¿Son el Judaísmo y el Estado de Israel Bíblicos? Parte I

 

📖🖊  Mensaje Bíblico para hoy, Viernes 7 de Enero, 2022.
         “¿Son el Judaísmo y el Estado de Israel Bíblicos? Parte I”
         Por: Dr. CF Jara.

Leer: Juan 8
«Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.» (Juan 8:31-32)

La religión Cristiana evangélica arrastra hasta el día de hoy muchas distorsiones que resultan tanto del sinfín de errores y manipulaciones humanas en las traducción de la Biblia original, así como en la certeza de sus orígenes. Es muy común leer y oír hoy en día que el Cristianismo Evangélico se origina del judaísmo, lo cual es tan inexacto como la distancia de la tierra al sol a la infinita potencia.

Aunque pareciera que el judaísmo y el Cristianismo son similares principalmente debido a que tenemos el mismo texto bíblico como base de la fe y amamos aparentemente al mismo Dios, las diferencias entre la una y la otra religión son tan grandes que son imposibles de conciliar, empezando por el hecho de que los judíos en lugar de reconocer a Jesús como su Mesías, lo mataron dos mil años atrás y en los días actuales, insultan, detestan y blasfeman contra Su nombre.

Para completar el cuadro, una gran cantidad de pastores, lideres, maestros y ministros de la iglesia evangélica, desconocen verdades monumentales que están en la Biblia ya sea porque no oran por lo tanto no reciben la revelación del Espíritu Santo, o por la ignorancia resultante de la dejadez para estudiar la Palabra, y hasta por cobardía, porque han recibido la revelación, pero callan por el temor al orden impuesto. Y ciegos y tuertos a la verdad guían a otros para perpetuar la ignorancia, que provoca en muchos su muerte espiritual.

El propósito de este estudio es traer la claridad de Cristo sobre el judaísmo y su relación con el Cristianismo evangélico para lo cual nos basaremos en tres enunciados fundamentales:

1) El judaísmo como religión nace recién alrededor del siglo 5 a. C., es decir, quinientos años antes de que el Señor viniera a la tierra;

2) El cristianismo evangélico se origina de su fuente única y verdadera, que es Jesûs de Nazareth, quien no solo no profesó el judaísmo, sino que lo confrontó y denunció públicamente; y

3) El cristianismo evangélico SI se origina en la fe del pueblo del Israel bíblico descendiente de Abraham, Issac y Jacob, los profetas, David, etc. El Dios del Israel bíblico es el mismo Dios de Jesûs y, por consiguiente, de Sus redimidos.

Dicho esto, empezamos:

LA HISTORIA DE ISRAEL, EL PUEBLO DE DIOS
Resumir 3.500 años de la historia bíblica del pueblo Israel en 3 páginas es casi imposible. Más el objetivo de este mensaje no es repetir lo que ya está escrito en la Biblia, sino señalar muchas verdades que están escritas pero que los profesores y predicadores bíblicos desconocen, omiten o ignoran voluntaria o involuntariamente. Todo empieza en la región de Ur de los Caldeos, cercana a donde se cree estuvo el Edén, en la ciudad de Harán, alrededor de 150 años después del Diluvio universal. Un hombre llamado Abram, descendiente de uno de los 3 hijos de Noé, Sem, osea un semita, de pronto oye la voz de uno de los dioses que él adoraba. La mayor parte de la población de ese tiempo incluído Abram y toda su familia habían vuelto a la idolatría a pesar del Diluvio. Sin embargo, Dios llama a este “idólatra” a quien se identifica como el Creador de todo lo existente y le da la misión de salir a tierras lejanas a fundar Su nación. Abram asiente y sale en obediencia, por lo que el Señor le cambia el nombre a Abraham, que significa “padre de muchas naciones.”

Cuando Abraham y su familia llegan a esas tierras, encuentran que estaban pobladas por los Cananeos, descendientes de Canaán, el hijo de Cam con su madre Naama, quien a su vez desciende de Caín. Con el pasar del tiempo, el dialecto hablado por Abraham y su gente se funde con el dialecto hablado por los Cananeos y nace el Hebreo. Abraham tiene dos hijos, Ishmael, el padre de la nación árabe, e Issac, el padre de Jacob, quien a su vez tuvo 12 hijos que dieron origen a las 12 tribus de Israel: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Dan, Neftalí, Gad, Aser, Isacar, Zabulón, José y Benjamín. Israel fue el nuevo nombre dado por Dios a Jacob.

