LA NACIÓN Y EL PUEBLO DE LA BESTIA, Parte 1

📖🖊 LA NACIÓN Y EL PUEBLO DE LA BESTIA

Libro "EL SEGUNDO ANTICRISTO, el Sionismo Judío la Bestia de las Profecías," Capítulo III, Parte 1

Dr. CF Jara
Fecha: Lunes 8 Julio, 2024. No. 1251

«He aquí, Yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que dicen ser judaítas y no lo son, sino que mienten; he aquí, Yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que Yo te he amado» (Apocalipsis 3:9)

Seguimos con el capítulo III parte 1 de este libro que estudia la interpretación bíblica acerca de la identidad del Anticristo, el enemigo de DIOS, de su camino lleno de maldad y perversidad en grado sumo a través de los milenios, de su manifestación en dos religiones enemigas de Jesucristo, y de las profecías de la Biblia como las de Daniel y Juan que lo identifican y denuncian plenamente. El libro incluye también el plan maléfico y las obras de maldad de Israel, la nación y el pueblo que se hacen pasar como los descendientes del pueblo bíblico de DIOS, pero que en realidad, adoran y sirven la príncipe de las tinieblas.

El tiempo se está acortando y muy pronto ya no se podrá publicar libremente este tipo de estudios, pues el Congreso de los EEUU ha aprobado una ley para dizque acabar con el “antisemitismo,” a través de condenas terribles como la cadena perpetua y hasta la pena de muerte para todo aquel que se atreva a hablar mal en contra de Israel o de los judíos.

Aquel que sea acusado de antisemita será tratado en las cortes peor que un criminal, asesino, violador, pedófilo, ladrón, corrupto o narcotraficante. Y no habrá ni una sola corte de los derechos humanos nacional o internacional que pueda interceder por los acusados. Por nuestra parte, a pesar de las dudas que esto genera, nos es necesario terminar con lo que el Señor nos llamó a hacer: compartir la verdad revelada por el Espíritu Santo acerca de que Israel y el Sionismo Judío son el Anticristo de los Tiempos del Fin, la segunda Bestia de las Profecías que fueron dadas por Jesucristo tanto a Su discípulo Juan como al profeta Daniel.

Dicho esto, seguimos.

 CAPITULO III, Parte 1
La Nación y Pueblo de la Bestia

ISRAEL Y LOS JUDÍOS NO SON NI LA NACIÓN NI EL PUEBLO DE DIOS

Si usted le pregunta a un cristiano o a una persona de cualquier otra religión, ¿qué es un judío? le dirá que son el pueblo de Dios. Y si le pregunta acerca de Israel, dirán que es la nación de Dios. Esta percepción se repite en al menos el 90% de tanto evangélicos como seculares porque han sido adoctrinados con esta falsedad no solo por los judíos sino por los propios pastores y ministros cristianos que desconocen el verdadero origen de los judíos, algo que se puede discernir con solo entender el verdadero significado de términos como: 

“Hebreo, israelita, israelí, judío, Judaíta, Judá, Judea, Judaísmo, judaíza, judaizante,” etc.

Por ejemplo, el término “judío” no es un adjetivo gentilicio que identifica a los nacidos en Israel, como nos han hecho creer, porque “judío” no es una raza como la blanca, negra, amarilla, etc., sino que se refiere a aquellos que practican la religión judía. Los nacidos en Israel deben ser llamados “Israelíes” por haber nacido en Israel. Además, el 60% de los israelíes se declaran no creyentes o ateos.

Esta confusión creada por los primeros traductores bíblicos ha provocado que cientos de versículos bíblicos mal traducidos den lugar a errores monumentales, como, por ejemplo, aquel que dice que «la salvación viene de los judíos.» Nada más lejos de la verdad, pues de acuerdo con el original en griego, se debió traducir «la salvación viene de Judá» o «la salvación viene de los Judaítas,» porque Jesûs nació en Belén de Judá por lo que es un judaíta, NO un judío porque NO practicó la religión judía. Es por esta razón que muchos cristianos creen que debemos estar agradecidos con los judíos pues nuestra salvación viene de ellos, lo cual es completamente errado.

