Testimonio


Testimonio

Nuestro Pan Diario
4 Septiembre 2014
Lectura Diaria para hoy, Jueves 4: “El león ladrador”
(Poh Fang Chia)
Lea: Proverbios 22:1-5
«De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas…» Proverbios 22:1

Biblia en un año: Salmos 143–145; 1 Corintios 14:21-40

Los que visitaban el zoológico quedaron pasmados cuando el «león africano» empezó a ladrar en vez de rugir. El personal del lugar dijo que habían disfrazado un mastín tibetano, un perro muy grande, de león porque no tenían dinero para comprar el animal verdadero. No hace falta decir que el zoológico perdió su reputación y que la gente pensaba dos veces antes de visitarlo.

La reputación es frágil; una vez que se daña, es difícil de recuperar. Es común sacrificar una buena reputación en el altar del poder, el prestigio o las posesiones. Podría sucedernos a todos. Las Escrituras nos exhortan: «De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas…» (Proverbios 22:1). Dios está diciéndonos que el valor verdadero no debe basarse en lo que tenemos, sino en lo que somos.

El antiguo filósofo griego Sócrates declaró: «La forma de lograr una buena reputación es esforzarse para ser lo que uno desea parecer». Como seguidores de Jesús, llevamos su nombre. Por su amor a nosotros, nos esforzamos para andar como es digno de Él, reflejando su semejanza en nuestras palabras y acciones.

Cuando fallamos, Él vuelve a levantarnos con su amor. Por nuestro ejemplo, los que nos rodean serán guiados a alabar a Dios, quien nos redimió y transformó (Mateo 5:16), porque el Señor es digno de gloria, honra y alabanza plena.

«El tesoro más puro que un mortal puede tener es una reputación impecable». —Shakespeare 

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Misericordias nuevas


Misericordias nuevas

Nuestro Pan Diario
3 Septiembre 2014
Lectura Diaria para hoy, Miércoles 3: “Esperanza para seguir”
(Anne Cetas)
Lea: Lamentaciones 3:19-33
«Por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana…» Lament. 3:22-23

Biblia en un año: Salmos 140–142; 1 Corintios 14:1-20

El aeroplano Solar Impulse, que funciona con energía solar, puede volar día y noche sin combustible. Sus inventores, Bertrand Piccard y André Borschberg, esperan hacerlo volar alrededor del mundo en el 2015. Mientras que el avión vuela durante todo el día con energía solar, reúne suficiente reserva como para seguir haciéndolo toda la noche.«Cuando sale el sol —Piccard señala—, vuelve a traer esperanza para poder continuar».

La idea de que el amanecer trae esperanza me hace pensar en Lamentaciones 3, tomado de nuestra lectura bíblica para hoy: «Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. Por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana…» (vv. 21-23). Aun cuando el pueblo de Dios estaba sumido en la desesperación mientras la ciudad de Jerusalén era invadida por los babilonios, el profeta Jeremías dijo que tenían motivos para mantener la esperanza: todavía permanecían las misericordias y la compasión del Señor.

A veces, nuestras luchas parecen peores durante la noche, pero, cuando llega el amanecer, este vuelve a traer esperanza para que podamos seguir adelante. El salmista declaró: «… Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría» (Salmo 30:5).

Señor, gracias por la esperanza que envías con cada salida del sol. ¡Tus misericordias y tu compasión son nuevas cada mañana!

Cada nuevo día nos da una nueva razón para alabar al Señor.

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La Gratitud


La Gratitud

Nuestro Pan Diario
2 Septiembre 2014
Lectura Diaria para hoy, Martes 2: “Ni siquiera un gesto”
(Randy Kilgore)
Lea: Lucas 17:11-19
«Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz.» Lucas 17:15

Biblia en un año: Salmos 137–139; 1 Corintios 13

Era una tarde calurosa, el tránsito era terrible y todos estaban de mal humor. Vi un automóvil con dos jóvenes esperando para salir de un restaurante, y pensé que el conductor que estaba delante de mí había tenido una buena actitud al dejarlos pasar.

Pero, cuando el conductor «amable» no recibió ni siquiera un gesto de agradecimiento, se enfureció. Primero, bajó la ventanilla y le gritó al otro conductor. Después, aceleró al máximo y avanzó como si fuera a chocarlo por atrás, tocando la bocina y gritando enojado.

