La Salvación Viene de los Judeanos

 📖🖊 La Salvación Viene de los Judeanos
Mensaje Bíblico para hoy, Miércoles 31 Agosto, 2022. No.1205
Por: CF Jara.

Leer: Juan 4:1-22
«Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.» (Juan 4:22)

CONTEXTO
Esta historia relatada en el capítulo 4 del evangelio de Juan se desarrolla en el primer año del ministerio del Señor Jesûs, quien en aquel día regresaba de Jerusalén hacia Galilea junto con Sus discípulos. El camino usual de regreso era por la orilla del rio Jordán, pero Jesûs había decidido pasar por Samaria. Por lo que sucedió después, se deduce que Jesûs evidentemente tenía una cita con alguien, para quien el día de su salvación le había sido concedido.

Mientras los discípulos habían ido a comprar comida, el Señor se dirigió al pozo de Sicar, que estaba a un lado de la ciudad de Siquem, donde había sido enterrado José. Era un mediodía caluroso, típico de la primavera en Palestina. Entonces apareció una mujer que por sus vestimentas se identificaba como samaritana. Jesûs de inmediato entabló con la mujer una conversación que terminó con la conversión de la samaritana y luego, la de todos los pobladores a quienes ella contó su testimonio con el Cristo, por lo cual ellos también acudieron al encuentro con el Mesías.

 

Pero el objetivo de este mensaje no es hablar de ese encuentro maravilloso, sino de la frase que Jesûs le dice a la samaritana y que fue mal traducida por los traductores, lo cual provocó que esta frase se convirtiera en la columna vertebral de una falsa doctrina que sostiene que “los cristianos somos salvos gracias a los judíos y al judaísmo, porque Jesûs era judío, y porque Êl mismo lo reconoció.”

Como resultado de este terrible error en la traducción, la iglesia de Cristo ha desarrollado a través de los dos milenios mucha de su actividad holística asentada en esta falsedad. Pero como en la creación del Señor todo tiene su tiempo y todo engaño sale a la luz, hoy compartimos la correcta traducción de este versículo:
«Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judeanos.» (Juan 4:22)

Lo que Jesûs quiso decir fue:
“Ustedes los samaritanos adoran lo que no conocen; pero nosotros los judeanos adoramos lo que conocemos; porque la salvación proviene de uno que nació de la casa de Judá.”

Hermanos, nuestro objetivo con este mensaje es demostrar este engaño basándonos en las Escrituras. Esperamos que usted, amigo lector, incluya esta revelación en su fe y en su diaria rutina, cuando lea Palabra de Dios y cuando lo comparta con sus amistades y familiares, para la gloria de Dios. Dicho esto, empezamos.

EL MANDATO
En cumplimiento del mandato especifico dado por el Señor, desde los meses finales del año 2018, este ministerio ha enfocado sus estudios bíblicos, devocionales y mensajes, en un sumo esfuerzo para denunciar el gran engaño que cubre tanto a la iglesia evangélica de Cristo como al mundo entero.

La misión luce descomunalmente imposible debido principalmente a tres factores:
  1. Que este engaño tomó más de cien años para posicionarse como verdad. Por lo tanto, lograr que el mundo reconozca el engaño en pocos meses suena imposible;
  2. Una campaña mundial demandaría, aparte de millones de dólares, millones de páginas, y cientos o miles de involucrados, algo igualmente suena imposible; y
  3. Que los que están detrás de todo son sin duda, el grupo secreto de las gentes más ricas, poderosas y perversas que habitan el mundo.
Empezando por Jesûs y pasando por los últimos dos mil años, muchas personas e instituciones del más variado contexto incluyendo personas de las entrañas mismas de este grupo secreto, emprendieron la misión de denunciar el complot. Pero muchos de ellos fueron acosados, bloqueados, silenciados o hasta muertos en el intento.

Pero para nuestro Dios no hay imposibles, porque Êl es el Dios de los imposibles.

A pesar de que parecería que este gran engaño ha triunfado, sin embargo, si cualquier persona busca, encontrará un creciente número de voces académicas, científicas, religiosas, políticas, etc., o de gente común, quienes, como pequeños puntitos de luz brillan en la oscuridad por la luz propia de la verdad de la denuncia de este engaño. Pero, ¿cuál es el engaño del que tanto hablamos?

