Feliz Día Mamá


FELIZ DÍA A TODAS LAS MADRES EL MUNDO

Buenos días, mientras el sol irradia brillante en esta mañana primaveral, queremos darle las gracias al Todopoderoso por habernos bendecido hoy con la vida. Queremos empezar esta semana haciendo un homenaje a las Madres, ahora que empezamos la celebración de la mujer que nos dio la vida.

Madre hay una sola, y si aun la tienes a tu lado, llámala hoy y dile que la amas con todo tu corazón, busca un ramo de hermosas rosas rojas e invítala
 a comer en aquel lugar favorito tuyo al que ella nunca ha ido.

Si tu Madre ya partió con el Señor, visita su tumba, llévale sus flores preferidas, recuerda con dignidad a aquella mujer que se sacrificó innumerables días y noches y hasta se privó de comer y de vestir por cuidar de ti.

Gracias te damos Padre amado, por haber creado a la madre de esa manera y te pido que bendigas con salud, fortaleza y provisión a todas las madres que estén leyendo este mensaje, en el nombre de Jesús, amén.
(cfjg)

DIOS te bendiga.


El corazón


El Corazón


Lectura Diaria para hoy, Martes 6: “Cuestiones del corazón”
(Poh Fang Chia)
Lea: Proverbios 4:20-27
«Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.» Proverbios 4:23

Biblia en un año: 1 Reyes 21–22; Lucas 23:26-56

Nuestro corazón bombea a un ritmo de 70 a 75 latidos por minuto. Aunque suele pesar unos 300 gramos, un corazón saludable bombea unos 7.500 litros de sangre a través de casi 100.000 kilómetros de vasos sanguíneos cada día, y genera suficiente energía como para conducir un camión unos 30 kilómetros. En toda una vida, es el equivalente a un viaje de ida y vuelta a la luna. Un corazón saludable puede hacer cosas maravillosas. Por el contrario, si no funciona bien, todo el cuerpo se resiente.

Lo mismo podría decirse de nuestro «corazón espiritual». En la Escritura, el corazón representa el centro de nuestras emociones, pensamientos y razonamientos. Es el «centro de comando» de nuestra vida.

Por eso, tiene mucho sentido que la Palabra aconseje: «Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón» (Proverbios 4:23). No obstante, nos cuesta aceptar este consejo. La vida siempre nos exige tiempo, energía y atención inmediata. En comparación, tomarse el tiempo para escuchar la Palabra de Dios y hacer lo que nos enseña quizá no parezca tan urgente. Tal vez no notemos las consecuencias de este descuido de inmediato, pero con el tiempo, podemos llegar a experimentar un paro cardíaco espiritual.

Doy gracias a Dios por habernos dado su Palabra. Necesitamos su ayuda para no descuidarla y para usarla a fin de alinear nuestro corazón con el suyo cada día.

Para mantener una buena salud espiritual, consulta al gran Médico.


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Alaba al señor en todo


Alaba al señor en todo

Lectura Diaria para hoy, Lunes 5: ‘¿De quién es el mérito?”
(Jennifer Benson Schuldt)

Lea: Jeremías 9:23-26
«… alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme… » Jeremías 9:24

Biblia en un año: 1 Reyes 6–7; Lucas 20:27-47

Chris Langan tiene un coeficiente intelectual superior al de Albert Einstein. Moustafa Ismail tiene bíceps de casi 80 centímetros de diámetro y puede levantar 270 kilos. Se estima que Bill Gates tiene miles de millones de dólares. Los que tienen habilidades o posesiones extraordinarias pueden verse tentados a valorarse más de lo que deberían. Pero no hace falta ser increíblemente inteligentes, fuertes o adinerados para querer atribuirnos el mérito de nuestros logros. Cualquier hazaña, grande o pequeña, genera la pregunta: ¿De quién es el mérito?

