Por: CF Jara
Lectura: Jeremías 29:12-14
«Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová…»
Mas de setenta Millones, si, son más de setenta millones de habitantes en los Estados Unidos, los adictos al consumo de drogas en el país considerado el líder de todos los países del mundo en todos los campos. Y ahora, tristemente, también en el campo de las adicciones a drogas y todo tipo de vicios. Y lo más triste del tema es que los mismos gobiernos, en contubernio con los carteles de la droga productores y exportadores, son los que proveen al mercado local de toda esta marea infernal de proporciones apocalípticas. Y en la iglesia, pocos líderes valientes y conscientes hablan del tema. El resto hace mutis por el foro, aún sabiendo las consecuencias de este caos social mundial.
Según las estadísticas médicas, uno de cada cuatro y medio habitantes consume droga por lo menos tres veces por semana. ¿Y la razón para ello? Según muchos especialistas reconocidos, la causa principal son los vacíos existenciales en la vida de estos millones de hombres y mujeres de todas las edades, estratos sociales, creencias, profesiones, etc.
Los vacíos existenciales son vacíos espirituales que los seres humanos buscan llenar con rutinas y costumbres que el mundo -léase “enemigo”- ha creado para mantener a la humanidad esclava de la pornografía, las drogas, el alcohol, la comida, el dinero, el sexo, los juegos de azar, el consumismo compulsivo, el ego, la hechicería, la maldad, el chisme, etc.
El enemigo del mundo ha inducido a la humanidad a través de los milenios, a la ceguera espiritual principalmente a través de tres corrientes religiosas: la ramera apóstata, cuyo trono central se asienta en el vaticano; la religión plagiaria asentada en La Meca; y el ateísmo anarquista, diseminado por todas las naciones. Cada una de estas tres se relaciona con los tres personajes de la Gran Tribulación: el Anticristo, el Falso Profeta y Satanás, respectivamente.
El libro de 2 Samuel capítulo 6 de la Biblia, relata la historia cuando el rey David sintió de parte de Dios, ir al rescate del Arca del Pacto que había estado en manos de los Filisteos por más de 20 años. El profeta Samuel describe con detalle lo ocurrido alrededor de aquella jornada. Pero el fin que tenía David era traer el Arca a Jerusalén porque “allí habitaba la presencia de Dios” (Jueces 20:26-28). David sentía el “vacío espiritual” no solo de él sino de todo el pueblo de Israel. Ellos sabían que la Presencia de Dios traería para todo el pueblo salud, plenitud de gozo y abundancia. En el libro de Hebreos 9:4 se describe lo que estaba en el interior del Arca:
1) La vara reverdecida de Aarón, que representa la autoridad de Dios en nosotros, necesaria para nuestro llamado;
2) El maná del cielo en una urna de oro, que representa la provisión diaria de Dios; y
3) las Tablas de los Mandamientos, que representan a la presencia de Dios en nuestras vidas.
Para la generación de los Tiempos del Fin, Cristo Jesûs es el Arca del Pacto. De hecho, Él es la Tercera y final Arca, después del Arca del Pacto, de Moisés y el Arca del Diluvio, de Noé. En Jesûs encontramos el perdón para nuestros pecados, el amor infinito y maravilloso del Padre hacia nosotros y la vida eterna allá, donde no hay más dolor, enfermedad o muerte. No necesitamos de un ejército numeroso para que nos ayude a traer a Jesûs a nuestras vidas, sino que Jesûs viene a nosotros cuando lo buscamos; tampoco seremos muertos si Dios nos toca con Su mano santa. Al contrario, necesitamos del Mesías Redentor para llenar el vacío espiritual en nuestras vidas, lo cual nos permitirá ser libres de TODOS los vicios posibles, y así vivir una vida plena de gozo y paz.
Yo mismo traté por 37 años de llenar ese vacío espiritual con el alcohol, cigarrillo, la fornicación y una vida licenciosa que incluyó la brujería y el adulterio. Pero nada ni nadie pudo llenar mi vida de la libertad verdadera y plenitud restauradora hasta que conocí y me entregué a Jesûs. De no ser por esa decisión, estoy seguro de que, a la fecha de hoy, pude estar preso en alguna cárcel despiadada, loco en algún manicomio cruel, o muerto en algún cementerio olvidado.
Busca hoy mismo a Jesús para que sustituyas el vicio al que estás esclavizado. Llénate con la Presencia sempiterna de la fuente del perdón y amor mas puro e inagotables que solo están en el Cristo que murió y resucitó por ti, por mi y por toda la humanidad. Hazlo hoy mismo, porque quizá mañana sea demasiado tarde. La gloria sea por siempre para el Santo de Israel.
Oración
«Señor Jesús, te daré gracias de rodillas hoy y siempre, hasta el último segundo de vida. Si no fuera por Ti, yo no estaría aquí hoy, disfrutando de las delicias de la vida aún en medio de grandes tribulaciones. Tu salvación me libró de terminar mi vida recluido en algún sanatorio mental, preso en alguna cárcel despiadada, o tal vez inerte en algún cementerio olvidado. Si no fuera por Ti, por Tu gran amor por mí, por Tu sacrificio en la cruz, no podría ver las mañanas soleadas o los atardeceres de pintura que Tú pintas para mí. Si no fuera por Ti, yo no soñaría mirando a las estrellas, ni podría abrir mi boca para cantar las maravillas de Tu Nombre en las madrugadas. Por eso y por mil cosas más, te daré gracias de rodillas, hoy siempre, hasta el último aliento de vida que me permitas, en el nombre de Tu Hijo amado, Yeshua HaMashiaj, amén.»
התהילה היא רק של ישוע המשיח
DIOS te bendiga.
Lea la Biblia en un año: 2 Samuel 6
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