NAVIDAD, una Retrospectiva desde el Cristianismo Bíblico

 📖🖊  NAVIDAD
Una Retrospectiva desde el Cristianismo Bíblico


Estudio Bíblico para hoy, Lunes 23 Diciembre, 2024. N0. 1258
(Mensaje original publicado en Diciembre 3, 2023)
Por: CF Jara.

«Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!» (Lucas 2:8-14)

  • INTRODUCCIÓN
  • LA FECHA REAL DEL NACIMIENTO DE JESÛS
  • EL ORIGEN DE LA NAVIDAD
  • JESÛS ES LA NAVIDAD
  • TESTIMONIOS
  • CONCLUSIONES
INTRODUCCIÓN

La Navidad es sin dudas, la festividad más celebrada en todo el planeta tierra. Y no sería equivocado admitir que, si el hombre colonizara la Luna y Marte, pues hasta allí se celebrarían estas fiestas. Pero, aunque la Navidad en sí envuelve a toda la tierra en un espíritu de amor y confraternidad, hay varios factores que cuestionan esta festividad, como los siguientes tres:
  1. La fecha del nacimiento de Jesûs que muchos sostienen no es el 25 de Diciembre;
  2. El origen no bíblico sino pagano de la Navidad, y
  3. Los elementos relacionados como el árbol, Noel, los regalos y el consumismo salvaje, etc.
Todo esto ha terminado distorsionando el verdadero sentido de lo que significó para la humanidad el advenimiento a la tierra de DIOS en la figura de Su Hijo Jesûs.

En la actualidad, personas de todas las razas, religiones, países, idiomas, afiliación política, profesión, edad, condición social y económica, etc., aprovechan este tiempo para manifestar a sus familiares, amigos y hasta a desconocidos su aprecio y deseos de bienestar. Pero, inducida por las estrategias subliminales del consumismo sin límites, la humanidad ha caído en la creencia de que la mejor forma de manifestar ese cariño es a través de regalos o presentes. Y para rematar, por falta de discernimiento incluyen en la entrega de los regalos a varios personajes irreales y hasta demoniacos, como papá Noel o santa Claus, y una serie interminable de duendes, gnomos, muñecos de nieve y otros.

También está la polémica en cuanto a los diferentes elementos que componen la celebración como, por ejemplo, los árboles luminosos, de los cuales muchos pastores y predicadores Cristianos denuncian la relación de la celebración navideña con ritos satánicos de los tiempos bíblicos. Por ejemplo, citan varias historias que relatan costumbres y tradiciones paganas tanto del pueblo del Israel bíblico como de otros pueblos, quienes solían iluminar los árboles frondosos con lámparas, velas, candelabros y otros objetos y luego practicaban orgías debajo de esos árboles.

El profeta Jeremías escribe acerca de la costumbre de Israel de vestir árboles frondosos y adorarlos:

«Las costumbres de los pueblos
no tienen valor alguno.
Cortan un tronco en el bosque,
y un artífice lo labra con un cincel.
Lo adornan con oro y plata,
y lo afirman con clavos y martillo
para que no se tambalee.
Sus ídolos no pueden hablar;
¡parecen espantapájaros
en un campo sembrado de melones!
Tienen que ser transportados,
porque no pueden caminar.
No les tengan miedo,
que ningún mal pueden hacerles,
pero tampoco ningún bien.» (Jeremías 10:3-5)

Acerca de “papá Noel,” hay varias leyendas que hablan acerca de un acomodado obispo católico de origen griego, Nicolás de Bari, quien solía hacer regalos a la gente pobre especialmente niños. Esta historia transcurre en el siglo IV, al mismo tiempo cuando el papa católico Julio I emite el edicto de celebrar el nacimiento de Jesûs en las mismas fechas que la celebración de la fiesta pagana en honor a Mitra, donde al final, los adultos solían dar regalos a sus hijos.

Otros elementos como el pesebre, el musgo, las imágenes talladas o esculpidas de los personajes relacionados con el evento, incluido el Jesûs niño, Sus padres, los sabios, los animales de establo, etc., son adiciones que se fueron haciendo con el pasar del tiempo. Pero a pesar de que estos elementos provienen de la tradición popular, algunas de ellas han degenerado en idolatría y paganismo. Por ejemplo, en Hispanoamérica, la gente adora a las estatuillas del “divino niño” ante el cual se arrodillan, le rinden pleitesía y hasta fanatismo, pues muchos creen que la estatuilla es milagrosa pues camina en la casa cuando todos duermen y hasta sale a recorrer el vecindario.

En cuanto a la entrega de regalos, presentes, obsequios, etc., tal como se lee más arriba y según los registros históricos, esta costumbre se practicaba también en las fiestas católicas paganas llamadas “Saturnalias,” que nacieron en el siglo 4 d.C. en los últimos años del imperio romano.

Los detractores de la Navidad, por su lado, esgrimen -y con razón- muchas condiciones de injusticia y desigualdad que imperan en la distribución de la riqueza de la humanidad. Mientras los ricos y los que tienen recursos alrededor del mundo, celebran en todo lo alto, con derroche y hasta con despilfarro, hay millones de niños, mujeres, hombres y ancianos alrededor de toda la tierra que no tendrán qué comer ese día.

Estas son varias de las razones por las que muchos pastores evangélicos predican en contra de la celebración de la Navidad e inclusive destruyen públicamente los árboles navideños y piden a sus congregaciones que hagan lo mismo en sus casas argumentando que los objetos navideños son instrumentos de idolatría.

LA FECHA REAL DEL NACIMIENTO DE JESÛS
«Porque un niño nos es nacido,
hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro;
y se llamará su nombre Admirable, Consejero,
Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.» (Isaías 9:6)

Mensaje original publicado el 16 Diciembre, 2021:

Acerca del 25 de Diciembre como el día y el mes del advenimiento del Señor al mundo, la Biblia no menciona ni confirma esta fecha, pero sí nos da pistas y señales que podemos usar para determinar una fecha más cercana a la verdadera. En cambio, el relato del catolicismo contiene muchas discrepancias que más bien nos alejan de la verdad.

El bebé Jesûs (Iêsus, de acuerdo a Su inscripción en griego) no pudo haber nacido en Diciembre porque tanto en Israel como al igual que los países del hemisferio norte comienzan el invierno en este mes, por lo cual, las temperaturas exteriores oscilan alrededor de los cero grados centígrados. Desde el punto de vista médico, si un bebé recién nacido es expuesto a la intemperie con estas temperaturas, morirá a las pocas horas.

