Devocional para hoy,
Miércoles 13 de Junio, 2018.
“Sanidad en Su Nombre”
Por: CF Jara
Leer: Efesios 6
«Mas Êl herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Êl, y por Su llaga fuimos nosotros curados.» (Isaías 53:5)
La semana pasada tuve la revisión médica periódica. El Doctor me había mandado a hacer todos los test necesarios. Era una cita a tiempo pues me había estado sintiendo muy enfermo por los últimos tres meses, teniendo incluso mareos y otros síntomas extraños que no los había sentido antes. Desde hace cuatro años lucho contra la diabetes que, junto con la lesión en mi cervical, son las afecciones a mi salud. Y acudí a la cita algo preocupado. Sin embargo, el médico, luego de revisar los resultados me dijo: «estás fuerte y sano como un roble, aparte de la diabetes y la cervical, todo tu organismo está trabajando perfectamente, sigue haciendo la dieta y el ejercicio diario. Te veo en tres meses.» Honestamente este diagnóstico me sorprendió, pero luego, mi espíritu me llevó a la Palabra, y una vez más vi cumplirse en mí, las promesas de nuestro Dios de que Êl nos cuidará siempre, en todo lugar y bajo cualquier circunstancia (Salmo 91).
Es evidente que los tiempos actuales son tiempos nunca antes vividos por ninguna generación, pues en los eventos diarios podemos deducir lo trastornado que está la humanidad. Y por supuesto, guiándonos por la Palabra, sabemos que estos son los tiempos donde el enemigo de las almas se levantará con todo su arsenal de maldad para tratar de hacernos daño, en todos los aspectos de nuestra vida diaria, sea en el matrimonio, en la relación con los hijos, con los hermanos, en el trabajo, en las finanzas, y por supuesto, en la salud.
La Palabra dice que nuestros enemigos no son los seres humanos sino los seres espirituales de maldad que habitan en las profundidades celestes (Efesios 6:12). Estos seres, a quienes la Biblia los llama “arcontes” son los emisarios del enemigo de las almas que arriban a los alrededores de nuestra vida para propagar rumores falsos, sembrar temores infundados, afectar la actitud con pensamientos de depresión, enfermedad, tristeza y muerte, etc. Pero la Biblia también nos da la manera de enfrentarlos y derrotarlos. En la carta a los Efesios, el Apóstol Pablo nos encomienda el vestirnos diariamente de la Armadura Espiritual, para resistir las acechanzas del mal, pues como dijo el Señor Jesús, el enemigo, que es el príncipe de toda maldad, ha venido a mentir robar, destruir y matar toda la obra y las bendiciones que en cambio nuestro Creador, YHWH el Eterno, envía para Sus hijos y Sus criaturas.
Toda enfermedad es de carácter espiritual. Dios creó a la humanidad perfecta. El pecado de Adán y Eva nos privó de la vida eterna; pero todas las enfermedades, afecciones, degeneraciones y epidemias se producen como resultado de la maldad de satanás. Cuando Jesús recibió los 39 latigazos, ese número no fue por casualidad sino porque ahí se cumplió la Palabra de que “por Sus llagas somos sanos” (Isaías 53:5) pues 39 son las principales enfermedades de donde se derivan todas las demás Y el Señor sufrió de pie aquel terrible tormento para dejarnos la sanidad para TODAS nuestras dolencias. No hay cáncer, ni diabetes, ni leucemia, ni artritis, ni demencia senil, ni alzhéimer, ni colesterol ni ninguna enfermedad o afección de salud por más mala y terrible que sea que no ceda cuando se invoca el Santo Nombre de Jesús. Solo nos es necesario creer para ver el milagro. Cree y verás (Juan 11:40).
Algunos dirán que, aunque invocaron sanidad en el nombre Jesûs no hubo sanación y la persona falleció, la respuesta es que, por encima de todo, está la soberanía de Dios que hace conforme a Su voluntad y a Sus planes. Entonces, nos es necesario someternos para poder contemplar la voluntad del Señor que es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2).
