Por: CF Jara.
Leer: Mateo 24:1-51
«Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.» (Mateo 24:4)
En estos tiempos finales de pandemia y confinamiento, unas de las cosas que no faltan son las noticias falsas, confusas, tergiversadas o mitad verdad, mitad mentira, que nos causan miedo, temor, zozobra, angustia, desconcierto. Después de leer estas cosas, levantamos nuestras cabezas buscando a alguien que nos diga a qué debemos creer. Y unos dicen “sí” y otros dicen “así”. Unos hablan en el nombre del Señor Jesûs, otros hablan en Su contra. Pero aún muchos de los que hablan en Su nombre dicen cosas extrañas, desconocidas, nuevas, sorprendentes. Y entonces respiramos, llenamos de paz nuestros corazones y así vivimos los días pensando en que tenemos la verdad, hasta que aparece el próximo “profeta” que dice exactamente lo contrario. ¿Y ahora? .....
En el capítulo 14 del libro apóstol Juan, Jesûs les anuncia a Sus discípulos que pronto se irá a reunir con Su Padre en los cielos. El Maestro y Sus estudiantes habían pasado juntos cerca de tres años, por lo que un gran amor fraternal había nacido entre ellos. Y claro, al Jesûs anunciarles que se iría, muchos (o quizá todos,) se compungieron grandemente. Como nosotros, cuando un ser querido que ha estado de visita nos anuncia que es tiempo de volver a su hogar. Ellos se habían encariñado con el Señor, pero, sobre todo, Sus enseñanzas les llenaba de paz y fortaleza. Y Jesûs lo sabía. Por ello, en Su infinita sabiduría había decidido dejar a Su Espíritu Santo morando entre Sus discípulos y entre todos los que creyeran en Él. «Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.» (Juan 14:15-17)
Hermano, no crea lo que lea en este mensaje, ni lo que dice tal o cual pastor o ministro, o lo que los informativos le desinforman. Crea en lo que el Espíritu Santo, que mora en usted, le dice, le habla, le revela. Si en este mensaje usted encuentra edificación o no, no importa, rápido cierre sus ojos e invoque al Santo Espíritu de Dios y pídale que le confirme todo lo que le tiene que confirmar o le niegue todo lo que le tiene que negar.
Y decimos esto con mucha pena, porque es cierto que hay muchas interpretaciones equivocadas de muchas enseñanzas bíblicas, pero no porque la Biblia enseñe mal o contenga falsedad, sino porque la iglesia (los creyentes), en una manera displicente, han recibido y creído todo lo que les han enseñado los intérpretes del Libro de Dios a través de los tiempos y no se han tomado el tiempo para leer y estudiar la Palabra y confirmar o negar las enseñanzas que han recibido.
Muchas de las cosas que se predican son grandiosas y hermosas verdades comprobadas, pero muchas otras han sido malinterpretadas, por lo tanto, mal enseñadas, y, por lo tanto, provocan confusión en muchos y hasta la pérdida de la fe de algunos. El Señor nos advirtió que estas cosas se empeorarían en los tiempos finales. Por eso ahora aparecen por todos lados, “profetas”, “apóstoles”, pastores y ministros de Dios, que, habiendo encontrado errores en la interpretación de una doctrina, se levantan llenos de orgullo y niegan TODA la doctrina. Y el pueblo de Dios les cree.
Una de esas doctrinas que ha empezado a ser atacada en estos tiempos es el “Rapto o Arrebatamiento de los creyentes de Jesucristo.” He visto y oído impresionado cómo antiguos siervos y siervas del Señor han comenzado a hacerle el juego al enemigo y niegan que los creyentes del Señor vayamos a ser “levantados, rescatados en los aires” justo antes de que se desate la terrible tribulación. Y manipulando a la misma Biblia, la usan para respaldar su apostasía.
Amados, hermanos, en la segunda parte de este mensaje compartiremos acerca del Rapto de la iglesia bíblicamente respaldado. Mientras tanto, mantenga su fe centrada en Jesûs, el Autor y Consumador de todas las cosas, quien, por Su propia boca, profetizó los tiempos finales, y las señales para que Su pueblo no se pierda, sino que se mantenga velando en espera de la llegada del Rey de reyes.
Noé obedeció a Dios y construyó el Arca para salvarse él y su familia y para continuar con el plan de la creación del Señor. Los creyentes de estos tiempos no necesitamos construir un arca, porque Jesucristo es el Arca del milenio. El Señor vendrá y rescatará a Su iglesia, levantándola en los aires, «porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.» (1 Tesalonicenses 4:16-18)
Oración
«Padre santo, bueno y misericordioso, bendecimos Tu santo Nombre en este día y te damos las gracias por tantas bendiciones inmerecidas. Gracias por Tu Hijo amado Jesûs y por la salvación que nos regaló a través de Su sacrificio eterno. Y gracias por Tu Espíritu Santo, porque lo has dejado para que habite entre Tu pueblo, que nos guie, y redarguya a toda verdad y a todo entendimiento, para que las doctrinas falsas no entren en nuestras mentes. Te pedimos a esta hora, que a cada persona que lea este mensaje y esta oración, les sean abiertos sus sus ojos y oídos espirituales para que puedan reconocer Tu voz y entender Tu mensaje. Que nunca, Señor, nos olvidemos, que solo Jesucristo es el camino, la verdad y la vida, te lo pedimos en el santo nombre de Tu Hijo amado Yeshûa HaMashiaj, amén y amén.»
התהילה היא רק של ישוע המשיח
DIOS te bendiga.
