Conocer la Verdad

Devocional para hoy,
Miércoles 21 de Marzo, 2018.

“Conocer la Verdad”
Por: CF Jara

Leer: Isaías 53
«Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en Êl: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. (Juan 8:31-32)

Mientras participaba en una reunión el pasado fin de semana, escuhé a alguien decir que “Jesús fue desmembrado (…) y que Su sangre no cayó al piso porque entonces seria sucia” (sic). Aunque la persona que dijo aquello, ama al Señor y su intención era de honrar al Mesías, en su declaración cometió -siempre involuntariamente- dos crasos errores bíblicos, teológicos e históricos, los cuales es necesario corregir. En primer lugar, según el diccionario en Español, “desmembramiento” significa: «desprender un miembro, órganos, músculos, huesos o extremidades fuera del cuerpo.» La Biblia sostiene que Jesús no fue “desmembrado ni ninguno de sus huesos quebrado (Isaías 53). Si así hubiera sucedido, entonces Jesús no cumpliría con las profecías de David e Isaías acerca del Mesías de Israel (mil y quinientos años atrás respectivamente). El segundo error es afirmar que la sangre del Divino Rabino no cayó al piso, sin embargo, la Biblia dice que “Jesucristo derramó toda Su sangre por la humanidad en la cruz del madero” (1 Cor. 15). Y aparte de este evento dolorosísimo, Jesús, antes de convertirse en el Cristo de la gloria, sudó agua sangre en el huerto de los olivos (Getsemaní), sudor que cayó hasta la tierra, tal como leemos en Lucas 22:44.

Este ejemplo es uno más de los tantos errores que se cometen por parte de los cristianos cuando predicamos la Palabra, incluyendo a pastores, y comprueba que no es suficiente con leer la Biblia, aunque se lo haga todos los días, sino que es necesario y primero que antes de nada, que para “escudriñar” las Escrituras y estudiar la Palabra, nos cubramos con la Shekhiná de Dios, el manto del Espíritu Santo, de tal forma que lo que nos sea revelado, se grabe en nuestro corazón y cerebro para siempre.

Jesús es el Mesías que vino a salvar a Israel de la opresión romana; es la traducción al Español del original Hebreo “Yeshûa” y representa al Hijo de Dios humanado, desde Su nacimiento hasta precisamente la noche de su apresamiento en el huerto de los olivos, donde el Hijo del Hombre transpiró sudor y agua sangre. Entonces, cuando el martirio empieza, el nombre cambia a “Jesucristo”, que representa a Jesús como un Cristo, sufriente y mártir, torturado y condenado a muerte sin pruebas ni falta alguna por el poder romano, por acusación y presión del Sanedrín, el poderoso órgano religioso judío.

Jesús es aquel del ministerio terrenal, el de las parábolas y de las enseñanzas, de los milagros, de las sanaciones y liberaciones. Jesús es aquel que trajo esperanza y redención a los pobres, afligidos y desposeídos, aquel que habló claro y directo en contra del poder opresor político, religioso y oligarca. Y Jesucristo es entonces, aquel que derramó toda Su sangre hasta la tierra, el inmolado por causa del pecado de la humanidad, que murió y resucitó al tercer día de entre los muertos, trayendo victorioso las llaves del Hades, venciendo a la muerte para siempre y levantando consigo a la cautividad cautiva, muchos de los cuales caminaron por varios días por las calles de Jerusalén para luego ser levantados en los aires junto con Êl. Jesucristo es aquel que luego de resucitar, estuvo entre los suyos por 50 días adicionales para luego ascender a los cielos como el Triunfador Inefable ante Sus seguidores, quienes atestiguaron de Su gloria sempiterna.

Los judíos sostienen que Israel es el pueblo escogido por Dios y por ello es bendecido. Sin embargo, debe decirse que, si Israel es tierra bendita, no es ni por la religión judaica ni por ninguno de los sacrificios, fiestas o tradiciones de los habitantes de este país, sino porque Jesús, al nacer y crecer aquí, andar en sus caminos, navegar por sus lagos y ríos y al derramar Su sangre bendita en esta tierra, bendijo para siempre todos los frutos del territorio israelí. YHWH hizo pacto con los padres de Israel de bendecir a esta nación siempre y cuando se mantuvieran obedientes a las cosas que les mandó a hacer (Deuteronomio 7:9). Pero ellos no cumplieron su parte.Más para desarrollar este tema es necesario un futuro mensaje. Mientras tanto podemos decir que Jesucristo es, por siempre y para siempre, el Señor de señores y el Rey de reyes, dueño de toda la gloria, de toda la honra y de todo el honor.

Oración
«Señor Jesús, gracias por haber venido en persona a este mundo de perdición para dar Tu vida para que todos los habitantes de la tierra, de todos los tiempos y de todos los países, razas, edades, religiones, profesiones, creencias, etc., puedan tener acceso a la vida eterna. Gracias por Tu santa Palabra, porque en ella están escritas TODAS las cosas que han existido, que existen y que han de existir. Y gracias por Tu Santo Espíritu porque Êl camina con nosotros todos los días, nos corrige y nos guía a toda verdad y a todo entendimiento. Señor, que seamos portavoces verdaderos de Tu amor por la humanidad, de Tu propia historia y de Tu mensaje de perdón y salvación. Que podamos como dice el Apóstol Pablo, presentarnos como obreros aprobados por Ti, sin nada de qué avergonzarse, y que maneja con precisión la Palabra de verdad, te lo pido humildemente en el nombre de tu Hijo amado Yeshûa HaMashiaj, amén y amén.»


התהילה היא רק של ישוע המשיח
DIOS te bendiga.

Lea la Biblia en un año: Josué 4-6; Lucas 1:1-20 

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