Por: CF Jara.
Leer: Efesios 5
«No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu.» (Efesios 5:18)
Para todos nos es conocida la calidad del agua potable de las ciudades donde vivimos. En nuestro caso, el agua contiene un alto porcentaje de contaminantes y de metales pesados, lo que baja el nivel del pH y sube el nivel de acidez. Para afrontar esto, muchas familias instalan en sus casas, un sistema general de alcalinidad, y otras, como nosotros, usamos una jarra de varios litros que trabaja con filtros y reguladores del pH desechables. De esta agua bebemos y usamos para cocinar, preparar café, té, e incluso para nuestra pequeña perrita, por lo que debo estar llenando la jarra constantemente, pues si la jarra está vacía, ¿podrá cumplir con su propósito, aunque los filtros sean los mejores del mercado?
En el caso de las computadoras, laptops, tabletas, celulares, y todo tipo de electrónicos, la batería debe estar conectada a la electricidad, caso contrario, en un momento dado, el aparato se apagará, sin remedio, sin importar que tenga los mas caros antivirus o los últimos programas de software.
Hermanos, con estos ejemplos -aunque básicos- quiero ilustrar lo que el Espíritu Santo es en nuestras vidas: aunque tengamos la fe más grande y poderosa y el más vasto conocimiento bíblico y teológico, si estamos vacíos de la presencia del Espíritu de Dios no podremos vivir nuestra relación con Jesucristo a plenitud ni podremos amarnos a nosotros mismos peor aún al prójimo. Tampoco podremos adorar libremente a Dios ni servir en Su reino compartiendo el mensaje de perdón y amor de Jesûs.
La tristeza, depresión, angustia, temor, soledad, incluso la culpabilidad, son emociones propias de nuestra humanidad, sin embargo, cuando dejamos que ellas dominen nuestro pensamiento, el diagnóstico es que estamos vacíos de la llenura del Espíritu Santo; nos hemos desconectado de la fuente de vida que emana de Dios, nos hemos vaciado del fruto del Espíritu y en lugar de tener amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza, sentimos tristeza, soledad, culpabilidad, sin fe, sin ganas de vivir, con dudas acerca de las promesas de Dios para nuestras vidas. Poco a poco y sin darnos cuenta, nos vamos alejando de aquel que dio Su vida por todos, y caemos en la trampa del enemigo que es esa precisamente, alejarnos de Dios para luego robar y destruir todo lo que el Señor nos dio, hasta quitarnos la vida, como lo dijo Jesûs en Juan 10:10.
Para tener una vida plena en la fe en Jesucristo, llena de gozo y paz a pesar de lo que se ponga delante, necesitamos buscar la llenura del “Paracleto”, Aquel que nos guía a toda verdad y a todo entendimiento; Aquel que nos muestra lo que es cierto y lo que es falso, Aquel que nos recuerda que el amor de Dios por nosotros es mas grande que este universo y que nunca podremos llegar a comprender con nuestras mentes finitas. Dios nos ama, Jesûs nos redime y el Espíritu Santo nos restaura. El Señor quiere que vivamos en paz, con gozo, creyendo en Sus promesas, conectados a Êl a través precisamente de Su Espíritu.
El apóstol Pablo dijo que, en lugar de embriagarnos con vino (en el simbolismo bíblico, el vino representa las cosas del mundo, pues todo lo que el mundo ofrece, nos fascina o emborracha) necesitamos llenarnos del Espíritu Santo. Pero así como para llenar la jarra o conectar al computador la electricidad, yo debo llevar a cabo la acción, es decir, yo debo querer, buscar, ansiar la llenura del Espíritu de Dios en mi vida, en mi mente, en mi corazón, como cuando llenamos de helio uno de estos globos de formas y diseños para una fiesta, queremos que el gas llene hasta el último espacio de tal forma que el globo luzca como debe, el Espíritu Santo debe llenar cada célula, vaso capilar, órgano, membrana, hueso, cabello, de la cabeza hasta la uña del último dedo.
¿Y cómo nos llenamos del Espíritu de Dios? Pues haciendo las cosas que menos hacemos: orar, leer la Palabra y meditar en ella, retirarnos en soledad para conversar con Dios, y alabar Su santo Nombre escuchando todo el tiempo himnos de alabanza y adoración. Pero también debemos cortar con las rutinas de vida que nos secan espiritualmente, como escuchar música mundana, mirar noticieros, novelas, películas de terror, brujería, sangre o pornografía; exagerar en las comidas y en los tiempos de sedentarismo; quedarnos en casa y no ir al templo; no ayudar o no compartir lo que tenemos con los que necesitan; poner cualquier otra cosa por encima de mi tiempo con el Señor, como pasar horas en las redes sociales compartiendo comentarios y videos de odio, chismes, falsedades, infamias e incluso, apostasías bíblicas. Cuan fácil es dejarse llevar por las corrientes del mundo, pero ese es el camino amplio a la muerte. Pero sujetarse a una vida de santidad es el camino angosto, difícil, en cuesta, lleno de obstáculos y pruebas. Sin embargo, ese es el camino que nos llevará a la vida eterna.
Definitivamente el Cristianismo no es para flojos o poco valientes, o malagradecidos. Ser seguidores de Jesucristo significa vivir nuestra fe en Êl en forma completa, recibiendo las bendiciones del Señor y compartiéndolas con aquellos que necesitan, dando por gracia lo que por gracia recibimos de nuestro Salvador. Pero el Señor, en Su justicia sempiterna nos dio el libre albedrío, que es el derecho a elegir lo que yo quiera o piense. Por lo tanto, la decisión de buscar la llenura del Espíritu Santo para vivir la vida que Jesucristo te prometió está solo en tus manos. Confío en el Señor de que tú sabrás tomar la decisión correcta.
Oración
«Abba Padre, bendigo Tu santo Nombre hoy y siempre y te doy toda la gloria, la honra y el honor. Quiero interceder por el hermano o hermana en la fe que a esta hora esté leyendo este mensaje, para que en su corazón Tû instales el deseo sincero de buscar Tu Espíritu Santo para que su fe se potencie, y su vida sea diferente. Para que pueda convertirse en instrumento útil de Tu obra santa de salvación de la humanidad. Llena a Tu hijo/hija, en el nombre de Jesûs te lo ruego, de Tu Espíritu Santo, para que pueda disfrutar de Tu amor, Tu sabiduría y Tu fortaleza. Ayúdanos, Espíritu del Dios vivo para que dediquemos más tiempo para orarte, alabarte y conocerte cada vez más, de tal forma que cuando vengas, nos encuentres como nos mandaste, viviendo en santidad, dedicados a Ti en cuerpo, alma y espíritu, humildemente te lo pido, en el santo nombre de Tu Hijo amado Yeshûa HaMashiaj, amén y amén.»
התהילה היא רק של ישוע המשיח
DIOS te bendiga.
"Îshu-nejar, Jesús, la Luz del mundo"
Ministerios Cristianos Mundiales.
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www.ministeriosishunejar.com
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