De Oídas te Había Oído

Devocional para hoy:
Miércoles 21 de Febrero, 2018.

“De Oídas te Había Oído”
Por: CF Jara

Leer: Lucas 24:13-33
«Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; más Êl se desapareció de su vista.» Lucas 24:31

Horas después que las Marías anunciaron a los discípulos que Jesús había resucitado, dos de los seguidores del Maestro de dirigían a Emaús, un pueblo localizado como a 10 kilómetros de Jerusalén. Y mientras ellos iban sumidos en su conversación, Jesús resucitado se les juntó de repente y se incluyó en aquella plática, pero ellos no lo reconocieron; y a pesar de que, por el resto del camino el Maestro les citó lo que las Escrituras dicen acerca de Êl, ellos no se dieron cuenta de que era el divino Rabino quien caminaba a su lado. Aquellos seguidores no lo reconocieron sino hasta después de haber llegado a la casa en Emaús y de sentarse a cenar, cuando Jesús bendijo el pan, lo partió y les dio de comer; entonces recién ellos lo reconocieron, pero fue tarde porque para ese momento, Jesús se había ido.

La lectura de dicho pasaje en el libro de Lucas nos deja saber que aquel extraño que caminaba con Sus seguidores era Jesucristo, el Hijo de Dios resucitado. Y muchos se atreverán a criticar a aquellos, más creo sin temor a equivocarme que, si el Señor caminara a nuestro lado en estos dias, muchos de nosotros no lo reconoceríamos. Y para cuando nuestro espíritu reconoce -por alguna razón- la presencia de Dios a nuestro lado, Êl quizá ya pasó.

Recuerdo que cuando tenía 20 años de edad, me dirigía a visitar a alguien cuando debido a un torrencial aguacero, aquella carretera se inundó y tuvimos que bajarnos del autobús y emprender el regreso a pie. Eran como las 6pm y empezaba a oscurecer; mientras caminaba de regreso, de pronto un hombre barbado, un poco mayor que yo, me preguntó si podíamos caminar juntos. Yo asentí. A lo poco de ello me preguntó si creía en Dios. Era el tiempo donde la crisis de mi vida estaba empezando y tenía ya mis preguntas sin respuestas, y mi concepto de Dios se sustentaba en el dogmatismo, empirismo, y hasta la metafísica. Entonces me presentó el plan de salvación de Jesucristo, pero lo rechacé. Para despedirnos, aquel hombre me dio su número de teléfono. Su nombre era Juan Carlos y me dijo que lo llamara si quería saber más de Jesús. Un año mas tarde la crisis se había acentuado, busqué el numero y marqué, pero la línea estaba desconectada. Fui incluso al sitio donde me dijo que se reunían para estudiar la Biblia, pero estaba vacío y nadie me dio razón. De esa fecha al día en que entregué mi corazón al Señor Jesús, pasaron 17 años, los más terribles, violentos, sufridos y penosos años de mi vida. No lo reconocí cuando caminó junto a mí, no lo pude ver cuando estuvo en frente mío, y cuando me di cuenta de quien era, Êl ya se había ido.

Hoy en día, cuando estoy en mi caminata diurna o vespertina, en algunas ocasiones siento la presencia de Dios sea a través de las aves, de los árboles, de los cielos, y mi corazón salta de gozo, mi alma se llena de las más hermosas alabanzas, y mi boca dice: «De oídas te había oído, mas hoy mis ojos te ven.» Sea el nombre de YHWH bendito por la eternidad.

Oración
«Señor, gracias por haberme dado una segunda oportunidad. Muchas veces me he preguntado por que no te reconocí en aquella tarde, por qué no te recibí en mi vida; cuánto sufrimiento habría evitado, cuántos errores, pecados y transgresiones hubiera dejado de cometer. Pero Tú eres el Dios soberano que sostienes con Tu mano al sol, a las estrellas y a los planetas. ¿Quién soy yo para cuestionarte? ¿Dónde estaba yo cuando Tú fundaste el mundo? Y a pesar de haberte rechazado y de toda la maldad que cometí, me buscaste de nuevo, y me diste una segunda oportunidad. Gracias mi Dios amado por la salvación, por haberme cuidado aún en el tiempo de perdición, porque si no fuera por Ti, estaría en algún manicomio infrahumano, en alguna cárcel despiadada o quizá muerto en algún cementerio olvidado. Mas te ha placido darme una vida nueva, abundante y llena de esperanza. Te ruego mi Señor, que pueda alabarte todos los días que me quedan y que me concedas la misericordia de servirte Señor, hasta el último latido de mi corazón, te lo pido humildemente en el nombre de tu Hijo amado Yeshua HaMashiaj, amén y amén.»


התהילה היא רק של ישוע המשיח
DIOS te bendiga.

Lea la Biblia en un año: Levítico 26-27; Marcos 2 

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