En este mismo contexto, es una ignorancia lo que la mayoría de cristianos evangélicos o seculares muestran cuando llaman equivocadamente “judíos” a los Hebreos que estuvieron cautivos en Egipto, o a personajes bíblicos del Antiguo y Nuevo Testamentos como Noé, David, Isaías, Jeremías, Abraham, Moisés, Nehemías, Elías, Ezequiel, etc. Muchos creen que los judíos se originaron con Abraham y han estado presentes desde el comienzo de la historia bíblica. La verdad es que los judíos aparecen recién en Judea a partir del siglo 4 a.C. con el regreso de Babilonia tanto de los descendientes de los Israelitas como de los descendientes de las tribus de Judá.

Para conocer los detalles de su verdadero origen, de dónde vienen, quiénes son sus ancestros, cómo se fueron perfilando en la historia, cómo hicieron para apropiarse de la identidad del pueblo bíblico, etc., compartimos nuestra investigación que se basa en cuatro factores:

 

FACTOR IDUMEA 

«Porque en los cielos se lavará mi espada: Mirad que descenderá en contra de Edom en juicio, y sobre los Edomitas a quienes maldije, la nación que he señalado para ser destruida. La espada del Señor está empapada en sangre. Pues es el día de la venganza del Señor, el año cuando Edom recibirá el pago por todo lo que le hizo a Israel.» (Isaías 34:5)

El enunciado principal de este escrito es que el estado de Israel y los judíos de hoy NO son ni la nación ni el pueblo de Dios. En la Biblia NO hay ni un solo versículo que pruebe la orden directa de Dios para fundar el estado de Israel, por lo tanto, el estado sionista actual es anti bíblico. Y en cuanto a los judíos, ellos NO descienden de ninguna de las doce Tribus de los Israelitas bíblicos, por lo tanto, NO son semitas.

Recordemos que la nación bíblica de Dios, los Israelitas, descienden de las 12 Tribus de Jacob quien a su vez desciende de Isaac, este de Abraham, y este de Sem, el hijo de Noé. Isaac tuvo dos hijos, Esaú, el primogénito, y Jacob. Pero Esaú perdió su primogenitura al cambiarla por un plato de lentejas con Jacob.

A pesar de que Esaú desciende de Isaac, no fue semita porque el Señor le quitó su condición de tal por desobedecerlo y desposar mujeres descendientes de Caín, enemigas de Dios y del reino de Israel, contraviniendo Sus órdenes expresas. Por esta razón, Dios también le cambió el nombre a Esaú por Edom, que significa “rojo,” y llamó Idumea a la región donde lo envió a vivir (Génesis 32:3).

Esaú se había casado con una mujer de una familia hitita, destruyendo así para siempre el linaje genético puro de sus descendientes. Debido a esto, fue desheredado por su padre Isaac por la influencia de su madre Rebeca,

«Y cuando Esaú era de cuarenta años, tomó por mujer a Judit hija de Beeri heteo, y a Basemat hija de Elón heteo; y fueron amargura de espíritu para Isaac y para Rebeca.» (Génesis 26:34)

«Y dijo Rebeca a Isaac: Fastidio tengo de mi vida, a causa de las hijas de Het. Si Jacob toma mujer de las hijas de Het, como éstas, de las hijas de esta tierra, ¿para qué quiero la vida?» (Génesis 27:46).

Los descendientes de Esaú fueron llamados Edomitas o Idumeos y habían sido enemigos perennes tanto de Israel como de Judá desde la antigüedad, mostrando mucha maldad en contra de los Israelitas, sus primos hermanos. Incluso en el siglo 5 a.C. se unieron con los enemigos del pueblo de Dios y ayudaron a su exterminio.

Idumea se ubicó al sur de Jerusalén y la región conocida como Judea, en la zona localizada entre el mar Muerto, el monte Seir y la ciudad de Sela o Petra, alrededor del año 600 a.C.  La antigua capital de Edom era Bosra (Buseireh) y Sela (Petra) la principal fortaleza en los días de Amasías. (838 a.C.) (2 Reyes 14:7). Elat y Ezión-geber eran los principales puertos marítimos (2 Samuel 8:14; 1 Reyes 9:26).

El Señor maldijo a los Edomitas y a su tierra Idumea por sus obras de maldad en contra de Su pueblo, tal como relatan varios pasajes bíblicos de Ezequiel, Ezequías e Isaías:

El odio amargo de Esaú hacia su hermano Jacob por robarle astutamente su bendición se transmitió de generación en generación. Los edomitas se negaron perentoriamente a permitir que los Hebreos que retornaban de Egipto pasaran por su tierra (Números 20:18-21). Por un período de 400 años no se sabe de los edomitas hasta cuando fueron atacados y derrotados por Saúl (1 Samuel 14:47) y unos cuarenta años más tarde por David (2 Samuel 8:13-14).

