Llamado para Valientes

Devocional para hoy,
Lunes 14 de Mayo, 2018.

“Llamado para Valientes”
Por: CF Jara

Leer: Mateo 4:13-25
«Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.» (Mateo 4:19)

Al principio de Su ministerio, Jesús bajó al río Jordán para ser bautizado por Su primo, Juan el Bautista; luego fue al desierto donde ayunó por 40 días con sus noches y volviendo de ahí, fue a Capernaum, una ciudad muy querida para Él, ubicada a la orilla del mar de Galilea, en la región de Zabulón y de Neftalí, la misma que se menciona en la profecía del profeta Isaías. Allí fue donde el Maestro comenzó a predicar diciendo: «Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.» Y fue en esa región, mientras caminaba por las orillas del mar de Galilea, cuando Jesús empezó a llamar a quienes serían, primero Sus discípulos y luego Sus apóstoles. El primero en ser llamado fue Andrés, luego su hermano Simón, ambos se ganaban la vida como pescadores. Jesús se acercó a ellos, y sin ellos haberlo visto antes, les dijo: «Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.» Y ellos, dejando las redes a un lado y sin preguntar o cuestionar nada, fueron y le siguieron. Jesús después llamó a Jacobo, a Juan y al resto.

Mil doscientos cincuenta años antes, Moisés se encontraba pastando las ovejas de su suegro en el desierto, al pie del monte Horeb, cuando vio una zarza ardiendo. Entonces escuchó la voz de Dios llamándolo para que sacara a Su pueblo de Egipto y lo libertara de Faraón. Moisés cumplió el llamado del Señor, y por cuarenta años condujo a más de tres millones de hebreos en una tarea gigantesca que al final, le costó la vida justo antes de entrar en la tierra tan anhelada. Al igual que el patriarca israelita, los primeros apóstoles (excepto Juan que murió de anciano y Judas Iscariote que se suicidó) y luego los cientos de miles de líderes y creyentes en el Señor Jesucristo, sufrieron terribles torturas y/o murieron como mártires mientras se encontraban predicando el mensaje de los Evangelios. Aquí un resumen breve de la muerte de los discípulos:

Andrés, fue condenado por el gobernador Aepeas y murió crucificado en el año 63 d.C., en Acaya, Grecia, en una cruz en forma de X.

Santiago, el Mayor, predicó en Jerusalén y Judea y fue decapitado por Herodes, en el año 44. Fue el primer mártir de los doce.

Bartolomé, fue misionero en Armenia. Su primer nombre era Natanael, a quién Jesús llamó “un verdadero Israelita, en quien no hay engaño.” (Juan 1,47). Se dice que predicó con Felipe en Phrygia y Hierápolis; también en Armenia e India donde murió despellejado vivo con cuchillos.

Santiago, el Menor, o el más joven, fue el hermano del Apóstol Judas y el “hermano del Señor” (Mc 6,3). Es el autor de la carta del Nuevo Testamento que lleva su nombre. Predicó en Palestina y Egipto donde fue crucificado por el sumo sacerdote Anás II, quien le ordenó renegar de Jesús, pero Santiago, que estaba en lo alto del templo, aprovechando la concurrencia se puso a predicar el Evangelio. Al escuchar esto los fariseos y escribas se llenaron de furor y uno de ellos lo empujó desde lo alto. Santiago no muere al instante, sino que es apedreado mientras rogaba a Dios de rodillas por sus asesinos. Como tardaba en morir, es golpeado en la cabeza con una maza.

Judas Tadeo, o Lebeo, hermano del Apóstol Santiago. Predicó en Asiria y Persia y murió como mártir en este país donde le cortaron la cabeza con un hacha, en el monte Ararat. Su epístola o carta forma parte del Nuevo Testamento.

