La Navidad No es una Fiesta Cristiana


📖🖊 La Navidad es una Fiesta Cristiana
Serie: Las Falsas Doctrinas, Parte 6
Estudio Bíblico para hoy, Lunes 5 de Diciembre, 2022.
Por: CF Jara

Leer: Mateo 2
«¿Dónde está el rey de los judeanos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.» (Mateo 2:2)

CONOCER LA VERDAD
Bendiciones amados hermanos. Gracias por acompañarnos en este nuevo estudio de la serie “Las Falsas Doctrinas.” La humanidad se encuentra a las puertas de la celebración universal de las fiestas conocidas como “Navidad,” que implican un tiempo de celebración, gozo, amor y sobre todo, la entrega de regalos y presentes.

En este estudio hablaremos acerca de la Navidad, otra falsedad que se ha instalado tanto en el mundo como en la iglesia cristiana evangélica, y todo lo que esta falacia representa, no solo para los creyentes de la fe nacida en el ministerio de Jesûs en la tierra, sino para todo el mundo en general.

Para sustentar esta declaración de que la celebración de la Navidad no es bíblica, por lo tanto, no debe ser celebrada por los Cristianos bíblicos, nos basaremos en dos argumentos principales:

  • La Navidad nació en el siglo 4 de nuestra era, como la continuación de una fiesta católica pagana llamada las Saturnalias, y
  • La Biblia no establece en ninguna parte que Jesûs nació el 24 de Diciembre del año 0 (cero).
Acompáñenos en este estudio, que esperamos que sea de gran edificación para su vida y la de los suyos.

6. LA NAVIDAD NO ES UNA FIESTA CRISTIANA

Queridos hermanos, hermanas en Cristo Jesûs, la Navidad NO es una fiesta Cristiana o bíblica, sino al contrario, es una festividad pagana inventada por los líderes de la iglesia católica en el siglo 3 d.C., no para celebrar el nacimiento de Jesûs en la tierra, sino para extender la celebración de otras fiestas paganas llamadas "Saturnalias." Pero DIOS está usando las obras malvadas del enemigo para llamar en estos tiempos a la gente del mundo a buscar a Dios, a arrepentirse de sus malos caminos y entregar sus vidas al único que les puede dar acceso a la vida eterna, Jesûs, el verdadero motivo de estas festividades.

LAS SATURNALIAS
Amados hermanos, de entre todos los elementos que son parte de la Navidad, sean religiosos, sociales, tradicionales, festivos, etc., el elemento predominante no es la celebración del advenimiento del Salvador del mundo a la tierra, sino el deseo de demostrar amor y cariño de unos para los otros a través de la entrega de regalos y presentes, lo que en muchos casos termina provocando un endeudamiento innecesario de la mayoría de los seres humanos, y que a los únicos que beneficia, y grandemente, es a los bancos y tarjetas de crédito, los supuestos “dueños del dinero.”

Tampoco es cierta la afirmación de que debido a que el consumismo y materialismo feroz se han apoderado de la Navidad, su verdadero sentido se ha corrompido con el pasar del tiempo. La verdad es que la Navidad nació corrupta, pues los inventores de esta festividad, que son los papas y la iglesia católica de los primeros siglos, instituyeron esta celebración para culminar otra celebración romana pagana llena de pecado y depravación llamada “las Saturnalias,” y cuyo propósito era la entrega de regalos entre los participantes en medio de terribles bacanales. Entonces, ya de por sí, la Navidad NO debe ser celebrada por quienes creemos que Jesucristo es nuestro Señor y Salvador.

Las Saturnalias eran unas fiestas celebradas por los romanos para adorar, venerar y exaltar a la gran mancha en forma de hexágono que está en el polo norte del planeta Saturno, que era el principal dios de los romanos. (La sonda Voyager descubrió un segundo hexágono en 2018). Esta extraña formación gigantesca en forma de hexágono ya había sido visualizada por los astrólogos de la antigüedad. Para los efectos del mensaje, es necesario decir que el hexágono tiene la fórmula geométrica 666: 6 lados iguales, 6 ángulos rectos, 6 triángulos perfectos:

Mil años antes, los sumerios ya habían visualizado al hexágono en Saturno y de allí salió la estrella de 6 puntas, conocida equivocadamente como la estrella de “David,” que aquellos usaron para sus ritos satánicos de brujería y hechicería. Esta estrella es llevada siglos más tarde a Judea tanto por los judeanos que volvieron del exilio como por los kházaros que llegaron a Palestina en el siglo 1 d.C. Es en 1895 cuando la tal estrella de David que nunca fue de David se adopta como símbolo del judaísmo y luego se la inserta en la bandera del estado de Israel en 1948.