Durante el reinado de Josafat (914 a.C.), los edomitas intentaron invadir Israel, pero fracasaron (2 Crónicas 20:22). Años más tarde se unieron a Nabucodonosor cuando este sitió Jerusalén. Por su terrible crueldad en esos tiempos con sus primos hermanos, fueron denunciados por los profetas posteriores (Isaías 34:5-8; 63:1-4; Jeremías 49:17).

Después de que el reino del norte o Israel y el reino del sur o Judea desaparecieron, se establecieron al sur de Palestina y durante más de cuatro siglos continuaron prosperando. Pero durante el gobierno de los Macabeos fueron completamente sometidos otra vez, e incluso, obligados a ajustarse a las leyes y ritos judíos y a someterse al gobierno de los prefectos judíos, y finalmente incorporados a la nación judía del primer siglo.

Los Edomitas fueron idólatras (2 Crónicas 25:14-15; 25:20) y sus hábitos bastante singulares, pues descendían de los “Horeos” que habitaban en el monte Seir, trogloditas o habitantes de cuevas; y los edomitas parecen haber adoptado tanto sus viviendas como su país a esas costumbres. Actualmente se pueden encontrar en toda el área del sur de Israel y Jordania cuevas y grutas excavadas en las colinas de suaves capas de arenisca.

Una parte de los judíos de hoy desciende de Esaú, y por las razones bíblicas expuestas, NO pueden llamarse semitas. Compartimos abajo el esquema cronológico de la irrupción de los edomitas judíos en la historia bíblica.

 ESQUEMA SOBRE EL ORIGEN EDOMITA DE LOS JUDÍOS

 

FACTOR KHAZARIA

«Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras...» (Mateo 3:7-9)

Los judíos de hoy no descienden del pueblo bíblico Israelita, por lo tanto, no son ni hebreos ni semitas, y por lo tanto, no pueden sufrir antisemitismo. Los pueblos que sí son semitas son los árabes y los indígenas de las Américas. Esta denuncia, al igual que las decenas que se han levantado con el pasar de los años, será catalogada por las hordas de fanáticos, incluidos hermanos en la fe como “anti semita.”

Y al igual de lo sucedido con científicos, historiadores, eruditos bíblicos, etc., a quienes se ha acusado de incitar al odio en contra de Israel, se me acusará de odiar “el pueblo de Dios.” Los aludidos querrán que este escrito sea calificado como teoría de la conspiración, censurado y retirado de los espacios sociales, al igual que cientos de otros libros, documentos, etc., que no solo fueron retirados de las librerías, bibliotecas, colecciones personales, sino desaparecidos para siempre.

Sin embargo, y pésele a quien le pese, esta verdad, que es del tamaño del mismísimo sol, no puede ser tapada más con dedos humanos hacedores de maldad, y no importa si esta investigación es calificada como teoría de la conspiración o lo que sea, prevalecerá en el tiempo y en el espacio, pues ha sido comprobada por varios estudios científicos que sostienen que los judíos de hoy NO descienden del pueblo bíblico Israelita fundado por Abraham, por lo tanto, NO son ni hebreos ni semitas.

Los judíos de los tiempos actuales son una creación de las mentes macabras que fundaron el partido sionista israelí en 1895. Son aquellos hombres barbados que hoy en día se ven vestidos con sus trajes y sombreros negros de donde les cuelgan los rulos de sus cabellos, y que se visten estrambóticamente los sábados para ir a adorar a la falsa pared occidental del falso segundo templo (el original fue levantado por Herodes) mientras hacen genuflexiones y leen pasajes de dos libros, el Talmud y la Khábala, que no tienen nada que ver con la Biblia, mientras miles de turistas, entre ellos cristianos evangélicos, los admiran y en su interior aspiran ser como aquellos.