De acuerdo a las señales escatológicas bíblicas cotejadas con datos puros y duros de ciencias como la historia, sociología, astronomía, etc., se puede afirmar que el nacimiento de Jesûs pudo haberse dado en dos meses diferentes a Diciembre, como se nos ha hecho creer: en el mes de “Nisán” (Marzo-Abril) que es el comienzo de la primavera, o en el mes de “Tishréi” (Septiembre-Octubre) que es el comienzo del otoño:
  • En algún día de “Nisán,” que, de acuerdo con la Toráh, es el primer mes del calendario hebreo y que equivale a Marzo-Abril del calendario gregoriano. “Nisán” significa “retoño, primer brote,” y fue en este mes que se dio de la salida de los Hebreos de Egipto; y
  • En algún día de “Tishréi” que, de acuerdo con la Toráh, es el séptimo mes del calendario hebreo y que equivale al mes de Septiembre-Octubre del calendario gregoriano. De acuerdo a la Toráh, en el séptimo mes los Israelitas celebraron las fiestas del perdón o “Yom Kippur.”
Acerca del año de nacimiento de Jesûs, tampoco hay certeza, pero la Biblia también nos da pistas al respecto. Aunque cada cierto tiempo aparecen nuevas conjeturas mientras otras se van descartando, sin embargo, se puede determinar una fecha cercana estudiando algunos eventos históricos y astronómicos que sucedieron en los cielos en aquellos tiempos bíblicos, y que, cotejados con la información registrada en la Biblia, coinciden con las profecías del nacimiento del Hijo de Dios en la tierra.
Por ejemplo, debido a la aparición en los cielos de algunos fenómenos astronómicos, las teorías ubican el nacimiento de Jesûs entre los años 6 a.C. y 3 d.C. Los relatos bíblicos de Mateo 2:2 y de Lucas 2:17 hablan de la estrella de Belén, que según algunos expertos pudo ser la estrella Aries, mientras que otros sostienen que fue la conjunción de algunos planetas.

Esta conjunción planetaria que, de acuerdo a la NASA, se dio en ese tiempo, es la misma alineación perfecta de los dos planetas del sistema solar más grandes y brillantes, Júpiter y Saturno, lo cual creó un efecto de un súper fulgor alrededor de esos dos planetas.

Según los científicos, el fenómeno astronómico de la conjunción de Júpiter y Saturno se produce alrededor de cada 400 años. Si hacemos el ejercicio de ir atrás en la historia, llegamos a los años cercanos al cero. A pesar de que es una coincidencia extraordinaria, todavía no tenemos una fecha exacta. Pero lo que sí se sabe es que la historia humana registra hechos importantes que cambiaron el rumbo de la humanidad y que sucedieron en los años que estos dos planetas se alinearon, como, por ejemplo:
  1. Año Cero, nacimiento del Hijo de Dios, Jesûs, en Belén de Judá;
  2. Año 400 d.C., caída del imperio Romano;
  3. Año 800 d.C., se instituye el calendario “Anno Domini” como el método prevalente en el mundo para contar los años a partir del nacimiento de Jesûs: los años posteriores, como el tiempo "después de," y los años anteriores, como el "tiempo antes de".
  4. Año 1200 d.C., caída del imperio Otomano;
  5. Año 1600 d.C., la llegada de los “Peregrinos” a lo que hoy se conoce como los Estados Unidos; y
  6. Año 2020 d.C., la pandemia provocada por el hombre y el Confinamiento Mundial.
Sin embargo de todo esto, y para nuestra alegría, hay otra teoría que podría ser más exacta y que está basada también en estudios de la NASA y en los registros históricos astronómicos, que posicionan el advenimiento del niño Jesûs en el 12 a.C., pues en ese año apareció en los cielos del Medio Oriente, una estrella mucho más grande y brillante que las otras y que se acerca más al relato bíblico. Esta “estrella” es el cometa Halley:
  1. Los registros científicos-históricos sobre la aparición del cometa Halley comienzan en el año 466 a.C. y continúan en el 239 a.C., 164 a.C., 87 a.C. y 12 a.C. Si usted quiere hacer el cálculo, recuerde que el cometa Halley aparece cada 75, 77 o 79 años;
  2. Entonces, si los registros de la NASA son exactos, el cometa Haley apareció en los cielos de Oriente Medio a comienzos del año 12 a.C. Esto quiere decir que Jesûs nació en algún día del mes de Nisán del año 12 a.C.;
  3. Los datos astronómicos informan que el paso del cometa por los cielos de la tierra fue de alrededor de dos años hasta alcanzar su perihelio (máximo esplendor);
  4. Los sabios de Oriente, que conocían la profecía de la llegada del Salvador de Israel, ven por primera vez al cometa en las mismas fechas, es decir, al comienzo del 12 a.C. Entonces iniciaron el viaje por camello lo cual les tomaría dos años arribando a Jerusalén primero y luego a Belén, en el año 10 a.C. cuando Jesûs ya tenía dos años de edad;
  5. Según la Biblia, luego de que los sabios visitaran al rey Herodes y le comentaran que iban a visitar al niño que había nacido como cumplimiento de la profecía, Herodes, judío edomita cuyo hijo condenó a la muerte a Jesûs, ordena matar a todos los niños de dos años para abajo en toda la región. La historia reporta esa matanza en el año 10 a.C.;
  6. La Biblia dice también que la noche anterior a que Herodes emitiera dicho edicto, el arcángel Gabriel se presenta a José y le da instrucciones que tome a María y al niño Jesûs y huyan esa misma noche a Egipto, donde se quedaron a vivir por 6 años;
  7. En el año 4 a.C. fallece Herodes y le sucede su hijo, Herodes Arquelao;
  8. Entonces, el arcángel Gabriel se presenta otra vez a José y le dice que regrese a Israel pero que no vaya a Belén de Judea, sino directo a Nazareth, ciudad ubicada en la Galilea. Jesûs tenía 8 años cuando regresó, de acuerdo al evangelio apócrifo de Tomás, que relata también varios eventos y milagros en la infancia del Señor, desde Su retorno de Egipto hasta los años de Su adolescencia;
  9. Si los registros astronómicos de la NASA no cambian, entonces la conexión divina entre la aparición del cometa Halley y el nacimiento de Jesûs el Mesías de Israel en el año 12 a.C. es completamente fiable;
  10. Por lo tanto, si Jesûs nació en el año 12 a.C. y el año de la crucifixión, muerte y resurrección del Señor se dio entre los años 30 y 33 d.C., la posible edad que pudo haber tenido Jesûs al momento de Su muerte en la cruz habría sido entre 42 y 45 años, y no 33 años como nos han hecho creer.
Himno de Adoración “Gloria En Las Alturas”
Por: Abel Zavala

La razón de celebrar el tiempo de navidad
Es porque Cristo nació
Êl es vida y esperanza para la humanidad
Es el hijo de Dios
Junto con ángeles hoy, cantemos a una voz
Gloria en las alturas
Paz en la tierra a los hombres
Gloria en las alturas
Cristo Jesús nació
El regalo más hermoso que Dios al mundo dio
Fue su hijo Jesús
Vino a darnos vida eterna, vino a dar salvación
Y a mostrarnos su luz.

Junto con ángeles hoy, cantemos a una voz
Gloria en las alturas
Paz en la tierra a los hombres
Gloria en las alturas
Cristo Jesús nació.

Gloria en las alturas
Paz en la tierra a los hombres
gloria en las alturas
Cristo Jesús nació
Nació el salvador Jesús.
Adoramos en el santo nombre de Tu Hijo amado,
Yeshûa HaMashiaj, amén y amén.»

EL ORIGEN DE LA NAVIDAD
«¿Dónde está el rey de los Judeanos, que ha nacido?
Porque su estrella hemos visto en el oriente,
y venimos a adorarle.» (Mateo 2:2)

Mensaje original publicado el 5 Diciembre, 2022:

Bendiciones amados hermanos. La humanidad se encuentra a las puertas de la celebración universal de las fiestas conocidas como “Navidad,” que implican un tiempo de celebración, gozo, amor y sobre todo, la entrega de regalos y presentes como muestras de amor y cariño hacia otros.