Como nota aclaratoria debemos mencionar que el término hebreo “Shabbat,” que significa “Sábado” en español, viene de la palabra “Saturno.” Por ello, la celebración de los judíos actuales del Sabat como su día de descanso, no es bíblico sino al contrario, satánico, pues celebran a Saturno y no a Jesûs, quien declaró que Êl es “el Señor del Sabat.”

Volviendo a las Saturnalias, estas fiestas eran celebradas en el imperio romano desde antes del nacimiento de Jesûs, en las primeras semanas del mes que más tarde se llamó Diciembre. La razón para ello es que el 21 de este mes empieza el solsticio de invierno del sol que provoca la reducción de las horas de luz en el día, y eso se interpretaba como la muerte de la creación. Entonces, los romanos querían iluminar al mundo, llenaban sus hogares con ramas y arbustos, encendían muchas velas y antorchas e intercambiaban regalos, pero, sobre todo, intercambiaban los roles entre los integrantes de la sociedad: los hombres se vestían de mujeres, los amos se vestían de esclavos, y a los niños les vestían como adultos. Parecería un juego inocente, sin embargo, el intercambio de roles también incluía la parte sexual. Entonces ya se puede imaginar a la depravación.

En el siglo IV de nuestra era, la recién nacida iglesia católica adoptó esta tradición para promover la conversión de los romanos al catolicismo. Como estas celebraciones sucedían en las tres primeras semanas de Diciembre con libaciones, comelonas y fornicación, la iglesia católica inventó la Navidad en la cuarta semana de Diciembre para celebrar la venida de Jesucristo a la tierra, a manera de expiación de los pecados, tal y cual sucede con el carnaval y el miércoles de ceniza.

Varios documentos de la época romana, como el almanaque del siglo IV, señalan que, además del festival de las saturnales, los romanos tenían otra celebración: la del “nacimiento del sol invicto o no conquistado,” que se celebraba cada 25 de diciembre, de acuerdo con el Calendario de Filocalus. Y es en ese documento donde se hace la primera mención a que el 25 de diciembre es el nacimiento de Jesús.

Entre los años 320 y 353 de nuestra era, el papa Julio I fijó la celebración de la Navidad como solemnidad, en cada 25 de diciembre. En el siglo V, el papa León I confirmó la fecha del 25 de diciembre como la fecha de conmemoración del nacimiento de Cristo y como una de las principales fiestas de la iglesia católica. Finalmente, el emperador Justiniano declaró en el 529 a la Navidad como la fiesta oficial del imperio.

Años más tarde, en el siglo XV, el historiador italiano Polidoro Virgilio hizo notar las similitudes entre varios ritos paganos y la celebración de la Navidad, por ejemplo, a la celebración inglesa conocida como “el señor del desgobierno,” que ocurría el día de Navidad, cuyas actividades eran muy parecidas a lo que se hacía durante las saturnales.

CUÁNDO NACIÓ JESÛS
Acerca del 25 de Diciembre como el día y el mes del advenimiento del Señor al mundo, la Biblia no dice absolutamente nada, y en el relato del catolicismo existen muchas discrepancias, más bien los datos que nos han hecho creer están muy alejados de la verdad. De acuerdo con investigaciones serias, es más sensato pensar que el nacimiento pudo haberse darse en los primeros días del mes de Nisán, el séptimo mes del calendario hebreo, que equivale al mes de Marzo del calendario gregoriano, en lugar de Diciembre, como se nos ha hecho creer.

