"Fe mala, fe buena"

Viernes 30 de Septiembre, 2016. 

Nuestro Pan Diario 
“Fe mala, Fe buena” 
(Por Tim Gustafson) 

Versículo para hoy: Romanos 4:18-25 
«Tampoco dudó […] de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe…» Romanos 4:20 

Lea la Biblia en un año: Efesios 3 

«Tienes que tener fe», dice la gente. Pero ¿qué significa eso? ¿Cualquier fe es una fe buena? «Cree en ti mismo y en lo que eres —escribió un pensador hace un siglo—. En ti hay algo más grande que cualquier obstáculo». Por muy bonito que suene esto, se hace pedazos cuando se estrella contra la realidad. Necesitamos fe en algo más grande que nosotros mismos. 

Dios prometió a Abram una multitud de descendientes (Génesis 15:4-5), pero enfrentaba un obstáculo enorme: era anciano y no tenía hijos. Cuando él y Sara se cansaron de esperar que el Señor cumpliera su promesa, trataron de vencer esa traba por sí solos. El resultado fue una familia dividida y mucha discordia innecesaria (Génesis 16; 21:8-21) que persiste hasta el día de hoy y ha sido la causa para la pérdida de muchas vidas. 

Nada de lo que Abraham hizo por su propia fuerza funcionó. Sin embargo, al final, fue conocido como un hombre de gran fe. Pablo dijo de él: «creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.» (Romanos 4:18). Esta fe, dijo Pablo, «le fue contada por justicia» (v. 22). 

La fe de Abraham estaba puesta en algo mucho más grande que él: en el Dios único. Lo que marca toda la diferencia es el objeto de nuestra fe. Nuestra fe es buena si está puesta en la Persona correcta que es Jesucristo, no en mi mismo, ni en otros, ni en filosofías humanas, ni en ídolos de barro, ni en amuletos muertos o en cábalas supersticiosas. 

Oración: Amado Padre celestial, hoy te ruego en esta oración Señor, que examines mi corazón y me muestres si la fe que tengo es la correcta; y si no lo es Señor, redargúyeme para que yo pueda arrepentirme y entonces buscar la fe buena, Tu fe. Quiero tener una fe fuerte y sincera en ti; no en mí mismo, ni en mis capacidades, ni en otros sino solo en tu Hijo amado Jesús, amén. - CF Jara- 

La gloria es de Cristo Jesús, por siempre y para siempre. 

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