Sin embargo, la Navidad es otra falsedad que se ha instalado tanto en el mundo como en la iglesia cristiana evangélica. Para sustentar esta declaración de que la Navidad no es bíblica, por lo tanto, no debe ser celebrada por los Cristianos bíblicos, nos basaremos en dos argumentos principales:
  1. La celebración de la Navidad nació en el siglo 4 de nuestra era, pero no para celebrar el advenimiento de Jesûs a la tierra sino como la continuación de las fiestas paganas nacidas en el imperio romano y mantenidas por la iglesia católica llamadas "Saturnalias"; y
  2. La Biblia no establece en ninguna parte que Jesûs nació el 25 de Diciembre del año cero (0). Lo que si muestra la Biblia son señales alrededor del magno evento que partió la historia de humanidad en dos.
La Biblia dice también que DIOS usa las obras malvadas del enemigo, en este caso, la celebración de la Navidad para bendecir a la humanidad y llamar a la gente del mundo a buscar de Êl, a arrepentirse de sus malos caminos y entregar sus vidas a Jesûs, el único que nos puede otorgar el perdón a nuestras transgresiones y darnos acceso a la vida eterna. Por eso, si se ha de celebrar algo o a alguien en estas fiestas, ha de ser a Jesûs, el regalo más grande que Dios le dio a la humanidad.

Las Saturnalias

Amados hermanos, la celebración de la Navidad incluye varios factores religiosos, sociales, tradicionales, festivos, etc., pero, sobre todo, el consumismo despiadado. Todo para dizque demostrar amor y cariño de unos para los otros a través de la entrega de regalos y presentes, lo que en muchos casos termina provocando endeudamientos innecesarios de la mayoría de los seres humanos, y que a los únicos que beneficia, y grandemente, es a los bancos y tarjetas de crédito, los “dueños del dinero, los amos del mundo.” Pero lo más grave es que la mayor parte de la gente se olvida del elemento predominante en estas fechas que es recordar el advenimiento del Salvador del mundo a la tierra.

Aquellos que denostan esta celebración sostienen que, debido al consumismo y materialismo feroz que se han apoderado de la Navidad, el verdadero sentido de estas fiestas se ha ido corrompiendo con el pasar del tiempo. Pero la verdad es que la Navidad nació corrupta, pues los inventores de esta festividad, los papas y la iglesia católica de los primeros siglos, la instituyeron para culminar otra celebración romana pagana llena de pecado y depravación conocida como “las Saturnalias,” cuya dinámica incluye (si, incluye, porque todavía se celebran) la entrega de regalos entre los participantes en medio de terribles bacanales (orgías sexuales). Entonces, ya de por sí, la Navidad NO debe ser celebrada por quienes creemos que Jesucristo es nuestro Señor y Salvador.

Las Saturnalias se instituyeron en el imperio romano para adorar, venerar y exaltar a la gran mancha en forma de hexágono que está en el polo norte del planeta Saturno, que, a su vez, es el principal dios de los romanos. Esta extraña formación gigantesca en forma de hexágono ya había sido visualizada por los astrólogos de la antigüedad. En 2018, la sonda Voyager descubrió un segundo hexágono.

Para los efectos del mensaje, compartimos la fórmula geométrica tanto del hexágono de Saturno -o cualquier hexágono- y de la estrella de Renfán (falsamente atribuida a David), y que es el número del Anticristo: 666.
6 LADOS IGUALES,6 ANGULOS RECTOS,6 TRIANGULOS PERFECTOS => 666
Un dato interesante es que la palabra "Saturno" viene del latín “Saturnus” que era el nombre del dios romano de la opulencia. De “Saturnus” se origina el término “Shabbat,” que en hebreo significa “día de descanso” y en español “sábado.” Por ello, la celebración de los judíos actuales del Shabbat como su día de descanso no es bíblica sino al contrario, pues celebran a Saturno y no a Jesûs, quien es el verdadero "Señor del Sabat."

En 1895 se funda el partido sionista israelí y se adopta como símbolo del judaísmo a la “estrella del rey David” que nunca fue de David sino del demonio Renfán, usada por los Sumerios en los ritos satánicos y de brujería. En 1948, cuando los sionistas fundan el estado no bíblico de Israel, insertan este amuleto satánico en la bandera y han convencido al mundo que es la estrella del rey David.

A continuación, un resumen cronológico de los diferentes eventos que fueron dando forma a la celebración de la Navidad, no como una fiesta del Cristianismo, sino como la continuación de fiestas paganas:

Año 4.000 a.C.
Los astrónomos Sumerios visualizaron la mancha en forma de hexágono en el polo norte del planeta Saturno. De allí salió la estrella de 6 puntas para su dios Renfán, que aquellos la usaron para sus ritos satánicos de brujería y hechicería. Esta estrella es llevada siglos más tarde a Judea tanto por los Judeanos que volvieron del exilio en Babilonia, siglo 5 a.C., como por los kházaros que llegaron a Palestina en el siglo 1 d.C.

Siglo 5-4 a.C.
Volviendo a las Saturnalias, el imperio romano se originó en el siglo 4 a.C., y las Saturnalias empezaron a celebrarse por esos años como continuación de la tradición sumeria, pues los astrónomos griegos y romanos también vieron aquella mancha en Saturno. Dichas celebraciones empezaban la primera semana del mes que más tarde se llamó diciembre, y terminaban al final de la tercera semana. La razón para ello es que el 21 de diciembre empieza el solsticio de invierno del sol lo cual provoca la reducción de las horas de luz en el día en el hemisferio norte, y eso se interpretaba como la muerte de la creación.

Entonces, los romanos querían iluminar al mundo, llenaban sus hogares con ramas y arbustos, encendían muchas velas y antorchas e intercambiaban regalos, pero, sobre todo, intercambiaban los roles entre los integrantes de la sociedad: los hombres se vestían de mujeres, y las mujeres de hombres; los amos se vestían de esclavos, y los esclavos de amos; y a los niños les vestían como adultos y al revés. Parecería un juego inocente, sin embargo, el intercambio de roles también incluía la parte sexual. Y ya se puede imaginar la terrible depravación generalizada que incluía fornicación, adulterio, homosexualismo, lesbianismo, pedofilia, etc., todo al pie del dios Saturnus.

Siglos 4-5 d.C.
En el siglo IV de nuestra era, los papas de la recién nacida iglesia católica adoptaron esta celebración para promover la conversión de los romanos al catolicismo. Como estas celebraciones sucedían en las tres primeras semanas de diciembre con libaciones, comelonas y fornicación, la iglesia católica inventó la Navidad en la cuarta semana de diciembre para celebrar la venida de Jesucristo a la tierra, a manera de expiación de los pecados, tal y cual sucede con el carnaval y el miércoles de ceniza.

Varios documentos de la época romana, como el almanaque del siglo IV, señalan que, además del festival de las saturnales, los romanos tenían otra celebración: la del “Sol Invictus” o “nacimiento del sol invicto o no conquistado” que se celebraba cada 25 de diciembre, de acuerdo con el Calendario de Filocalus. Y es en ese documento donde los papas relacionan por primera vez al “Sol Invictus” del 25 de diciembre con el nacimiento de Jesûs.

Entre los años 320 y 353 de nuestra era, el papa Julio I fijó la celebración de la Navidad como solemnidad cada 25 de diciembre. En el siglo V, el papa León I confirmó la fecha del 25 de diciembre como la fecha de conmemoración del nacimiento de Cristo y como una de las principales fiestas de la iglesia católica. Finalmente, el emperador Justiniano declaró en el año 529 d.C. a la Navidad como la fiesta oficial del imperio.

