"Paz abundante"

Viernes 27 de Mayo, 2016.

Nuestro Pan Diario
“Paz abundante”
(Por: Amy Boucher Pye)

Leer: Juan 14:16-27
«La paz os dejo, mi paz os doy…» Juan 14: 27

La Biblia en un año: Juan 10:1-23

“No me sorprende que lideres retiros —dijo alguien en mi clase de gimnasia—. Tienes un aura positiva”. Su comentario me sorprendió, pero también me agradó, ya que me di cuenta de que lo que ella veía como un «aura» en mí, yo lo consideraba la paz de Cristo. Cuando seguimos a Jesús, Él nos da una paz que supera todo entendimiento (Filipenses 4:7) y que brota de nuestro interior… aunque quizá no nos demos cuenta.

Después de la última cena, cuando Jesús preparaba a sus seguidores para su muerte y resurrección, prometió darles paz. Les dijo que, aunque tuvieran problemas, el Padre enviaría el Espíritu de verdad para que viviera con ellos y en ellos (Juan 14:16-17).

El Espíritu les enseñaría al recordarles su verdad y los consolaría al concederles su paz. Aunque pronto enfrentarían pruebas, que incluirían una feroz oposición y persecución de los líderes religiosos y la ejecución de Jesús, les dijo que no tuvieran miedo. El Espíritu Santo nunca los abandonaría.

Si bien experimentamos dificultades como hijos de Dios, también tenemos el Espíritu Santo que mora en nuestro interior y fluye desde nuestro ser. La paz de Dios puede ser un testimonio de Él ante aquellos con quienes nos encontramos, ya sea en el mercado local, la escuela, el trabajo o el gimnasio. Señor, que comparta tu paz hoy con alguien de mi entorno.

Cuando mantenemos la mente concentrada en Dios, su Espíritu la mantiene en paz.

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"Los bosques se despiertan"

Miércoles 25 de Mayo, 2016.

Nuestro Pan Diario
“Los bosques se despiertan”
(Por: Julie Ackerman Link)

Leer: Juan 11:14-27
«… Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.» Juan 11:25

La Biblia en un año: Juan 9:1-23

En medio de los inviernos helados y con nieve, la esperanza de la llegada de la primavera sostiene a quienes viven en regiones muy frías del mundo. El primer mes de primavera, esa esperanza tiene su recompensa, ya que los cambios son notorios. Los tallos que parecían inertes se convierten en ramas con hojas verdes que, poco después, saludan ondulantes. Aunque el cambio diario es imperceptible, para finales del primer mes, los paisajes grises se llenan de verde.

Dios creó las cosas con un ciclo de descanso y renovación. Lo que para nosotros es muerte, para Dios es descanso. Y, así como el descanso es la preparación para la renovación, la muerte es la preparación para la resurrección.

Me encanta ver brotar los bosques cada primavera, porque me recuerda que la muerte es un estado temporal, cuyo propósito es preparar para una nueva vida, para un nuevo comienzo, para algo aun mejor. «Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto» (Juan 12:24).

Aunque el polen de primavera es una molestia cuando nos hace estornudar, me recuerda que Dios está dedicado a mantener vivas las cosas. Él prometió que, después del dolor de la muerte, los que creen en su Hijo resucitarán con cuerpos gloriosos. Señor, gracias por la esperanza de la resurrección.

Cada hoja que brota es un recordatorio de la resurrección prometida.

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"La morada de Dios"

Lunes 23 de Mayo, 2016.

Nuestro Pan Diario
“La morada de Dios”
(Por: Bill Crowder)

Leer: Apocalipsis 21:1-7
«… ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor…» Apocalipsis 21:4

La Biblia en un año: Juan 7:1-27

James Oglethorpe (1696-1785), general británico y miembro del Parlamento, tenía sumo interés en establecer el estado de Georgia, en los Estados Unidos, y la visión de fundar una gran ciudad: Savannah. Planificó una serie de manzanas, con espacio verde y zonas para iglesias y tiendas, y el resto para viviendas. Esa visión se refleja en la organización y belleza de lo que hoy se considera una joya del sur norteamericano.

En Apocalipsis 21, Juan recibió la visión de una ciudad diferente: la nueva Jerusalén, pero no dijo tanto sobre su diseño, sino sobre la Persona que estaba allí. Así describe nuestro hogar eterno: «Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y Él morará con ellos» (v. 3). Debido a quien estaba, Dios mismo, esa morada se destacaría por lo que no habría. Citando Isaías 25:8, Juan escribió: «Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte» (v. 4).

¡Y no habrá muerte! Tampoco «habrá más llanto, ni clamor, ni dolor». Toda nuestra tristeza será reemplazada por la maravillosa y sanadora presencia del Dios del universo. Este es el hogar que Jesús está preparando para todos los que acuden a Él en busca del perdón de sus pecados. Padre, lo más hermoso del cielo es que viviremos para siempre contigo.

Señor, mientras preparas un lugar para nosotros, prepáranos para ese lugar.

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