¿Qué impulsó al Hijo del Altísimo a enrostrar una acusación tan fuerte en contra de aquellos?
¿Cómo es posible que Aquel que es la fuente del amor eterno e inigualable y que vino a morir por TODA la humanidad pudiese decir palabras que colindan con el odio?
La respuesta está en la auto definición que Jesûs hace de sí mismo: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida.” Jesûs no puede mentir porque no es hombre, ni se puede arrepentir porque no es hijo de hombre. Êl simplemente estaba diciendo la verdad: aquellos eran los descendientes de Satanás, de la Serpiente Antigua, aquella que había causado la desolación en el Edén, pues por su culpa, la creación había sido maldecida por DIOS miles de años atrás.
LA SEMILLA DEL MAL
En estudios y mensajes anteriores se había compartido las revelaciones del Espíritu Santo acerca de lo que verdaderamente sucedió entre Eva, la serpiente y el hijo de éstos, Caín. Dicha revelación está basada en su totalidad en los versículos bíblicos respectivos, que no los comparto por las razones dadas anteriormente: si quiere saber la verdad, investigue y encuéntrelo por usted mismo. Cuando la Biblia dice que “Eva comió el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal” quiere decir que la primera mujer de la historia desobedeció a DIOS, cometió adulterio con satanás que se había presentado en forma de serpiente, y de esa fornicación nació Caín, quien portó la semilla de maldad y la heredó a toda su descendencia, la misma que fue eliminada en el Diluvio excepto una, Nahama la esposa de Noé, que sobrevivió junto con el profeta y sus hijos.
Alrededor de tres años después del Diluvio, Nahama seduce a su propio hijo, Cam, y de este incesto nace Canaán, en quien se reactivan los genes de maldad que son heredados a toda su descendencia, que con el tiempo se convirtió en los pueblos enemigos de Israel y a quienes DIOS mandó a matar en todas las historias sangrientas del Antiguo Testamento. Estos pueblos entre otros son los hititas, gergeseos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos, jebuseos, asirios, edomitas, babilonios, asirios, moabitas, amonitas y filisteos (los palestinos de los tiempos actuales.)
El Antiguo Testamento contiene muchas historias sangrientas que han dado lugar a que la gente a cuestione a YHWH como un Dios inmisericorde, pues en muchas ocasiones, el Señor ordenó a David y a los otros reyes, a no dejar sobrevivientes en las guerras de Israel con esas naciones. El propósito de Dios era eliminar a los portadores de la semilla de maldad que son la fuente propagadora del pecado, pero tanto David como los otros reyes desobedecieron, y no solo que dejaron mujeres y niños sobrevivientes, sino que tomaron como esposas a aquellas mujeres pervirtiendo la descendencia de Dios.
Así es como los descendientes de Caín han sobrevivido hasta el día de hoy. Ellos son los “falsos judíos” a quienes confrontó Jesûs, y cuya descendencia, los judíos-kházaros, fundaron a finales del siglo 19, el Partido Sionista Judío, en cumplimiento de un supuesto mandato divino de fundar el estado de Israel para dominar al mundo cueste lo que cueste.
LOS KHÁZAROS
Abraham desciende de Sem y Sem de Set, el segundo hijo de Adán y Eva; por lo tanto, Abraham desciende de DIOS. Y de Abraham desciende el pueblo Hebreo que más tarde se llamó Israel. La primera infiltración de los descendientes de Caín entre el pueblo de Israel ocurre cuando los Hebreos habitaron en Egipto por más de 430 años. Los infiltrados influencian la fe y el pensamiento de los Hebreos y generan en ellos una permanente rebeldía en contra de su Dios Eterno, tanto a lo largo de los 40 años en el desierto como en el resto de su historia, hasta cuando, por causa de esa rebeldía y transgresiones, DIOS los dispersó por la faz de la tierra hasta el fin de los tiempos.
Aquellos que fueron desterrados a Babilonia en el siglo 7 a.C. perdieron poco a poco su fe e identidad y se fundieron con las tradiciones religiosas de los locales. Doscientos años mas tarde, el Rey Ciro les permite volver a los descendientes de los Hebreos hacia el territorio de lo que fue el reino de Israel, y traen consigo el Talmud. Entonces aparece la religión judía. Recuerda hermano, el judaísmo es una religión nacida de la fusión de la fe bíblica con la religión babilónica.
Los judios desde entonces basan su fe no solo en la Toráh o la Tanaj (Biblia Hebrea) sino en varios libros escritos por hombres, entre ellos el Talmud mencionado arriba y que apareció en el siglo 6, y la Kábala, que reapareció en el siglo 12, pues se tienen registros de que es parte del Libro de la Ciencia del Bien y del Mal que fue abierto para Adán y Eva después que pecaron y que ha pasado por las manos de Abraham, David, Salomón, el Sanedrín, los Jesuitas, Masones e Iluminatis.
Los expertos consideran tanto al Talmud como a la Kábalah como libros satánicos pues contienen aberraciones bíblicas. Por ejemplo, en el Talmud se autoriza el matrimonio de hombres adultos con niñas, y muchas otras cosas que contradicen las enseñanzas de Jesûs. Y en el caso de la Kábala, el problema no es menor sino al contrario, porque enseña superchería, adivinación, apuestas, lotería y sobre todo, trata de interpretar la Palabra de DIOS a través de la numerología, pero para provecho de los “judíos” y dominación y sometimiento de la humanidad.
En este contexto, a principios del siglo 15 aparece en Europa, entre los mares Caspio y Negro, un reino conformado, entre otras razas, por los descendientes de Caín. Se llamó “Khazaria,” el cual se hizo poderoso gracias a las riquezas que obtenían asaltando las caravanas que iban desde y hacia Rusia y otros países. Hasta que, a finales del siglo 17, los ejércitos del zar ruso Alejandro II invaden y destruyen este reino y solo dejan alrededor de 100 mil sobrevivientes con la condición de que se conviertan al catolicismo o judaísmo.
La mayoría escoge el judaísmo y son enviados a Palestina, donde se funden con la pequeña comunidad que había sobrevivido a las dispersiones. Los Kházaros aprenden la fe y las tradiciones judías, a hablar y vestirse como aquellos, pero no dejan el libro en el cual basan su creencia: la Kábalah. Así, los descendientes de Caín se convierten en los “judíos kházaros,” quienes no solo se quedan en Palestina sino que emigran por todo el mundo.
LOS SABIOS DE SION
Cien años más tarde, en Basilea, Suiza, un grupo de estos judíos-khazarios se reúne bajo la dirección de Theodor Herzl quien les comparte la supuesta orden de DIOS que recibió mientras dormía, para que formaran un partido político que reuniera a los judios del mundo bajo tres metas principales: