Olor Fragante

Viernes 11 de Septiembre de 2015
Nuestro Pan Diario
“Un perfume y una carta”
(Por acharles)

Leer: 2 Corintios 2:14–3:3
«Porque para Dios somos grato olor de Cristo… » 2Corintios 2:15

La Biblia en un año: Proverbios 6–7; 2 Corintios 2


Cada vez que paso junto a un rosal o a un ramo de flores, no puedo resistir la tentación de acercar una flor a mi nariz para sentir el perfume. El aroma agradable me incentiva y despierta en mi interior sensaciones agradables.

Hace siglos, cuando el apóstol Pablo les escribió a los cristianos de Corinto, afirmó que, como pertenecemos a Cristo, Dios «por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento» (2 Corintios 2:14). El poder del Señor nos capacita para tener una vida victoriosa, al sustituir nuestro egoísmo por su amor y bondad, y proclamar la benignidad de su salvación. Cuando lo hacemos, somos indudablemente un aroma fragante para Dios.


Luego, Pablo pasa a una segunda imagen, en la cual describe a los creyentes como una «carta de Cristo» (3:3). Nuestra vida es una carta que no se ha escrito con tinta común, sino con el Espíritu de Dios. El Señor nos cambia al escribir su Palabra en nuestro corazón, para que otros lean.

Ambas ilustraciones nos incentivan a permitir que la belleza de Cristo se vea en nosotros, para que podamos guiar a las personas a Él. Jesucristo es quien, como escribió Pablo en Efesios 5:2, «nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante».

Señor, que tu esplendor perfume mi vida.
Nuestras acciones hablan más fuerte que nuestras palabras.


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La Ventana del Alma

La Ventana del Alma
La Resurrección: Fábula o verdad?

La resurrección de Jesús es el evento que cambió la historia de la humanidad para siempre. A pesar de ello, ha sido cuestionada desde el mismo momento en que María Magdalena, -el primer ser humano que vio a Jesucristo resucitado- compartió las buenas nuevas a los discípulos: ellos no la creyeron. Y asi como los discípulos, hoy en dia y a lo largo de los dos milenios, han habido millones de hombres y mujeres incrédulos.

Más como referencia esta presentación, ni la resurrección de Jesús, ni la existencia de Dios pueden ser cuestionadas por la opinión de los hombres, porque Dios super existe por encima de cualquier negación y no depende de nuestra confirmación o negación.

Aquellos que podemos aseverar que Jesús resucitó, somos aquellos que tuvimos un encuentro personal con Él -como los discípulos- y esa verdad habita en nuestros genes y en lo más profundo de nuestro ser, y aunque quisiéramos, ya no lo podemos negar.

¿Y tú, mi estimado amigo, amiga, ya tuviste tu encuentro personal con Jesucristo? Si no lo has hecho todavía, hoy es el día, abre tu boca, invoca Su nombre, arrepiéntete de tus pecados y Él te dará Su perdón. Tu serás hecho una criatura nueva y tu vida cambiará para siempre, para bien, pues te has librado de la condena de la muerte eterna y ahora podrás descansar en la esperanza de la vida por la eternidad.

Hoy es el día, mañana puede ser muy tarde. (lgesdJC)
DIOS te bendiga.

Él me sostiene

Jueves 10 de Septiembre, 2015

Nuestro Pan Diario
“Él me sostiene”
(Por Cindy Hess Kasper)

Leer: Salmo 34:1-7
«… No temas, yo te ayudo.» Isaías 41:13

La Biblia en un año: Proverbios 8–9; 2 Corintios 3


Cuando dejé de viajar en familia con mis padres, raras veces iba a visitar a mis abuelos, los cuales vivían a cientos de kilómetros de casa. Así que, un día, decidí tomar un avión para ir a visitarlos durante un fin de semana largo. Mientras íbamos al aeropuerto para mi vuelo de regreso, mi abuela, que nunca había volado, empezó a transmitirme sus temores: «Ese avión en que viniste era tan pequeño… En realidad, no hay nada que te sostenga allí arriba, ¿no? A mí me daría muchísimo miedo subir a esa altura».