** Entonces los hijos y descendientes de las 12 tribus eran llamados Israelitas o Hebreos, por lo que es una ignorancia total llamarlos “judíos.”

JOSÉ, EGIPTO, MOISÉS
Años más tarde y como es sabido, José era el último de los hijos de Jacob y el más querido por el patriarca, por lo que sus hermanos le tenían gran celo. Entonces lo abandonan en un pozo desde donde llega a ocupar el segundo lugar en el gobierno del poderoso imperio egipcio. Años mas tarde, perdona a sus hermanos y se reunifica con ellos y su padre y los lleva a vivir a Egipto por causa de la gran hambruna que azotaba la región de Canaán. Luego de muerto tanto el faraón como José, su padre y sus hermanos, un nuevo faraón cambia el estatus de los israelitas en Egipto de refugiados a esclavos. Pero se quedan a vivir allí por los próximos 430 años, creciendo de los 70 miembros originales a más del millón y medio de hebreos.

A pesar de que habían prosperado llegando a tener una gran fortuna en oro, piedras preciosas y ganado, los hebreos, que fueron usados en la construcción de las pirámides, pero maltratados y abusados por el faraón, oraban a Dios por su liberación. Entonces aparece Moisés, cuya historia es bien conocida y es él quien lleva a Israel fuera de Egipto hacia la tierra prometida. Más debido a su rebeldia, los Israelitas demoran en el desierto 40 años en una travesía que normalmente toma algo más de un año. Sin embargo, en ese tiempo Moisés escribió el Pentateuco, o los 5 primeros libros de la Toráh, donde Dios revela a Su pueblo el origen de la creación y los mandamientos y las leyes para regir su vida diaria.

** Hasta aquí no hay ni una sola mención ni al judaísmo ni a los judíos, aunque si unas menciones a los descendientes de la tribu de Judá.

LA TIERRA PROMETIDA, LA DESOBEDIENCIA, 450 AÑOS DE LOS JUECES
Habitaban en esa región conocida como Canaán, entre otros, unos gigantes a quienes la Biblia llama “Nefilines,” que son los descendientes de los titanes, los hijos de los ángeles caídos con las mujeres humanas, y los Cananeos, que se habían apropiado de esos territorios por desobediencia, pues Noé, cuando repartió la tierra entre sus tres hijos y su descendencia, ordenó a Canaán y sus descendientes a ir al África, pero éste desobedeció y se quedó en el área que actualmente comparten Palestina (descendientes de los Cananeos) e Israel.

Moisés y el pueblo, que había crecido a más de tres millones, llegan a la tierra que Dios les había prometido, donde fluye leche y miel, 40 años más tarde. El profeta muere antes de entrar a tomar posesión de aquella tierra y es Josué quien toma el liderato y reparte los territorios entre los miembros de las 12 tribus. Pero Dios les dio la orden una y otra vez, que no se mezclaran con aquellos y, lo que es más, que los eliminaran a todos, incluidos mujeres, ancianos y niños. Mas Israel desobedeció, por lo que el Señor los dejó a su suerte por 450 años conocidos como el tiempo de los Jueces. Durante estos 4 siglos y medio, Israel sufrió hambrunas, sequías, guerras, invasiones y ataques de sus enemigos, por lo cual estuvo sumido en una pobreza terrible.

Entre el tiempo de semi cautiverio en Egipto, la travesía por el desierto, el tiempo de los jueces, el reino de Israel con sus tres reyes Saúl, David y Salomón, la división del reino en los dos reinos del norte (Israel, 10 tribus) y del Sur (Judá, 2 tribus) y el tiempo de vigencia de estos reinos hasta las invasiones asirias y babilonias del siglo 7 y 5 a.C., pasaron casi mil cuatrocientos años de la historia Hebrea.

** La Biblia tampoco menciona en este periodo tan largo ni el término “Judaísmo” ni el “judío” en absoluto.

JUDÁ, JUDEA, JUDIO
El término “Judá” o “Judea” es el nombre del cuarto hijo de Jacob y se empezó a usar para identificar a la región alrededor de Jerusalén, luego de que Jacob ubicara allí a Judá y sus descendientes 1.600 años a.C. Y el término “judío” es el gentilicio que aparece años más para identificar a los descendientes de Judá y a los nacidos y habitantes de esa región.

