Nuestro Pan Diario
“Tesoros en el cielo”
(Por acharles)
Leer: Mateo 6:19-24
«Haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, donde ladrones no minan ni hurtan.» Mateo 6: 20
La Biblia en un año: Isaías 47–49; 1 Tesalonicenses 4
Un cableado eléctrico mal instalado provocó un incendio en la casa que acabábamos de construir. Las llamas la consumieron en una hora, y lo único que quedó fue escombros. En otra ocasión, al volver a casa de la iglesia un domingo, descubrimos que nos habían robado.
En nuestro mundo imperfecto, es muy común perder cosas materiales: vehículos robados o chocados, barcos hundidos, edificios destruidos, hogares inundados y bienes sustraídos. Por eso, es tan importante la exhortación de Jesús de no confiar en las riquezas terrenales (Mateo 6:19).
Jesús narró la historia de un hombre que acumuló muchas riquezas y decidió almacenarlas (Lucas 12:16-21), pero que aquella misma noche lo perdió todo, incluso su vida.
El Señor concluyó: «Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios» (v. 21). La riqueza material es efímera. Nada dura para siempre; excepto lo que hacemos por los demás con el poder del Señor. Dar nuestro tiempo y recursos para difundir el evangelio, visitar a quienes están solos y ayudar a los necesitados son solo algunas de las formas de hacer tesoros en el cielo (Mateo 6:20).
¿Cómo estás haciendo tesoros en el cielo? ¿Qué cambios deberías realizar para crecer en esta área de tu vida?
La verdadera riqueza es lo que se invierte en la eternidad.
Encuentre más lecturas edificantes en Nuestro Pan Diario
Ministerios Cristianos Mundiales “Îshu-nejar”
www.ministeriosishunejar.com
“Tesoros en el cielo”
(Por acharles)
Leer: Mateo 6:19-24
«Haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, donde ladrones no minan ni hurtan.» Mateo 6: 20
La Biblia en un año: Isaías 47–49; 1 Tesalonicenses 4
Un cableado eléctrico mal instalado provocó un incendio en la casa que acabábamos de construir. Las llamas la consumieron en una hora, y lo único que quedó fue escombros. En otra ocasión, al volver a casa de la iglesia un domingo, descubrimos que nos habían robado.
En nuestro mundo imperfecto, es muy común perder cosas materiales: vehículos robados o chocados, barcos hundidos, edificios destruidos, hogares inundados y bienes sustraídos. Por eso, es tan importante la exhortación de Jesús de no confiar en las riquezas terrenales (Mateo 6:19).
Jesús narró la historia de un hombre que acumuló muchas riquezas y decidió almacenarlas (Lucas 12:16-21), pero que aquella misma noche lo perdió todo, incluso su vida.
El Señor concluyó: «Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios» (v. 21). La riqueza material es efímera. Nada dura para siempre; excepto lo que hacemos por los demás con el poder del Señor. Dar nuestro tiempo y recursos para difundir el evangelio, visitar a quienes están solos y ayudar a los necesitados son solo algunas de las formas de hacer tesoros en el cielo (Mateo 6:20).
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La verdadera riqueza es lo que se invierte en la eternidad.
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