Testimonio de un Milagro y el Auto Atentado


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  Testimonio de un Milagro y el Auto Atentado
Mensaje Bíblico para hoy, Lunes 23 de Agosto, 2021.
Por: Dr. CF Jara.

Leer: Mateo 24
«Y abatirá la fortaleza de tus altos muros; la humillará y la echará a tierra, hasta el polvo.» (Isaías 25:12)

Comienzo este mensaje manifestando mi profundo respeto y solidaridad por todos los heridos y fallecidos en estos atentados y por sus familiares y deudos, quienes los recordarán por siempre, con gran dolor por lo desalmado del hecho, pero con la esperanza de que el día de la justicia de Dios llegará, en el nombre de Jesûs.

El mundo recordará cada 11 de Septiembre de todos los años, los atentados, mejor dicho, los “auto atentados” en el World Trade Center o las Torres Gemelas de New York, que el poder del mal cometió hace más de 20 años en contra no solo del país de los Estados Unidos sino de toda la humanidad. Los objetivos de este mensaje son dos:
  1. Compartir la verdad que supimos ese mismo día miles de los que estuvimos en las calles de New York, unos como espectadores atónitos, y otros como sobrevivientes; y
  2. Dar testimonio del milagro de Dios que me tiene aún con vida, después de un acto horroroso perpetrado por los enemigos de la humanidad.
Aquí la historia:

EL COMPLOT SIONISTA
Todo fue parte del plan de los banqueros del Khabal judío sionista. El cabecilla de todo fue George Bush hijo, y los ejecutores, la inteligencia sionista del Mossad. Después de este horroroso acto y con el pretexto de “la lucha contra el terrorismo,” el gobierno mundial comenzó a reducir poco a poco las libertades civiles de los ciudadanos del mundo e impuso la vigilancia pública y privada masiva, ilegal e inconstitucional, creando un ambiente de terror y miedo colectivos y manteniéndolo a través de los años con un sinnúmero de falsos atentados conocidos también como “de falsa bandera,” provocados por el mismo gobierno oscuro y su brazo armado, la CI-A, los verdaderos terroristas.

Diez años más tarde, el periodista Julian Assange denunció ante el mundo que el objetivo de estos ataques fue someter a la humanidad debajo del plan macabro de esta gente, mitad humanos, mitad serpiente, de tal forma que el gobierno mundial pudiera seguir con su plan para entronar a su dios Moloch en la figura del Anticristo.

Desde esa fecha hasta hoy, mucho se ha escrito y se seguirá escribiendo acerca de estos atentados. Muchos videos, libros, artículos, películas, documentales, etc., hablan de esta conspiración que torció el curso de la historia mundial. Pero en el mensaje bíblico de hoy nos centraremos en dos puntos:
  1. El testimonio personal del autor de este mensaje acerca del milagro que lo salvó de morir aquella mañana, y
  2. Las revelaciones que Dios nos da en Su Palabra para que nos preparemos tanto para los eventos que sucederán en nuestra vida así como para el gran Rapto de la iglesia de Jesûs que está a punto de ocurrir.
MI TESTIMONIO
La tarde anterior al 11 de Septiembre, 2001, es decir, el Lunes 10, me encontraba en el apartamento que mis primos tenían en Brooklyn, a pocas millas del WTC. Era un atardecer apacible del otoño neoyorquino con un cielo despejado de un azul hermoso y la temperatura invitaba a abrir las ventanas y dejar que el viento de Septiembre batiera alegremente las cortinas. Para ese entonces, yo vivía con mi familia en Orlando, pero una fuerte presencia de tiburones alrededor de las costas de la Florida había forzado a cientos de miles de turistas a cancelar sus vacaciones. Y como yo trabajaba en el área hotelera, los despidos fueron la consecuencia y miles tuvimos que salir a otras ciudades y estados a trabajar. Invitado por mi primo René, me dirigí para Nueva York.

Cinco años atrás, en Diciembre de 1996, yo había llegado a esta ciudad como un inmigrante más. Fue allí donde el Señor Jesûs me encontró como un harapo humano, perdido y sin esperanza, planeando cómo quitarme la vida debajo de las ruedas de algún tren. Y fue en esta ciudad donde le entregué mi corazón a Cristo, en Enero de 1999. Mi vida cambió para bien para siempre. Jesucristo perdonó todas mis transgresiones, me restauró y me levantó a una nueva vida, para la gloria de Su santo Nombre.

Volviendo a la tarde del Lunes 10 de Septiembre, como a eso de las 4pm, sentí leer la Biblia. Como dije antes, apenas tenía dos años en la fe en Cristo y no conocía mucho de la Biblia así que la abrí sin buscar ningún libro o autor en específico. Y se abrió en el capítulo 24 de Isaías que lo leí completo. Entonces seguí con el 25 y luego el 26. Al terminar, estaba profundamente impactado por lo que algunos versos decían. Y mentiría terriblemente si dijera que Dios me reveló lo que iba a acontecer el día siguiente. Pero lo que sí sucedió es que lo que leí, me impactó hasta las lágrimas.

