Devocional para Hoy:
Lunes 25 de Diciembre, 2017.
“Feliz Navidad”
Por: CF Jara
Leer: Lucas 2
«Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.» Juan 12:46
María había alumbrado finalmente a su hijo, aquel de quien el ángel le había dicho que fue procreado por obra del Espíritu Santo, que era el Hijo de DIOS y que habrían de llamarlo ‘El Salvador’. Mientras el niñito y su madre descansaban en el camastro de paja y heno hecho al apuro por José, varios pastores de la zona empezaban a llegar hacia aquel establo. Y cuando llegaban, se inclinaban de rodillas y se postraban delante del bebé. Ellos sentían en sus corazones que lo que el ángel les había dicho momentos atrás era cierto: “Les había nacido el Redentor”.
El nacimiento de Jesús es quizá la historia más sublime de todas las que se pueden leer en la Biblia, no solo porque se trata de la venida del Hijo de Dios como humano para dar su vida como pago eterno por los pecados de la humanidad, sino por los antecedentes alrededor de ese nacimiento: Siendo el niño, Hijo del Dios Todopoderoso, vino a nacer en un humilde pesebre, con colchón de paja y heno, dentro de un establo abierto al aire libre, y rodeado de vacas, asnos, y humildes pastores. Todo totalmente opuesto a la portentosa venida del Mesías que los profetas habían anunciado a través de los milenios. Y esa es la esencia de la Navidad: por amor, DIOS nos concede el perdón eterno a través de enviar a Su único Hijo para la consumación de Su plan redentor.
A pesar de esto, dentro de la iglesia cristiana existen miles y quizás millones de detractores de esta celebración, principalmente debido a que se ha convertido en el tiempo donde la humanidad se lanza alocadamente a un despiadado consumismo, cuyo propósito es supuestamente demostrar amor y afecto a través de regalos materiales. Sin embargo, la Navidad es el tiempo donde debemos celebrar sin ningún prejuicio pero con gran alborozo, el hecho de que el Creador haya decidido enviar a Jesús para propiciar nuestro camino hacia la vida eterna.
La Navidad nace en el corazón de DIOS, al principio de todo. Moisés escribe en el versículo 3 del capítulo 1 del libro de Génesis «Y dijo DIOS: Sea la luz; y fue la luz.» Y hay una sola luz, la luz de la vida. Y ese bebé es la Luz. La luz de las potencias de los cielos o la luz artificial creada por el hombre, nunca podrán ni igualarse ni hacer las obras que hace la única luz verdadera. Estando Jesús ya en pleno ministerio, declara de Êl mismo: «Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.» (Juan 12:46). Jesucristo es la luz verdadera, inefable, innegable, incomparable, inimitable, única, magnifica, gloriosa, admirable, santa, real, que da vida, que sana, que restaura, que salva, que vence al mal, que provee, que santifica, que da revelación, que perdona todo pecado, que da la vida eterna.
Esta es la verdad innegable que respalda la recordación de la Navidad. Celebremos entonces la Navidad con alegría contagiante y verdadera, vayamos a buscar a aquellos que nos hicieron mal y perdonemos sus faltas; pero sobre todo, vayamos a buscar a aquellos contra los que actuamos mal y pidamos perdón, de manera sincera y humilde. Así estaremos honrando el regalo maravilloso de DIOS que ha hecho posible que aquellos que hemos entregado nuestras vidas en esta tierra a Jesucristo, podamos ir a morar con Êl por toda la eternidad. Entonces podremos decir con toda alegría: ¡Feliz Navidad!
Oración
«Amado Dios, gracias por esta enseñanza, gracias por dejarme saber que Navidad es recordar con agradecimiento y felicidad el regalo de la vida eterna que nos hiciste a través de tu Hijo Jesús. Pero también, gracias por revelarme que Navidad es sinónimo de perdón, no de consumismo; que este es el tiempo propicio donde debo buscar paz para mi corazón con los hombres, sea que yo fui el ofendido o sea que yo fui el ofensor. A esta hora te pido Señor que me reveles si hay alguien a quien ofendí en forma voluntaria o involuntaria y que aún no haya pedido perdón de corazón. Dame tu fortaleza y obediencia, que vaya o llame hoy mismo a aquella persona y que pida su perdón. Y si encuentro que aún guardo amargura en contra de alguien, te ruego mi Señor que pongas en mí, suficiente amor para poder perdonar de corazón, que aquella herida se cierre para siempre, de tal forma, que pueda libremente darte las gracias por todas Tus bendiciones, te lo pido humildemente en el nombre de Tu Hijo Yeshua HaMashiaj, amén y amén.»
התהילה היא רק של ישוע המשיח
DIOS te bendiga.
Lea la Biblia en un año: Sofonías 1-3; Apocalipsis 16
Descargue el Mensaje de hoy en PDF: Feliz Navidad
Lunes 25 de Diciembre, 2017.