Siglo XV d.C.
Años más tarde, en el siglo XV, el historiador italiano Polidoro Virgilio hizo notar las similitudes entre varios ritos paganos y la celebración de la Navidad, por ejemplo, a la celebración inglesa conocida como “el señor del desgobierno,” que ocurría el día de Navidad, cuyas actividades eran muy parecidas a lo que se hacía durante las saturnales.

JESÛS ES LA NAVIDAD
«Yo, la luz, he venido al mundo,
para que todo aquel que cree en mí
no permanezca en tinieblas.» (Juan 12:46)

Mensaje original publicado el Lunes 25 de Diciembre, 2017.

La joven María había alumbrado finalmente a su Hijo, aquel de quien el ángel le había dicho que fue procreado por obra del Espíritu Santo, que era el Hijo de DIOS y que habrían de llamarlo “Jesûs, el Salvador.” Y mientras el niñito y su madre descansaban en el camastro de paja y heno hecho al apuro por José, varios pastores de la zona empezaban a llegar hacia aquel establo. Y cuando llegaban, se inclinaban de rodillas y se postraban delante del bebé. Ellos sentían en sus corazones que lo que el ángel les había dicho momentos atrás era cierto: “Les había nacido el Redentor.”

El nacimiento de Jesús es sin duda la historia de amor más sublime de todas las que se han escrito jamás, no solo porque se trata de la venida del Hijo de Dios como humano para dar Su vida como pago de sangre por los pecados de la humanidad, sino por los antecedentes alrededor de ese nacimiento: Siendo el niño nacido el Hijo del Dios Todopoderoso, vino a nacer en un humilde pesebre de paja y heno, dentro de un establo abierto al aire libre, y rodeado de vacas, asnos, ovejas y humildes pastores. Todo totalmente opuesto a la portentosa venida del Mesías de Israel que los profetas habían anunciado a través de los milenios.

Y esa precisamente debe ser la esencia de la celebración de la Navidad, observar una absoluta pero sincera humildad ante todo y todos, porque DIOS por Su infinito amor, nos concedió el perdón eterno a través de enviar a la tierra a Su Hijo unigénito para la consumación de Su plan redentor.

Pero la realidad actual del mundo ha provocado que dentro de la iglesia cristiana surjan, y con mucha razón, muchos detractores de esta celebración, primero por sus orígenes paganos, como vimos más arriba, y luego porque la Navidad se ha convertido en el tiempo donde la injusticia brilla a su máximo nivel. La parte de la humanidad que tiene recursos, se lanza alocadamente a un despiadado consumismo banal, cuyo propósito supuestamente es demostrar amor y afecto a sus familiares y amigos través de regalos materiales. Pero al mismo tiempo, hay otros cientos de millones de seres humanos por todo el mundo que se irán a dormir con sus estómagos vacíos porque no tienen qué comer, precisamente en la noche que se celebra el nacimiento del Salvador del mundo.

Por ello, los Cristianos debemos celebrar la Navidad llenos de gozo y alegría pero de una manera austera, no con hipocresía sino sintiendo el dolor y la necesidad de los pobres y despreciados del mundo. Y si tenemos recursos, invertirlos mejor en bendecir a aquellos de nuestros vecinos, amigos, familiares, o cualquier otro ser humano que evidentemente está pasando por tiempos de hambre y necesidad. Entonces lograremos despertar el verdadero espíritu de la Navidad que es la esperanza por tiempos mejores basados en el hermoso y por siempre eterno regalo que nuestro Creador nos dio en Jesûs, el camino hacia la vida eterna, allá donde no hay más hambre, necesidad, injusticia, dolor, pena, pobreza, enfermedad, soledad, ni muerte.

La Navidad así mismo, debe ser un tiempo para perdonar a aquellos que nos hicieron mal, pero, sobre todo, buscar el perdón de aquellos a quienes nosotros hicimos mal, de manera sincera y humilde. Así estaremos honrando el regalo maravilloso que DIOS nos dio.

Debido a que la historia se escribe en el tiempo posterior al de los hechos, aún no se puede afirmar que el evento remarcable de lo que va el siglo 21 podría ser el atentado a las Torres Gemelas, los dos tsunamis terribles de Indonesia y Japón, el virus y la pandemia satánicos que sumieron en el temor y encierro a billones de seres humanos alrededor del mundo, las sangrientas guerras, la violencia social por doquier, la desvergonzada corrupción de la mayoría de gobernantes y líderes políticos del mundo, etc., etc.

Pero lo que sí se puede afirmar es que dos mil años después del advenimiento de Jesucristo a la tierra, el Hijo de Dios, el Mesías, el Cordero Santo, el Admirable Consejero, Príncipe de Paz, Hacedor de Maravillas, Sanador, Libertador, Redentor de la humanidad y sesenta y ocho títulos más, está y permanece vigente a pesar de todos los esfuerzos que el príncipe de este mundo ha hecho para negar el Nombre de Aquel que es el Alfa y la Omega de todas las cosas. Moisés escribe en el versículo 3 del capítulo 1 del libro de Génesis,

«Y dijo DIOS: Sea la luz; y fue la luz.»

Y hay una sola luz, la luz de la vida. Y el bebé que nació en Belén fue la Luz, es la Luz. Ni la luz de todas las potencias de los cielos juntas, o la más poderosa luz artificial producida por el hombre, no pueden, de ninguna manera, ni podrán igualarse ni hacer las obras que hace la única Luz verdadera, que es Jesûs, quien en pleno ministerio declaró de Êl mismo:

«Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.» (Juan 12:46).

Jesucristo es la luz verdadera, inefable, innegable, incomparable, inimitable, única, magnifica, gloriosa, admirable, santa, real, que da vida, que sana, que restaura, que salva, que vence al mal, que provee, que santifica, que da revelación, que perdona todo pecado, que da la vida eterna.

Y la Navidad nos debe recordar acerca de aquella Luz que, en aquella noche de aquel año, en un humilde pesebre llegó a la tierra, trayendo la esperanza para que la humanidad tenga la opción de ser redimida, salvada y encaminada hacia la vida eterna, como era el plan original de DIOS y que se truncó por la obra del maligno. La Navidad no deben ser los regalos materiales ni las compras locas, sino la celebración de que estamos vivos por la gracia de Dios y de que, gracias a Cristo Jesûs, estaremos vivos por la eternidad.

Si como Cristiano voy a celebrar la Navidad con sus tradiciones, que no me olvide que en el regalo que tengo para mi esposa, para mis hijos, yo quiero manifestar mi amor por ellos, y a través de ese regalo quiero que ellos recuerden que mi amor por ellos es posible gracias al amor que Jesûs tuvo conmigo. La demostración de amor para nuestros prójimos debe ser constante, cada día, cada momento, sin embargo, es válido el tener una fecha especial para manifestar ese amor. Pero también es necesario que tanto la Cristiandad como la humanidad recuerden el amor de Dios por Su creación, y a Jesûs nuestro Salvador, el regalo inefable, infinito y por siempre eterno.

Finalmente, amados hermanos, si la Navidad se celebra a pesar de sus orígenes, del mal uso y mala interpretación que hacen muchos, es porque DIOS lo permite. Pero nosotros no debemos perder nunca de vista al verdadero motivo de la Navidad, a Jesûs, el amor más puro, eterno e inconmensurable que ha existido y existirá jamás.