“Pues es la creencia generalizada de que el estado actual de Israel es la nación bíblica de Dios y que los habitantes actuales de Israel son el pueblo escogido por Dios.”

EL GRAN ENGAÑO Y LAS REVELACIONES
Entre las muchas revelaciones que el Espíritu Santo ha revelado a través de la lectura del Libro de Dios, acerca de este tema, incluimos las siguientes:
  1. Que el pueblo de Dios que quedó luego de la división del reino de Israel, es decir, los Israelitas de las 10 tribus del norte y los Judeanos de las 2 tribus del sur, desaparecieron de la faz de la tierra por causa de haber procrastinado la misión para la cual Dios los escogió;
  2. Que el Israel - estado, es decir, un país jurídicamente establecido, con territorio, fronteras, capital y gobierno, no aparece en ninguna parte de la Biblia como un mandato claro y específico de Dios sea hacia algún profeta bíblico o israelita;
  3. Que el término “judío” se refiere a la religión judaica que profesa el 18% de los habitantes de Israel y no a una raza, como nos han hecho creer;
  4. Que mientras la fe de Abraham como identificación del pueblo de Dios nació hace cuatro mil años, el judaísmo como religión nació pocos cientos de años antes del primer milenio de la era después de Cristo, entre el siglo 5 y 2 a.C.;
  5. Que el judaísmo viene de la fusión de la fe bíblica y la babilónica que resultó del cautiverio de más de doscientos años de los sobrevivientes de las invasiones del siglo 7 a.C. y 5 a.C., quienes asimilaron la cultura y la fe babilónica;
  6. Que la prueba de ello es que los libros sagrados de los judíos actuales, no es ni la Toráh o Tanaj o Antiguo Pacto sino el Talmud y la Khábala, ambos clasificados como libros satánicos de brujería y adivinación;
  7. Que la palabra correcta en español que se debe usar para decir el gentilicio de los nacidos en la región de Judá no es “judío” sino “JUDEANO”;
  8. Que los primeros traductores de la Biblia tanto al alemán como al inglés, español y latín, manejaron livianamente este detalle provocando la confusión colosal y el surgimiento con el tiempo de creencias equivocadas, las cuales fueron luego manipuladas por esta sociedad secreta para basar en ellas su plan de dominio del mundo.
HISTORIA BIBLICA: CÓMO NACE LA CONFUSIÓN
  • Año 1048 a.C. (aprox.) Samuel unge a Saúl como el primer rey del reino de Israel y reina por cuarenta años;
  • Año 1008 a.C. (aprox.) a la muerte de Saúl, David es nombrado rey y reina así mismo por cuarenta años.
  • Año 968 a.C. (aprox.) Salomón sucede a David y reina también por cuarenta años hasta su fallecimiento, en el año 928 a.C. Hasta aquí, los miembros del reino de Israel se identificaban como Israelitas pero también como Hebreos porque hablaban ese idioma, desde cuando Abraham llegó a Canaán, mil años antes.
  • Entonces Roboam hijo de Salomón, que lo sucedió como rey, provoca la división del reino en dos: el reino del norte que abarcó a 10 de las 12 tribus de Jacob y se quedó con el nombre de “Israel.” Sus habitantes se llamaron “Israelitas” y también “Samaritanos.” Mientras tanto, el reino del sur se formó con las tribus de Judá y Benjamín, las mismas que habitaban en la zona circundante a Jerusalén, y sus habitantes se autodenominaron “judeanos” no “judíos.”
En el siglo 7 a.C., el reino del norte o Israel es invadido por los babilonios que arrasan el reino y matan a la mayoría de los pobladores Samaritanos. El profeta Esdras menciona que solo un pequeño remanente sobrevivió. De ellos, un reducido número se quedó en Samaria mientras que el resto fue llevado cautivo a Babilonia. Entre ellos estaban los nobles de la corte real, los ricos y un pequeño remanente de Israelitas del pueblo. Estos pidieron al rey Artajerjes que los dejara ir hacia tierras lejanas allende los mares, donde nadie había habitado antes.

Esdras dice que los Israelitas llamaban a esas tierras “Arzareth. El rey babilonio accedió y las Américas recibieron al remanente de las diez tribus del pueblo de DIOS, lo cual dio origen a las tribus aborígenes que poblaron el continente americano desde Canadá hasta la Patagonia.

