Lunes 17 de Abril, 2017.
Nuestro Pan Diario
“El sacrificio sempiterno”
(Por: CF Jara)
Versículos para hoy: Isaías 53
«Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero…» Isaías 53:7
Guía para leer la Biblia en un año, lectura para hoy: 1 Samuel 27-29; Lucas 13:1-22
El profeta Isaías escribió en el capítulo 53, la profecía sobre el Siervo sufriente. Jesús, siendo Dios, se encarnó en humanidad, y como ser humano, sintió todas las necesidades, padecimientos, emociones, esperanzas, tristezas, cansancios, encierros, etc., que los hombres sentimos a lo largo de nuestra vida. Pero por sobre todo, Jesús tenía que pasar tanto por los dolores físicos como los espirituales. Su plan para salvar a la humanidad de la muerte eterna por causa del pecado, incluía el sufrir soledad e ingratitud, desprecios y humillaciones, acusaciones e injurias, dolorosísimas y terribles torturas, y…. la muerte. Todo esto para que nadie, nunca, pudiera querer despreciar el plan de Dios argumentando que fue fácil para Él porque “como Dios que es, no sentirá dolor como los hombres”. Más Dios nos mostró en Su encarnación, que si se duele de nuestro dolor y llora junto a nosotros cuando las circunstancias nos vencen y no podemos más. Dios estará ahí, llorando con nosotros.
Los planes de Dios son únicos, perfectos y completos. Además de habernos dado la opción para accesar a la vida eterna, también nos dejó el poder para reclamar sanidad para el cuerpo enfermo, pues por cuanto Él fue clavado en la cruz y un soldado le abrió el costado, nosotros podemos declarar que «herido fue por nuestras rebeliones, y por su llaga fuimos nosotros curados.» (Isaías 53:5).
Pero también Dios nos mostró a través del sacrificio de Su Hijo, que comprende nuestra imperfección porque Él mismo la vivió y la experimentó. La Biblia registra los momentos del miedo terrible la noche de Su aprensión, cuando llegó a transpirar por su frente gotas de sangre; Su sufrimiento y dolor ante la tortura, durante toda la noche y madrugada previas a Su crucifixión; la impotencia frente a todos los procesos penales instaurados en Su contra sobre acusaciones falsas; los 39 latigazos, que aunque los recibió de pie, desgarraron Su cuerpo; Su viacrucis por la vía dolorosa; Su crucifixión en el Calvario y Su último mensaje encerrado en las siete frases que dijo mientras agonizaba.
Oración: Amado Jesús, gracias por pagar con Tu sangre el precio de Tú amor por toda la humanidad, llevando a la cruz «el pecado de muchos» (Isaías 53:12). Vivimos gracias a Tu infinito y sublime amor y a Tú sacrificio perfecto de morir en la cruz para darnos vida. Voluntariamente cargaste con nuestro pecado y nuestra culpa. Nadie sufrió jamás por nosotros como Tú Señor. Te pido fe mi Señor para acordarme que no importa la tribulación que enfrentemos, Tú lo entiendes y Te importa nuestra preocupación y sufrimiento; y Tú nos ayudarás a superarla. Que yo recuerde siempre declarar ante los problemas que “Con Cristo Jesús soy más que vencedor” y ante las enfermedades, que “Por las llagas de Jesucristo soy sano”, en el nombre de Yeshuaj Hamashiaj, amén y amén. -CF Jara-
La gloria es solo de Cristo Jesús.
DIOS te bendiga.
Encuentre más lecturas edificantes en Nuestro Pan Diario
http://www.ministeriosishunejar.com
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“El sacrificio sempiterno”
(Por: CF Jara)
Versículos para hoy: Isaías 53
«Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero…» Isaías 53:7
Guía para leer la Biblia en un año, lectura para hoy: 1 Samuel 27-29; Lucas 13:1-22
El profeta Isaías escribió en el capítulo 53, la profecía sobre el Siervo sufriente. Jesús, siendo Dios, se encarnó en humanidad, y como ser humano, sintió todas las necesidades, padecimientos, emociones, esperanzas, tristezas, cansancios, encierros, etc., que los hombres sentimos a lo largo de nuestra vida. Pero por sobre todo, Jesús tenía que pasar tanto por los dolores físicos como los espirituales. Su plan para salvar a la humanidad de la muerte eterna por causa del pecado, incluía el sufrir soledad e ingratitud, desprecios y humillaciones, acusaciones e injurias, dolorosísimas y terribles torturas, y…. la muerte. Todo esto para que nadie, nunca, pudiera querer despreciar el plan de Dios argumentando que fue fácil para Él porque “como Dios que es, no sentirá dolor como los hombres”. Más Dios nos mostró en Su encarnación, que si se duele de nuestro dolor y llora junto a nosotros cuando las circunstancias nos vencen y no podemos más. Dios estará ahí, llorando con nosotros.
Los planes de Dios son únicos, perfectos y completos. Además de habernos dado la opción para accesar a la vida eterna, también nos dejó el poder para reclamar sanidad para el cuerpo enfermo, pues por cuanto Él fue clavado en la cruz y un soldado le abrió el costado, nosotros podemos declarar que «herido fue por nuestras rebeliones, y por su llaga fuimos nosotros curados.» (Isaías 53:5).
Pero también Dios nos mostró a través del sacrificio de Su Hijo, que comprende nuestra imperfección porque Él mismo la vivió y la experimentó. La Biblia registra los momentos del miedo terrible la noche de Su aprensión, cuando llegó a transpirar por su frente gotas de sangre; Su sufrimiento y dolor ante la tortura, durante toda la noche y madrugada previas a Su crucifixión; la impotencia frente a todos los procesos penales instaurados en Su contra sobre acusaciones falsas; los 39 latigazos, que aunque los recibió de pie, desgarraron Su cuerpo; Su viacrucis por la vía dolorosa; Su crucifixión en el Calvario y Su último mensaje encerrado en las siete frases que dijo mientras agonizaba.
Oración: Amado Jesús, gracias por pagar con Tu sangre el precio de Tú amor por toda la humanidad, llevando a la cruz «el pecado de muchos» (Isaías 53:12). Vivimos gracias a Tu infinito y sublime amor y a Tú sacrificio perfecto de morir en la cruz para darnos vida. Voluntariamente cargaste con nuestro pecado y nuestra culpa. Nadie sufrió jamás por nosotros como Tú Señor. Te pido fe mi Señor para acordarme que no importa la tribulación que enfrentemos, Tú lo entiendes y Te importa nuestra preocupación y sufrimiento; y Tú nos ayudarás a superarla. Que yo recuerde siempre declarar ante los problemas que “Con Cristo Jesús soy más que vencedor” y ante las enfermedades, que “Por las llagas de Jesucristo soy sano”, en el nombre de Yeshuaj Hamashiaj, amén y amén. -CF Jara-
La gloria es solo de Cristo Jesús.
DIOS te bendiga.
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