Y si alguien siente dar un regalo a un ser querido porque lo ama, hágalo, pero hágalo en el nombre de Jesûs, para que toda la gloria sea para Êl. Así que hermanos, vamos todos juntos a celebrar en esta Navidad a Jesûs, el eterno e infinito regalo que Dios nos dio y a compartirlo con todos los seres humanos.

Mis amados hermanos, no es presuntuoso afirmar que, aunque las fechas acerca del nacimiento de Jesûs sean incorrectas, y que los orígenes de la Navidad sean paganos, lo más importante es el hecho mismo del advenimiento del Señor a la tierra, lo cual primero, partió la historia de la humanidad en dos, en el tiempo antes de Êl y en el tiempo después de Êl. Y segundo, lo más importante, que el nacimiento del Hijo de Dios ha provisto a toda la humanidad de una única vía para accesar a la eternidad después de que nuestra vida termine en esta tierra.

Hombres y mujeres de cualquier raza, lengua, país, religión, creencia, historia, estatus social, profesión, etc., pueden accesar al perdón de sus perversidades a través de Jesûs. Y una vez arrepentidos de esa vida de pecado, entonces serán hechos hijos de Dios y podrán vivir por la eternidad.

TESTIMONIOS NAVIDEÑOS

Testimonio #1, OH NOCHE SANTA
«Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor,
y la gloria del Señor los rodeó de resplandor;
y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo:
No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo,
que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy,
en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.» 
(Lucas 2:9-11 RV 1995)

Mensaje original publicado el Lunes 3 de Febrero, 2020.

En la noche de Navidad del año 1847, los habitantes de la pequeña aldea de Roquemaure, localizada cerca de Marsella, al Sur de Francia, fueron los testigos de honor de la primera ocasión que la canción navideña “O Holy Night” (Oh Noche Santa, en español) fue entonada en público, en la misa de medianoche.

Pero los presentes, en lugar de reaccionar con aplausos cuando la cantante, Madame Laurey terminó la canción, se quedaron perplejos ante la majestuosidad, tanto de la letra como de la música de esta melodía que exaltaba la gloria de Dios como nunca antes habían oído. Y todos, en medio de un asombro infinito, guardaron silencio sacrosanto como si el Creador del Universo hubiese venido en persona a escuchar este hermoso himno en Su honor.

Sin embargo, es necesario recalcar que tanto el autor de la letra como el compositor de la música, eran de todo, menos creyentes. En el caso del escritor Placide Cappeau, era un judío que, por su religión, tendía no solo a negarse a adorar a Jesús sino a rechazarlo. Por un accidente en su niñez mientras jugaba con un amigo, su mano derecha fue amputada, pero el padre del amigo le pagó la educación.

Después de estudiar leyes, Cappeau regresó al pueblo a cuidar a sus padres envejecientes. Abrió un negocio próspero de vinos y escribía poemas. En los primeros días de Diciembre de ese año, Eugene Nicolás, el párroco del pueblo, pidió a Cappeau que escribiese la letra de una canción sobre el nacimiento de Jesûs para ser cantada en la misa de la Navidad. En realidad, el párroco quería estrenar el viejo órgano que había sido reparado.

Cappeau pensó que la mejor fuente para encontrar datos para su canción era la historia del nacimiento del Mesías relatada en la Biblia, capítulo 2 de Lucas, así que tuvo que leer la Biblia Cristiana. La tarde del 3 de Diciembre de 1847, mientras iba a Paris, la letra le vino como un torrente. Impresionado él mismo con la portentosa partitura, fue en busca de su amigo compositor Adolphe Adam para que pusiera la música, pero éste se negó porque tenía mucho trabajo.

Adam era también judío y no celebraba la Navidad. Sin embargo, cuando supo que quien cantaría era Emily Laurey, accedió, pues tenían una vieja amistad con ella de muchos años. Y el resultado fue una majestuosa melodía acorde a la letra.

En cuanto a Emily Laurey, cantante conocida como Madame Laurey, ella y su esposo Pierre se habían mudado al pueblo por esos días, pues él era un ingeniero civil que había sido enviado a supervisar la construcción de un puente. El párroco supo de Emily y le pidió que cantara la canción que había encomendado a Cappeau quien volvió de Paris con la melodía lista.

En la medianoche de esa Navidad de 1847, la canción fue cantada por primera vez, causando un gran asombro y un sentimiento de gratitud hacia Dios en todos los asistentes. Pronto se hizo famosa y fue cantada en Paris, en toda Francia, en Europa y se extendió por el mundo.

Tres años después, en 1850, el himno llegó a Estados Unidos, y el activista por los derechos de los esclavos, Sullivan Dwight lo tradujo al inglés, impresionado por la potencia de la declaración de libertad y paz que la letra original en francés transmitía. Al mismo tiempo, en Francia, la canción fue prohibida por la iglesia católica debido a que el autor y compositor eran judíos. Pero no importó porque la canción empezó a ser cantada en cada esquina, casa, iglesia, plaza, pueblo y ciudad de Francia, Europa y en poco, en el mundo entero.

Hay muchas historias impresionantes alrededor de este himno, especialmente aquellas que relatan eventos que sucedieron en medio de guerras. Los soldados lo entonaron en la víspera de la Navidad, y treguas de paz cubrieron aquellos campos de batalla.

La hermosa historia acerca de este poderoso himno navideño nos recuerda la declaración bíblica de que Dios usará hasta las piedras si es necesario para transmitir Su mensaje a la humanidad, porque el Señor no hace acepción de personas, y porque todos los seres humanos, creyentes o no, somos hechura del Dios Altísimo. No importan nuestras debilidades y defectos, si el Señor nos llama a servirle, poderoso es para usarnos por el poder de Su Espíritu Santo, pues sabe que ni un solo humano, ni uno solo, es capaz de hacer algo bueno por sí mismo.

Así que, hermano, hermana, si el Señor te está llamando a servirle, no te detengas, obedece, deja que Êl escriba una hermosa melodía usando tus manos.

Testimonio #2, EL PEQUEÑO EVANGELISTA
«He aquí, yo estoy a la puerta y llamo;
si alguno oye mi voz y abre la puerta, 
entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.» (Apocalipsis 3:20)

Mensaje original publicado el

Era cerca de Navidad en aquel pueblecito de la Patagonia chilena. Todos los domingos por la tarde, después del culto en la iglesia, el Pastor y su hijo de 11 años, Diego, iban al pueblo a repartir tratados a cada persona que veían. Aquel domingo en particular, cuando llegó la hora de ir al pueblo a repartir los tratados, estaba muy frío afuera y comenzó a lloviznar.

El niño se puso su ropa para frío y le dijo a su padre,
-'OK, papá, estoy listo'.

El Pastor le dijo
¿'Listo para qué?'
-'Papa, es hora de ir afuera y repartir nuestros tratados.'

El papá respondió,
-'Hijo, está muy frío afuera y esta lloviznando.'

El niño miró sorprendido a su padre y le dijo,
-'Pero Papa, la gente se está yendo al infierno aún en los días lluviosos.'

El Papa contestó,
-'Hijo no voy a ir afuera con este tiempo.'

Con desespero, el niño dijo,
-'Papa, ¿puedo ir yo, por favor?

Su padre titubeó por un momento y luego dijo,
-'Hijo, tu puedes ir. Aquí tienes los tratados, ten cuidado.'

El niño respondió emocionado
-'Gracias papá!'

