El Verdadero Cristianismo

Viernes 9 de Junio, 2017.

Nuestro Pan Diario
“El verdadero Cristianismo”
(Por: CF Jara)

Leer: Romanos 12
«Y hallaréis la verdad y la verdad os hará libres.» Juan 8:32

La Biblia en un año: 2 Crónicas 30–31; Juan 18:1-18

Antes de comenzar y para efectos del análisis y críticas futuras a este estudio, debo mencionar tres cosas; primero que fui católico hasta los 37 años, por lo tanto conozco bien los antecedentes a los que me voy a referir; segundo, los estudios realizados en la maestría en Divinidad, los cuales respaldan académicamente este escrito, y tercero y sobre todo, la guía del Espíritu Santo que habita en mi desde que recibí a Jesucristo como mi Señor y Salvador.

El 12 de Octubre de 1492 empezó lo que algunos celebran como el día de descubrimiento de América, pero que los hechos lo definen más bien como el exterminio gigantesco de más de 12 millones de aborígenes que poblaban este continente, desde la orilla sur del rio Bravo en México, hasta la punta de la Patagonia Chilena. Doce millones murieron bajo los arcabuces españoles, portugueses, franceses y holandeses. Sin embargo, lo peor de todo fue la llegada de la iglesia católica y principalmente, de los jesuitas, el brazo ejecutor de las estrategias de los “Illuminatis” para la manipulación y sometimiento masivos a través de la educación. El poder eclesial romano ha sometido a los pueblos de la América morena a más de 500 años de oscuridad espiritual, lo que ha derivado en gigantescos círculos de idolatría, pecado, corrupción, brujería, delincuencia organizada, narcotráfico, esclavitud sexual, etc., y por supuesto, pobreza generalizada.

La palabra ‘iglesia’ viene del griego ‘ekklesía’ que significa asamblea de gente, y la primera iglesia cristiana tiene su origen en las reuniones que los apóstoles de Jesús hacían en forma clandestina, por temor a la persecución contra ellos que empezó tan pronto el Señor ascendió a los cielos. En esas asambleas, los apóstoles compartían las enseñanzas de Jesús, comían pan y tomaban vino, como recordación de Su muerte. Tan pronto los apóstoles y los que los reemplazaron más tarde comenzaron a llegar a ciudades, aldeas y pueblos cercanos y lejanos, estas reuniones se repetían y la prédica de la Palabra así como la partición del pan y del vino se enraizó como lo esencial de la ceremonia. Y alguien en Antioquía llamó a los seguidores de Jesús ‘cristianos’ derivado del hecho de que aquellos predicaban que Jesús era el Cristo. Pero el término se lo usaba más bien en forma despectiva. Como quiera que sea, la primera iglesia en existir estaba compuesta por los primeros seguidores de Jesucristo, y la llamaban la ‘ekklesía de Khristós’ o la asamblea de los seguidores de Jesucristo, quienes se reunían secretamente en las casas, cuevas, catacumbas y todo tipo de lugares secretos.

Tres cientos veinticinco años más tarde, la fe en Jesucristo se había expandido ampliamente por toda Palestina y los países circundantes, incluido Egipto y el norte, centro y sur del África, Líbano, Turquía, la misma Rusia, India, Mongolia, China, Grecia, España, hasta el mismísimo palacio imperial de Constantino en Roma, cuya madre se convirtió al cristianismo por una sirvienta cristiana. Esta influencia tocó el corazón del mismo emperador quien para parar la persecución y matanza de cristianos, promulga el decreto para la fusión o catalización de la religión politeísta greco-romana (con cuantos dioses se puedan imaginar) con la religión de los bárbaros llamados cristianos. Así nace la iglesia católica, con Constantino como su primer papa, y quien ordena que en los templos politeístas romanos, se pinten sobre las figuras de los dioses romanos, los principales personajes del cristianismo, por ejemplo, Zeus se transformó en Dios (YHWH), Venus en María, la madre de Jesús; Cupido en Jesús, Júpiter en Pedro, etc. Esto cesó la persecución y muerte de los cristianos. Sin embargo, una parte de ellos notaron que la fusión estaba desviando la fe y adoración a Jesús a otros personajes como María, por lo que deciden separarse y se encaminan a vivir en los desiertos y a fundar las iglesias ortodoxas y coptas, como guardianes celosos de la ‘Didajé’ o la liturgia eclesial de los Apóstoles.