El bebé Iesûs (Jesûs, en griego) no pudo haber nacido en Diciembre porque en Israel, al igual que en los países del hemisferio norte, comienza el invierno y las temperaturas exteriores alcanzan los cero grados centígrados, por lo que, si un bebé recién nacido es expuesto a la intemperie, morirá a las pocas horas. En cambio, Nisán o Marzo, es el comienzo de la primavera. Y de acuerdo a las revelaciones escatológicas de la Biblia, la segunda alternativa para el nacimiento de Jesûs es Septiembre.

Acerca del año de nacimiento de Jesûs, tampoco hay certeza pues la Biblia tampoco dice algo al respecto. Cada cierto tiempo aparecen nuevas conjeturas mientras otras se van descartando. Sin embargo, se puede determinar una fecha cercana estudiando algunos eventos históricos y astronómicos que sucedieron en los cielos, que sí están registrados en la Biblia y que coincidieron con la profecía del nacimiento del Mesías de Israel.

Algunas teorías ponen el nacimiento de Jesûs entre los años 6 a.C. y 3 d.C., por la aparición en los cielos de dos fenómenos astronómicos:
  • La descripción bíblica de Mateo 2:2 donde se habla de la estrella de Belén, que pudo ser la estrella Aries, o
  • La conjunción de algunos planetas que, de acuerdo a la NASA, se dio en ese tiempo.
Pero ya se está manejando otra teoría que podría ser más exacta y que está basada también en estudios de la NASA y en los registros históricos, que posicionan el advenimiento del niño Jesûs en el 12 a.C., pues en ese año apareció en los cielos del Medio Oriente, una estrella más brillante que las otras y que se acerca más al relato bíblico. Esta “estrella” era el cometa Halley:
  1. Los registros científicos-históricos sobre la aparición del cometa Halley comienzan en el año 466 a.C. y continúan en el 239 a.C., 164 a.C., 87 a.C. y 12 a.C. Si usted quiere hacer el cálculo, recuerde que el cometa Halley aparece cada 75, 77 o 79 años;
  2. Entonces, si los registros de la NASA están exactos, el cometa Haley apareció en los cielos de Oriente Medio a comienzos del año 12 a.C. Esto quiere decir que Jesûs nació a comienzos de aquel año 12 a.C.;
  3. Si los sabios de Oriente, que conocían la profecía de la llegada del Salvador de Israel, ven por primera vez al cometa en las mismas fechas, es decir, al comienzo del 12 a.C., cuando llegaron a Jerusalén primero y luego a Belén, dicho viaje por camello les tomó dos años, es decir, llegaron en el año 10 a.C. cuando Jesûs ya tenía dos años de edad;
  4. Según la Biblia, luego de que los sabios visitaran a Herodes y que le comentaran que van a visitar al Mesías de Israel que había nacido como cumplimiento de la profecía, el emperador ordena matar a todos los niños menores de dos años de toda la región. La historia reporta esa matanza en el año 10 a.C.;
  5. La Biblia dice que la noche anterior a que Herodes emitiera dicho edicto, el arcángel Gabriel se presenta a José y le da instrucciones que tome a María y al niño Jesûs y huyan esa misma noche a Egipto, donde se quedan a vivir por 6 años;
  6. En el año 4 a.C. fallece Herodes y le sucede su hijo, Herodes Arquelao;
  7. Entonces, el arcángel Gabriel se presenta otra vez a José y le dice que regrese a Israel pero que no vaya a Belén sino directo a Nazareth. Jesûs tenía 8 años cuando regresó, que es la edad que el evangelio apócrifo de Tomás registra y que relata eventos de la infancia de Jesûs desde su retorno a Galilea, a sus ocho años de edad.
Si se aceptan los registros de la NASA acerca de la opción de la conexión divina entre la aparición del cometa Halley y el nacimiento de Jesûs el Mesías de Israel en el año 12 a.C., y si el año de Su crucifixión, muerte y resurrección se dio entre los años 30 y 33 d.C., la posible edad que pudo haber tenido Jesûs en ese momento habría sido 42 años en el primer caso, o 45 años en el segundo caso, y no 33 años como nos han hecho creer.