“Feliz Navidad”
Por: CF Jara
Leer: Lucas 2
«Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.» Juan 12:46
María había alumbrado finalmente a su hijo, aquel de quien el ángel le había dicho que fue procreado por obra del Espíritu Santo, que era el Hijo de DIOS y que habrían de llamarlo ‘El Salvador’. Mientras el niñito y su madre descansaban en el camastro de paja y heno hecho al apuro por José, varios pastores de la zona empezaban a llegar hacia aquel establo. Y cuando llegaban, se inclinaban de rodillas y se postraban delante del bebé. Ellos sentían en sus corazones que lo que el ángel les había dicho momentos atrás era cierto: “Les había nacido el Redentor”.
El nacimiento de Jesús es quizá la historia más sublime de todas las que se pueden leer en la Biblia, no solo porque se trata de la venida del Hijo de Dios como humano para dar su vida como pago eterno por los pecados de la humanidad, sino por los antecedentes alrededor de ese nacimiento: Siendo el niño, Hijo del Dios Todopoderoso, vino a nacer en un humilde pesebre, con colchón de paja y heno, dentro de un establo abierto al aire libre, y rodeado de vacas, asnos, y humildes pastores. Todo totalmente opuesto a la portentosa venida del Mesías que los profetas habían anunciado a través de los milenios. Y esa es la esencia de la Navidad: por amor, DIOS nos concede el perdón eterno a través de enviar a Su único Hijo para la consumación de Su plan redentor.
A pesar de esto, dentro de la iglesia cristiana existen miles y quizás millones de detractores de esta celebración, principalmente debido a que se ha convertido en el tiempo donde la humanidad se lanza alocadamente a un despiadado consumismo, cuyo propósito es supuestamente demostrar amor y afecto a través de regalos materiales. Sin embargo, la Navidad es el tiempo donde debemos celebrar sin ningún prejuicio pero con gran alborozo, el hecho de que el Creador haya decidido enviar a Jesús para propiciar nuestro camino hacia la vida eterna.
La Navidad nace en el corazón de DIOS, al principio de todo. Moisés escribe en el versículo 3 del capítulo 1 del libro de Génesis «Y dijo DIOS: Sea la luz; y fue la luz.» Y hay una sola luz, la luz de la vida. Y ese bebé es la Luz. La luz de las potencias de los cielos o la luz artificial creada por el hombre, nunca podrán ni igualarse ni hacer las obras que hace la única luz verdadera. Estando Jesús ya en pleno ministerio, declara de Êl mismo: «Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.» (Juan 12:46). Jesucristo es la luz verdadera, inefable, innegable, incomparable, inimitable, única, magnifica, gloriosa, admirable, santa, real, que da vida, que sana, que restaura, que salva, que vence al mal, que provee, que santifica, que da revelación, que perdona todo pecado, que da la vida eterna.
Esta es la verdad innegable que respalda la recordación de la Navidad. Celebremos entonces la Navidad con alegría contagiante y verdadera, vayamos a buscar a aquellos que nos hicieron mal y perdonemos sus faltas; pero sobre todo, vayamos a buscar a aquellos contra los que actuamos mal y pidamos perdón, de manera sincera y humilde. Así estaremos honrando el regalo maravilloso de DIOS que ha hecho posible que aquellos que hemos entregado nuestras vidas en esta tierra a Jesucristo, podamos ir a morar con Êl por toda la eternidad. Entonces podremos decir con toda alegría: ¡Feliz Navidad!
Oración
«Amado Dios, gracias por esta enseñanza, gracias por dejarme saber que Navidad es recordar con agradecimiento y felicidad el regalo de la vida eterna que nos hiciste a través de tu Hijo Jesús. Pero también, gracias por revelarme que Navidad es sinónimo de perdón, no de consumismo; que este es el tiempo propicio donde debo buscar paz para mi corazón con los hombres, sea que yo fui el ofendido o sea que yo fui el ofensor. A esta hora te pido Señor que me reveles si hay alguien a quien ofendí en forma voluntaria o involuntaria y que aún no haya pedido perdón de corazón. Dame tu fortaleza y obediencia, que vaya o llame hoy mismo a aquella persona y que pida su perdón. Y si encuentro que aún guardo amargura en contra de alguien, te ruego mi Señor que pongas en mí, suficiente amor para poder perdonar de corazón, que aquella herida se cierre para siempre, de tal forma, que pueda libremente darte las gracias por todas Tus bendiciones, te lo pido humildemente en el nombre de Tu Hijo Yeshua HaMashiaj, amén y amén.»
התהילה היא רק של ישוע המשיח
DIOS te bendiga.
Lea la Biblia en un año: Sofonías 1-3; Apocalipsis 16
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