"Justicia divina"

Viernes 9 de Septiembre, 2016.

Nuestro Pan Diario
“Justicia divina”
(Por CF Jara)

Versículo para hoy: Lucas 20:19-26
«Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios» Lucas 20:25

Lea la Biblia en un año: 1 Corintios 16

En una de aquellas maravillosas tardes de predicación, unos espías de los escribas judíos quisieron sorprender a Jesús, provocándolo para que dijese alguna frase sediciosa en contra del imperio romano y así provocar Su arresto. Pero el Señor conocía el corazón y las intenciones de aquellos, y ante la pregunta de éstos de si era lícito pagar los impuestos al emperador romano, el Rabino Galileo pidió en voz alta un dracma (una de las monedas de aquel tiempo). Entonces levantó la moneda en alto y mostrándola a los espías, a los discípulos y a los que atestiguaban, en voz alta exclamó: « ¿Ven la imagen que tiene la moneda? Es el César, entonces dad al César lo que es del César y dar a Dios lo que es de Dios.» (Lucas 20:25 RVI 1960)

El Señor Jesús claramente nos dejó tres mandatos en esta declaración:
1) La obligación moral y ética como ciudadanos de pagar los impuestos al gobierno del país donde vivimos, sea que simpaticemos o no con él, pues la evasión de los tributos por cualquier causa, es ilegal ante los ojos de Dios. El principio de los impuestos es básico: éstos financian las obras públicas para los que menos tienen (los pequeñitos de Dios). Por lo tanto, no pagar una parte de nuestras ganancias para el beneficio social, es simplemente -según el Hijo de Dios-, un robo (Mateo 6:26, RV 1960).

2) La segunda enseñanza se refiere a la también obligación moral y ética de los ricos, los empresarios, los dueños de compañías y negocios, etc., de pagar un salario justo a sus empleados (los pequeñitos de Dios) y de cubrirlos con todos los beneficios laborales como el seguro médico, dental, jubilación, etc., así como pagar justas utilidades, y cumplir con los premios y reconocimientos ofrecidos. Otra vez, no hacerlo así, simplemente y nuevamente -según Jesucristo-, es un robo.

3) Y el tercer mandato es acerca de que empleados y empresarios no nos enriquezcamos ilegal y/o amoralmente a través de la venta de productos y servicios que no reúnen las condiciones optimas, o que tienen entuertos y vericuetos que terminan engañando y afectando a los clientes (los pequeñitos de Dios). Proceder así es simple y nuevamente -según Jesucristo-, es un delito.

La definición más sencilla del pecado dice que “es cualquier acto que una persona lleve a cabo y que a través del mismo, cause dolor y/o malestar a otro ser humano, animal o la naturaleza.” (CF Jara, libro “El Supremo”, escribiéndose). El Señor Jesús dijo que «es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos.» Y esto básicamente porque los ricos ponen su cuidado y devoción en el dinero en lugar de cuidar su alma. Creen que con pequeños actos caritativos comprarán su pase a la vida eterna y se olvidan que la llave es la obediencia a los edictos de Dios. Aquellos que están contraviniendo estos mandatos expresos, deben buscar lo más pronto posible ponerse de rodillas, clamar por perdón a Dios, rectificar todo lo malo que están haciendo y comprometerse a no repetirlo nunca más. Si están leyendo esto, es porque el Señor quiere extenderles la gracia del perdón.

Oración: Amado Padre, esta mañana quiero pedirte que examines mi corazón y mis obras. Que ninguno de los trabajos que efectúe o los negocios que emprenda sean contaminados con la ambición y la avaricia, sino cubiertos con solidaridad y compasión para los otros. -CF Jara-

La gloria es de Cristo Jesús, por siempre y para siempre.

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"Las pequeñas cosas"

Miércoles 7 de Septiembre, 2016.