Cuando llegó el momento de subir al pequeño avión, yo tenía tanto miedo como la primera vez que volé. Es verdad, ¿qué es lo que, al fin y al cabo, sostiene este avión?


Los temores irracionales, e incluso los legítimos, no tienen que aterrorizarnos. David vivió como un fugitivo; perseguido por el rey Saúl, quien estaba celoso de su popularidad. Solamente encontró paz y consuelo en su relación con Dios, como escribió en el Salmo 34: «Busqué al Señor, y él me oyó, y me libró de todos mis temores» (v. 4).

Nuestro Padre celestial es perfectamente sabio y amoroso. Cuando el miedo comience a abrumarnos, debemos detenernos y recordar que Él es nuestro Dios y que siempre nos sostendrá.

Padre, a pesar de mis temores, sé que estás conmigo. ¡Que tu amor perfecto quite mis miedos y tranquilice mi corazón!
Cuando creemos que Dios es bueno, aprendemos a liberarnos de nuestros miedos.


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Esperanza viva

Martes 8 de Septiembre, 2015
Nuestro Pan Diario
“Ondas de esperanza”
(Por Bill Crowder)

Leer: 1 Pedro 1:3-9

«… nuestro Señor Jesucristo, […] nos hizo renacer para una esperanza viva.» 1Pedro:3

La Biblia en un año: Proverbios 1–2; 1 Corintios 16

En 1966, el senador estadounidense Robert Kennedy hizo una visita influyente a Sudáfrica, donde brindó palabras de ánimo a los opositores del apartheid en su famoso discurso «Una ola de esperanza», pronunciado en la Universidad de Ciudad del Cabo. Declaró: «Cada vez que un hombre lucha por un ideal, o actúa para ayudar a otros o se rebela ante la injusticia, está generando una pequeña ola de esperanza, y millones de esas pequeñas olas, cruzándose entre sí y sumando intensidad, forman un maremoto capaz de derrumbar los muros de resistencia y opresión más poderosos».

En este mundo, la esperanza a veces parece escasear. Sin embargo, el seguidor de Cristo dispone de una esperanza final. Pedro escribió: «Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos» (1 Pedro 1:3).

Por la certeza de la resurrección de Cristo, el hijo de Dios tiene una seguridad mucho mayor que una simple ola. Es una corriente asombrosa de confianza en la fidelidad de Aquel que conquistó la muerte por nosotros. Jesucristo, al triunfar sobre la muerte (nuestro mayor enemigo), nos infunde esperanza en las situaciones más desesperantes.

¿En quién tienes puesta tu esperanza eterna?
En Cristo, los desesperanzados encuentran esperanza.


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La muerte ya fue derrotada

Lunes 7 de Septiembre, 2015

Nuestro Pan Diario
“Continuará…”
(Por david c. mccasland)

Leer: 1 Corintios 15:50-58
«… Sorbida es la muerte en victoria.» 1 Corintios 15:54

La Biblia en un año: Salmos 148–150; 1 Corintios 15:29-58

Durante mi niñez y adolescencia, en la década de 1950, los sábados por la tarde solía asistir a un cine local. Junto con dibujos animados y una película, presentaban una serie de aventuras que siempre terminaba con el héroe o la heroína enfrentando una situación difícil. Daba la impresión de que no había salida, pero cada episodio terminaba con la palabra «Continuará…».

El apóstol Pablo sabía lo que significaba enfrentar situaciones riesgosas. Fue encarcelado, azotado, apedreado; incluso sufrió un naufragio mientras procuraba llevar la buena noticia de Jesucristo a otras personas. Sabía que moriría algún día, pero nunca consideró que ese fuera el final de la historia. A los seguidores de Jesús en Corinto, les escribió: «Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria» (1 Corintios 15:54).

La pasión que impulsaba la vida de Pablo era comunicar a los demás que Jesús, el Salvador, entregó su vida en la cruz para que, al poner la fe en Él, seamos perdonados de todos nuestros pecados y tengamos vida eterna.

Para el creyente en Cristo, la historia de su vida «continuará…» en la presencia de Dios.

Padre, te alabo por regalarme la vida eterna.

En la vida o en la muerte, Cristo es nuestra esperanza.


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