Lunes 10 de Julio, 2017.
Nuestro Pan Diario
“Valentina”
(Por: CF Jara)
Leer: 2 Corintios 5:1-17
«De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; eh aquí, todas son hechas nuevas.» 2 Corintios 5:17
La Biblia en un año: Job 38-40; Hechos 16:1-21
Valentina es el nombre de nuestra perrita, mi suegra la rescató de la calle hace casi dos años. Es una Jitsu de pelaje color cenizo y si alguien hubiera visto su apariencia cuando fue rescatada de las calles, hoy no la reconocería. El veterinario del área tenía poca información acerca de sus dueños, y según él, Valentina o fue abandonada o se escapó. Pero el punto es que ella sobrevivió –seguramente con mucho miedo y temor- escondiéndose entre los matorrales, entre tres y seis meses huyendo de animales grandes como gatos monteses, osos, lagartos, y otros como las ratas, culebras, mapaches e inclusive halcones y águilas. Para sobrevivir debió haber comido lo que tuvo al alcance inclusive basura, pero esto le afectó el hígado y los riñones.
Cuando la llevaron al doctor, le encontraron más de veinte gusanos incrustados en su carne y escondidos entre los nudos trabados de su propio pelaje. Mientras la pelaban, le sacaban todos aquellos gusanos, le limpiaban las heridas, le ponían cuanta inyección era necesaria y tomaban muestras para hacerle todos los exámenes posibles; el veterinario nos comentó que la ley indicaba que: “si alguien había encontrado una mascota y luego de haber anunciado su hallazgo por tres meses y nadie la reclamaba, entonces legalmente era el nuevo dueño”. Pasaron los tres meses y nadie la buscó, así que, junto con el tiempo dedicado a cuidarla, estaba también la importante suma de dinero que se había invertido por la salud de este animalito. Hoy en día, ella está completamente recuperada, es muy cariñosa y fiel y aunque tiene una carita triste, sus ojos destilan vida, su pelaje es brilloso y suave y despliega una alegría única que roba el corazón de todos quienes la conocen. No hay huellas de aquella perrita que se parecía más a un mapo viejo y sucio que a una mascota. Podemos decir que es nuestra.
El otro día mientras la caminaba, recordé que así mismo me encontró Jesús cuando me rescató del mundo y que así mismo es Su obra maravillosa en nuestras vidas: estuvimos moribundos, carcomidos por el miedo y la culpabilidad, viviendo una vida sin esperanza alguna; con gusanos incrustados en toda nuestra alma y cansados de tanto llorar y gemir; solos, despreciados y abandonados por todos, y cuando ya nadie daba un centavo por nosotros, Jesucristo pagó nuestro rescate con Su preciosa sangre, limpió nuestras heridas, restauró nuestra alma, nos hizo Suyos y nos dio una vida nueva: nos hizo nuevas criaturas en Êl.
Por todas esas cosas es que decidí servir al Señor hasta el último suspiro de mi vida y con todos los dones y talentos que Êl ha puesto en mí. No podría hacer menos. Sólo los que hemos pasado por una experiencia como esa sabemos dónde podríamos estar a esta hora, quizá en una cárcel despiadada, o en un triste manicomio o enterrados en algún cementerio olvidado. Mas el amor sempiterno, sublime e inefable de Cristo Jesús nos tiene vivos hoy, llenos de esperanza, de paz y de gozo.
Oración: Padre amado, gracias te doy hoy y siempre, por haberme rescatado del pozo de pecado y muerte en que me encontraba. Te ruego mi Señor que no permitas nunca que me olvide de donde me rescataste. Que pueda servirte en Tu reino proclamando Tus maravillas hasta el ultimo día de vida que me concedas, y que Tu gozo y paz que sobrepasan todo entendimiento nunca falten en mi alma y mi corazón, te lo pido humildemente en el nombre de Tu Hijo Yahshua HaMashiaj, amén y amén.