Después de la división de Israel por parte de Salomón, tanto el reino de Israel (Norte) y el reino de Judá (Sur) sufren varias invasiones de reinos enemigos desde el siglo 7 a.C. en adelante. El libro de 1 de Reyes describe que durante los días del rey Oseas, el rey Asirio Salmanasar invade el reino del norte y se lleva cautivos a Babilonia a algunos miembros de la corte real de Israel y algunos ricos mientras que otra parte integrada por el pueblo, decidió viajar a una tierra lejana, desconocida e inhabitada llamada Arzareth.

Doscientos años o cuatro generaciones más tarde, los descendientes de los que fueron llevados cautivos a Babilonia, piden a los reyes persas la autorización para regresar a Jerusalén a reconstruir el templo de Salomón destruido en las mencionadas invasiones. Mientras trabajaban en la reconstrucción, los “israelitas” continúan con la práctica de su nueva religión, un conjunto de nuevas costumbres y tradiciones religiosas que resultaron de la fusión de la fe bíblica y prácticas herejes babilónicas, como el sacrificio de niños y la adoración a Moloch. Aquellos que regresaron trajeron consigo algunos libros de brujería y hechicería como el Talmud y la Kábalah, y artefactos satánicos como la “estrella de David,” que el rey David no conoció nunca, sino que era usada en ritos de brujería por los sumerios y persas. Así mismo, a las fiestas y celebraciones detalladas en el Levítico se adicionaron otras fiestas y tradiciones extrañas que se fueron asentando conforme pasaba el tiempo, como el Sabbat.

** Así es como el término “judío” se comienza a usar alrededor del siglo 3 a.C. para identificar a aquellos que practicaban el “judaísmo,” la religión diferente a la bíblica de los tiempos de Abraham, Issac y Jacob, y que es la consecuencia directa de la desaparición de Israel, la nación de Dios, provocada por la desobediencia y rebeldía del mismo pueblo.

JESÛS Y LOS FALSOS JUDIOS
Los judíos, entiéndase los que volvieron del cautiverio, tomaron el control del Sanedrín en el siglo 2 a.C. y desde allí ayudaron a los invasores romanos a gobernar Judea con mano de hierro a cambio de riquezas y poder. Cuando Jesûs, que nació y creció en Judea, obviamente conocía esos antecedentes, por ello es que les presenta oposición abierta y pública, denunciándolos como un poder corrupto y opresor de los humildes al servicio de los tiranos romanos. El Señor sin ningún tapujo les llama “portadores de la semilla de la serpiente, hacedores de maldad, hijos de su padre el diablo.” Y ellos, entendiendo el peligro que Jesûs representaba para aquel poder siniestro, se confabularon con los invasores y crucificaron y mataron a Aquel que había venido para rescatar a los que se habían perdido.

El mismo día que Jesûs entró a Jerusalén sobre el borrico, profetizó la destrucción del templo que había sido reconstruido por aquellos judíos que volvieron del cautiverio siglos atrás. Y esta profecía se cumplió en el año 70 d.C. cuando de aquel sitio sacrílego no quedó piedra sobre piedra. Los romanos al mando del general Tito sitiaron la ciudad por 3 años y no dejaron que entrara ni alimentos ni agua buscando la rendición de los judíos y macabeos. Mas de un millón de ellos murieron, inclusive los recién nacidos, que fueron comidos por sus padres, así como los perros, caballos y ratas por causa de la terrible hambruna. Hasta que finalmente se rindieron.

Los romanos entraron y destruyeron la ciudad junto con el templo, y mataron a la mayoría de los sobrevivientes judíos, que, al igual que en las invasiones pasadas, fueron expulsados de sus tierras. Ellos, al mezclarse anteriormente con persas, babilonios, etc., y luego con otras etnias, ya no conservaban la pureza genética de los semitas bíblicos. Lo que si conservaron fue su religion judía, la misma que como se explica arriba, se originó en Persia, y se fortaleció, sobre todo, durante las diásporas tanto en Europa del este como España y Portugal, entre los siglos 1 y 15 d.C. dando lugar al surgimiento de varias comunidades como los judíos Sefardíes y Askenazis.

Por favor, no deje de leer las siguientes partes de este mensaje. Serán de gran edificación para su vida.

Μαρανάθα, Ιησούς έρχεται σύντομα
Maranatha, Jesús viene pronto.