Estos son los falsos Judaitas a quienes Jesûs denunció y confrontó públicamente, que se habían infiltrado y tomado el control de la Sinagoga, y que conspiraron para matar al Hijo de Dios. Los kházaros habían arribado a Palestina luego de las invasiones babilónicas de los tiempos finales antes del nacimiento del Salvador. Estos son los que dan vida al judaísmo, la falsa religión que nació de la fusión de la fe bíblica con la fe satánica babilónica, durante el tiempo del cautiverio de los Israelitas en Babilonia. Cuando el remanente regresó a reconstruir el templo y Jerusalén, trajeron de Babilonia todas sus costumbres, tradiciones y por supuesto, la religión idólatra.

Los kházaros provienen de una etnia originaria de Khazaria o Jazaria, que fue primero una región, luego un reino, luego un país hasta su desaparición total a finales del siglo 18. Khazaria estuvo ubicada en la Europa meridional, entre los mares Caspio y Negro; colindó al norte con Rusia y al sur con Turquía y Armenia. Esta etnia NO desciende de Sem, el hijo de Noé, por lo tanto, NO son semitas, sino que se originaron de la mezcla de varias otras etnias, entre ellas los persas, turcos y armenios, que descienden de Canaán. 

 
FACTOS SOBRE LA ETNIA MAS PODEROSA DE LA TIERRA

El término “sionismo” se refiere a la doctrina del movimiento político nacionalista israelí que fue fundado en 1895 con la meta de crear un estado para los judíos en los territorios de la Palestina donde se asentó el reino bíblico de Israel. A comienzo del siglo 20, dicho movimiento usó todas las formas imaginables para comprar con sus ingentes recursos económicos a los líderes de los gobiernos poderosos para primero, expulsar a los palestinos y colonos de esos territorios, comprar aquellas tierras a precio de gallina enferma, y poco a poco ir posicionando en la humanidad la teoría de que la fundación del estado de Israel era un edicto bíblico.

El sionismo israelí es dirigido por “los Superiores,” un consejo ultra secreto de 300 sionistas que nadie conoce y que tienen los mismos conocimientos y persiguen los mismos fines protervos de personajes de la historia bíblica como Luzbel, Caín, Canaán, Nimrod, Salomón, los Sumerios, Caldeos, Egipcios, Babilonios, etc., es decir, dominar al mundo para la honra de su dios Moloch.

Alguien podrá preguntarse en este punto, por qué se menciona a los sionistas si este estudio se trata acerca de los linajes que pueblan la tierra. Precisamente por ello, el objetivo de este estudio es demostrar que los sionistas son reptilianos, mitad serpiente mitad humanos, porque descienden de Caín el hijo de la serpiente, al igual que varias etnias de los kházaros, que es de dónde se originan los falsos judíos de la actualidad. Por ello se los llama sionistas kházaros, es decir, los descendientes de Caín que habitan en Israel.

En la etimología hebrea, Sion es el monte sobre el cual está construida Jerusalén. Y de acuerdo a esta investigación, “Sionismo” es “el plan para: apropiarse por completo del territorio de Palestina; someter a la humanidad bajo su poder; apropiarse de todo el oro del mundo; levantar el Tercer Templo, destruir al Cristianismo, y entronar a su mesías, el Anticristo.” Y “Sionista” significa, por supuesto, aquel que cree y persigue estas metas, usando las más tenebrosas y sangrientas estrategias como:

 
  • Declarar la guerra e invadir a sus vecinos;
  • Provocar y financiar las pequeñas y grandes guerras mundiales entre los países;
  • Montar colosales engaños apropiándose del sufrimiento de otras etnias para conseguir la compasión y solidaridad del mundo a su favor, como por ejemplo el gran engaño del Holocausto, todo para cometer sus crímenes impunemente;
  • Manejar el sistema bancario-financiero del mundo a través de lo cual se han apropiado del 80% de la riqueza de la tierra;
  • Inventarse muchas otras estratagemas de depravación, odio, racismo, entre los humanos como, por ejemplo, la existencia de los extraterrestres como seres de otros planetas;
  • Provocar las hambrunas, epidemias, pandemias, colapsos financieros mundiales, corrupción política, financiera, académica, religiosa, etc.;
  • Perseguir para destruir al Cristianismo evangélico a través de infiltrarse en forma subliminal entre los lideres de estas iglesias para socavar las doctrinas bíblicas y sembrar doctrinas anatemas.
  • Y un larguísimo etc.

Lo más inquietante de todo es que el Sionismo no solo quiere conquistar la tierra, sino todo el universo, “cueste lo que cueste.” ¿Qué saben ellos que nosotros no?