El pequeño de 11 años caminó bajo la lluvia por todas las calles del pueblo, puerta por puerta repartiendo los tratados a las personas que veía. Después de 2 horas, empapado y con frío, a Dieguito le quedaba un solo tratado. Se detuvo en una esquina y miró a ver si veía a alguien a quien darle el devocional, pero las calles estaban totalmente desiertas. Entonces se dirigió hacia la primera casa que vio. Una vez frente a la puerta del frente tocó el timbre por varias veces, pero nadie salió.

Después de golpear varias veces, el niño decidió irse, pero algo lo detuvo. Se volteó nuevamente hacia la puerta, comenzó a tocar el timbre y a golpear la puerta fuertemente con los nudillos. Algo lo aguantaba. Tocó nuevamente el timbre y la puerta finalmente se abrió suavemente.

Salió una señora, con una mirada muy triste y suavemente le preguntó,
-¿Qué puedo hacer por ti, hijo?

Con unos ojos radiantes y una sonrisa de felicidad, Diego le dijo,
-Señora, lo siento si la molesté, pero solo quiero decirle que “JESUS REALMENTE LA AMA” y vine para darle mi último tratado que habla sobre JESUS y SU GRAN AMOR.

Ella, con su mirada tristísima, pero con gran dulzura le dijo,
-'Gracias Hijo, que DIOS te bendiga.'

El niño le entregó el tratado y se fue.

El siguiente domingo por la mañana el pastor estaba en el púlpito y cuando comenzó el servicio preguntó:

-¿Alguien tiene un testimonio o algo que quiera compartir?

Lentamente, en la fila de atrás de la iglesia, una señora mayor se puso de pie. Cuando comenzó a hablar, una mirada radiante y gloriosa brotaba de sus ojos.

-'Nadie en esta iglesia me conoce.
 
-Nunca había estado aquí, inclusive hasta el domingo pasado no era cristiana.
 
-Mi esposo murió hace un tiempo atrás dejándome totalmente sola en este mundo.
 
-El domingo pasado fue un día particularmente frío y lluvioso, y también lo fue en mi corazón pues sentía haber llegado al final del camino, no tenía esperanza ni ganas de vivir...

La anciana hizo una pausa, y continuó, 

-Entonces tomé una silla y una soga y subí hasta el ático de mi casa.
 
-Amarré la soga y la aseguré a las vigas del techo; luego me subí a la silla y puse el otro extremo de la soga alrededor de mi cuello.
 
-Parada allí, tan sola y con el corazón destrozado estaba a punto de tirarme, cuando de repente escuché el sonido fuerte del timbre y de la puerta.
 
-Entonces pensé, 'Esperaré un minuto y quien quiera que sea se irá'.
-Esperé y esperé, pero el timbre de la puerta cada vez era más fuerte e insistente.
 
-Después de una pausa, aquella persona comenzó a golpear con más fuerza.
 
-Entonces me pregunté, ¿Quién podrá ser?
-Nadie ha tocado mi puerta ni ha venido a visitarme en mucho tiempo.

-Entonces solté la soga de mi cuello y fui hasta la puerta, mientras el timbre seguía sonando cada vez más fuerte.

-Y cuando abrí, no podía creer lo que veían mis ojos, frente a mi estaba el más radiante y angelical niño que jamás había visto.

-Su sonrisa, ohhh, ¡nunca podré describirla!

-Las palabras que vinieron de su boca hicieron que mi corazón, muerto hace tanto tiempo, volviera a la vida cuando dijo con voz de querubín:

-'Señora, solo vine a decirle que Jesús realmente la ama.'

-Cuando el pequeño ángel desapareció entre el frío y la lluvia, cerré mi puerta y leí cada palabra del tratado.

-Entonces fui al ático a quitar la silla y la soga.

-Ya no las necesitaría más.

-Como ven, ahora soy una niña feliz del REY, y como la dirección de esta iglesia estaba en la parte de atrás del tratado, vine personalmente a decirle ‘GRACIAS’ a ese pequeño ángel de DIOS que llegó justo a tiempo y de hecho rescató mi vida de una eternidad en el infierno.'

Mientras todos lloraban en la iglesia, y le daban Gloria y honor al REY DE REYES, el Pastor bajó del púlpito hasta la primera banca del frente donde estaba sentado el pequeño ángel. Tomó a Dieguito en sus brazos y lloró y gimió incontrolablemente.

Aquella congregación probablemente nunca tuvo un momento más glorioso y sublime que éste. El Espíritu Santo se apropió de la anciana y de todos los presentes, quienes, en medio de abrazos y sollozos de felicidad, le daban gracias al Señor por el hermoso regalo de Jesûs, Su Hijo amado.

Probablemente este mundo nunca vio a un padre como el Pastor, tan lleno de amor y orgullo por su hijo….. Excepto por uno.

Este PADRE permitió a Su hijo venir a un mundo frío y oscuro. Muchos de nosotros estuvimos con la soga en nuestro cuello, o el arma en la sien, o las pastillas listas para ser engullidas, o a punto de tirarnos debajo de un auto, o un tren.

Pero Êl llegó a nuestras vidas en el momento preciso. Y aunque no queríamos oír y nos negábamos a abrir nuestro corazón, Jesûs tocó con fuerza, esperó y volvió a tocar la puerta de nuestra vida, que estaba destrozada, sin esperanza, solo esperando la muerte.

Así como la anciana de esta bella historia, millones de millones han sido salvos y redimidos por un nombre: Jesûs de Nazareth, quien llegó a la tierra a cumplir con Su misión como un bebé. Y cuando Jesucristo volvió a los cielos, triunfante e invencible, Su Padre debió haberlo recibido con una felicidad inmensurable, en medio de un festejo celestial portentoso.

Y todos los cielos, los ángeles, arcángeles, serafines y querubines le dieron toda la gloria, todo el honor y toda la honra al REY DE REYES. El Padre sentó a Su Hijo amado a la diestra de Su trono y le dio poder sobre todo principado y puso Su nombre sobre todo nombre, JESÚS, el Inmortal e Invencible Salvador y Redentor del mundo.

Dios bendiga tus ojos por leer este mensaje, pero no lo guardes, pásalo a tus contactos y amigos, es posible que alguien pudiera estar necesitando abrir las puertas de su vida a Jesucristo. O quizá, el mensaje que DIOS te ha hecho llegar podría salvarle la vida a alguien.

Testimonio #3, DIOS HABLA POR LA RADIO
«Mas Tú, YHWH, no te alejes; fortaleza mía,
apresúrate a socorrerme. Libra de la espada mi alma,
del poder del perro mi vida. Sálvame de la boca del león,
y líbrame de los cuernos de los búfalos.» Salmo 22:19-21

Mensaje original publicado el Viernes 22 de Diciembre, 2017.

En la fría madrugada del lunes 15 de Diciembre de 1996 como a eso de las 5am, me encontraba completamente solo en la estación de la calle 77 de la Avenida Roosevelt, en la ciudad de New York, esperando el tren para ir a trabajar. El frio calaba mis huesos, especialmente porque no tenía la ropa apropiada de invierno. Es que había acabado de llegar a este país y no sabía nada acerca de la ropa que usar, el frio del invierno, la nieve, etc.

Y para completar el triste escenario, una profunda depresión agobiaba mi alma pues había perdido todo, mi negocio, mi casa, mi trabajo de muchos años. Hasta la familia y casi todos los amigos, inclusive la esperanza me había abandonado. Pero los únicos que se quedaron conmigo fueron los pensamientos suicidas.