Hermano, hermana, ¿estas sufriendo alguna afección de salud? Clama ahora mismo sanidad para ti en el nombre santo y Todopoderoso de Jesûs de Nazareth, cree en tu corazón con todas tus fuerzas, y verás los milagros y maravillas que provoca el invocar el Nombre que es sobre todo nombre, debajo del cual se someten todos los nombres creados. Gloria al Dios Altísimo.
Oración
«Padre amado, que dura y difícil se torna la vida cuando la enfermedad irrumpe en el día a día y cambia nuestros planes, sueños, proyectos. La enfermedad nos quita la paz, nos somete a un tiempo de angustias dependiendo de su gravedad. Cuando es crónica, es decir, que estará en nosotros por el resto de nuestra vida, nos hace esclavos de la medicina y pondrá sobre nosotros la pena de muerte si descuidamos con tomarla, medicina que en los tiempos actuales y para rematar, está fabricada solo para ayudar al alivio de la enfermedad, pero no para su cura, y peor aún, un porcentaje de la fórmula está destinado a desarrollar en nosotros otra enfermedad diferente que nos afectará en el futuro. Y cuando el diagnóstico es de una enfermedad terminal, qué dura se vuelve la vida que depende de estar atada a máquinas que envían infusiones farmacológicas, que sanan en raros casos, pues en la mayoría envenenan a los pacientes. Satanás se ha apoderado de la industria que se supone fue creada para ayudar a la humanidad, no para terminarla de matar. Ante este panorama desolador, Tú nos ofreces la sanación para nuestros males a través de invocar el Nombre Todopoderoso de Jesús en el sacrificio que el Hijo del Hombre hizo en la cruz, pero también, de cuidar nuestro cuerpo como lo manda la Biblia y de descansar en Tus promesas de que Tú velarás por nosotros donde quiera que estemos. Tú estarás con nosotros hasta el fin. Lo creo y lo declaro en el nombre Todopoderoso de Tu Hijo amado Yeshûa HaMashiaj, amén.»
התהילה היא רק של ישוע המשיח
DIOS te bendiga.
Lea la Biblia en un año: Esdras 6 - 8; Juan 21
Miércoles 13 de Junio, 2018.
“Sanidad en Su Nombre”
Por: CF Jara
Leer: Efesios 6
«Mas Êl herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Êl, y por Su llaga fuimos nosotros curados.» (Isaías 53:5)
La semana pasada tuve la revisión médica periódica. El Doctor me había mandado a hacer todos los test necesarios. Era una cita a tiempo pues me había estado sintiendo muy enfermo por los últimos tres meses, teniendo incluso mareos y otros síntomas extraños que no los había sentido antes. Desde hace cuatro años lucho contra la diabetes que, junto con la lesión en mi cervical, son las afecciones a mi salud. Y acudí a la cita algo preocupado. Sin embargo, el médico, luego de revisar los resultados me dijo: «estás fuerte y sano como un roble, aparte de la diabetes y la cervical, todo tu organismo está trabajando perfectamente, sigue haciendo la dieta y el ejercicio diario. Te veo en tres meses.» Honestamente este diagnóstico me sorprendió, pero luego, mi espíritu me llevó a la Palabra, y una vez más vi cumplirse en mí, las promesas de nuestro Dios de que Êl nos cuidará siempre, en todo lugar y bajo cualquier circunstancia (Salmo 91).
Es evidente que los tiempos actuales son tiempos nunca antes vividos por ninguna generación, pues en los eventos diarios podemos deducir lo trastornado que está la humanidad. Y por supuesto, guiándonos por la Palabra, sabemos que estos son los tiempos donde el enemigo de las almas se levantará con todo su arsenal de maldad para tratar de hacernos daño, en todos los aspectos de nuestra vida diaria, sea en el matrimonio, en la relación con los hijos, con los hermanos, en el trabajo, en las finanzas, y por supuesto, en la salud.