LA NAVIDAD HOY

El hecho más importante acerca del nacimiento de Jesucristo en la tierra es que el Señor partió la historia de la humanidad en el tiempo antes de Êl y después de Êl. Aunque la navidad es, según la Biblia, el evento del advenimiento de Dios a la tierra como hombre en la figura de Su Hijo Jesûs, la humanidad usa esta fecha para llevar adelante la festividad sin duda más celebrada en el planeta. Pero no lo hace basada en el evento bíblico, sino en muchas otras razones y en medio de muchos elementos paganos.

Personas de todas las razas, religiones, países, idiomas, afiliación política, profesión, edad, condición social y económica, sexo, etc., aprovechan este tiempo para manifestar a sus familiares, amigos y desconocidos su aprecio y deseos de bienestar. Pero, inducida por la mercadotecnia, la humanidad ha caído en la costumbre de que la mejor forma de manifestar ese cariño es a través de regalos o presentes, lo cual desata un frenético y feroz consumismo. Y por falta de conocimiento, delegan la entrega de esos presentes a varios personajes irreales y hasta demoniacos, como el papá Noel o santa Claus, y la serie interminables de duendes, gnomos, muñecos de nieve y otros que se mueven, etc.

En cuanto a los árboles luminosos, los pastores y predicadores Cristianos que denuncian la relación de la celebración navideña con cosas y ritos satánicos citan a las historias bíblicas del Antiguo Pacto que relatan las costumbres y tradiciones paganas tanto del pueblo de Israel como de otros, donde aquellos solían, para celebrar ciertos eventos, iluminar árboles con lámparas, velas, candelabros y varios objetos y luego practicaban orgías debajo de esos árboles. No es una historia sino varias, las que están disponibles para su investigación.

Sobre papá Noel, hay varias leyendas que hablan acerca del acomodado obispo católico de origen griego, Nicolás de Bari, quien solía hacer regalos a la gente pobre especialmente niños. Esta historia transcurre en el siglo IV, al mismo tiempo de la orden del papa acerca de celebrar el nacimiento de Jesûs en la fiesta pagana en honor a Mitra. Al final de dicha celebración, los adultos solían dar regalos a sus hijos.

El pesebre, el musgo, las imágenes talladas o esculpidas de los personajes relacionados con el evento, incluido Jesûs niño, sus padres, los sabios, los animales de establo, etc., son adiciones que se fueron haciendo con el pasar del tiempo. Sin embargo de que estas adiciones fueron naciendo en la tradición popular, algunas de ellas han degenerado en idolatría y paganismo. Por ejemplo, en Hispanoamérica, la gente adora a las estatuillas del “divino niño” ante el cual se arrodillan, le rinden pleitesía y su fanatismo les hace creer que la estatuilla es el “niño milagroso” que incluso camina cuando todos duermen en la casa.

Finalmente, en cuanto a la entrega de regalos, presentes, obsequios, etc., tal como se lee más arriba y según los registros históricos, esta costumbre se practicaba también en las Saturnalias, hace más de mil seiscientos años.

EL CRISTIANISMO BIBLICO Y LA NAVIDAD
Es una verdad lamentable y del tamaño del universo, el hecho de que la iglesia no entró al mundo como Jesûs nos mandó a hacer, sino al revés. En lugar de que la iglesia estuviera actualmente influenciando todo lo que sucede en el mundo, éste ha ganado la batalla, ha penetrado hasta el mismo fondo de la Cristiandad. Hoy en día observamos atónitos, como los shows mediáticos al puro estilo Hollywoodense se despliegan sobre los altares de los templos, con cantores y danzores que ni siquiera oran, peor ayunan antes de cada culto, profanando el espacio donde reina el Espíritu Santo.

Y claro, en tiempos de Navidad, los árboles navideños, las luces, velas, las figuras relacionadas, etc., son parte de la decoración de los altares sin que a nadie le mueva siquiera a orar por el asunto. Y en cuanto a las predicas y enseñanzas, no hay una doctrina unificada al respecto y en la misma denominación, unos pastores hacen unas cosas que otros no las aceptan. Lo mismo sucede con los creyentes, dentro de la misma iglesia, la polémica es frecuente pues unos están a favor y otros en contra.

