Alimento Sólido o Club Social

Lunes 7 de Agosto, 2017.

Devocional para Hoy
“Alimento Sólido o Club Social”
(Por: CF Jara)

«Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.» Hebreos 4:12

Bendecidos sean ustedes mis hermanos y hermanas. Hoy vamos a reflexionar acerca de uno de los temas tabús de la iglesia del Señor en el mundo: ¿iglesias de doctrina sana o clubes sociales?

Esta mañana escuchaba a mi esposa recomendando a su prima hallar una iglesia tan pronto se mudara a vivir en esta ciudad. La prima le contestó que iba a buscar una que le gustara y donde se sintiera bien. Tomando en consideración que las iglesias son los hospitales espirituales donde los enfermos del alma y del espíritu buscan el alivio y la sanación para sus sufrimientos, la respuesta de esta hermana es la que personifica muy bien la razón por la que la mayoría de la gente busca una iglesia donde congregarse. Pero esa también es la causa por la que miles de pastores acomodan su necesidad a la necesidad de los congregantes, evitando predicar temas que puedan incomodarlos y que eventualmente los haga alejarse de la iglesia, afectando su economía.

En este contexto, así como existen excelentes hospitales, hay iglesias de excelencia que caminan en los edictos bíblicos, pero así como hay hospitales cuestionados, hay iglesias que son cualquier otra cosa menos el sitio donde la gente puede adorar a Dios con libertad. Aquí, tanto los líderes como los creyentes permanecen por décadas, cómodamente sentados en los mismos asientos, mirándose uno al otro envejecer, sin la llegada de las generaciones jóvenes que renueven la grey y hagan el recambio generacional. Este es el escenario de la iglesia tradicional, lo cual se debe, en la mayor parte de los casos, al hecho de que decidieron guardar al Espíritu Santo en una urna de cristal ubicada en el rincón más oscuro del altar. Ellos basan sus predicas en doctrinas de hombres, las cuales contradicen al ministerio del Espíritu de Dios con el pretexto de negar el don de las lenguas. Califican a los que creemos y practicamos ese don, como “locos, fanáticos” y hasta “estúpidos.” (Lo puedo atestiguar personalmente).

Por otro lado, están las iglesias “perfectas”, generalmente las de mediano tamaño y las ‘megas’, que tienen números fantásticos de visitantes, nuevos convertidos, bautizados y nuevos miembros; que ayudan económicamente a muchos misioneros, abren nuevos ministerios cada mes y rebozan su orgullo por las células o casas de bendición que abren cada semana. Sin embargo, en estas iglesias, donde la gracia y la misericordia de Dios deberían inundar el corazón de todos sus miembros, esto no sucede así. Los espíritus de juicio, orgullo y vanidad se mueven orondos por entre las bancas y los pasillos, producto de la liviandad pastoral en prédicas y mensajes.

En estas iglesias, muchos cristianos son implacables con los que fallan, pero solo lo son con los hermanos del mismo nivel o con el pastor, mas no se atreven a señalar los errores a los líderes laicos y/o a los co-pastores, pues eso les puede costar el ascenso al lugar donde quieren llegar, o les importa más la amistad por conveniencia con los “importantes”. Estos creyentes “perfectos” juzgan sin piedad a hermanos que, en su opinión, han fallado; y en lugar de orar por ellos y buscarlos para saber si están bien o tienen algún problema o necesidad, los condenan quitándoles incluso el saludo y hasta los evaden. Sepulcros blanqueados los llamó Jesús, porque ¿es posible que en un hospital de enfermos espirituales haya sanos? No, no es posible, porque estar sano es estar perfecto y los perfectos no están en la iglesia sino en la eternidad.

Estas iglesias así mismo, por el orgullo y la vanidad de los ministros responsables, promueven a otros no por sus dones y talentos, sino por el grado de amistad que tienen entre ellos. Por eso hay muchos “pastores recursos” y líderes predicando en la iglesia, en las reuniones ministeriales y en las casas de bendición, doctrinas nacidas de su ego en lugar de predicar a Jesús y al Espíritu Santo. Comparten su sentir personal al grupo que los miran embobados y luego les abrazan y les felicitan, sin embargo de que en esa reunión se dijeron cosas que rayan con la apostasía.

Entonces cuando profetas, exégetas, eruditos, homiléticos, maestros y estudiosos se atreven a corregir, son separados, menospreciados y rechazados. Pero a Pedro, Juan, Pablo y el resto de apóstoles los echaron fuera, persiguieron, encarcelaron y mataron. Así que los que tenemos ese llamado, aunque nos echen de cuanto lugar vayamos y aunque nos cueste la vida, seguiremos tocando el shofar cada vez que oigamos cosas absurdas traídas de los pelos, gentes quitando y aumentando a su gusto, con caras espirituales que convencen a muchos. Anatemas.

Y así mismo, como las iglesias tradicionales están agonizando poco a poco, las que en el tiempo actual, aunque sus números sean impresionantes, sino predican la sana doctrina, todo ese éxito será como pompas de jabón, como los globos que en algún momento se reventarán, se desinflarán, y quedarán desparramadas, todo porque no se sometieron al Espíritu Santo para que Êl y solo Êl sea quien les inspirara, les guiara, les redarguyera. Cito en este punto, la frase de una querida hermana ministra: “Que Dios nos ayude.”

Oración:
Señor mi Dios, perdona mi enojo, Señor, pero estoy cansado de atestiguar cómo las gentes que se llaman “ministros” ministran cualquier cosa menos Tu Palabra; pero también Señor, cómo creyentes curtidos en mil batallas, oficiales de Tus ejércitos, actúan con tanta liviandad para criticar a aquellos que en su opinión, no son como ellos, no tienen la fe de ellos, no se compartan como ellos. Hoy te pido Padre Santo, que me renueves el llamado que me has dado de ser atalaya de Tu Palabra, que cada vez que escuche a alguien predicando Tu Palabra decir una inconsistencia, tenga la suficiente sabiduría y valentía para interrumpirlo y corregir la equivocación que acaba de decir; que no me calle por el temor a ser criticado, separado o menospreciado, porque más vale morir por Tu causa que vivir lleno de gloria efímera, te lo pido humildemente en el nombre de Tu Hijo Yahshua HaMashiaj , amén y amén.


DIOS te bendiga.

Lea la Biblia en un año: Salmos 70-71; Romanos 8:22-39
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La gloria es solo de Cristo Jesús.

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