En el siglo 5 a.C., año 587 a.C., Judea es invadida esta vez por los asirios, y de ello queda un remante bien pequeño de Judeanos, quienes luego se juntaron con aquellos que volvieron de Babilonia en el 523 a.C. a reconstruir el templo. Pero los que volvieron trajeron consigo una religión resultante de la mezcla de la fe de Abraham con la religión babilónica, la misma que se demoró pocos años en adoptarse como bíblica De esa fusión nacen dos nuevos términos:
  • Judaísmo, para identificar a la nueva religión judeo-babilónica, y
  • Judío, para identificar al que practica esta religión.
Ya en el siglo 1, es decir, en el tiempo del Señor Jesûs en Israel, los pocos sobrevivientes samaritanos y los “judíos” se habían vuelto antagónicos y hasta enemigos por sus creencias religiosas. El Nuevo Pacto lo relata en varios pasajes. Y es en medio de esas disputas donde aparece la primera denuncia del mismo Jesûs en cuanto al gran engaño.

Por esos primeros siglos de nuestra era llegan a Palestina muchas gentes de diferentes etnias, entre ellas los Kházaros, quienes se funden con los pocos judíos que quedaron luego de la destrucción de Israel del año 70 d.C. Es de aquí de donde nacen los judíos kházaros que pretenden desde entonces, ser el pueblo escogido por Dios.

Por las centurias siguientes, fueron expulsados de los lugares donde habitaban y se asentaron en otros lugares donde se hicieron fuertes y formaron grandes comunidades como los sefardíes, askenazis, mizrajíes, etc., quienes masificaron en el mundo tres creencias:
  1. Que eran el pueblo escogido por Dios;
  2. Que eran una raza semita porque descendían de Sem; y
  3. Que Dios los traería de regreso a la tierra donde existió el reino de Israel.
Para el tiempo cuando la Biblia empieza a ser traducida e impresa en muchos otros idiomas, los traductores cometen el error de usar el término “judío” en lugar de “judeano” y así se consume la conspiración, que hizo judíos a Isaías, Jeremías, Daniel, Abraham, Moisés, David, etc., y hasta el mismo Hijo de Dios.

SOBRE SAMARITANOS Y JUDIOS
Es necesario señalar que la región de Samaria se llamó así no porque era una región geográfica sino porque allí habitaban los Israelitas que se consideraban “samaritanos” que significa “Guardianes de la ley de

Moisés.” Por lo tanto, la mujer samaritana de la conversación con el Señor y el “buen samaritano” de la parábola contada por el divino Maestro, no eran samaritanos por plebeyos o despreciables sino porque creían y defendían varios principios bíblicos con los que los judíos no estaban de acuerdo.