Encuentre más lecturas edificantes en: https://maiishunejar.blogspot.com/
"Îshu-nejar, Jesús, la Luz del mundo"
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«Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.» (Mateo 24:4)
En estos tiempos finales de pandemia y confinamiento, unas de las cosas que no faltan son las noticias falsas, confusas, tergiversadas o mitad verdad, mitad mentira, que nos causan miedo, temor, zozobra, angustia, desconcierto. Después de leer estas cosas, levantamos nuestras cabezas buscando a alguien que nos diga a qué debemos creer. Y unos dicen “sí” y otros dicen “así”. Unos hablan en el nombre del Señor Jesûs, otros hablan en Su contra. Pero aún muchos de los que hablan en Su nombre dicen cosas extrañas, desconocidas, nuevas, sorprendentes. Y entonces respiramos, llenamos de paz nuestros corazones y así vivimos los días pensando en que tenemos la verdad, hasta que aparece el próximo “profeta” que dice exactamente lo contrario. ¿Y ahora? .....
En el capítulo 14 del libro apóstol Juan, Jesûs les anuncia a Sus discípulos que pronto se irá a reunir con Su Padre en los cielos. El Maestro y Sus estudiantes habían pasado juntos cerca de tres años, por lo que un gran amor fraternal había nacido entre ellos. Y claro, al Jesûs anunciarles que se iría, muchos (o quizá todos,) se compungieron grandemente. Como nosotros, cuando un ser querido que ha estado de visita nos anuncia que es tiempo de volver a su hogar. Ellos se habían encariñado con el Señor, pero, sobre todo, Sus enseñanzas les llenaba de paz y fortaleza. Y Jesûs lo sabía. Por ello, en Su infinita sabiduría había decidido dejar a Su Espíritu Santo morando entre Sus discípulos y entre todos los que creyeran en Él. «Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.» (Juan 14:15-17)
Hermano, no crea lo que lea en este mensaje, ni lo que dice tal o cual pastor o ministro, o lo que los informativos le desinforman. Crea en lo que el Espíritu Santo, que mora en usted, le dice, le habla, le revela. Si en este mensaje usted encuentra edificación o no, no importa, rápido cierre sus ojos e invoque al Santo Espíritu de Dios y pídale que le confirme todo lo que le tiene que confirmar o le niegue todo lo que le tiene que negar.
Y decimos esto con mucha pena, porque es cierto que hay muchas interpretaciones equivocadas de muchas enseñanzas bíblicas, pero no porque la Biblia enseñe mal o contenga falsedad, sino porque la iglesia (los creyentes), en una manera displicente, han recibido y creído todo lo que les han enseñado los intérpretes del Libro de Dios a través de los tiempos y no se han tomado el tiempo para leer y estudiar la Palabra y confirmar o negar las enseñanzas que han recibido.
Muchas de las cosas que se predican son grandiosas y hermosas verdades comprobadas, pero muchas otras han sido malinterpretadas, por lo tanto, mal enseñadas, y, por lo tanto, provocan confusión en muchos y hasta la pérdida de la fe de algunos. El Señor nos advirtió que estas cosas se empeorarían en los tiempos finales. Por eso ahora aparecen por todos lados, “profetas”, “apóstoles”, pastores y ministros de Dios, que, habiendo encontrado errores en la interpretación de una doctrina, se levantan llenos de orgullo y niegan TODA la doctrina. Y el pueblo de Dios les cree.
Una de esas doctrinas que ha empezado a ser atacada en estos tiempos es el “Rapto o Arrebatamiento de los creyentes de Jesucristo.” He visto y oído impresionado cómo antiguos siervos y siervas del Señor han comenzado a hacerle el juego al enemigo y niegan que los creyentes del Señor vayamos a ser “levantados, rescatados en los aires” justo antes de que se desate la terrible tribulación. Y manipulando a la misma Biblia, la usan para respaldar su apostasía.
Amados, hermanos, en la segunda parte de este mensaje compartiremos acerca del Rapto de la iglesia bíblicamente respaldado. Mientras tanto, mantenga su fe centrada en Jesûs, el Autor y Consumador de todas las cosas, quien, por Su propia boca, profetizó los tiempos finales, y las señales para que Su pueblo no se pierda, sino que se mantenga velando en espera de la llegada del Rey de reyes.
Noé obedeció a Dios y construyó el Arca para salvarse él y su familia y para continuar con el plan de la creación del Señor. Los creyentes de estos tiempos no necesitamos construir un arca, porque Jesucristo es el Arca del milenio. El Señor vendrá y rescatará a Su iglesia, levantándola en los aires, «porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.» (1 Tesalonicenses 4:16-18)
Oración
«Padre santo, bueno y misericordioso, bendecimos Tu santo Nombre en este día y te damos las gracias por tantas bendiciones inmerecidas. Gracias por Tu Hijo amado Jesûs y por la salvación que nos regaló a través de Su sacrificio eterno. Y gracias por Tu Espíritu Santo, porque lo has dejado para que habite entre Tu pueblo, que nos guie, y redarguya a toda verdad y a todo entendimiento, para que las doctrinas falsas no entren en nuestras mentes. Te pedimos a esta hora, que a cada persona que lea este mensaje y esta oración, les sean abiertos sus sus ojos y oídos espirituales para que puedan reconocer Tu voz y entender Tu mensaje. Que nunca, Señor, nos olvidemos, que solo Jesucristo es el camino, la verdad y la vida, te lo pedimos en el santo nombre de Tu Hijo amado Yeshûa HaMashiaj, amén y amén.»
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