Y Jesús lloró


Devocional para Hoy,
Viernes 12 de Enero, 2018.

“Y Jesús lloró”
Por: CF Jara

Leer: 1 Juan 2:3-11
« Y Jesús lloró.» Juan 11:35

Después de que Jesús escapara de ser apedreado en el templo de Salomón, se había refugiado junto con Sus discípulos al otro lado de las orillas del río Jordán, en el mismo lugar donde había sido bautizado por Juan. Y estando allí recibió la noticia de que Su amigo Lázaro se encontraba enfermo. El Maestro no fue a ver a Su amigo de inmediato sino que se quedó dos días más hasta cuando emprendió el viaje de retorno a Jerusalén junto con Sus discípulos. Y cuando ellos le preguntaron la razón para retardar la visita, Jesús les contestó: «Lázaro está durmiendo». Esta afirmación nos hace suponer que el Señor ya sabía que Su amigo había fallecido aunque no lo dijo así, seguramente porque conocía de antemano que Él lo iba a resucitar. Sin embargo de ello, cuando Jesús y el resto arribaron, sintieron el dolor y el llanto del resto de familiares y amigos de Lázaro. Y Jesús lloró.

La muerte de un ser querido o un conocido nos sumirá siempre en un tiempo de profundas tristezas, llantos y melancolías. Si Dios mismo lloró, cómo no habríamos de hacerlo nosotros los humanos mortales. Para nosotros los creyentes, el tratar de dar una palabra de confort y aliento en esos momentos, es quizá una de las tareas más difíciles en el ejercicio de nuestra fe, ciertamente porque no hay palabras que puedan explicar a la muerte, aun cuando todos sabemos que la desaparición física es una circunstancia hacia la cual nos encaminamos todos y cada uno de los seres humanos, no importa la raza, credo, idioma, etc., todos moriremos en el día marcado, ni un segundo antes, ni un segundo después.

Sin embargo, cuando recordamos la Palabra que Jesús le dio a Marta, la hermana de Lázaro, la esperanza se instala en nuestra existencia. El Señor Jesús dijo: «Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá jamás….» (Juan 11:26 RVI 1960). Esa es la palabra apropiada, la promesa maravillosa, la esperanza poderosa, de que todo aquel que ha recibido a Jesús como su Señor y Salvador, aunque muera físicamente, vivirá por la eternidad.

Por lo tanto, en los momentos de dolor causados por la muerte, recordemos la promesa de la esperanza de que nos encontraremos algún día en los cielos con nuestros seres amados. La condición es una sola y solo una: tener a Cristo viviendo en nuestros corazones.

Oración
«Señor mi Dios, hoy te pido que pueda ser yo un agente digno y efectivo en la tarea de llevar Tu mensaje de salvación a todos mis familiares y amigos. Lléname con Tu gracia y favor para que ellos puedan oírte a través mío. Te ruego mi Señor que aquellos que han sido renuentes, que no han escuchado, o que caminan como tibios, vuelvan sus vidas hacia Ti de una vez y para siempre, porque nuestra partida de este mundo puede ser el momento menos pensado, y quizá allí ya no haya ninguna esperanza y podría ser demasiado tarde, oro en el nombre precioso de tu Hijo amado Yeshua HaMashiaj, amén y amén.»

התהילה היא רק של ישוע המשיח
DIOS te bendiga.

Lea la Biblia en un año: Mateo 7; Génesis 23-25
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