Nuestro Pan Diario
“Valentina”
(Por: CF Jara)
Leer: 2 Corintios 5:1-17
«De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; eh aquí, todas son hechas nuevas.» 2 Corintios 5:17
La Biblia en un año: Job 38-40; Hechos 16:1-21
Valentina es el nombre de nuestra perrita, mi suegra la rescató de la calle hace casi dos años. Es una Jitsu de pelaje color cenizo y si alguien hubiera visto su apariencia cuando fue rescatada de las calles, hoy no la reconocería. El veterinario del área tenía poca información acerca de sus dueños, y según él, Valentina o fue abandonada o se escapó. Pero el punto es que ella sobrevivió –seguramente con mucho miedo y temor- escondiéndose entre los matorrales, entre tres y seis meses huyendo de animales grandes como gatos monteses, osos, lagartos, y otros como las ratas, culebras, mapaches e inclusive halcones y águilas. Para sobrevivir debió haber comido lo que tuvo al alcance inclusive basura, pero esto le afectó el hígado y los riñones.
Cuando la llevaron al doctor, le encontraron más de veinte gusanos incrustados en su carne y escondidos entre los nudos trabados de su propio pelaje. Mientras la pelaban, le sacaban todos aquellos gusanos, le limpiaban las heridas, le ponían cuanta inyección era necesaria y tomaban muestras para hacerle todos los exámenes posibles; el veterinario nos comentó que la ley indicaba que: “si alguien había encontrado una mascota y luego de haber anunciado su hallazgo por tres meses y nadie la reclamaba, entonces legalmente era el nuevo dueño”. Pasaron los tres meses y nadie la buscó, así que, junto con el tiempo dedicado a cuidarla, estaba también la importante suma de dinero que se había invertido por la salud de este animalito. Hoy en día, ella está completamente recuperada, es muy cariñosa y fiel y aunque tiene una carita triste, sus ojos destilan vida, su pelaje es brilloso y suave y despliega una alegría única que roba el corazón de todos quienes la conocen. No hay huellas de aquella perrita que se parecía más a un mapo viejo y sucio que a una mascota. Podemos decir que es nuestra.
El otro día mientras la caminaba, recordé que así mismo me encontró Jesús cuando me rescató del mundo y que así mismo es Su obra maravillosa en nuestras vidas: estuvimos moribundos, carcomidos por el miedo y la culpabilidad, viviendo una vida sin esperanza alguna; con gusanos incrustados en toda nuestra alma y cansados de tanto llorar y gemir; solos, despreciados y abandonados por todos, y cuando ya nadie daba un centavo por nosotros, Jesucristo pagó nuestro rescate con Su preciosa sangre, limpió nuestras heridas, restauró nuestra alma, nos hizo Suyos y nos dio una vida nueva: nos hizo nuevas criaturas en Êl.
Por todas esas cosas es que decidí servir al Señor hasta el último suspiro de mi vida y con todos los dones y talentos que Êl ha puesto en mí. No podría hacer menos. Sólo los que hemos pasado por una experiencia como esa sabemos dónde podríamos estar a esta hora, quizá en una cárcel despiadada, o en un triste manicomio o enterrados en algún cementerio olvidado. Mas el amor sempiterno, sublime e inefable de Cristo Jesús nos tiene vivos hoy, llenos de esperanza, de paz y de gozo.
Oración: Padre amado, gracias te doy hoy y siempre, por haberme rescatado del pozo de pecado y muerte en que me encontraba. Te ruego mi Señor que no permitas nunca que me olvide de donde me rescataste. Que pueda servirte en Tu reino proclamando Tus maravillas hasta el ultimo día de vida que me concedas, y que Tu gozo y paz que sobrepasan todo entendimiento nunca falten en mi alma y mi corazón, te lo pido humildemente en el nombre de Tu Hijo Yahshua HaMashiaj, amén y amén.
-CF Jara-
La gloria es solo de Cristo Jesús.
DIOS te bendiga.
Encuentre más lecturas edificantes en Nuestro Pan Diario
http://www.ministeriosishunejar.com
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DIOS te bendiga.
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