¿Quién «fue peor»? ¿La ingratitud del joven conductor justificaba la respuesta airada del conductor «amable»? ¿Le debía un «gracias»?

Sin duda, los diez leprosos que Jesús había sanado le debían su gratitud. ¿Cómo es que solamente uno volvió para darle las gracias? Me sorprende la respuesta de Jesús: «¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?» (Lucas 17:18). Si el Rey de reyes puede recibir tan solo una de diez respuestas de agradecimiento, ¿cómo podemos nosotros esperar más?

Es mejor llevar a cabo nuestras obras para honrar a Dios y servir a los demás aunque no nos agradezcan lo que hicimos. Que la gracia del Señor se vea en nosotros aunque no valoren nuestros actos de bondad.

«Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.» Mateo 5:16

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Espera en Jesús


Espera en Jesús

Nuestro Pan Diario
1 Septiembre 2014
No se olvida de mí
(Marion Stroud)
Les: Salmo 13
«Nuestra alma espera al Señor; nuestra ayuda y nuestro escudo es él.» Salmo 33:20

Biblia en un año: Salmos 135–136; 1 Corintios 12

Esperar resulta siempre difícil; pero, cuando pasan días, semanas y meses sin que nuestras oraciones parezcan tener respuesta, es fácil creer que Dios se ha olvidado de nosotros. Quizá podamos enfrentar el día envueltos en sus distracciones, pero, durante la noche, cuesta el doble luchar contra nuestras ansiedades. Las preocupaciones parecen inmensas y los horas de oscuridad, interminables. El agotamiento hace que parezca imposible enfrentar el nuevo día.

El salmista se angustiaba con la espera (Salmo 13:1). Se sentía abandonado, como si sus enemigos estuvieran triunfando (v. 2). Es fácil desanimarse cuando esperamos que Dios resuelva una situación difícil o responda una oración repetida varias veces.

Satanás susurra que el Señor nos ha abandonado y que nada cambiará. Tal vez seamos tentados a caer en la desesperación. ¿Para qué molestarnos en leer la Biblia u orar? ¿Para qué esforzarnos para adorar junto con otros creyentes en Cristo? Sin embargo, en la espera es cuando más necesitamos nuestros salvavidas espirituales, ya que estos nos mantienen aferrados al amor de Dios y nos vuelven sensibles a su Espíritu.

El salmista tenía un remedio: se centraba en todo lo que sabía sobre el amor de Dios, evocaba las bendiciones del pasado y alababa deliberadamente al Señor, quien no se olvidaría de él. Nosotros podemos hacer lo mismo.

Vale la pena esperar a Dios; su tiempo siempre es el mejor.

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Perdonad


Perdonad

Nuestro Pan Diario
29 Agosto 2014

Lectura Diaria para hoy, Viernes 29: “Condiciones del servicio”
(Julie Ackerman Link)
Lea: Lucas 6:27-37
«… perdonad, y seréis perdonados.» Lucas 6:37

Biblia en un año: Salmos 126–128; 1 Corintios 10:19-33

Si eres como yo, raras veces lees todo el texto de los contratos de servicios por Internet antes de aceptar sus condiciones. Tienen una gran cantidad de páginas y la mayor parte de la jerga legal no tiene sentido para las personas comunes y corrientes como yo.

Por eso, me sorprendió bastante cuando una amiga de África me mencionó un singular contrato de servicio para programas de computación. En lugar de ser una licencia llena de palabras donde se le dice a la gente cómo no usarla, el fabricante brinda una sencilla bendición al instar a los usuarios a utilizarla con buenas intenciones:

Que hagas bien y no mal. Que encuentres perdón para ti y perdones a los demás. Que compartas generosamente, sin nunca tomar más de lo que das.

En un principio, pensé: ¡Vaya! Imagina lo que sería si se escribieran más condiciones de contratos de servicios en forma de bendición en lugar de hacerlo como documentos legales. Después, pensé: El contrato que Jesús hace con nosotros es así. Él nos ofrece perdón del pecado, paz con Dios y la presencia del Espíritu Santo. A cambio, lo único que pide es que hagamos el bien (Gálatas 6:10), perdonemos como hemos sido perdonados (Lucas 6:37) y amemos a los demás como Él nos ama (Juan 13:34).

Lo maravilloso del contrato de Jesús con nosotros es que, aunque no cumplamos con las condiciones, seguimos recibiendo la bendición.

Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos... —Gálatas 6:10

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