Amén

Devocional para hoy,
Lunes 16 de Abril, 2018.

“Amén”
Por: CF Jara

Leer: 1 Crónicas 15 y 16
«Bendito sea Jehová Dios de Israel, de eternidad a eternidad. Y dijo todo el pueblo, Amén, y alabó a YHWH.» (1 Crónicas 16:36)

Saúl gobernó Israel como su primer rey por cuarenta años, y a pesar de ello, nunca demostró interés alguno por recuperar el Arca de Dios que estaba en manos de los Filisteos por mucho tiempo. Pero cuando David fue ungido como rey, su primer objetivo fue recuperarla. Entonces, el rey oró y pidió la ayuda del Señor, y junto con su ejército enfrentó y derrotó a los Filisteos y recuperó el símbolo del pacto de Dios con la nación israelita. Luego, David hizo preparar un lugar especial en Jerusalén y junto con escogidos del pueblo, condujo el Arca a la ciudad. Una vez en ella, David bailaba y cantaba de alegría en medio de su pueblo, sin importarle las miradas llenas de crítica de Mical, su primera esposa. Y cuando el rey del corazón conforme al corazón de YHWH exclamó lo que hoy conocemos como los Salmos 118 y 136, el pueblo respondió, en medio de gran júbilo y regocijo: “Amén”.

Mientras preparaba la entrega semanal del trabajo de medio semestre de la universidad, revisaba los comentarios de una investigación relacionada con los retos más grandes de pastores, líderes, ministros, misioneros y evangelistas que predican la Palabra de Dios ya sea en los templos, en las calles o a través de las páginas sociales. El reto número 1 para la gran mayoría de ellos, es el poder impactar grandemente a la comunidad con el mensaje predicado. Pero el reto número 2 es seguir predicando a pesar de la poca respuesta de los predicados. La pregunta planteada al respecto fue cómo saber si el mensaje estaba siendo de edificación, y la respuesta unísona: a través de la cantidad de amenes que salen de la audiencia. La mayoría de los predicadores consultados sostienen que no hay cosa más grande que los motive que los amenes y aleluyas provenientes de los presentes. Pero la mayor parte del tiempo, los oyentes o lectores se guardan los amenes para si mismos, en lugar de decirlo o escribirlo, como si decirlo o escribirlo fuera a enriquecer o engrandecer al predicador. Sin embargo, la Biblia dice que cuando el pueblo responde “Amén” ante la proclamación de la Palabra de Dios, al único que se exalta es al Nombre que es sobre todo nombre, el único Nombre que se merece todo el honor, toda la gloria y toda la honra, el nombre de Cristo Jesús. (2 Samuel 6; 1 Crónicas 16).

En el caso de este ministerio iglesia-online, debo confesar que la realidad es la misma, pues a pesar de que el número de recipientes, sumados todos los frentes, sobrepasan el medio millón de personas, los “amén”, “gloria a Dios”, “aleluya”, o peor todavía, la respuesta-testimonio personal acerca del efecto del mensaje, son bien pocos. En una prueba hecha en una página de facebook, se publicaron videos, comentarios, pensamientos y fotografías acerca de política, temas vacíos y sencillos que están en los “trends” de las redes sociales y hasta comentarios llenos de odio. Para sorpresa del grupo investigador, la respuesta fue masiva, cientos y hasta miles de reacciones y reproducciones de aquellas publicaciones en cuestión de minutos. Este experimento reveló tres tristes realidades: una, que entre aquellos lectores había cristianos-cristianos, de cepa y trayectoria; dos, que, en la mayor parte de las veces, los mensajes ni siquiera se abren peormente se comparten; y tres, que cuando el texto, el video o la fotografía hablan de Jesús, de Dios o de la Palabra de Dios, las reacciones bajan de cientos a dos o tres, y en algunos casos llegan a quince o veinte. Ya escucho a alguien diciendo que eso es inexacto pues tal o cual ministerio, iglesia o ministro alcanzan un número importante de respuestas. Pero esos casos son solo excepciones.

Hermano, hermana, servir al Señor en cualquier llamado no es fácil, nunca lo ha sido, nunca lo será, pero puede ser más llevadero si practicamos la virtud del agradecimiento con aquellos que han dejado a un lado sus planes, metas y sueños personales para dedicar todo el tiempo de su día, semana, mes, año, y año tras año, a compartir la palabra de amor, perdón, consuelo, aliento, esperanza, sanidad, solidaridad, edificación, motivación, liberación, respaldo, protección, etc., sea en el templo, en las calles, o a través del internet. El mensaje que usted escucha en la iglesia o el que le llega cada día a través de su teléfono celular o computador, no se construye en diez minutos o en una hora. La mayor parte de las veces, detrás de los 45 minutos de prédica o de los cinco o diez minutos de lectura del mensaje, están horas enteras dedicadas al bienestar espiritual suyo. Un “amén” es lo menos que se espera, como una confirmación de que todo el sacrificio hecho ha valido la pena, para la gloria del Dios Todopoderoso.

Oración
«Señor mi Dios, hoy te oramos Padre, por todos aquellos que te sirven en todas y cada una de las ciudades, países o regiones del mundo, de todas y cada una de las iglesias, denominaciones, ministerios, organizaciones, etc., que predican Tu Palabra, sea en los templos, en las calles y plazas, en las cárceles, en el internet y redes sociales, etc. Tú sabes quienes son, Tú conoces sus nombres, sus historias, sus anhelos, pero también sus luchas, sus dudas y necesidades. Sé con ellos, Dios Todopoderoso, con cada uno de ellos; pon Tus ángeles alrededor para que los protejan de toda trafasía que el enemigo esté intentando levantar en su contra. Blinda sus corazones y almas, para que no fijen sus miradas en los amenes, las gracias o bendiciones que reciban, sino que pongan sus miradas en Cristo Jesús y en Su sacrificio sublime y puedan recordar así que nuestro llamado vive y se ejecuta solo por Tu gracia, en el nombre de Tu Hijo Yahshua HaMashiaj te lo pedimos, amén y amén.»


התהילה היא רק של ישוע המשיח
DIOS te bendiga.

Lea la Biblia en un año: 1 Samuel 27-29; Lucas 13:1-22 

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