Mateo, Leví, o “hijo de Alfeo”, como cobrador de impuestos, era considerado un criminal. Él escribió el evangelio que lleva su nombre. Fue martirizado por oponerse al matrimonio del rey Hirciaco con su sobrina Ifigenia, la cual se había convertido al cristianismo por la predicación del Apóstol. Murió decapitado con una espada, en Etiopía.

Pedro, Simón Pedro, hizo trabajo evangelístico y misionero entre los judíos, yendo tan lejos como a Babilonia. Fue crucificado en Roma con la cabeza hacia abajo. Pedro solicitó que lo crucificaran así porque no era digno de morir como su Señor había muerto.

Felipe, junto con Andrés, son los únicos que tienen nombres griegos entre los apóstoles. Felipe es quien invita a Natanael a conocer al Señor (Juan 1:45) Predicó en las regiones de Frigia, actualmente Turquía, y Escitia, actualmente Moldavia, Ucrania, Hungría y el este de Rusia. Fue crucificado y apedreado y murió como mártir en Hierapolis.

Simón, Cananeo o Zelote, predicó el Evangelio en Samaria y casi todos los lugares conocidos de ese entonces, incluyendo Gran Bretaña, el Mar Negro, Egipto y el Norte de África. Murió luego de ser crucificado cuando era obispo de Jerusalén.

Tomás, el incrédulo, quien dice en Juan 20:25 que «a menos que vea las marcas en las manos de Jesús y en su costado, él no iba a creer.» Predicó el Evangelio a los partos, medos, persas e hircanios, y después pasó a la India y a Japón. Sufrió el martirio y muerte con lanzas en la costa de Coromandel, India.

Juan, Boanerges o “Hijo del Trueno”, fue conocido como el discípulo amado. Escribió el Evangelio y las epístolas 1º, 2º y 3º que llevan su nombre, así como el Libro de las Revelaciones de Jesucristo o Apocalipsis. Predicó entre las iglesias de Asia Menor. Estuvo desterrado en la Isla de Patmos por muchos años. Liberado más tarde, murió de muerte natural en el año 100 d.C. Sufrió un atentado en contra de su vida mediante un cáliz con veneno del cual Dios lo salvó. El único de los apóstoles que murió de causas naturales.

Judas Iscariote, el traidor, vino de Judá, cerca de Jericó. Él era el único judío mientras que el resto de los discípulos eran Galileos. Fue el tesorero del grupo y estaba entre los líderes del grupo. Traicionó a Jesús por treinta piezas de plata y luego se ahorcó (Mateo 26:14,16).

Oración
«Hermanos, cuando Jesús nos llama a Su servicio, tenemos que estar dispuestos a ofrendar todo, incluso hasta nuestras vidas. Dos cosas nos pasarán por seguro, la una al principio y la otra, durante todo nuestro caminar, hasta el final. Primero, tendremos que dejar nuestra zona de confort, de comodidades, de bienestar, para poder ser usados donde el Señor quiera y cuando Êl lo disponga. Y la segunda, necesitamos estar preparados porque sufriremos odio, rechazo, envidia, agresiones, calumnias, soledades, desprecios, persecuciones, y hasta muy posiblemente la cárcel y muerte por causa de predicar la Palabra del amor, perdón y esperanza que ofrece Jesucristo a la humanidad. Sin embargo, sea lo que sea que suceda en nuestras vidas, debemos declarar a diario que, si he de vivir, aunque sea en medio del dolor, que sea en Cristo; y si he de morir por causa de Su nombre, entonces que muera, porque, así como fue con los primeros profetas y apóstoles y luego con los miles de creyentes en Jesucristo que han muerto desde entonces, la redención en Cristo es ofrecida a todos, pero el llamado a servirlo, es solo para los valientes. Oramos y damos las gracias a Dios por Su llamado, en el Todopoderoso nombre de Tu Hijo amado Yeshûa HaMashiaj, amén.»


התהילה היא רק של ישוע המשיח
DIOS te bendiga.

Lea la Biblia en un año: 2 Reyes 17 - 18; Juan 3:19-36 
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