Viernes 11 de Agosto, 2017.
Devocional para Hoy
“¿Por qué no vemos milagros?”
(Por: CF Jara)
«Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.» Salmo 139:14
Hermanos y hermanas tengan abundantes y bendecidos buenos días. Hoy compartimos una reflexión acerca de si Dios hace milagros todavía o no. Y mientras el Espíritu Santo nos cobija con Su sabiduría, le rogamos al espíritu de Dios que nos unja con Su unción para que este mensaje llegue a donde tenga que llegar y cambie las vidas de aquellos que ha de cambiar, en el nombre de Jesús y para la gloria de Su nombre.
Hace poco, mientras asistía a un estudio bíblico, escuché la aseveración del líder: “Dios ya no hace milagros porque la gente no cree” (sic). Sin embargo, una verdad inundó mi pensamiento: “yo veo milagros todos y cada uno de los días.”
Durante mis estudios en el seminario, cuando el profesor de Historia del Cristianismo hacía una disertación acerca de las diferentes denominaciones y sus características principales, al hablar de los pentecostales dijo que “eran los creyentes que esperaban milagros todos los días.” De pronto se levantó una voz desafortunada de una pastora que también era la superintendente de una denominación tradicional, y que en voz alta dijo tres términos ofensivos (que no quiero repetir) en contra de aquellos que creíamos que Dios todavía hace milagros. Con el pasar del tiempo y de los estudios, pude encontrar la razón por la cual aquella hermana se expresaba de esa manera, pero también pude saber que su denominación se estaba muriendo: ellos prescinden del Espíritu Santo para darle lugar a la doctrina y preeminencia del fundador de la denominación, un hombre. Era como si hubieran guardado al Espíritu de Dios en una urna de cristal y lo mantenían refundido en la esquina más alejada del púlpito.
Y la misma razón me ayudó también a entender el porqué aquel líder del estudio bíblico opinaba que Dios no hacia más milagros: cuando un pastor, ministro, líder, etc., vive y predica sin haber buscado previamente la preeminencia del Espíritu Santo, expresará su opinión, su experiencia, su teología personal, mas no vivirá ni predicará lo que está en la Biblia. Decir algo que no es bíblico y asegurarlo como que si lo es, se conoce como apostasía o anatema. Y hoy en día se escucha estas aseveraciones anti bíblicas por doquier.
La mayoría de creyentes tiene el concepto de que milagro es un suceso impactante e inexplicable como una resurrección, una curación de cáncer terminal, una sanación extraordinaria, un ciego recuperando la vista, un parapléjico levantándose a andar. Pero se olvidan que en cada amanecer Dios opera los más hermosos milagros cuando prende nuestro corazón, activa nuestro cerebro, susurra nuestro nombre al oído y por ello recordamos quiénes somos y dónde estamos; pone en acción todos nuestros músculos, huesos, extremidades, sentidos, órganos y sistemas, etc., etc. Y cuando volteamos a mirar y encontramos a los nuestros vivos, Dios ha hecho otro milagro más, así como cuando nos sentamos a desayunar y luego salimos a las labores diarias, el Padre eterno nos ha hecho los milagros de la provisión, la sabiduría, la fortaleza, la protección. Toda nuestra vida es un milagro, la mayoría de nosotros deberíamos haber estado o locos, o presos o muertos, sin embargo, al Dios Grandioso de la Gloria sempiterna le ha placido escogernos para hacer en nosotros, los más hermosos milagros de perdón y amor sublimes.
Bíblicamente, el Espíritu Santo estuvo con Dios Padre y Jesús desde el principio de los tiempos, en la Creación y visitó en muchas oportunidades a los patriarcas israelitas; pero es importante aclarar que el Espíritu de Dios se movía pero no moraba en la tierra sino hasta cuando el Señor Jesucristo anunció a Sus apóstoles que así sería. Êl se irá con nosotros el día de la Parusía. El Espíritu Santo es el Señor de los tiempos finales, nuestro Consolador, Ayudador, Corrector y Guiador. Para Êl y en Êl debemos vivir y cumplir con nuestro llamado, anunciado todas las cosas que Êl nos ha enseñado, haciendo discípulos en las naciones y bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, para la gloria del amado Dios Trino, amén y amén.
Oración:
Señor mi Dios, gracias te doy mi Padre por el milagro de la vida que me regalaste esta mañana, y por todos los milagros que han rodeado mi caminar toda esta jornada. Gracias por haberme escogido para que esta tarde yo esté cantando a Tu gloria y a Tus maravillas; nada de lo que conocí o probé antes, Señor, nada, ni todo junto, se compara con un minuto en Tu presencia, cuando vienes a mí y me tomas en Tus brazos, especialmente cuando estoy rendido del camino y no puedo más. Amoroso recoges mi carga, limpias mis heridas, restauras mi corazón y pones en mí la más hermosa sonrisa y la más poderosa esperanza de que veré el día anhelado cuando me lleves a habitar junto a Ti por toda la eternidad. Gracias te doy Padre mío, en el nombre de Tu Hijo Yahshua HaMashiaj , amén y amén.
DIOS te bendiga.
Lea la Biblia en un año: Salmos 79-80; Romanos 11:1-18
Encuentre más mensajes edificantes en:
https://maiishunejar.blogspot.com
La gloria es solo de Cristo Jesús.
