La Fe de los Valientes

Devocional para Hoy.
Lunes 6 de Noviembre, 2017.

Ministerios Cristianos Mundiales “Îshu-nejar, Jesús la luz del mundo.”

“La Fe de los Valientes”
Por: CF Jara

Leer: Hechos 6-7; 8:1-2
«Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.» Filipenses 1:21

Veintiséis muertos en una iglesia cristiana bautista de Texas, ese es el titular de los noticieros a esta hora. Una nueva masacre en contra del segmento de la sociedad que se ha convertido en el más perseguido y odiado por los últimos dos mil años de entre todos los segmentos.

Un año más tarde de la muerte de Jesús, Esteban, discípulo del grupo nuevo, moría apedreado acusado de blasfemia. Era el primero de entre los seguidores de Jesús en morir como mártir. En los años siguientes, todos los discípulos originales excepto Juan, morirían también víctimas del odio y fanatismo nacido principalmente en el Sanedrín, órgano eclesial judío que se había convertido en el enemigo acérrimo del naciente cristianismo. Son ya más de dos mil años de aquel incidente tan triste y doloroso, donde un joven irreprensible y amado por todos, perdía su vida en manos de unos que decían tener la fe verdadera.

Pensar que una barbarie como estas podría ocurrir en pleno siglo 21, el siglo de la robótica, las comunicaciones y la nanotecnología, podría ser una locura, sin embargo, todos los días cientos de seguidores de Jesucristo son injuriados, perseguidos, encarcelados, apedreados, apaleados, incinerados y asesinados. En verdad, todas estas cosas en contra de los creyentes se han dado en forma constante desde la muerte de Jesús y Esteban hasta nuestros días. Y se seguirán dando hasta la venida de nuestro Salvador, desde mentiras pequeñas hasta acusaciones infundadas, torturas y asesinatos en masa. Sin embargo, la Biblia no nos dice que maldigamos a los que nos hacen mal sino al contrario, que hagamos tal como Jesús y Esteban hicieron en su agonía, es decir, interceder por perdón ante Dios por aquellos que les cortaban la vida.

Estudiando este pasaje de los capítulos 7 y 8 del Evangelio del Espíritu Santo (libro de los Hechos de los Apóstoles) encontramos dos factores coincidentes en lo que tanto Jesús como Esteban hicieron: 1) los dos predicaron el Evangelio confrontador, llamando a lo bueno, bueno y a lo malo, malo, sin adornos, ni saborcitos, ni colorcitos, ni florecitas. Llamaron pecadores a los que habían pecado y transgresores a los que habían transgredido la ley de Dios. No anduvieron por las ramas; y 2) en los instantes finales de vida, los dos intercedieron por sus asesinos, entonces, les fue mostrado el lugar celestial a donde iban a ir.

Y eso es lo que Jesús nos manda a hacer exactamente, ni mas, ni menos: 1) a predicar el Evangelio de la Verdad a toda persona con la que interactuemos, dejándole saber que si no se arrepiente de su vida pecaminosa y no tiene a Jesús en su vida, su destino final será el infierno, y 2) a declarar por fe que hemos sido comprados a precio de sangre y que nuestra vida no termina en esta tierra sino que continua en la eternidad, en la ciudad de las calles de oro, del mar de cristal, donde no hay más dolor, ni enfermedad ni muerte. 

Por lo tanto y gracias a ello, debemos interceder ante Dios por los escarnecedores, toda persona que nos haga mal, sea que hable mal de nosotros, que nos traicione, que levante calumnias, o que logre que nos despidan por causa de sus intrigas, sin importar si son hermanos o no de la fe, de la raza, etnia, país, estrato social, religión, etc., que sean. Mientras nos hacen daño, nos tiran piedras o lo que sea, tenemos que orar por aquellos que nos hacen mal, porque al hacerlo, los ponemos directamente en las manos del Todopoderoso, y Êl hará justicia, porque asi dice Su Palabra: "Mia es la justicia, Yo haré." 

Nuestra fe en Jesûs se basa en la doctrina de amor y perdón que el Señor vino a enseñarnos, y como seguidores que somos de Êl, lo debemos cumplir, auqnue en el intento nos hieran o nos maten. Pero si he de morir por causa del Evangelio de Cristo, entonces que muera.

Oración:
Señor mi Dios, dame Padre amado la determinación y la valentía para predicar Tu Palabra tal y cual como ella dice, sin temores o recelos de que qué será de mi si digo esto o aquello. Que la verdad acerca de Tu promesa de la vida eterna esté presente conmigo en mi pensamiento todos los días, en cada minuto, para no olvidarme que mi meta no es conseguir la gloria en este mundo mortal y finito, sino en la eternidad, contigo. Que cuando tenga que decir el mensaje que Tú me mandas a decir, lo diga tal y cual dice Tu Palabra, para que se arrepientan aquellos que tienen que hacerlo. Y si por predicar Tu Palabra, la infamia o la muerte llegan a mi vida, pues entonces que me despidan, o que me abandonen, o que me maten, porque como dijo Pablo, «para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.» En el nombre de Yeshua HaMashiaj, amén.


ה
Μαρανάθα, Ιησούς έρχεται σύντομα.

Maranatha, Jesûs viene pronto.

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