Mas Dios a través de Su Espíritu Santo, está poniendo en evidencia los planes del malvado, tanto a través de Su Libro, la Biblia, pero también de otros libros, cartas y documentos de los tiempos de Jesûs que fueron coincidentemente retirados de la Biblia por ser “apócrifos” de acuerdo a la opinión de un grupo de humanos que, obedientes a oscuros designios, han privado a la humanidad del acceso a importantes piezas de información en la historia de Dios y Su creación.

Por ejemplo, el libro apócrifo de Enoc relata las obras de Shatam y sus huestes desde la rebelión en los cielos hasta cuando vino el Diluvio. En el evangelio de Tomás se puede leer eventos de la infancia y juventud de Jesûs. En cuanto a la Biblia, en el Antiguo Pacto o Tanaj se relata la creación de la tierra y la humanidad por parte de Dios y Su amor por ella, pero también, las obras de maldad de Shatam desde el principio de los tiempos.

El Nuevo Pacto por su lado, relata la llegada de Jesûs a la tierra para encontrar a los que se habían perdido (las 9 Tribus del reino del Norte o Israel). Pero Jesûs también vino para denunciar a los falsos judíos, kházaros reptilianos y a las huestes demoniacas de los principados y potestades que habitan en los espacios celestes del Segundo Cielo, aquellos a quienes llamó «hijos de su padre el diablo».

Los mentalizadores y ejecutores de la conspiración para suplantar la identidad del Israel bíblico, los cabecillas del partido sionista, han ido manipulando a los ciudadanos israelíes convenciéndolos de que son la nación descendiente de los Israelitas Hebreos bíblicos y que por lo tanto son Semitas. Sin embargo, un gran segmento de los ciudadanos israelíes y de los judíos sabe que aquello es una falsedad.

Ahora, el problema no es tanto que los cabecillas sionistas falsos semitas se hagan pasar como descendientes de los Israelitas, sino que han usado este engaño para convertir a Israel en el pueblo más poderoso de la tierra, llegando a dominar y controlar incluso a otras naciones como EEUU, Alemania, Gran Bretaña, Japón, Rusia, China, etc. 

 FACTOS ACERCA DE LOS JUDÍOS Y EL ESTADO DE ISRAEL DE HOY

Gracias a su identidad falsa, los sionistas se han adueñado del 80% de la riqueza del mundo que no la usan precisamente para hacer el bien, sino para atacar a sus vecinos y someter cada vez más a todos los países del mundo bajo su poder infernal. Todo para el cumplir el objetivo final que es la llegada de su mesías, evento próximo a ocurrir, según la Biblia, que dice también que ese falso mesías es el Anticristo.

Los sionistas líderes del judaísmo mundial provienen de la mezcla del linaje satánico con los humanos, y que, por causa de portar los genes de maldad de satanás, cometen todos los actos de perversidad imaginables e inimaginables sin ningún cargo de conciencia. Son aquellos que, cuando se les habla de Jesucristo y de la necesidad de arrepentirse de sus malos actos, se burlan y rechazan al Hijo de Dios.

Pero los hacedores de maldad no solo son aquellos de las etnias que descienden de Caín sino también cualquier ser humano que peca con premeditación y alevosía en contra de Dios y de otro ser humano. Cuando el pecador sabe que está contraviniendo los mandamientos del Creador y en lugar de arrepentirse continúa pecando, entonces también tiene dentro de sí la semilla de Satanás. Esos son:

 

Los fornicarios, idólatras, adúlteros, afeminados, los que se echan con varones, los ladrones, avaros, borrachos, maldicientes, estafadores, mentirosos, depravados sexuales, blasfemos, practicantes de la adivinación, brujería, santería, invocación de espíritus, malagradecidos, orgullosos, ególatras, sembradores de odio, escarnecedores, sinvergüenzas, viciosos, adúlteros, amancebados, practicantes de bestialismo, homosexuales, lesbianas, mujeres rebeldes a la autoridad del hombre, pedófilos, morbosos, lujuriosos, viciosos, etc.

Adicionalmente, varios libros sagrados de rabinos judíos contienen varias historias al respecto, entre ellas, las crónicas de las conversaciones entre el rey Salomón y un grupo de rabinos Israelitas en el año 920 a.C., donde se levantó el plan para conquistar, no solo la tierra, sino el universo entero incluido el Tercer Cielo, que es donde está el Trono de Dios y donde Satanás pretende sentarse, y lo hará en la figura del Anticristo en el Tercer Templo (la Abominación Desoladora).