Jesûs nos dijo a Sus discípulos que “a pesar de que estemos en el mundo, no somos del mundo.” El Cristianismo ha podido evitar involucrarse en la mayoría de las costumbres y tradiciones de la humanidad, pero en otras, como la Navidad, los conejos pone-huevos de la Pascua, San Valentín, etc., no ha podido cerrar filas en contra de la apostasía. Sin embargo, si analizamos objetivamente el tema sin fanatismo ni extremismo, ¿podemos todavía los cristianos desconectarnos del mundo y de las cosas del mundo, que están tan arraigadas en la iglesia Cristiana, como la Navidad?

Para contestar esta pregunta reflexionemos en lo que Jesûs haría al respecto. Leyendo Su Palabra encontramos que Jesûs nos enseñó a que todas las cosas que hagamos, lo hagamos con amor a DIOS y a los hombres. Cuando el amor está envuelto en todo lo que hacemos, entonces toda maldad es vencida, porque el amor cubre multitud de fallas, errores, pecados, malos entendidos, ignorancia, etc.

QUÉ PODEMOS HACER
La Biblia declara que TODOS los nombres y TODAS las cosas están sometidas debajo del nombre de Jesûs: las que están en los cielos, en la tierra, debajo de la tierra, en los mares, debajo de los mares; las que se mueven y las inanimadas; las que se ven y las que no se ven; las que habitan en el mundo material como en el mundo espiritual. Basados en esta poderosa ley espiritual, podemos entonces convivir con celebraciones como la Navidad recordando y teniendo en cuenta siempre sus orígenes y sus objetivos para luego poner todo lo que hagamos debajo del nombre de Jesûs, al pie de la cruz, de tal forma que estemos conscientes de que cualquier cosa que hagamos lo hacemos como para el Señor, para darle toda la gloria a Su bendito Nombre.

Por ejemplo, si ponemos el árbol, las luces, el pesebre, y todo lo demás, debemos hacerlo dedicando TODO al Señor, declarando que Su sangre bendita cubre todos los objetos, y que nuestro propósito para celebrar la Navidad es recordar el regalo sublime, excelso y eterno, que Dios Padre hizo a la humanidad, cuando entregó a Su Hijo amado para que muriese en nuestro lugar por causa de nuestras transgresiones. Todos estuvimos condenados a morir, más Jesucristo revirtió esa condena con Su sacrificio sin par.

Y cuando demos un regalo, un presente, recordemos lo que hizo nuestro Salvador quien se dio a la muerte más vil en una cruz para que pudiésemos tener acceso a la vida eterna. Recordemos Sus enseñanzas que nos mandan a compartir TODO lo que tenemos con las viudas, los huérfanos, los ancianos, los pobres y desposeídos.

Si mantenemos la celebración de la Navidad sometida debajo del nombre de Jesûs y de todo lo que nuestro Rey y Señor representa, entonces habremos vencido al mundo, y el reino de Dios se habrá acercado a todos aquellos que no conocen el mensaje de amor y perdón de Jesûs. Y el nombre de DIOS será exaltado en todos los rincones de la tierra, por los siglos de los siglos, amén.

Dios te bendiga.
Μαρανάθα, Ιησούς έρχεται σύντομα
Maranatha, sí Señor Jesús, ven pronto, no tardes.

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ORACIÓN
«Amado Padre Todopoderoso, bendigo Tu santo Nombre y te doy las gracias por todas Tus bendiciones que me permiten vivir y servirte cada día. Te pido a esta hora, Padre santo, que bendigas a este mensaje y a todo aquel que lo lea, donde quiera que esté y cuando quiera que accese a este estudio bíblico. Que el mensaje que Tû quieres entregar llegue a donde tiene que llegar, de tal forma que el lector pueda, primero, entender las cosas que Tû quieres que haga, y segundo, que la Luz bendita de Jesûs lo ilumine para siempre, que pueda despertar del sueño inducido por el enemigo, y que empiece a buscarte con todas las fuerzas de sus corazón, para la gloria de Tu santo Nombre, te lo pido humildemente en el Nombre de nuestro Señor y Salvador, Yeshûa HaMashiaj, amén y amén.»

התהילה היא רק של ישוע המשיח
La gloria es solo de Cristo Jesûs.

BIBLIOGRAFIA
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