, etc., no hay un solo testimonio de alguien que estuvo presente físicamente; y en los museos de historia no hay evidencias físicas de lo que representa para el Cristianismo, su momento triunfal. Aún en Israel hay dudas sobre la certeza de si el lugar donde tradicionalmente se recuerda este momento, es el sitio correcto.

Sin embargo, aún presentando los escritos del Nuevo Testamento con las versiones de testigos oculares, presenciales y participantes del momento culminante de Jesús sobre la tierra, millones de gentes alrededor de todo el mundo, de todas las razas, credos, lenguajes, países, etc., niegan y han negado a lo largo de la historia este hecho y apoyan la también vieja historia originada por los sacerdotes judíos quienes echaron a rodar los rumores de que el cadáver de Jesús fue robado por sus discípulos.

Dos mil años y algo más después, podemos analizar varios antecedentes como el mismo hecho de que entre todas estas teorías a favor y en contra, la teoría de la resurrección es la que ha empujado poderosamente la masificación del cristianismo sobre la tierra, pues la fe en Jesús ha crecido, se ha multiplicado, asentado y reproducido hasta alcanzar a más de un billón doscientos mil creyentes.

Pero por encima de todo, el mayor e irrefutable testimonio es que así como los discípulos en su tiempo estuvieron dispuestos a morir, porque ellos atestiguaron a Jesús resucitado con sus propios ojos y por varias ocasiones; así mismo, nosotros hoy en día, podemos dar testimonio de Su existencia viva en nosotros a través de los milagros y maravillas que han sucedido en nuestras vidas, una vez que lo recibimos como nuestro Señor y Salvador; y quizá todos Sus redimidos hemos hechas nuestras las Palabras de Esther, de que «si NO negar a Cristo me significa la muerte, pues entonces que muera.» (Esther 4:16).

No importa lo que el mundo diga pero yo no voy a dudar de la verdad de Jesús y todos los eventos a Su alrededor, incluyendo Su resurrección, Su ascensión a los cielos, Su vida y milagros y Su mensaje de paz, amor y perdón para toda la humanidad. Solo siento mucha pena cuando alguien rechaza recibirlo, y llenos del orgullo mundano se aferran a las mentiras y a las sombras que hay a su alrededor, y deciden en esa decisión, privarse de la promesa de «la vida eterna.» (Proverbios 8:35)

Si tu mi querido hermano, hermana, aún no has dado ese paso de fe, hoy te pregunto:¿ qué esperas?, ¿qué te da el mundo?, ¿qué te ofrece la falsa doctrina? Da ese paso de fe y ven a Jesús, Él te está esperando, para llenarte de paz, para encargarse de tus problemas y para incluirte entre los cientos de millones que en un día bien cercano, seremos recogidos por Él para llevarnos a vivir eterna en la ciudad eterna, donde «no habrá más pena, ni más dolor ni mas muerte,» (Apocalipsis 21:4), gozando Sus glorias y Sus delicias para siempre.

Que esta semana sea un tiempo de reflexión, pero sobre todo, que sea el tiempo donde tomes las decisión valiente, pero correcta. Jesús está tocando a la puerta de tu casa; abre y deja que Él entre a tu vida, y tu vida nunca más será igual (Apocalipsis 3:20).
DIOS te bendiga.

Sacrificio de muerte

Martes 22 de Marzo, 2016.

Nuestro Pan Diario
“!!Primero tú!!”
(Por: Jennifer Benson Schuldt)

Leer: Filipenses 2:1-11
«… [Jesús] se humilló a sí mismo…» Filipenses 2:8

La Biblia en un año: Mateo 13:1-30

El sherpa tibetano Nawang Gombu y el norteamericano Jim Whittaker alcanzaron la cima del monte Everest el 1 de mayo de 1963. Cuando estaban por llegar, ambos pensaron en el honor de ser el primero en pisar la cumbre. Whittaker invitó a Gombu a ir adelante, pero este se negó con una sonrisa, y dijo: «¡Primero tú, gran Jim!». Finalmente, decidieron hacerlo al mismo tiempo.

Pablo alentó a los creyentes filipenses a demostrar esa clase de humildad: «no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros» (Filipenses 2:4). El egoísmo y la altanería pueden dividir a las personas, pero la humildad las une, porque refleja la cualidad de tener «el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa» (v. 2).

Cuando hay peleas o desacuerdos, podemos aplacarlos cediendo nuestro derecho a tener la razón. La humildad nos llama a mostrar bondad y cortesía en lugar de insistir en imponernos: «antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a [uno] mismo» (v. 3).

Ser humildes nos ayuda a parecernos más a Jesús, quien, por nosotros, «se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte» (vv. 7-8). Seguir las pisadas del Señor significa hacer lo que es mejor para los demás.

Señor, ayúdame a reflejar tu humildad sacrificándome por los demás.

Encuentre más lecturas edificantes en Nuestro Pan Diario
Ministerios Cristianos Mundiales “Îshu-nejar”
www.ministeriosishunejar.com