Para los efectos del mensaje, vale añadir que este Templo ya está listo y será levantado bien pronto por los “judíos sionistas kházaros falsos semitas,” para lo cual implosionarán la mezquita del Monte, justo antes de que comience la Gran Tribulación sobre la tierra.

Volviendo a Salomón, para el tiempo de aquella conversación con los sabios, ya se había revelado en contra de Dios y había empezado a adorar a cientos de otros dioses, practicando el ocultismo, hechicería, fornicación, adulterio, bestialismo, sacrificios de niños vivos a Moloch y haciendo pactos diabólicos a través de los cuales llegó a amasar su inmensa fortuna, aunque la perdió toda antes de morir.

Y fue Salomón quien dividió y destruyó para siempre al reino de Israel. De hecho, todo el evento entre su padre David y su madre Betsabé tenía ese objetivo. Resulta que Betsabé, la mujer casada de quien de enamoró David cuando la descubrió bañándose desnuda, desciende de Het, quien a su vez desciende de Canaán, hijo de Cam, hijo de Noé (Génesis 10:1-6).

En otras palabras, si Salomón hizo todas esas terribles cosas fue porque tenía genes de la serpiente a través de su madre Betsabé, quien era hija de un Hitita, uno de los pueblos enemigos de Dios. La Biblia lo dice muy claro:

 

«El pueblo de Israel fracasó con la orden que Dios les dio para mantener la pureza del linaje de Abraham, y terminaron mezclándose con etnias que descienden de Caín.»

Esa es la respuesta al por qué en muchas casas o familias, unos miembros son temerosos de Dios, mientras que otros son hacedores de maldad sin esperanza alguna.

Los judíos sionistas kházaros edomitas han usurpado la identidad del verdadero pueblo y nación de Dios, y han convencido al mundo entero de que descienden de Abraham, Isaac y Jacob y de las doce tribus Israelitas, y han usado este engaño para convertirse en el pueblo más poderoso de la tierra, por encima incluso de otras naciones como los Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Japón, Rusia, China, etc.

Pero los judíos han usado su identidad falsa no precisamente para hacer el bien a pesar de que son dueños del 80% de la riqueza del mundo, sino para atacar a sus vecinos y someter a todos los países del mundo bajo su poder infernal como preparación para la llegada de su mesías, que, según el libro de Apocalipsis, es el Anticristo, evento que, a propósito, está próximo a ocurrir.

MÁS FACTOS

  • El profeta Esdras dice que sólo un pequeño remanente de descendientes de las tribus de Judá, Benjamín y Leví, menos de cuarenta y tres mil, regresaron a Judea después de los 70 años en cautiverio en Babilonia. Esto es menos del uno por ciento del número total de israelitas llevados cautivos, entre seis y nueve millones, según el número de combatientes;
  • Cuando este pequeño grupo de Judaitas llegó a Judea, descubrieron que era un lugar muy diferente al que sus ancestros habían dejado 70 años antes. Esdras nos dice que los Judaitas que regresaron inicialmente vivían con miedo debido a todos los pueblos extranjeros que ahora vivían en Judea, e incluso los enumera. Tenga en cuenta que Esaú, el hermano gemelo de Jacob-Israel, se había unido mediante matrimonio con los cananeos y los hititas, entre otros;

«Cuando llegó el mes séptimo, y estando los hijos de Israel ya establecidos en las ciudades, se juntó el pueblo como un solo hombre en Jerusalén... Y colocaron el altar sobre su base, porque tenían miedo de los pueblos de las tierras.» (Esdras 3:1-3).

