¿Necesitas un milagro?

Devocional No. 1010 para Hoy.
Lunes 27 de Noviembre, 2017.

“¿Necesitas un milagro?”
Por: CF Jara

Leer: Marcos 5:24-34
«…Cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva.» Marcos 5:27-28

La mujer se abría paso con dificultad por entre la gran multitud que rodeaba y apretaba a Jesús y a Sus discípulos y la gente que usualmente caminaban con Êl. El Maestro venía del otro lado del lago de Galilea, después de liberar al endemoniado de Gadara, Y a pesar de que las actividades de las últimas semanas se habían multiplicado, el Rabino continuaba incansable tratando de prodigar alivio a la inmensa cantidad de enfermos y atribulados que venían a Su encuentro. La mujer –de la cual la Biblia no menciona su nombre– sufría del flujo menstrual permanente por los últimos doce años. La tradición judía declaraba “impura” a una mujer con el período. Por ello, la mujer de la historia había sido “impura” por todo ese tiempo, lo que la sumió en un profundo sufrimiento. Pero cuando ella supo que Jesús llegaba al pueblo, un pensamiento se implantó en su mente: “Si tan solo tocara el borde de Su manto, seré salva.” Aquella mañana salió de su casa decidida a buscar al Maestro, llegar hasta Êl y tocar aunque sea, el borde de Su vestidura. Tal era la fe de ella, que a pesar de su condición, salió a buscar su milagro. Efectivamente, cuando llegó a donde estaba Jesús, no dudó un momento, y luchando a empujones con quienes se ponía en su camino, llegó hasta el Mesías y tocó Su manto, y en ese mismo instante, el flujo de sangre paró. Su fe y resolución hicieron posible el milagro. Y ella se salvó.

Lo que hizo la mujer de esta historia, resume en dos los elementos que necesitamos para recibir nuestro milagro: Fe y Resolución para salir a buscar nuestro milagro. No es aventurado decir que TODOS los seres humanos, incluidos los cristianos, necesitamos de por lo menos un milagro en nuestras vidas, sea para recuperar la salud, para salvar el matrimonio, para encontrar un empleo justo y bien remunerado, para recuperar a un hijo de las drogas, del homosexualismo; para ser libertados de un vicio, para superar un problema financiero grave, para conseguir los documentos migratorios, etc., etc.

Pero en muchos de nosotros la fe está pero reina la impasividad, es decir, nos quedamos sentados en casa esperando que el milagro toque nuestra puerta. Mas la reflexión bíblica de hoy nos quiere enseñar que es necesario que para que la montaña se mueva, para que el gigante se caiga, para que faraón sea vencido, para que la lluvia temprana y tardía llegue, para que el milagro se dé, tenemos que levantarnos para ir en pos de las promesas dadas por nuestro Creador.

Es muy seguro que en nuestra búsqueda tendremos que enfrentar muchos obstáculos, algunos de ellos parecerán como imposibles de superar; pero la fe en Cristo Jesús siempre nos recuerda Sus promesas, las mismas que potencian nuestra decisión de empuñar nuestras armas espirituales, y decididos a dar pelea y con la mirada puesta en el Cordero santo, salir a buscar nuestra victoria, nuestro milagro. El triunfo está asegurado porque a la final de todo, quien pelea la batalla por nosotros es Aquel que nunca ha perdido una. Su nombre es el Inmortal e Invencible Jesús de Nazareth. Te pregunto: ¿necesitas un milagro? Pues llénate de fe y sal a buscarlo.

Oración
Señor gracias te doy por este fin de semana, por la vida, la salud, la provisión, la sabiduría y el amor de los míos. Gracia por esta enseñanza, donde me dejas saber que es necesario que yo luche por mi milagro, porque tener fe no es suficiente, sino que necesito levantarme en esa fe para salir a buscar mi milagro, confiado en que Tú pelearás la batalla por mí. Dice Tu Palabra que Tú das conforme a la fe de los que te aman. Dame la fortaleza necesaria Señor, para en Tu nombre levantarme y salir en busca del milagro que necesito en mi vida, que Tú conoces Señor y que solo Tú lo puedes hacer posible porque Tú eres el Dios de los imposibles, el Dios que nunca ha perdido una batalla, te lo pido humildemente en el nombre de Tu Hijo Yeshua HaMashiaj, amén
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התהילה היא רק של ישוע המשיח
DIOS te bendiga.

Lea la Biblia en un año: Ezequiel 27-29; 1 Pedro 3
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