Durante un tiempo de juicio, Dios les habló a los israelitas mediante el profeta Jeremías, y les dijo: «No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas» (Jeremías 9:23). En cambio, «… alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme…» (v. 24). El Señor quería que su pueblo valorara su persona y su excelencia sobre todo lo demás.

Si permitimos que los elogios alimenten nuestro ego, olvidamos que «toda buena dádiva […] desciende […] del Padre…» (Santiago 1:17).
Es mejor darle la gloria a Dios; no solo porque esto protege nuestro corazón del orgullo, sino también porque el Señor lo merece. Él es Dios, el único que «hace cosas grandes […] y maravillas sin número» (Job 5:9).

Fuimos creados para darle la gloria a Dios.
                                                
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Confuso y avergonzado


Confuso y avergonzado

Lectura Diaria para hoy, Viernes 2 de Mayo: “Árbol de reposo”
LEA: Esdras 9:5-9
«...y dije: Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti...» Esdras 9:6 

Biblia en un año: 1 Reyes 3–5; Lucas 20:1-26

El árbol solitario en el terreno frente a mi oficina era un misterio. Se habían podado hectáreas de árboles para que el agricultor pudiera cultivar maíz, pero uno seguía en pie, con las ramas extendidas. Pronto el misterio del árbol sin cortar se resolvió. Me enteré de que, tradicionalmente, los agricultores dejan un solo árbol en pie para que ellos y sus animales tengan un lugar fresco donde descansar durante el calor agobiante del verano.

A veces, descubrimos que somos los únicos que sobrevivimos a algo y no sabemos por qué. A los soldados que vuelven de la guerra y a los pacientes que han superado una enfermedad difícil les cuesta entender por qué ellos sobrevivieron y otros no.

El Antiguo Testamento habla de un remanente de israelitas a quienes Dios perdonó cuando la nación fue exiliada. Este grupo conservó la ley del Señor y, más adelante, reconstruyó el templo (Esdras 9:9). El apóstol Pablo se refería a sí mismo como parte del remanente divino (Romanos 11:1,5). Fue perdonado para transformarse en mensajero de Dios a los gentiles (v. 13).

Si quedamos en pie mientras otros caen, levantemos las manos al cielo en adoración y extendamos los brazos para proveer sombra para los cansados. El Señor nos permite ser un árbol de reposo para los demás.

La esperanza puede encenderse con una chispa de ánimo. 

                                                 

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Cosa nueva


Cosa nueva

Lectura Diaria para hoy, Jueves 1 de Mayo 2013: “Nuevos comienzos”
Lea: Isaías 43:14-21
«He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis?…» Isaías 43:19


Es posible tener un nuevo comienzo. Solo pregúntale a Bernardo, un joven que se unió a una pandilla en la escuela primaria. A los doce años, se fue de la casa, y hasta los quince, estuvo perdido en robos y drogadicción. Aunque dejó la pandilla y volvió a su casa, le resultó difícil porque lo habían expulsado de la escuela por vender drogas. Sin embargo, cuando se inscribió en otra escuela secundaria, un profesor lo alentó para que escribiera sobre sus experiencias, en lugar de repetirlas. El muchacho aceptó el desafío y ahora está experimentando un nuevo comienzo.

A través del profeta Isaías, Dios también alentó a los exiliados judíos a empezar de nuevo: «No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas» (Isaías 43:18). Les dijo que dejaran de pensar en su castigo e incluso en su despliegue de poder en el primer éxodo de Egipto, ya que deseaba que se concentraran en Él, quien les daría un nuevo comienzo al llevarlos de regreso de Babilonia a su tierra en un nuevo éxodo (v. 19).

Con Dios, los nuevos comienzos son posibles en nuestro corazón. El Señor puede ayudarnos a dejar atrás el pasado y empezar a aferrarnos a Él. La comunión con Dios brinda una esperanza renovada a todos los que confían en Él.

Dios produce un nuevo comienzo desde nuestros adentros.


                                                 
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