Interceder por otros

Viernes 2 de Junio, 2017.

Nuestro Pan Diario
“Interceder por otros”
(Por CF Jara)

Leer: Lucas 23
«Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen...» Lucas 23:34

La Biblia en un año: 2 Crónicas 15–16; Juan 12:27-50

Mientras un dolor terrible destrozaba uno a uno Sus órganos, el Mesías, con Su cabeza y rostro ensangrentados miraba desde lo alto de la cruz a los centuriones, rompiendo sus vestidos y poniéndolos como botín en el juego de azar de aquellos. Y cuando sintió sed, una sucia esponja rebosante de grasa y vinagre le fue puesta en Sus labios, al tiempo que blasfemias, insultos, burlas y todo tipo de gestos de desprecio eran hechos en Su contra por los que presenciaban Su agonía. Y Jesús tuvo para ellos, solo palabras de compasión y de intercesión ante Su Padre: «…perdónalos porque no saben lo que hacen…»

En nuestra diaria comunicación con DIOS, la mayor parte del tiempo le mencionamos nuestras necesidades, pruebas, tribulaciones, temores, etc. Pero el ejemplo de nuestro Salvador nos manda también a orar por las necesidades, las pruebas y las tribulaciones de otros, a interceder por familiares, amigos o cualquier persona que conozcamos que está pasando por momentos difíciles en su vida. Habrá muchas veces en las que podamos mostrar solidaridad con una visita, una palabra de aliento, una ofrenda económica, un abrazo, etc. Podemos orar por ellos, sin que ellos se enteren, rogándole al Dios Todopoderoso que derrame paz sobre esa alma atribulada, o quizá que haga traer a Sus ángeles provisión de comida o dinero, o rogándole para que los sane y los levante de la postración. Pero también podemos orar intercediendo por aquellos que han hecho mal en nuestra contra o en contra de seres que amamos, pidiendo al Señor que los bendiga y los cuide en todos sus caminos. Esa es de hecho, la oración que duele, aquella que se hace por los que nos han herido, y en lugar de juicio y condena, rogamos por bendición y parabienes.

Jesucristo es la máxima expresión de la intercesión. Él vino y se entregó en cuerpo, alma y espíritu por la humanidad, dejándonos Su hermoso ejemplo para que entendamos que no somos dados vida cada mañana para pensar en nosotros primero, con el yo por delante en todo tiempo y en todo lugar, sino entendiendo que vivimos para ayudar, para servir, para ser solidarios siempre y para orar por aquellos que necesitan de DIOS.

El Señor sabe todas nuestras necesidades, y sabe también cuando posponemos el pedir por ellas y dedicamos el tiempo de oración para pedir por otros. Siendo DIOS la justicia plena, soberana y eterna, ¿crees que a Él no le agradaría este sacrificio y que no lo recompensaría con creces? Pruébalo, te vas a quedar maravillado.

La gloria es solo de Cristo Jesús.
DIOS te bendiga.

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