En la noche de ese mismo día, hice una triple conferencia telefónica con mi esposa de ese entonces y con mi pastor de la iglesia Bautista de Pine Hills, de Orlando. Les comenté que había conseguido trabajo como gerente de restaurante en la cadena Taco Bell, pero que también me habían ofrecido una entrevista en una cadena nueva de bares deportivos en Manhattan, con mejor sueldo y mejores beneficios de salud y retiro.

Dicha entrevista era al día siguiente, Martes 11 de Septiembre del 2001, en la Torre 2 (Sur), del World Trade Center, piso 9, a las 9am. Luego de que terminé de comentarles estas noticias, Dios usó a mi ex esposa para decirme que no fuera, que siguiera con Taco Bell y que, si en el futuro algo sucedía, entonces que podía intentar en la otra compañía. Decidí seguir su consejo, entonces oramos y nos despedimos.

EL AUTOATENTADO
Al día siguiente, me desperté alrededor de las 8:15 am, y como media hora más tarde iba saliendo a comprar para el desayuno a la tienda ubicada enfrente del departamento. Entonces noté que la puerta del dormitorio de René estaba semi cerrada, lo cual me llamó la atención pues él siempre salía a su trabajo a las 8am en punto. Él laboraba allí por muchos años y nunca había faltado. Esta compañía tenía sus oficinas al cruzar la calle del World Trade Center.

Entonces empujé la puerta y lo encontré acostado, así que llamé su nombre y le pregunté si estaba bien, ante lo cual me contestó que no había podido dormir por causa de un malestar estomacal pero que ya había llamado a pedir día de enfermedad. Entonces salí para la tienda. Al entrar allí pude ver en la pantalla de una pequeña tv, que los noticieros estaban pasando un incendio en el piso 96 de la torre 1 (Norte) del WTC que, según decían los periodistas, lo había causado el estrellamiento de una avioneta. Ya para ese momento, el sonido de las sirenas llenaba todo el ambiente y en las calles había muchos carros de la policía y camiones de bomberos que se dirigían hacia Manhattan.

Salí de la tienda y volví corriendo al apartamento a comentar a René acerca del incendio. Prendimos la tv y como quince minutos más tarde, un segundo avión se estrellaba en la torre 2 (Sur). Entonces decimos ir al mirador que está a la orilla del East River que separa Brooklyn de Manhattan desde donde se divisaban las torres. Cuando llegamos allí, ya se habían congregado cientos de personas que miraban estupefactas lo que estaba aconteciendo: los dos edificios más altos del mundo, el orgullo de la ciudad altiva, se incendiaban sin que los bomberos pudieran hacer nada.

Y lo que hizo que la gente empezara a dar gritos terribles de “estamos en guerra,” “nos están atacando,” fue que empezaron a llegar noticias acerca del avión que se estrelló en el Pentágono, y luego del cuarto avión que se dirigía al Capitolio pero que se estrelló en un campo de Pensilvania. Recuerdo, además, que los periodistas mencionaron un quinto avión que volaba supuestamente a la Casa Blanca, pero del que nadie volvió a hablar nunca más.

Cincuenta y seis minutos más tarde, a las 9:58 am exactamente, la torre 2 o Sur, donde yo tenía la entrevista a las 9am, se derrumbó hasta el piso, matando a miles. Treinta minutos más tarde, la torre 1 o Norte seguía el mismo destino, y así mismo, sepultaba en sus entrañas a miles de inocentes. Un pánico indescriptible se desató no solo en New York sino en todo el mundo. Millones pensaban que EU estaba bajo el ataque de un enemigo desconocido.

Un pandemónium general se desencadenó, y mientras decenas de carros de policía y bomberos iban raudos a Manhattan, cientos de gentes corrían despavoridas mientras otros cientos se arrodillaban en medio de la calle, clamando la misericordia de Dios, en medio de una gigantesca nube de polvo y humo gris que volvió el día como si fuera noche.

Fue cuando recordé las mismas escenas que se generaron en mi mente la tarde anterior, después que terminé la lectura del libro del profeta Isaías. Recuerdo así mismo, que una frase se quedó impregnada en mi mente luego de terminar la lectura:
“Y la ciudad altiva se derrumbará hasta el piso y no quedará piedra sobre piedra, y una gran nube convertirá el día en noche y las gentes huirán despavoridas y se tirarán al piso clamando por la misericordia de Dios.”