Esa madrugada empecé a planear mi muerte. Decidí que terminaría con mi vida arrojándome debajo de las ruedas del tren. A lo lejos divisé la luz del faro delantero de esa mole de acero y hierro acercándose; me puse de pie y empecé a calcular el momento. Pero en eso, dos personas entraron a la estación y se pararon, la una a mi derecha y la otra a mi izquierda. Volteé a mirarlos, como preguntándoles:

-“¿Y es que no podían escoger otro momento para venir?”

En la semioscuridad no pude distinguir si eran hombres o mujeres, además de que estaban envueltos en gorras, bufandas, jackets y botas gruesas. En mi análisis, el tener personas cerca podría provocar que una de ellas resultara herida, -o muerta quizá- si al momento de yo saltar, aquel o aquella intentaban detenerme y caían junto conmigo. Decidí hacerlo al día siguiente. Pero esa misma escena se repitió en las madrugadas del martes y del miércoles: justo cuando me aprestaba a saltar, dos personas entraban y se paraban junto a mí, una a cada lado.

En la tarde de del miércoles 17 de Diciembre compré un radio reloj por sugerencia de mi primo, en cuya casa me encontraba hospedado; la razón era que yo había encontrado trabajo en una lavandería de camisas donde entraba a laborar a las 6am, por lo que tenía que levantarme todos los días a las 4am en punto.

Ya en la noche de ese miércoles no podía conciliar el sueño; los pensamientos de fracaso, soledad, tristeza, dolor, culpabilidad, angustia, muerte, etc., etc., sometían mi alma a la noche más negra de mi existencia, a la más profunda oscuridad, donde como dice San Juan de la Cruz,

«Es tan negra la noche del alma que no se puede reconocer ni siquiera a Dios.»

Y mientras sentía que iba cayendo poco a poco en un hoyo profundo sin que nada ni nadie pudieran hacer algo por mí, y divagaba y sollozaba con la convicción de que la muerte era la única solución, en mis manos sostenía aquel radio despertador y movía el dial de un lado para el otro buscando algo para escuchar. Eran como las 3am cuando de repente, una voz fuerte y con autoridad salió de la radio:

«Usted, usted querido amigo, usted que lo ha perdido todo, que ha dejado su familia lejos, que está acá solo, sin esperanza, pensando que no vale nada, que la muerte es la solución, usted tiene una esperanza, y esa esperanza se llama Cristo Jesús. Busque mañana mismo una iglesia, póngase de rodillas ante Jesucristo y ríndase a Él, entréguele su vida, y su vida nunca más será igual.»

Mi primera reacción fue pensar que mi primo había puesto cámaras en el cuarto, o que él le comentó mi vida a aquel hombre de la radio, porque lo que decía era exactamente lo que estaba pasando en mi vida. Y pensé así porque yo no conocía del Señor y no sabía que Êl trabaja por caminos misteriosos. Cansado de tanto pensar y sollozar me quedé dormido tan profundamente que no escuché el despertador.

Pocas horas después, me desperté, pero decidí no ir a trabajar más en la lavandería pues el contacto con el ácido del jabón había partido la piel de los dedos de mis manos de tal forma que el dolor era insoportable. Así que salí a buscar otro trabajo en Manhattan. De pronto vi una iglesia y recordé la experiencia de la madrugada. Mientras el corazón me latía con fuerza, crucé la calle y entré en el lobby donde había una cruz gigante con una escultura de un Cristo crucificado y una banca para orar de rodillas al pie de aquella cruz.

Entonces recordé las palabras del hombre de la radio y me arrodillé en el reclinatorio donde quedé literalmente a los pies del Cristo, y en medio de un llanto incontenible, repetí la oración que oí en la madrugada y le entregué mi vida a Jesús. Y tal como el hombre de la radio dijo, todo en mi vida comenzó a cambiar, para bien, y para siempre.

Lo primero que sucedió fue que Dios me permitió traer a mi esposa y nuestros dos hijos. Y aunque no teníamos mucho dinero, pudimos celebrar juntos aquella Navidad. Como familia, nunca habíamos visto nevar antes, pero tampoco había nevado en New York en los 3 años precedentes. Pero aquella noche nevó. Fue una blanca Navidad, como si fuera la confirmación de Dios para mí por haber confiado en Sus promesas. Y los milagros y maravillas se repitieron en las vidas de todos nosotros desde entonces y hasta el sol de hoy. Bendito sea el Señor.

Jesús de Nazareth, el Hijo de Dios, es el Inmortal e Invencible dueño de todas las victorias, el que llega siempre a tiempo, el que no nos abandona nunca bajo ninguna circunstancia, el que nos ha hecho Suyos y el que nos lleva guardados en el hueco de Su mano portentosa. No sé si aquellas personas de la estación del tren eran ángeles del Señor que estaban allí para evitar que el enemigo consumara su plan, pero me atrevo a creer que sí.

Acerca de la radio-estación que Dios usó para traerme a Sus pies, es la radio “Visión Cristiana” de New York, y el hombre que predicaba aquella madrugada fue el Pastor Dr. Quintín Silva. En mi corazón estarán siempre mi gratitud y mis oraciones y bendiciones tanto para aquellos desconocidos de la estación del tren, para mi primo René quien me hospedó en su casa en esos tiempos tan difíciles, y para el pastor que se dejó usar por Dios en aquella madrugada para entregarme Su mensaje de esperanza y redención.

Feliz Navidad para todos ellos, que el Señor los bendiga y los guarde siempre y donde quiera que se encuentren.

Nota:
Si tú, amado hermano, hermana, estás pasando por una situación igual o peor, donde los pensamientos de muerte te abrazan y crees que no hay solución para tus problemas más que el quitarte la vida, sacúdete del abrazo de la muerte, ponte de rodillas donde quiera que estés y clama al santo Nombre de Jesûs, pero con un clamor que te salga de lo profundo de tu corazón, y entrégale tu vida y recíbelo como tu Señor y Salvador, para que te libere del enemigo, perdone tus pecados, y cambie tu vida para siempre. Y Êl lo hará.

Recuerda que no importa lo que hayas hecho o dicho, ya Jesûs pagó por todos esos pecados y transgresiones en la cruz, por lo tanto, tú no tienes ninguna deuda pendiente con nadie.

CONCLUSIONES

QUÉ PODEMOS HACER LOS CRISTIANOS

Si los redimidos por la sangre bendita de Jesûs queremos dar un espíritu bíblico a estas fiestas, entonces debemos empezar a celebrar con gozo y esperanza el regalo de DIOS a la humanidad en Su Hijo Jesûs, y a compartir con los pobres y necesitados de lo poco o mucho que tengamos, de tal forma que la Navidad sea el tiempo donde los Jesucristianos demos testimonio a los otros acerca del amor inmensurable de nuestro Padre Eterno.

Es difícil admitirlo, pero es verdadero el hecho de que la iglesia de Cristo no entró al mundo como Jesûs nos mandó a hacer, sino al revés. En lugar de que la iglesia estuviera actualmente influenciando todo lo que sucede en el mundo, éste ha ganado la batalla, ha penetrado hasta las raíces mismas de la Cristiandad. Por ejemplo, muchos pastores predican doctrinas extrañas y hasta cobardes, todo para no ofender a sus miembros. Por otro lado, con el propósito de atraer más asistentes, muchas iglesias y denominaciones han convertido los tiempos de alabanza y adoración en shows mediáticos de sonido y luces al puro estilo Hollywoodense cuyos protagonistas, los músicos, cantores y danzantes ni siquiera oran, peor ayunan antes de cada culto, profanando el espacio donde se supone debe reinar el Espíritu Santo.