 

  • Otro detalle a tomarse en cuenta es lo que Esdras escribe acerca de los descendientes de los Israelitas que volvieron de Babilonia, quienes ya se habían asimilado a la cultura y tradiciones babilónicas, tomando incluso en casamiento a mujeres babilonias,

«Acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel y los sacerdotes y levitas no se han separado de los pueblos de las tierras, de los cananeos, heteos, ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos.» (Esdras 9:1)

 
  • Había tan poco espacio en Judea que la mayoría de los Benjamitas que regresaron tuvieron que saltar a Samaria, que también estaba llena de tribus extranjeras, por lo que se establecieron en las tierras de la Galilea, que estaba en gran parte desocupada en ese momento;
  • Los verdaderos descendientes de las 12 Tribus que SI son Semitas se localizan en otras regiones y países del mundo;
  • La palabra Israel en el idioma semítico significa "al servicio de Dios.” Ese nombre fue elegido en 1895 por los rabinos del partido sionista israelí para arrojar arena a los ojos del mundo cristiano;
  • Los cristianos relacionan la palabra "Israel" de las páginas de su Biblia con el estado actual de Israel;
  • La historia mundial esconde la historia de cómo un grupo de judíos sionistas asumió la identidad del verdadero pueblo bíblico;
  • En el tiempo del reino de Israel, el verdadero pueblo de Judá, los Judaitas o Judeanos, eran la parte más numerosa entre todas las doce Tribus;
  • Luego de la división del reino NO se llamaba “judíos” a los habitantes de Judea, sin importar la Tribu que fueren, sino Judeanos o Judaitas;
  • En el año 70 d.C., los pocos descendientes que habían quedado de las tres Tribus, Judea, Leví y Benjamín desaparecen por completo luego de la invasión a Jerusalén por el ejército Romano y el general Tito;
  • En el siglo 2 a.C. el rey-sacerdote de Judá, Juan Hircano, de la dinastía asmonea, conquistó a los Edomitas (o idumeos), que se habían instalado al sur de Judá. De estos edomitas descienden los judíos de la actualidad;
  • El reino bíblico de Israel desapareció y no existe más. El estado actual es un impostor.
FACTOR TRADUCTORES E INTÉRPRETES
 
«Mirad que nadie os engañe…/…Porque no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernantes y autoridades malignos del mundo invisible, contra grandes poderes en este mundo tenebroso, y contra espíritus malignos en los lugares celestiales.» (Mateo 24:4 / Efesios 6:12)

El tercer factor que influyó en el posicionamiento de la gran falacia de que los judíos e Israel actual son el pueblo y la nación de Dios, es la suplantación del gentilicio verdadero de los “Israelitas” por “judíos.” Esta grandísima confusión creada por los primeros traductores e intérpretes de la Biblia, al suplantar, no se sabe si voluntariamente o no, los términos gentilicios “judaíta-judeano” con “judío.” Como ya se ha dicho, el gentilicio presente en todas las versiones originales del Antiguo Pacto, usado para identificar a los nacidos en Judea o descendientes de la tribu de Judá, eran “judaíta” o “judeano.” El término ‘judío” aparece recién miles de años después, en el siglo 4 antes de Jesûs.

Durante el proceso de construcción de la Biblia hebrea, y con el aparecimiento de nuevas versiones y traducciones, los términos judaíta-judeano primero fueron asociados incorrectamente con el término “judío,” luego se los fue reemplazando paulatinamente, por confusión, facilismo, o ignorancia, o quizá con premeditación y alevosía de aquel que ha liderado el robo de identidad del verdadero pueblo bíblico.

En el Antiguo Testamento, la palabra “judío” aparece sólo en el libro de Esther, para identificar así al pueblo cautivo que, a propósito, ya habían sido absorbidos por las costumbres, tradiciones y religiones babilónicas, lo cual dio origen al judaísmo. Es por esta razón que el rabino judío Mardoqueo convence a su sobrina Esther de casarse con el rey persa Asuero para evitar la ejecución de más de cien mil judíos, aunque las leyes Mosaicas establecían que aquello era absolutamente prohibido por Dios. Pero los judíos de Persia ya no seguían la Toráh.

Los judíos salvados por el matrimonio de Esther se quedaron en Persia, asumieron la cultura, lenguaje y tradiciones, se mezclaron con los persas (según la Biblia, enemigos de Dios) y prosperaron allí grandemente hasta los tiempos actuales. Esta es la razón del inmenso odio de los judíos sionistas israelíes en contra de la nación de Irán, pues aparte de que los iranies son ancestros de los kházaros, que a su vez son ancestros de los judíos actuales, éstos los acusan de traidores al negarse a volver a Israel. Pero el verdadero motivo es que quieren eliminar a Irán a toda costa pues ellos conocen el sucio secreto del verdadero origen de los judíos kházaros falsos semitas de hoy.

A propósito del libro de Esther, este debería estar colocado al final del Antiguo Pacto pues relata la historia de Israelitas y Judaitas durante su cautiverio en Babilonia, el evento final de la historia del reino de Israel.