Por ejemplo, los samaritanos,
  1. Se hacían llamar “Beni Israel,” “hijos de Israel;
  2. Formaban un considerable grupo de gente que se creían preservadores de la religión original del antiguo Israel;
  3. Creían que el centro de adoración de Israel no debía ser el Monte Sion, sino el Monte Guerizím porque ahí los primeros Israelitas sacrificaron en la tierra prometida (Deuteronomio 27:4) y porque continuaba siendo el centro de actividad sacrificatoria de los patriarcas de Israel. Era el lugar donde las bendiciones eran pronunciadas por los antiguos Israelitas;
  4. Creían que Bethel (Jacob), Monte Moria (Abraham) y Monte Guerizím eran el mismo lugar;
  5. Tenían esencialmente un credo cuádruple: 1) un Dios, 2) un profeta, 3) un libro y 4) un lugar;
  6. Creían que aquellos que se autodenominaban “judíos” (creyentes en el Dios de Israel centralizados en Judea) habían tomado un camino equivocado en sus prácticas religiosas, especialmente luego de que el remanente regresara de su exilio en Babilonia en el año 523 a.C.;
  7. No concordaban con la preeminencia de la dinastía de David en Israel. Ellos creían que los sacerdotes levíticos de su templo eran los verdaderos líderes de Israel.
Por su parte los judíos, que eran los judeanos pero que ya habían adoptado ese término para identificar su fe, sostenían que:
  1. Los samaritanos no eran Semitas puros sino un grupo mixto tanto teológica como étnicamente, pues, por un lado, estaban genéticamente relacionados con el remanente de las tribus del Norte que quedaron después del exilio a Asiria, pero por otro, se unieron en matrimonios mixtos con gentiles que fueron a repoblar Samaria por orden del emperador de Asiria;
  2. A pesar de que los Samaritanos creían en un solo Dios que era el Dios que dio la Toráh a Israel, los escritos judíos hacen énfasis en la identidad extranjera de la religión samaritana y su práctica en contraste con la verdadera fe que los judíos decían practicar;
  3. Los escritos rabínicos judíos se refieren a los samaritanos con el término de “Kuthim,” palabra que se refiere a un lugar de Irak desde donde los no israelitas exiliados fueron introducidos en Samaria (II Reyes 17:24). El nombre de “Kuthim” o Kuithies (de Kuta) se usaba en contraste con la de “samaritanos.”
  4. A pesar de que dos versículos de II de Crónicas, 30:1 y 31:6 muestran que no todos los sobrevivientes Israelitas del reino del Norte fueron exiliados por los asirios, lo cual confirma la versión samaritana, los judíos, basados en la Biblia Hebrea reclaman que todos los sobrevivientes del reino de Israel fueron exiliadas por los asirios, por lo tanto, los que ocuparon luego Samaria no son de origen Israelita;
  5. Los judíos afincados en Judea creían que los samaritanos no solo rechazaban las palabras de los profetas con respecto a la preeminencia de Sión y la dinastía de David, sino que también, deliberadamente cambiaron la mismísima Toráh adecuándola a su propia teología y prácticas herejes, y sobre todo, de ser una revisión o edición posterior del texto antiguo judío.
A pesar de venir del mismo padre Abraham, los Israelitas o samaritanos y los judíos ahondaron con el pasar de los años su enemistad en medio de intensas disputas teológicas. Los samaritanos han quedado en la retina de los evangélicos como los herejes que con razón han sido despreciados por sus hermanos los judíos. Pero son éstos últimos los que practican abiertamente y sin tapujos la religión babilónica, y no son ni Hebreos, ni semitas, ni descienden de ninguna de las 12 tribus de Israel.

LA CORRECTA TRADUCCIÓN:
LA SALVACIÓN PROVIENE DE LA CASA DE JUDÁ
Para respaldar este estudio, usamos la Biblia HUB donde hicimos la transliteración interlineal al griego de la palabra “judío” contenida en el versículo de Juan 4:22 y encontramos que se deriva de las palabras griegas “Ἰουδαῖος, αία, αῖον, Ioudaiōn, Ἰουδαίων,” cuya interpretación varió con el paso de los años. La originalcon dos significados que cambian con el tiempo:

1. “Judeano, ciudadano del reino de Judá.”
2. “Judío, el que es de la raza judía y practica el judaísmo.”

Por lo tanto, y como ya lo vimos más arriba, en el pasaje bíblico de estudio, «…porque la salvación viene de los judíos el término que el Señor Jesûs pronunció fue “judeano” que fue mal traducido a “judío” y, por lo tanto, el contexto de toda la frase se desvirtuó.

La traducción correcta y verdadera es «…porque la salvación se origina en los judeanos, los nacidos en Judea, los que vienen de la casa de Judá.» Jesûs no practicó el judaísmo sino al contrario, lo denunció. Jesûs fue judeano porque nació en Belén y porque proviene de la casa de Judá, la misma casa de donde proviene David.

CÓMO DEBE LEERSE JUAN 4
Pidiendo permiso y perdón al Espíritu Santo, pero en obediencia a Su mandato, compartimos una parte del capítulo 4 del Evangelio de Juan, con la correcta traducción de los términos originales:

1 Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesûs hace y bautiza más discípulos que Juan
2 (Aunque Jesús no bautizaba, sino Sus discípulos),
3 salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea.
4 Y le era necesario pasar por Samaria.

5 Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José.
6 Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesûs, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta.

7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesûs le dijo: Dame de beber.
8 Pues Sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.
9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judeano, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque los judeanos y samaritanos no se tratan entre sí.
10 Respondió Jesûs y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y Êl te daría agua viva.
11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?
12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?
13 Respondió Jesûs y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 
14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.

16 Jesûs le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.
17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesûs le dijo: Bien has dicho: No tengo marido;
18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.
19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.
20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.

21 Jesûs le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judeanos (de la Casa de Judá).

23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 
24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. 25 Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando Êl venga nos declarará todas las cosas.
26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.