LAS PROFECIAS DEL LIBRO DE ISAIAS
Durante la lectura de aquella tarde del Lunes 10 de Septiembre del 2001, el Espíritu Santo me guió a marcar 11 versículos que están en los tres capítulos leídos. Aún conservo la Biblia que leí aquella tarde, un regalo de mi pastor de la iglesia Bautista, hacen más de 22 años. Dichos versículos son:

Capítulo 24:
v10. «Quebrantada está la ciudad por la vanidad; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie.»
v11. «Hay clamores por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría de la tierra.»
v12. «La ciudad quedó desolada, y con ruina fue derribada la puerta.»
v13. «Porque así será en medio de la tierra, en medio de los pueblos, como olivo sacudido, como rebuscos después de la vendimia.»
v19. «Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida.»
v20. «Vacilará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; pues pesa sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará.»
v22. «Y serán amontonados como se amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y serán castigados después de muchos días.»

Capítulo 25:
v2. «Porque convertiste la ciudad en montón, la ciudad fortificada en ruina; el alcázar de los extraños para que no sea ciudad, ni nunca jamás sea reedificado.»
v.12 «Y abatirá la fortaleza de tus altos muros; la humillará y la echará a tierra, hasta el polvo.»

Capítulo 26:
v5. «Porque derribó a los que moraban en lugar sublime; humilló a la ciudad exaltada, la humilló hasta la tierra, la derribó hasta el polvo.»
v6. «La hollará pie, los pies del afligido, los pasos de los menesterosos.»

Cinco días después de aquel pavoroso evento asistí al culto dominical del Domingo 16 de Septiembre en la iglesia Presbiteriana de Flushing del pastor Juan Valenzuela, donde dos años atrás había recibido a Jesucristo como mi Señor y Salvador. Entonces le comenté al Pastor acerca de la lectura la tarde anterior de Isaías 24, 25 y 26 y la similitud de lo escrito allí con los atentados. Y el Pastor me respondió:
“Ay hermano César, en Nueva York, cientos de personas leyeron esos mismos pasajes en la tarde de ese Lunes.”

EL MILAGRO
Durante los días, meses y años siguientes a aquella mañana terrorífica, muchas veces medité en la posibilidad de que Dios me salvó de morir en esa tragedia a través de impactar mi alma con aquella lectura y hacerme cambiar la decisión que había tomado de asistir a la entrevista. Y mientras el tiempo pasaba, la percepción de que no hubo tal milagro se posicionó en mí pues yo decía que, aun habiendo ido a la cita, pude salvarme porque hubo tiempo suficiente para evacuar los edificios.

Como consecuencia de esto, dejé de dar este hermoso testimonio, hasta que diecinueve años más tarde, en el 2020, encontré un video de unos ingenieros italianos en YouTube que me hizo reconocer mi error y pedirle perdón al Señor por no haber creído que, si no morí allí fue gracias a Su misericordia y Su amor. Y conforme pasa el tiempo, nuevos estudios e informes salen a la luz y solo confirman que Dios intervino a mi favor y no permitió mi muerte, por alguna razón que a Êl le plació. Bendito sea el Señor Dios de la vida.

En dicho video, los autores describen con lujo de detalles, que la mayor parte de las muertes se produjeron en los 14 subsuelos de las torres donde estaban las oficinas de las compañías de limpieza, seguridad, ingeniería, mantenimiento y las estaciones subterráneas de los cientos de trenes que llegaban atestados de los otros cuatro barrios de New York, así como de los otros dos estados adyacentes, New Jersey y Connecticut.

Estos ingenieros italianos sostienen que, tan pronto se estrelló el primer avión a las 8:46 am y se había declarado el incendio, la Autoridad Portuaria de New York dio la orden de que los trenes que habían llegado a la estación y que estaban a punto de desembarcar a miles de pasajeros, cerraran las puertas y no dejaran salir a nadie hasta que la emergencia pasara, porque supuestamente el público iba a estar más seguro adentro de los trenes que afuera, y además, porque los trenes no podían dar marcha atrás debido a que otros trenes venían en camino.

Entonces los trenes se pararon en los túneles, mantuvieron las puertas cerradas con los pasajeros dentro, y cuando el derrumbe de las torres se produjo, todo fue aplastado por los millones de toneladas de acero, cemento y piedra, y cientos murieron en el acto.

Mi razonamiento para confirmar el milagro es que, si mi cita era a las 9am en punto, yo tenía que llegar a la estación de trenes a las 8:45 am debido a que el tiempo que tomaba entre salir del tren y llegar al piso 9, era aproximadamente 10 a 15 minutos. Esto porque tenía que subir desde la estación del tren en el subsuelo, caminando a gran paso por las escaleras eléctricas y por los andenes hasta llegar al lobby de la torre donde estaban los ascensores.