Devocional para Hoy
“¿Por qué no vemos milagros?”
(Por: CF Jara)
«Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.» Salmo 139:14
Hermanos y hermanas tengan abundantes y bendecidos buenos días. Hoy compartimos una reflexión acerca de si Dios hace milagros todavía o no. Y mientras el Espíritu Santo nos cobija con Su sabiduría, le rogamos al espíritu de Dios que nos unja con Su unción para que este mensaje llegue a donde tenga que llegar y cambie las vidas de aquellos que ha de cambiar, en el nombre de Jesús y para la gloria de Su nombre.
Hace poco, mientras asistía a un estudio bíblico, escuché la aseveración del líder: “Dios ya no hace milagros porque la gente no cree” (sic). Sin embargo, una verdad inundó mi pensamiento: “yo veo milagros todos y cada uno de los días.”
Durante mis estudios en el seminario, cuando el profesor de Historia del Cristianismo hacía una disertación acerca de las diferentes denominaciones y sus características principales, al hablar de los pentecostales dijo que “eran los creyentes que esperaban milagros todos los días.” De pronto se levantó una voz desafortunada de una pastora que también era la superintendente de una denominación tradicional, y que en voz alta dijo tres términos ofensivos (que no quiero repetir) en contra de aquellos que creíamos que Dios todavía hace milagros. Con el pasar del tiempo y de los estudios, pude encontrar la razón por la cual aquella hermana se expresaba de esa manera, pero también pude saber que su denominación se estaba muriendo: ellos prescinden del Espíritu Santo para darle lugar a la doctrina y preeminencia del fundador de la denominación, un hombre. Era como si hubieran guardado al Espíritu de Dios en una urna de cristal y lo mantenían refundido en la esquina más alejada del púlpito.
Y la misma razón me ayudó también a entender el porqué aquel líder del estudio bíblico opinaba que Dios no hacia más milagros: cuando un pastor, ministro, líder, etc., vive y predica sin haber buscado previamente la preeminencia del Espíritu Santo, expresará su opinión, su experiencia, su teología personal, mas no vivirá ni predicará lo que está en la Biblia. Decir algo que no es bíblico y asegurarlo como que si lo es, se conoce como apostasía o anatema. Y hoy en día se escucha estas aseveraciones anti bíblicas por doquier.
La mayoría de creyentes tiene el concepto de que milagro es un suceso impactante e inexplicable como una resurrección, una curación de cáncer terminal, una sanación extraordinaria, un ciego recuperando la vista, un parapléjico levantándose a andar. Pero se olvidan que en cada amanecer Dios opera los más hermosos milagros cuando prende nuestro corazón, activa nuestro cerebro, susurra nuestro nombre al oído y por ello recordamos quiénes somos y dónde estamos; pone en acción todos nuestros músculos, huesos, extremidades, sentidos, órganos y sistemas, etc., etc. Y cuando volteamos a mirar y encontramos a los nuestros vivos, Dios ha hecho otro milagro más, así como cuando nos sentamos a desayunar y luego salimos a las labores diarias, el Padre eterno nos ha hecho los milagros de la provisión, la sabiduría, la fortaleza, la protección. Toda nuestra vida es un milagro, la mayoría de nosotros deberíamos haber estado o locos, o presos o muertos, sin embargo, al Dios Grandioso de la Gloria sempiterna le ha placido escogernos para hacer en nosotros, los más hermosos milagros de perdón y amor sublimes.
Bíblicamente, el Espíritu Santo estuvo con Dios Padre y Jesús desde el principio de los tiempos, en la Creación y visitó en muchas oportunidades a los patriarcas israelitas; pero es importante aclarar que el Espíritu de Dios se movía pero no moraba en la tierra sino hasta cuando el Señor Jesucristo anunció a Sus apóstoles que así sería. Êl se irá con nosotros el día de la Parusía. El Espíritu Santo es el Señor de los tiempos finales, nuestro Consolador, Ayudador, Corrector y Guiador. Para Êl y en Êl debemos vivir y cumplir con nuestro llamado, anunciado todas las cosas que Êl nos ha enseñado, haciendo discípulos en las naciones y bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, para la gloria del amado Dios Trino, amén y amén.
Oración:
Señor mi Dios, gracias te doy mi Padre por el milagro de la vida que me regalaste esta mañana, y por todos los milagros que han rodeado mi caminar toda esta jornada. Gracias por haberme escogido para que esta tarde yo esté cantando a Tu gloria y a Tus maravillas; nada de lo que conocí o probé antes, Señor, nada, ni todo junto, se compara con un minuto en Tu presencia, cuando vienes a mí y me tomas en Tus brazos, especialmente cuando estoy rendido del camino y no puedo más. Amoroso recoges mi carga, limpias mis heridas, restauras mi corazón y pones en mí la más hermosa sonrisa y la más poderosa esperanza de que veré el día anhelado cuando me lleves a habitar junto a Ti por toda la eternidad. Gracias te doy Padre mío, en el nombre de Tu Hijo Yahshua HaMashiaj , amén y amén.
DIOS te bendiga.
Lea la Biblia en un año: Salmos 79-80; Romanos 11:1-18
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La gloria es solo de Cristo Jesús.
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