CONCLUSIÓN
Amados hermanos, lo más triste es que sobre este error se construyó, con premeditación y alevosía, el gran engaño que ha hecho que los cristianos del mundo lleguen incluso al punto de idolatrar al país de Israel, a Jerusalén y el resto de ciudades, a su bandera, tradiciones, costumbres, e incluso, a los judíos que habitan allí. Incluso, que muchos de nosotros los redimidos por Jesûs, queramos parecernos a aquellos, hablando como aquellos y vistiéndonos como aquellos, olvidándonos de que son los judíos quienes tienen que cristianizarse y no que los evangélicos nos declaremos judíos de un día para el otro.

A nadie le es indiferente el famoso slogan “Orad por la paz de Israel.” Pero esta frase actúa como una venda sobre los ojos de los goyines (inconversos o marranos, como nos llaman) mientras ellos bombardean y matan sin piedad a sus vecinos Palestinos, y manipulan todas las cosas en el mundo causando hambre, pobreza, miseria, corrupción, enfermedad, guerras y muertes por millones.

Aceptar que la salvación de los creyentes en Jesûs viene de estos seres que practican tanta maldad es como dar todo el crédito de la obra salvífica de Jesucristo a esta etnia que ni siquiera creen peor aman al Señor, a quien no solo han vilipendiado por los dos últimos milenios, sino que lo condenaron a una muerte atroz siendo inocente, lo humillaron en público y pisotearon Sus santas vestiduras, castigaron y destrozaron Su cuerpo santo con 39 latigazos, y mancharon las calles de la ciudad pecadora con la santa sangre del Cordero de Dios. ¿Todavía hay alguien que pueda pensar que Dios, después de ver cómo trataron a Su Hijo amado, pueda aceptar a este pueblo como Suyo y a esta nación como Su nación?

Jamás. Primero, porque para que eso suceda, los judíos de descendencia kházara deben arrepentirse y recibir a Jesucristo como su Señor y Salvador; y segundo, porque los descendientes del pueblo de Dios están desperdigados en Arzareth. Y aunque la mayoría de ellos viven practicando la idolatría, Dios les hará llegar en el día anunciado:
«Mi pueblo eres, por lo tanto, arrepiéntete en el nombre de mi Hijo Yeshûa HaMashiaj, para que seas liberado y llevado a la tierra que prometí a tu padre Abraham.»

Hermanos míos, si hemos de orar por Israel, será como cuando lo hacemos por todas las naciones de la tierra, para que se arrepientan de sus pecados y transgresiones y vuelvan sus pasos hacia Dios, y para que el Señor les tenga misericordia, por cuanto no hay uno solo que sea libre de pecado.

Por favor, no olvidar que la intención de estos mensajes que exponen a estas sectas secretas judío-kházaras conocidas como “el partido sionista israelí” y el “consejo mundial israelí,” no es para sembrar ni odio ni violencia ni contra los cabecillas de estos entes diabólicos, a pesar de que son quienes siembran el mundo de tanta iniquidad, violencia y muerte, ni en contra de los que pretenden ser judíos, pero no lo son.

Dios nos dice hoy, «Mia es la justicia, Yo pagaré.» (Romanos 12:19)

Dios le bendiga.
Μαρανάθα, Ιησούς έρχεται σύντομα
Maranatha, sí Señor Jesús, ven pronto


ORACIÓN
«Señor Dios Todopoderoso, recibe hoy y siempre toda la gloria, toda la honra y todo el poder. Que los cielos, la tierra y el universo no paren nunca de exaltar Tu grandeza, Tu magnificencia, Tu grande y por siempre eterno amor. Gracias por las revelaciones que nos das cuando escudriñamos Tu Palabra santa. Cuánto bien trae a mi alma comer los dichos de Tu boca, Padre celestial. Te pido mi Señor, que bendigas este mensaje con Tu unción santa, para que llegue hasta donde tenga que llegar y toque y cambie para siempre las vidas que tenga que cambiar, y que toda la gloria te sea dada a Ti y solo a Ti conforme a las obras de Tus manos santas, Poderoso Hacedor de maravillas, grandioso Redentor de las vidas de los que hemos confiado en Ti. Te lo ruego humildemente en el nombre bendito de Tu Hijo amado Yeshûa HaMashiaj, amén y amén.»

התהילה היא רק של ישוע המשיח
La gloria es solo de Cristo Jesûs.


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