Y cómo no, muchos templos en los tiempos de Navidad adornan los altares con árboles navideños, luces, velas, figuras relacionadas, etc., sin que ni a los pastores ni a nadie les mueva siquiera a orar por el asunto. Y en cuanto a las prédicas y enseñanzas, no hay una doctrina unificada al respecto por lo que, en la misma denominación, unos pastores hacen unas cosas que otros no aceptan. Lo mismo sucede con los creyentes, dentro de la misma iglesia, la polémica es frecuente pues unos están a favor y otros en contra.

Jesûs dijo que «si fuéramos de este mundo, el mundo nos amaría; pero porque no somos de este mundo, Êl nos eligió.» Sin embargo, la liturgia eclesial del Cristianismo no ha podido evitar contaminarse por un gran número de costumbres y tradiciones mundanas dando paso más bien a la apostasía, como, por ejemplo, la Navidad, los conejos pone-huevos de la Pascua, San Valentín, etc. Sin caer en el fanatismo o extremismo surge la pregunta, ¿pueden los cristianos desconectarse del mundo y de las cosas del mundo que están muy arraigadas en la iglesia Cristiana, como por ejemplo, la celebración de la Navidad?

Si no estamos seguros acerca de lo que podemos hacer en la Navidad como cristianos, reflexionemos en lo que Jesûs haría al respecto tomando en cuenta el contexto bíblico alrededor de esta celebración. Leyendo Su Palabra encontramos que el Señor nos enseñó a que todas las cosas que hagamos, lo hagamos con amor a DIOS y a los hombres. Cuando el amor está envuelto en todo lo que hacemos, entonces toda maldad es vencida, porque como dice la Palabra bendita en Proverbios 10:12,

«El odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas.»

Pablo así mismo habla en los versículos de 1 Corintios 13 del 4 al 7 acerca del concepto de que, cuando hacemos las cosas con amor, se cubrirán multitud de fallas, errores, pecados, malos entendidos, ignorancias, envidias, etc.

«El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.»

La Biblia declara que TODOS los nombres y TODAS las cosas están sometidas debajo del nombre de Jesûs: las que están en los cielos y debajo de ellos; en la tierra, y debajo de ella; en los mares y debajo de ellos; las cosas que se mueven y las inanimadas; las cosas que se ven y las que no; las que habitan en el mundo material y las que lo hacen en el mundo espiritual. Basados en esta poderosa ley espiritual podemos entonces convivir con celebraciones como la Navidad recordando siempre su verdadero origen y poniendo todo lo que hagamos debajo del nombre de Jesûs, al pie de la cruz, de tal forma que cualquier cosa que hagamos sea como para el Señor, dándole toda la gloria a Su bendito Nombre.

Por ejemplo, si ponemos el árbol, las luces, el pesebre, y todo lo demás, debemos hacerlo dedicando TODO al Señor, declarando que Su sangre bendita cubre todos los objetos, y que nuestro propósito para celebrar la Navidad es recordar el regalo sublime, excelso y eterno, que Dios Padre hizo a la humanidad cuando entregó a Su Hijo amado para que muriese en nuestro lugar por causa de nuestras transgresiones. Todos estuvimos condenados a morir, más Jesucristo revirtió esa condena con Su sacrificio sin par.

Y cuando demos un presente, que sea recordando el regalo que nos hizo nuestro Salvador cuando se dio a la muerte más vil en una cruz para que pudiésemos tener acceso a la vida eterna. Recordemos Sus enseñanzas que nos mandan a compartir TODO lo que tenemos con las viudas, los huérfanos, los ancianos, los pobres y desposeídos.

Si mantenemos sometida la celebración de la Navidad debajo del nombre de Jesûs y de todo lo que nuestro Rey y Señor representa, entonces habremos vencido al mundo, y el reino de Dios se habrá acercado a todos aquellos que no conocen el mensaje de amor y esperanza de Jesûs. Y el nombre de DIOS será exaltado en todos los rincones de la tierra, por los siglos de los siglos.

El advenimiento de Jesûs a la tierra es la prueba del amor más grande y sublime que Dios tiene por Su creación, la humanidad. No dejes pasar estas fiestas sin que te reconcilies con tu Redentor. Y si todavía no has recibido a Jesucristo en tu corazón, lee la siguiente oración en voz alta, y tu vida cambiará para siempre, pero, sobre todo, después que tu vida termine en esta tierra, irás a morar junto con Dios allá donde no hay más sufrimiento, injusticia, enfermedad, tribulación ni muerte:

«Señor Jesús, declaro que eres el Hijo de DIOS.
 Reconozco que soy pecador. 
Creo que Tú moriste en la cruz por mis pecados y 
que resucitaste de entre los muertos al tercer día. 
Perdóname y hazme una nueva criatura. 
Entra en mi corazón, yo te recibo como mi Señor y mi Salvador. 
Escribe mi nombre en el Libro de la Vida y 
séllame con Tu Santo Espíritu. 
En el nombre de Jesús, amén.»

Esperamos en el santo Nombre de Jesûs que este mensaje sea de gran edificación para su vida.¡Feliz Navidad!

El Señor te bendiga y te guarde.

Μαρανάθα, Ιησούς έρχεταισύντομα
Maranatha, sí Señor Jesús, ven pronto, no tardes.


ORACIÓN
«Amado Dios, gracias por esta enseñanza, gracias por dejarme saber que Navidad es recordar con agradecimiento y felicidad el regalo de la vida eterna que nos hiciste a través de tu Hijo Jesús. Pero también, gracias por revelarme que Navidad es sinónimo de perdón, no de consumismo; que este es el tiempo propicio donde debo buscar paz para mi corazón con los hombres, sea que yo fui el ofendido o sea que fui el ofensor. A esta hora te pido Señor que me reveles si hay alguien a quien ofendí en forma voluntaria o involuntaria y que aún no haya pedido perdón de corazón. Dame Tu fortaleza y obediencia, que vaya o llame hoy mismo a aquella persona y que pida su perdón. Y si encuentro que aún guardo amargura en contra de alguien, te ruego mi Señor que pongas en mí suficiente amor para poder perdonar de corazón, para que aquella herida se cierre para siempre, de tal forma, que pueda libremente darte las gracias por todas Tus bendiciones. Todo esto te lo pido humildemente en el nombre de Jesûs, Tu Hijo amado, amén y amén.»

BIBLIOGRAFÍA
Hermanos queridos, no dejen de compartir estas revelaciones y enseñanzas bíblicas con todos sus familiares y amigos. Muchos viven aún en la oscuridad y necesitan despertar a la luz admirable de Cristo Jesûs, Señor y Salvador nuestro, por los siglos de los siglos.

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Estudios Bíblicos

DE EL REY DE LA CASA DE JACOB, Historias Navideñas de Inspiración, Partes 2 y 3
EL ANTICRISTO, Revelaciones Poderosas para los Últimos Tiempos
LOS GIGANTES NEFILINES, Los Intra y Extraterrestres
LOS JESUCRISTIANOS, el Linaje Adquirido
LOS REPTILIANOS, Seres Mitad Serpiente, Mitad Humanos
LA GRAN CONSPIRACIÓN, el Robo de Identidad del Pueblo Bíblico Israelita
EL ESPIRITU SANTO, Explicación de la Trinidad de DIOS

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EL SEGUNDO ANTICRISTO, El Sionismo Judío, la Bestia de las Profecías
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