La Palabra dice que nuestros enemigos no son los seres humanos sino los seres espirituales de maldad que habitan en las profundidades celestes (Efesios 6:12). Estos seres, a quienes la Biblia los llama “arcontes” son los emisarios del enemigo de las almas que arriban a los alrededores de nuestra vida para propagar rumores falsos, sembrar temores infundados, afectar la actitud con pensamientos de depresión, enfermedad, tristeza y muerte, etc. Pero la Biblia también nos da la manera de enfrentarlos y derrotarlos. En la carta a los Efesios, el Apóstol Pablo nos encomienda el vestirnos diariamente de la Armadura Espiritual, para resistir las acechanzas del mal, pues como dijo el Señor Jesús, el enemigo, que es el príncipe de toda maldad, ha venido a mentir robar, destruir y matar toda la obra y las bendiciones que en cambio nuestro Creador, YHWH el Eterno, envía para Sus hijos y Sus criaturas.
Toda enfermedad es de carácter espiritual. Dios creó a la humanidad perfecta. El pecado de Adán y Eva nos privó de la vida eterna; pero todas las enfermedades, afecciones, degeneraciones y epidemias se producen como resultado de la maldad de satanás. Cuando Jesús recibió los 39 latigazos, ese número no fue por casualidad sino porque ahí se cumplió la Palabra de que “por Sus llagas somos sanos” (Isaías 53:5) pues 39 son las principales enfermedades de donde se derivan todas las demás Y el Señor sufrió de pie aquel terrible tormento para dejarnos la sanidad para TODAS nuestras dolencias. No hay cáncer, ni diabetes, ni leucemia, ni artritis, ni demencia senil, ni alzhéimer, ni colesterol ni ninguna enfermedad o afección de salud por más mala y terrible que sea que no ceda cuando se invoca el Santo Nombre de Jesús. Solo nos es necesario creer para ver el milagro. Cree y verás (Juan 11:40).
Algunos dirán que, aunque invocaron sanidad en el nombre Jesûs no hubo sanación y la persona falleció, la respuesta es que, por encima de todo, está la soberanía de Dios que hace conforme a Su voluntad y a Sus planes. Entonces, nos es necesario someternos para poder contemplar la voluntad del Señor que es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2).
Hermano, hermana, ¿estas sufriendo alguna afección de salud? Clama ahora mismo sanidad para ti en el nombre santo y Todopoderoso de Jesûs de Nazareth, cree en tu corazón con todas tus fuerzas, y verás los milagros y maravillas que provoca el invocar el Nombre que es sobre todo nombre, debajo del cual se someten todos los nombres creados. Gloria al Dios Altísimo.
Oración
«Padre amado, que dura y difícil se torna la vida cuando la enfermedad irrumpe en el día a día y cambia nuestros planes, sueños, proyectos. La enfermedad nos quita la paz, nos somete a un tiempo de angustias dependiendo de su gravedad. Cuando es crónica, es decir, que estará en nosotros por el resto de nuestra vida, nos hace esclavos de la medicina y pondrá sobre nosotros la pena de muerte si descuidamos con tomarla, medicina que en los tiempos actuales y para rematar, está fabricada solo para ayudar al alivio de la enfermedad, pero no para su cura, y peor aún, un porcentaje de la fórmula está destinado a desarrollar en nosotros otra enfermedad diferente que nos afectará en el futuro. Y cuando el diagnóstico es de una enfermedad terminal, qué dura se vuelve la vida que depende de estar atada a máquinas que envían infusiones farmacológicas, que sanan en raros casos, pues en la mayoría envenenan a los pacientes. Satanás se ha apoderado de la industria que se supone fue creada para ayudar a la humanidad, no para terminarla de matar. Ante este panorama desolador, Tú nos ofreces la sanación para nuestros males a través de invocar el Nombre Todopoderoso de Jesús en el sacrificio que el Hijo del Hombre hizo en la cruz, pero también, de cuidar nuestro cuerpo como lo manda la Biblia y de descansar en Tus promesas de que Tú velarás por nosotros donde quiera que estemos. Tú estarás con nosotros hasta el fin. Lo creo y lo declaro en el nombre Todopoderoso de Tu Hijo amado Yeshûa HaMashiaj, amén.»
התהילה היא רק של ישוע המשיח
DIOS te bendiga.
Lea la Biblia en un año: Esdras 6 - 8; Juan 21
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