Desde entonces y durante el primer milenio, la iglesia católica apostólica romana crece y se expande por toda Europa en base a la imposición de tratados, arreglos, contubernios y complots de las realezas europeas, donde no importaba el incesto, el adulterio, la traición y asesinatos para mantener su poder e influencia en la parte alta de la sociedad, mientras que a la clase media y baja, sometía a la obediencia y temor a través de la difusión de todo tipo de filosofías y doctrinas de fe falsas como los catecismos, bulas, encíclicas y enunciados papales. Para Roma, Jesucristo debía seguir crucificado y la Biblia era solo para tenerla oculta en los bóvedas subterráneas del palacio papal, junto con los restos mortales de papas y sacerdotes, pero también de miles de fetos resultantes del pecado de quienes servían al papa, mas no a Dios. En medio de tanta inmundicia, yacían y yacen los escritos y volúmenes más antiguos y verdaderos de los escritos de aquellos testigos que vivieron en los días de Jesús en la tierra. Esto había sumido a la civilización occidental a centurias de pecado, pobreza, enfermedades, inmundicias, persecuciones, etc., todo esto en el nombre de la fe. Pero la verdad se escaparía y traería luz a la inmensa oscuridad que envolvía la civilización humana.

En el año 1492, una Biblia en latín llega a las manos de Johannes Gutenberg, quien pocos días atrás había descubierto una forma más rápida para publicar libros y periódicos. Gutenberg comienza a publicar decenas de Biblias que empiezan a despertar la conciencia adormecida de los creyentes. Una de esas Biblias es leída años más tarde por el joven y terco sacerdote católico alemán Martin Lutero, quien recibe la revelación de la verdad divina especialmente en el libro de Romanos, lo cual da inicio a lo que yo llamo la independencia y renacimiento del verdadero Cristianismo, ese que se basa en el culto y adoración de Jesús como el camino, la verdad y la vida.

La misma experiencia de Lutero la tuve yo y millones de otros que vinimos de la oscuridad a la luz por causa de la lectura del Libro de la Verdad, donde encontramos la victoria de Jesús sobre la muerte y debido a ello, la oportunidad de que nuestros pecados nos sean perdonados y nuestras vidas transformadas para bien, muy contrario a la doctrina falsa que promulga la iglesia católica, que promueve la adoración a María como el centro de todo y la llama ‘madre de Dios”. Por ello sostengo que los practicantes de la religión católica no deberían llamarse cristianos sino marianos pues su iglesia mantiene a Jesús derrotado en la cruz y presenta a Dios como el viejito barbudo y enojado, a quien se puede acudir a través de la intercesora María y de los cientos de ‘santos’ y ‘santas’, para quienes Roma incentiva a los creyentes a la práctica de una idolatría desafiante con lo que dicen los Diez Mandamientos contenidos en la Biblia.

Estoy seguro que entre los lectores habrán hermanos católicos practicantes, quienes probablemente reaccionen con enojo o quizá con indiferencia. Pero a ellos les quiero decir, que el verdadero cristianismo tiene a Jesucristo como el centro de toda nuestra vida y a parte de Él a nadie más, pues Jesús es Dios y junto con Dios Padre y Dios Espíritu Santo, son una sola deidad, una sola persona, y a parte de ellos no hay ni marías, ni josés, ni ningún santo o santa, ni santo padre. Solo Dios es Santo y solo Él es el Padre y nadie es Vicario de Cristo sino solo Aquel que lo reemplazó en la tierra y ese es el Espíritu Santo. Ser cristiano no es una religión sino una relación personal con el Hijo de Dios, quien vino a la tierra hace dos mil años a dar Su vida por ti, por mi y por todos, para que pudiéramos tener la opción del perdón y ser escogidos para vivir la vida eterna después de esta vida, allá, en la eternidad junto con Cristo Jesús y con todos Sus ángeles.

Quítate la venda de los ojos para que puedas ver los hechos que están ahí, solo es cuestión de que busques, investigues y leas. Jesús lo dijo: «Y hallaréis la verdad y la verdad os hará libres.» (Juan 8:32 RVI 1960)

Oración: Si no has hecho todavía tu decisión por Jesús, hoy es el día. Repite la siguiente oración, y tu vida cambiará para siempre: Señor Jesús, declaro que eres el Hijo de DIOS. Reconozco que soy pecador. Creo que Tú moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste de entre los muertos al tercer día. Gracias por pagar el precio de mis pecados con tu Sangre bendita. Perdóname y hazme una nueva criatura. Entra en mi corazón, yo te recibo como mi Señor y mi Salvador, escribe mi nombre en el Libro de la Vida y séllame con tu Santo Espíritu. En el nombre que es sobre todo nombre, en el nombre de Yashua HaMashiaj, amén. 
-CF Jara-

La gloria es solo de Cristo Jesús.
DIOS te bendiga.

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