El Discurso

Devocional No. 1012 para Hoy:
Viernes 1 de Diciembre, 2017.

“El Discurso”
Por: CF Jara

Leer: Lucas 6:20-49
« ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?» Lucas 6:46

Corría el año 30 de nuestra era cuando Jesús empezó Su ministerio. La primera acción que el Maestro hizo fue buscar a Juan el Bautista para que lo bautizara. Después de ello se dirigió al desierto donde ayunó por 40 días, tiempo durante el cual, Jesús resistió las tentaciones del enemigo. Enseguida y por 3 años, empezó un amplísimo recorrido que incluiría todas las regiones de lo que hoy son los territorios de Israel. Durante esos recorridos hizo cientos de milagros, entre sanaciones, liberaciones y resucitaciones. Pero también enseñó la Palabra de Dios escrita en los rollos y que la conocemos hoy como el Antiguo Testamento; y por supuesto, nos predicó Su mensaje nuevo de amor y perdón, que se conoce hoy como el Nuevo Testamento. Entre esas enseñanzas está uno de Sus más famosos discursos: las Bienaventuranzas, que por su connotación y trasfondo, se lo puede calificar como el discurso público de Jesús para la reivindicación de los oprimidos. El Mesías habló en público en contra del poder político opresor de Roma pero también en contra del Sanedrín, el organismo eclesial y de gobierno del pueblo judío de ese entonces.

Pero Jesús no muere en la cruz por Su mensaje de amor y perdón sino por condenar a las élites del poder que mantenían en suma pobreza al pueblo humilde. Y si el Rabino viviera en estos tiempos, de seguro que Su prédica estaría centrada en condenar también la inmensa desigualdad social de los tiempos actuales en el mundo, producida por la majadera avaricia de lo que se conoce como la “Corporación América” y todas sus similitudes alrededor del mundo. Los personajes objeto de estas condenas serían los ricos y millonarios de nuestro tiempo, así como TODOS los presidentes y líderes políticos, líderes militares y corporativos de todas, -léase bien- de TODAS las instituciones donde la primacía del capital está por encima del ser humano y del bien social y común. Y por supuesto, creo que también incluiría a los líderes de la iglesia mundial, tanto la falsa pero también la que se identifica como Sus seguidores. Y por este lado, el juicio también sería implacable.

En primer lugar, el Señor no entraría a ninguna de las “mega-iglesias” por fastuosas o famosas que éstas sean. Y no porque éstas impliquen necesariamente algún tipo de apostasía, sino porque Jesús no las reconocería, simplemente porque Êl mismo no construyó o mandó a construir una. Se quedaría en el parqueadero y allí predicaría, sanaría enfermos y libertaría cautivos. Donde sí entraría, sería en las casas donde los Suyos se reúnen para estudiar Su palabra. Se sentaría entre ellos, oraría con ellos, lloraría con ellos pero también compartiría los alimentos que los hermanos han preparado, porque compartiendo, ellos recuerdan lo que Êl nos mandó a recordar, Su muerte, pero también, Su promesa de que vendrá a recoger a Su pueblo. Qué triste que hoy en día la recordación de la comunión se la hace solo en pocas iglesias, en la mayoría o se hace una vez al mes, una vez al año o ya la olvidaron Y dicen ser “Cristocéntricos”.

Jesús se iría a caminar con los inmigrantes, cruzaría con ellos los desiertos, los mares, los muros, recogería en sus brazos a los que mueren en la travesía. Se pararía al lado de los que mendigan en las calles y dormiría junto con los que duermen allí; se recluiría en las celdas junto con los condenados; pasaría días enteros visitando a los enfermos en los hospitales y casas y buscaría a los que dejaron de ir a la iglesia, para llorar con ellos. Llevaría comida a los que no tienen que comer y tendría compasión de los adictos, prostitutas, ladrones, homosexuales, y todo aquel que ha sido rechazado por la “sociedad” que por tanta injustica que comete debería llamarse más bien “suciedad”.

Jesús haría todo eso en lugar de vestirse con trajes finos, sembrar relojes caros, ir en automóviles de lujo o en aviones privados, o pedir dinero por predicar la Palabra. Andaría libre, sin guardaespaldas ni asistentes que le abran las puertas o le lleven la Biblia o la maleta. Exigiría que le llamemos Jesús, así de simple, nada de máster, doctor, apóstol, eminencia, líder, capitán, o títulos de vanagloria inventados por el hombre para llenar los egos de los que en lugar de ir a predicar a las naciones, predican bien peinados, desde la comodidad de los altares de iglesias con aire acondicionado, con sistemas de audio y video de última generación y con grupos de adoración, coros y cantantes que cantan pensando en si le salió bien el ‘staccato’ en lugar de adorar en espíritu y en verdad. Iglesias tan grandes que tienen cien ministerios y cincuenta ‘pastores recursos’ que no pastorean a nadie. Precisamente por ello, el promedio de estadía de los creyentes en estas iglesias es solo de tres años y algo más, luego de lo cual se van pues nadie les pastorea. El que tenga oídos, que oiga.

Y así como se molestaron con Jesús por Su mensaje, habrá quienes se molesten conmigo, y me evitarán o me saludarán burlonamente. Más sé que mi propósito no es agradar a ningún hombre sino al Dios Altísimo. Y para agradar al Señor, debemos hacer como hizo Jesús, amar a Dios por encima de todas las cosas; amar a mi prójimo por encima de mis propias necesidades y predicar la Palabra de verdad, llamando a las cosas por su nombre, es decir, a lo bueno, bueno y a lo malo, malo, aunque eso me cueste la vida.

Oración
Amado Dios, hoy mi oración es para pedirte que me des más amor por el prójimo, porque esa es la única manera de servirte con sinceridad, sin ningún afán de fama o de figurar, porque no se trata de mi, Señor, sino siempre de Ti, amado Jesús. Lléname de Tu amor inefable, te lo ruego, de tal forma que yo nunca me olvide que yo no soy el centro de mi vida sino Tú, la razón de todo mi existir. Desbórdarme de Tu amor de tal manera que nada de lo que hagan en contra mía me toque, me ofenda o me duela, sino que al contrario, recuerde cada día que Tú me añades vida cada mañana para servirte a través de servir a otros, sin hacer acepción de nadie. Permite Señor que Tu santo Nombre sea exaltado siempre por mi boca, te lo ruego humildemente en el nombre de Tu Hijo Yeshua HaMashiaj, amén.


התהילה היא רק של ישוע המשיח
DIOS te bendiga.

Lea la Biblia en un año: Ezequiel 33-34; 1 Pedro 5
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