Nuestro Pan Diario
“Las pequeñas cosas”
(Por Anne Cetas)

Versículo para hoy: 2 Corintios 4:7-18
«… no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven…» 2 Corintios 4:18

Lea la Biblia en un año: 1 Corintios 15

Un niño nos roció a mi esposo y a mí con burbujas mientras venía corriendo por el paseo marítimo. Fue un momento ameno y divertido en un día difícil. Habíamos ido a visitar a mi cuñado, que estaba hospitalizado, y ayudar a su esposa, que tenía problemas para ir a ver a su médico. Por eso, cuando nos tomábamos un descanso para caminar, nos sentíamos abrumados por las necesidades de nuestros familiares.

Entonces, aparecieron las burbujas. Solo eran burbujas rociadas por un niñito en la brisa del océano, pero que tuvieron un significado especial para mí. Me encantan las burbujas, y tengo en mi oficina una botella que utilizo cada vez que necesito sonreír con ellas. Esas burbujas y el vasto Océano Atlántico me recordaron algo con lo que puedo contar: Dios siempre está cerca.

Él es poderoso. Siempre se interesa. Y puede usar aun las experiencias más pequeñas y los momentos más breves para ayudarnos a recordar que su presencia es como un océano de gracia en medio de nuestros momentos difíciles.

Tal vez, un día, nuestros problemas parecerán como burbujas: momentáneos a la luz de la eternidad, «pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas» (2 Corintios 4:18). Jesús ofrece un oasis de gracia en el desierto de las pruebas.

Oración: Amado Padre celestial, hoy te suplico humildemente que en los momentos de angustia y tribulación, yo pueda recordar en las pequeñas e insignificantes cosas, Tu promesa de la vida eterna en el cielo nuevo y la tierra nueva, donde el dolor, el llanto y la muerte no estarán más, en el nombre de Jesús. -CF Jara-

La gloria es de Cristo Jesús, por siempre y para siempre.

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"Ni siquiera un gesto"

Lunes 5 de Septiembre, 2016.

Nuestro Pan Diario
“Ni siquiera un gesto”
(Por Randy Kilgore)

Versículo para hoy: Lucas 17:11-19
«Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz.» Lucas 17:15

Lea la Biblia en un año: 1 Corintios 14

Era una tarde calurosa, el tránsito era terrible y todos estaban de mal humor. Vi un automóvil con dos jóvenes esperando para salir de un restaurante, y pensé que el conductor que estaba delante de mí había tenido una buena actitud al dejarlos pasar. Pero, cuando el conductor ‘amable’ no recibió ni siquiera un gesto de agradecimiento, se enfureció. Primero, bajó la ventanilla y le gritó al otro conductor. Después, aceleró al máximo y avanzó como si fuera a chocarlo por atrás, tocando la bocina y gritando enojado.

¿Quién fue peor? ¿La ingratitud del joven conductor justificaba la respuesta airada del conductor amable? ¿Le debía un ‘gracias’?

Sin duda, los diez leprosos que Jesús había sanado le debían su gratitud. ¿Cómo es que solamente uno volvió para darle las gracias? Me sorprende la respuesta de Jesús: «¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?» (Lucas 17:18). Si el Rey de reyes puede recibir tan solo una de diez respuestas de agradecimiento, ¿cómo podemos nosotros esperar más?

Es mejor llevar a cabo nuestras obras para honrar a Dios y servir a los demás aunque no nos agradezcan lo que hicimos. Que la gracia del Señor se vea en nosotros aunque no valoren nuestros actos de bondad. «Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.» Mateo 5:16

Señor, ayúdame a hacer Tu obra siempre y en todo momento, con todos aquellos que se crucen en mi camino, aunque muchos de ellos ni siquiera te agradezcan por las bendiciones recibidas. Recuérdame siempre que no es al hombre a quien servimos sino a Ti, y que nuestra misión es llevar Tu Palabra, Tus bendiciones y Tus mensajes a todos los seres humanos, sin esperar nunca nada a cambio. -CF Jara-

La gloria es de Cristo Jesús, por siempre y para siempre.

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