«Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.» (Apocalipsis 13:16-18)
El mundo desde su creación ha estado bajo la acción malvada de Lucifer y sus huestes de ángeles caídos y los hijos que éstos tuvieron con mujeres humanas y que se convirtieron en los demonios. Esta actividad malvada continuó en el Edén con los pecados de Eva y Adán de fornicación, adulterio y homosexualismo y el asesinato de Abel. Entonces, la depravación total de la humanidad se extendió por los siguientes casi dos mil años hasta el mismo día en que empezó el Diluvio.
Y para confrontar el plan del malvado, Dios envió hace dos mil años a Jesûs, Su propio hijo, a pagar con Su vida el precio del rescate del linaje de Dios que se había perdido. Y Dios triunfó, millones de hombres y mujeres han sido redimidos de la muerte eterna por la sangre de Jesûs a través de los dos últimos milenios, millones de ellos ya duermen el sueño de los justos, y millones de los que estamos vivos nos juntaremos con ellos en el día marcado.
Dios le bendiga.