Y todo esto en medio de cientos o quizá miles de personas que se dirigían a sus puestos de trabajo. El primer avión se estrelló a las 8:46 am, por lo tanto, yo pude haber estado en uno de los trenes que recibió la orden de detenerse y cerrar sus puertas, las mismas que nunca más se abrieron.

Y por si hay dudas respecto a la teoría de los trenes parados, y como si Dios mismo quisiera probarme que estoy vivo por Su gracia santa e infinita, comparto la segunda opción que acabo de leer esta mañana en un reportaje de la BBC de Londres. Vamos a suponer que logré salir del tren justo antes de la orden de cerrar las puertas. Esto me habría permitido llegar antes de las 9am a la entrevista en el piso 9 de la torre 1. Sigo suponiendo entonces que entré a la entrevista unos pocos minutos después de las 9am.

Por el ajetreo de la subida no me habría enterado de lo que estaba sucediendo en la torre contigua, pero el entrevistador seguramente me lo hubiera mencionado forzosamente porque a las 9:02 am, el segundo avión se estrella en la torre 2 donde yo estoy. Y a pesar de que el choque fue 66 pisos más arriba, de acuerdo a versiones de los sobrevivientes, todo el edificio se tambaleó, más los administradores de la torre 2 pensaron que era algo relacionado con el incendio de la torre 1, por lo tanto, pidieron por los altavoces que todos permanecieran donde estaban hasta que los rescatistas llegaran.

Supongo entonces que pude haberme quedado sentado esperando a los bomberos sobre todo por el factor de que, como estaba en el piso 9, estaba cerca de la salida por lo que no había mayor peligro. Pero 40 o 50 minutos mas tarde, la torre 2 se derrumbó y no quedó piedra sobre piedra.

EL PROPÓSITO DE DIOS
Hermanos, con verguenza confieso que es la primera vez que escribo acerca de este testimonio y que me tardé años en comprender la magnitud de la misericordia del Señor para conmigo. Me considero un hombre común y corriente, lleno de defectos, hacedor de múltiples pecados y transgresiones, a quien Dios salvó de morir en aquella tragedia.

La Biblia me enseña que la infinita misericordia del Altísimo por los humanos se debe a que nos ama con amor eterno y a que tiene planes y propósitos para cada uno. Êl me escogió en el vientre de mi madre para servirle, y yo vine a Êl con mis manos vacías, sin nada bueno o de valor que darle, sino solo mi corazón y mi decisión total y final, de servir en Su reino predicando Su mensaje de perdón y redención a toda persona, en todo momento y por donde quiera que vaya. Y Êl me protegió de morir.

Hermano mío, no sé cuál es el propósito de Dios para tu vida, pero sin duda hay uno. No sé cuántos milagros el Señor ha hecho contigo, pero estoy seguro que muchos. No sé tampoco el estado actual de tu fe, de tu vida espiritual, de si estás en los caminos del Señor o te has alejado, o quizá no sabes del amor de Cristo Jesûs por ti. Pero Dios si lo sabe y todo. Êl conoce a toda persona en el mundo y sabe todos los detalles de las vidas de las gentes, los sufrimientos, los miedos, las angustias, las necesidades, etc.

Por eso te invito, hermano, a que hagas una profunda reflexión acerca de dos situaciones en tu vida: primero, si has reconocido las obras grandes y maravillosas que el Señor ha hecho contigo; y segundo, de si estas cumpliendo con lo que Dios te mandó a hacer. Si no es así, abre tu boca y clama a Cristo Jesûs para que venga en tu ayuda. Y el Hijo del Dios Altísimo vendrá presto en tu auxilio, como Poderoso gigante, y te dará la victoria en cada una de tus batallas, si tú lo crees.

Pero si todavía no has entregado tu corazón a Jesucristo, hazlo hoy mismo, porque mañana puede ser demasiado tarde. Y si eres Cristiano pero te has alejado del Señor, corre hoy mismo a los brazos de tu Hacedor, Jesûs te está esperando. No demores.

DIOS te bendiga
Μαρανάθα, Ιησούς έρχεται σύντομα
Maranatha, si Señor Jesûs, ven pronto.

ORACIÓN
«Señor Padre Todopoderoso, gracias te doy por salvarme de la muerte en tantas ocasiones donde yo en forma desafiante desobedecí Tus mandatos. Gracias por tener misericordia de mi vida y llamarme para servir en Tu reino, predicando la dulce y poderosa Palabra de Tu Hijo Jesucristo, lo recibo humildemente, como un inmenso e inmerecido privilegio. Ayúdame Señor, te lo pido, a honrar este llamado, a hacer mis tareas en forma digna para que Tû recibas la gloria que es solo Tuya, Padre Eterno, te lo ruego en el nombre de mi Señor y Salvador Yeshûa HaMashiaj, amén y amén.»

התהילה היא רק של ישוע המשיח
La gloria es solo de Cristo Jesûs.


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