Mi abuela Juanita

Viernes 3 de Febrero, 2017.

Nuestro Pan Diario
“Mi Abuela Juanita”
(Por: CF Jara)

Versículos para hoy: Juan 11:1-45
« Y Jesús lloró.» Juan 11:35

Guía para leer la Biblia en un año, lectura para hoy: Mateo 22:1-22

Ayer a las 11am partió a reunirse con el Señor a los 97 años de edad, la abuela Juanita, en medio de la más absoluta paz y después de que audiblemente y a pesar del efecto de los sedantes, abrió su boca y exclamó fuerte y claro: «Señor, yo sé que estás aquí, guarda mi espíritu y mi alma, te lo suplico mi Señor.» Rompiendo el esquema de estos devocionales, quiero rendirle tributo a una persona excepcional, sierva del Altísimo y modelo de inspiración de fe para su familia y para mí, que aunque no fui su familiar, me trató como a uno de ellos.

Era una tarde del verano del 2008 cuando la conocí. Mi esposa en ese entonces mi novia, me llevó a casa de su abuela Juanita, y desde el primer momento que la conocí, sentí su amor entrañable a través de sus ojitos celestes. Yo no sabía lo que era tener abuelos, pero ella llenó ese lugar desde aquella tarde. En ese entonces tenía 88 años pero parecía de 50; cocinaba de maravilla y su sazón para la carne estofada con arroz y habichuelas me conquistaron, sobre todo porque ella lo hacía exclusivamente para mí. Qué honor.

La familia y los vecinos nos reuníamos alrededor de la abuela y aquellas hermosas tardes se alargaban hasta la medianoche sin que a nadie le impacientara. Ya todos conocíamos el programa que luego de la sabrosa comida continuaba con las partidas de ‘dominó’, donde ganar a la abuela Juanita era una proeza, pues ella controlaba las fichas que iban saliendo y las que tenían que salir así como controlaba los ingredientes en sus recetas. Y luego, las oraciones de despedida se convertían en mini vigilias; pero todos quienes asistíamos, salíamos de la casa de la abuela Juanita, edificados, felices y….bien comidos.

Lo bello del tema es que la abuela no tuvo riquezas materiales, vivía en un humilde apartamento y de una modesta pensión del gobierno con su hija Neida. Y en medio de esas limitaciones, ellas nunca negaron ni a mí ni a nadie, un delicioso plato de comida o un café calientito. Ese es su más grande legado para mí, que aunque no tenga riquezas ni abundancia, ser generoso y desprendido con los demás es la esencia del verdadero cristiano. Su bondad y generosidad eran únicas, pero también su fe, porque aún en su ancianidad, cansada de un largo día y entre despierta y dormida, se asía de las manos de los que estábamos allí y junto con todos oraba y clamaba a su amado Salvador, sin importar la hora que era.

El Señor Jesús lloró cuando Su amigo querido había muerto. Y creo con todo mi corazón que Él hoy también ha llorado. Te voy a extrañar abuela Juanita, y aunque la pena invade mi alma, el consuelo de que estás descansando en los regazos de tu Salvador es lo que llena de esperanza y de confort a todos quienes te conocimos y te amamos.

Descansa en paz en los brazos del Hacedor de la vida, hasta el día en que nos encontraremos allá en la eternidad, el lugar donde no hay más dolor, ni enfermedad ni muerte. En el nombre de Jesús.

La gloria es solo de Cristo Jesús.
DIOS te bendiga.

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