Historias de Navidad - DIOS Habla También por la Radio

📖🖊 Historias de Navidad - DIOS Habla también por la Radio
Devocional para Hoy, Viernes 22 de Diciembre, 2017.
Por: CF Jara

Leer: Salmo 22
«Mas Tú, YHWH, no te alejes; fortaleza mía, apresúrate a socorrerme. Libra de la espada mi alma, del poder del perro mi vida. Sálvame de la boca del león, y líbrame de los cuernos de los búfalos.» Salmo 22:19-21

En la fría madrugada del lunes 15 de Diciembre de 1996 como a eso de las 5am, me encontraba completamente solo en la estación de la calle 77 de la Avenida Roosevelt, en la ciudad de New York, esperando el tren para ir a trabajar. El frio calaba mis huesos, especialmente porque no tenía la ropa apropiada de invierno. Es que había acabado de llegar a este país y no sabía nada acerca de la ropa que usar, el frio del invierno, la nieve, etc. 

Y para completar el triste escenario, una profunda depresión agobiaba mi alma pues había perdido todo, mi negocio, mi casa, mi trabajo de muchos años. Hasta la familia y casi todos los amigos, inclusive la esperanza me habían abandonado. Pero los únicos que se quedaron conmigo fueron los pensamientos suicidas.

Esa madrugada empecé a planear mi muerte. Decidí que terminaría con mi vida arrojándome debajo de las ruedas del tren. A lo lejos divisé la luz del faro delantero de esa mole de acero y hierro acercándose; me puse de pie y empecé a calcular el momento. Pero en eso, dos personas entraron a la estación y se pararon, la una a mi derecha y la otra a mi izquierda. Volteé a mirarlos, como preguntándoles: 
-“¿Y es que no podían escoger otro momento para venir?”

En la semi oscuridad no pude distinguir si eran hombres o mujeres, además de que estaban envueltos en gorras, bufandas, jackets y botas gruesas. En mi análisis, el tener personas cerca podría provocar que una de ellas resultara herida, -o muerta quizá- si al momento de yo saltar, aquel o aquella intentaban detenerme y caían junto conmigo. Decidí hacerlo al día siguiente. Pero esa misma escena se repitió en las madrugadas del martes y del miércoles: justo cuando me aprestaba a saltar, dos personas entraban y se paraban junto a mí, una a cada lado.

En la tarde de del miércoles 17 de Diciembre compré un radio reloj por sugerencia de mi primo, en cuya casa me encontraba hospedado; la razón era que yo había encontrado trabajo en una lavandería de camisas donde entraba a laborar a las 6am, por lo que tenía que levantarme todos los días a las 4am en punto. Ya en la noche de ese miércoles no podía conciliar el sueño; los pensamientos de fracaso, soledad, tristeza, dolor, culpabilidad, angustia, muerte, etc., etc., sometían mi alma a la noche más negra de mi existencia, a la más profunda oscuridad, donde como dice San Juan de la Cruz, 
«Es tan negra la noche del alma que no se puede reconocer ni siquiera a Dios.» 

Y mientras sentía que iba cayendo poco a poco en un hoyo profundo sin que nada ni nadie pudieran hacer algo por mí, y divagaba y sollozaba con la convicción de que la muerte era la única solución, en mis manos sostenía aquel radio despertador y movía el dial de un lado para el otro buscando algo para escuchar. Eran como las 3am cuando de repente, una voz fuerte y con autoridad salió de la radio:
 
«Usted, usted querido amigo, usted que lo ha perdido todo, que ha dejado su familia lejos, que está acá solo, sin esperanza, pensando que no vale nada, que la muerte es la solución, usted tiene una esperanza, y esa esperanza se llama Cristo Jesús. Busque mañana mismo una iglesia, póngase de rodillas ante Jesucristo y ríndase a Él, entréguele su vida, y su vida nunca más será igual.» 

Mi primera reacción fue pensar que mi primo había puesto cámaras en el cuarto, o que él le comentó mi vida a aquel hombre de la radio, porque lo que decía era exactamente lo que estaba pasando en mi vida. Y pensé así porque yo no conocía del Señor y no sabía que Êl trabaja por caminos misteriosos. Cansado de tanto pensar y sollozar me quedé dormido tan profundamente que no escuché el despertador.

Pocas horas después, me desperté, pero decidí no ir a trabajar más en la lavandería pues el contacto con el ácido del jabón había partido la piel de los dedos de mis manos de tal forma que el dolor era insoportable. Así que salí a buscar otro trabajo en Manhattan. De pronto vi una iglesia y recordé la experiencia de la madrugada. Mientras el corazón me latía con fuerza, crucé la calle y entré en el lobby donde había una cruz gigante con una escultura de un Cristo crucificado y una banca para orar de rodillas al pie de aquella cruz.

