Yo Soy

Devocional para Hoy.
Lunes 13 de Noviembre, 2017.

“Yo Soy”
Por: CF Jara

Leer: Lucas 6:1-11
«…Y les decía: El Hijo del Hombre es Señor aún del día de reposo.» Lucas 6:5

Corría aproximadamente el año 32 d.C. cuando Jesús, seguido por una gran cantidad de gente a quienes los escritores de los Evangelios llaman “discípulos”, cruzaba cerca de unos campos sembrados. Era el tiempo justo antes de que el Maestro escogiera de entre esa multitud a doce hombres para que sean Sus discípulos más cercanos y así mismo eran unos días antes del discurso más conocido del Rabino: “Las Bienaventuranzas”. Aquellos hombres y mujeres que lo seguían, tenían hambre y empezaron a arrancar las espigas de los sembríos y a comerlas. Mientras muy de cerca, fariseos enviados por el Sanedrín los perseguían para cerciorarse de lo que este hombre y sus seguidores hacían y decían. Y aquel día era un Sábado, o Sabbat, y ante los ojos de los fariseos, Jesús y la multitud estaban rompiendo la ley de Moisés al hacer un trabajo en el día de reposo; y como Jesús era el líder de aquella muchedumbre, era el responsable. Entonces, los fariseos se acercaron a Jesús y le recriminaron por dejar a la gente romper el Sabbat. Mas Jesús, mirándolos a los ojos, les contestó citando una historia parecida del rey David, les hizo reflexionar que la vida está por encima de la ley y finalmente les dijo: “Yo soy el Sabbat”.

Tres mil años atrás, Dios le había entregado las Tablas de Su Ley o los Diez Mandamientos a Moisés. Y el hombre –como en todo– en lugar de obedecerlas, las ha tergiversado, ordenado a su conveniencia, alterado, aumentado y disminuido. Para los tiempos de Jesús habían 613 leyes adicionales, entre ellas la de la circuncisión, del día de reposo y las fiestas, del Talión, etc., etc. El pueblo de Israel estaba aplastado bajo esas leyes y el Hijo del Hombre vino para liberarlos de su pesada carga. Les dio un nuevo mandamiento, uno solo, que estaba por encima de todas aquellas centenas de leyes: «Ama a Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con todo tu espíritu y por encima de todas las cosas y ama a tu prójimo como a ti mismo.»

La clase de amor que Jesús predicó es uno cuyo principal fruto es el perdón. Y el perdón genera amor, y el amor, perdón. Y Jesús no solo habló, sino que lo consumó. Se dio en sacrificio eterno de amor por toda la humanidad. Y por ese sacrificio de sangre Êl nos libró de vivir bajo el yugo de la ley. Y cuando resucitó, nos dio la opción de vivir bajo Su gracia. En Su resurrección cumplió todas las leyes para que los que vivimos en Êl ya no vivamos bajo la ley, que genera juicio, condena y muerte sino para vivir bajo Su gracia, que genera amor y perdón, salvación, redención y vida eterna. La salvación que Jesús nos dio cumple la ley del día de reposo; el sacrificio del Cordero Santo satisface mi derecho al ojo por ojo y diente por diente contra alguien que me ha hecho mal; Cuando acepté a Cristo Jesús en mi vida, fui circuncidado espiritualmente con el sello del Espíritu Santo, quien pasó a morar en mi corazón para siempre.

El vivir bajo la ley nos hace legalistas, materialistas, carnales, odiadores, egoístas, limitados, finitos, religiosos, mortales, etc., además de que ni la observancia de todas aquellas 613 leyes nos aseguran la vida eterna. Solo el vivir bajo la gracia de nuestro Salvador Cristo Jesús transforma por completo nuestro cuerpo (carne) y nuestra mente (alma) con una clase de transformación tan poderosa que convierte a ladrones, borrachos, drogadictos, adúlteros, fornicarios, mentirosos, sinvergüenzas, pendencieros, envidiosos, idólatras, depravados, ambiciosos, avaros, etc., en seres humanos que se esfuerzan por practicar el bien, gracias al amor que recibimos al ser redimidos y por el perdón constante que nos es ofrecido por la gracia de Aquel por quien TODAS las cosas fueron hechas, Aquel que es el autor y consumados de nuestras vidas, Aquel que es el principio y el fin, el alfa y la omega, nuestro Sabbat, nuestro Justiciero, nuestra fiesta, nuestra alegría.

Oración
Amado Padre celestial, gracias te doy mi Dios, por la salvación, por la redención, por la esperanza, por el amor y el perdón constantes con que bendices mi vida cada día. Gracias a Tu gracia es que vivo, camino, trabajo, amo, predico Tu Palabra, respiro, disfruto tanto de los días soleados como de aquellos donde las tempestades oscurecen mis horizontes. Gracias sobre todo, por habernos enviado a tu Hijo amado, para que a través de Su sacrifico único, inmortal e inigualado, la humanidad perdida haya recibido la gracia para convertirse en Tu Pueblo. A los Tuyos fuiste y ellos no te recibieron. Oramos por ellos en esta mañana para que tengas misericordia, mi Señor, y sigas enviando Tus señales y prodigios para que cada día mas de ellos y también de los otros pueblos y naciones Señor, te puedan ver y te reciban como su Señor y Salvador, porque solo Tú Señor, eres la esperanza de vida eterna, en el nombre de Yeshua HaMashiaj, amén.

התהילה היא רק של ישוע המשיח
DIOS te bendiga.

Lea la Biblia en un año: Jeremías 51–52; Hebreos 8
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