Entonces recordé las palabras del hombre de la radio y me arrodillé en el reclinatorio donde quedé literalmente a los pies del Cristo, y en medio de un llanto incontenible, repetí la oración que oí en la madrugada y le entregué mi vida a Jesús. Y tal como el hombre de la radio dijo, todo en mi vida comenzó a cambiar, para bien, y para siempre. 

Lo primero que sucedió fue que Dios me permitió traer a mi esposa y nuestros dos hijos. Y aunque no teníamos mucho dinero, pudimos celebrar juntos aquella Navidad. Como familia, nunca habíamos visto nevar antes, pero tampoco había nevado en New York en los 3 años precedentes. Pero aquella noche nevó. Fue una blanca Navidad, como si fuera la confirmación de Dios para mí por haber confiado en Sus promesas. Y los milagros y maravillas se repitieron en las vidas de todos nosotros desde entonces y hasta el sol de hoy. Bendito sea el Señor.

Jesús de Nazareth, el Hijo de Dios, es el Inmortal e Invencible dueño de todas las victorias, el que llega siempre a tiempo, el que no nos abandona nunca bajo ninguna circunstancia, el que nos ha hecho Suyos y el que nos lleva guardados en el hueco de Su mano portentosa. No sé si aquellas personas de la estación del tren eran ángeles del Señor que estaban allí para evitar que el enemigo consumara su plan, pero me atrevo a creer que sí. 

Acerca de la radio-estación que Dios usó para traerme a Sus pies, es la radio “Visión Cristiana” de New York, y el hombre que predicaba aquella madrugada fue el Pastor Dr. Quintín Silva. En mi corazón estarán siempre mi gratitud y mis oraciones y bendiciones tanto para aquellos desconocidos de la estación del tren, para mi primo René quien me hospedó en su casa en esos tiempos tan difíciles, y para el pastor que se dejó usar por Dios en aquella madrugada para entregarme Su mensaje de esperanza y redención.

Feliz Navidad para todos ellos, que el Señor los bendiga y los guarde siempre y donde quiera que se encuentren.

Nota:

Si tú, amado hermano, hermana, estás pasando por una situación igual o peor, donde los pensamientos de muerte te abrazan y crees que no hay solución para tus problemas más que el quitarte la vida, sacúdete del abrazo de la muerte, ponte de rodillas donde quiera que estés y clama al santo Nombre de Jesûs, pero con un clamor que te salga de lo profundo de tu corazón, y entrégale tu vida y recíbelo como tu Señor y Salvador, para que te libere del enemigo, perdone tus pecados, y cambie tu vida para siempre. Y Êl lo hará.

Recuerda que no importa lo que hayas hecho o dicho, ya Jesûs pagó por todos esos pecados y transgresiones en la cruz, por lo tanto, tú no tienes ninguna deuda pendiente con nadie.


Dios le bendiga.
Μαρανάθα, Ιησούς έρχεται σύντομα
Maranatha, sí Señor Jesús, ven pronto, no tardes.

ORACIÓN
«Señor mi Dios, gracias por la vida nueva que me diste. Gracias por no haber dejado que el plan del malvado se ejecutara y que yo terminara enterrado en algún cementerio olvidado. Gracias te doy por toda la vida añadida desde entonces. Gracias por escuchar los clamores de los humanos que aunque conocen poco de ti y de Tu Hijo Jesucristo, Tú los escuchas y derramas Tu misericordia sobre todos los que te buscan. Y Tú Señor, aunque no nos merezcamos, vienes en nuestra ayuda, nos salvas, nos restauras, nos das una nueva oportunidad. Gracias por cuidar de todos Tus hijos e hijas que clamamos Tu Nombre en los momentos difíciles de nuestra existencia. A Ti y solo a Ti te damos toda la gloria, toda la honra y todo el honor, por los siglos de los siglos, en el nombre de Tu Hijo Yahshua HaMashiaj, amén y amén.»

התהילה היא רק של ישוע המשיח
La gloria es solo de Cristo Jesûs.

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2 comentarios:

Unknown dijo...

Hermano Cesar, gracias por compartir este testimonio. El Señor continue bendiciendole y ayudandole en su ministerio.

Ministerios Cristianos Online Îshu-nejar dijo...

Amen, gracias hermano/hermana.
El Señor le bendiga abundantemente.