En cuanto a los descendientes de Israel y Judá que volvieron a Palestina en el siglo 4 a.C. para reconstruir Jerusalén y el Templo, comenzaron a ser llamados “judíos” precisamente por practicar una religión diferente a la bíblica, que resultó de la fusión de la fe en el Dios Todopoderoso con la religión pagana babilónica, la misma que se basa en dos libros satánicos, el Talmud y la Khábala. Y poco a poco, con el pasar de los años, todos aquellos que llegaban a vivir en la Palestina eran llamados “judíos” aunque no profesaran aquella religión, principalmente porque con la desaparición del reino de Israel, la región antes conocida como Judá recuperó su nombre bíblico original, Palestina, que viene de Filistea.

Quizá el lector se preguntará en este punto, ¿cómo nació la Biblia? ¿cuáles fueron sus orígenes? ¿por qué existen tantas versiones? ¿qué de las polémicas y errores que muchos eruditos sostienen existen como resultado de malas traducciones e interpretaciones? Trataremos de responder estas preguntas.

Manipulación de la Biblia

Es absolutamente increíble el hecho de que la Biblia nació, en su versión inicial en Babilonia, durante el tiempo del cautiverio del remanente del pueblo de Dios, en algún punto entre los siglos 3 y 2 a.C. La idea de recolectar los cinco relatos acerca de la historia de Dios con Su pueblo Israel, escritos por Moisés (más tarde conocidos como “Pentateuco”) junto con los otros escritos de los profetas, así como la historia del reino de Israel, los reyes, etc., fue de Rabinos bíblicos no judíos que vivían en Babilonia. De hecho, es allí donde se escribieron algunos libros proféticos como Daniel, Ezequiel, Ezra, etc.

Estos rabinos aún mantenían su fe bíblica incólume, a diferencia de la mayoría de las nuevas generaciones que ya habían sido absorbidos por el judaísmo, religión que como se ha dicho, nació como producto de la fusión de la fe bíblica y el paganismo idólatra babilónico. El antes glorioso reino de Israel había sido destruido para siempre por lo que el nacimiento de la Biblia parecería haberse originado en el hecho de que los descendientes de los que fueron llevados cautivos a aquel reino del mal hubieran entendido que le fallaron a Su Benefactor, el Eterno, el Gran Yo Soy, y quisieron de alguna manera hallar Su gracia otra vez.

Por ello, aunque suene increíble que la Biblia haya nacido en medio del ambiente pagano y satánico de Babilonia, este hecho confirma una vez más la Palabra de Dios que dice que la gracia y misericordia del Señor se mueven en los lugares de perdición para alcanzar a los que se arrepienten de haber pecado en contra del Dios Todopoderoso, tal como se lee en Romanos 5:20-21,

 

«Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; más cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.»

Más tarde, alrededor del siglo 1 a.C. y de vuelta en Judea, por primera vez se llamó “Biblia” al conjunto de escritos antiguos que relataban la historia de Dios con Su pueblo. Todos estaban escritos en hebreo arcaico (Mikrá). Pero debido a que las nuevas generaciones tanto de Judaitas como judíos habían olvidado dicho idioma debido a que durante el cautiverio aprendieron el arameo, no podían leer la Biblia, así que había que traducir todos aquellos escritos al arameo. Fue así como empezó el larguísimo y super complicado proceso de traducción y transliteración de los escritos originales antiguos del Antiguo Pacto a decenas de lenguas, idiomas, dialectos, lenguajes, modismos, jergas, etc., hasta los días actuales.

En cuanto al Nuevo Pacto, también fueron rabinos judíos del primer siglo, pero esta vez, en Palestina, quienes empezaron a recopilar todos los escritos acerca de la historia de Jesûs, que, en su caso, estaban escritos en griego “koiné” (antiguo), pues debido a la invasión del imperio romano a Palestina, el griego era el idioma oficial, aunque en esa área se hablaban muchos otros idiomas y lenguajes aparte del griego y del arameo como el latín, asirio, griego y el hebreo conocido como “Lashón Jazal” o la Lengua de los Sabios.

Esta era una poderosa realidad lingüística sucediendo en esos tiempos en Palestina. Incluso algunos eruditos bíblicos sostienen que Jesûs era políglota pues debido a sus labores como encargado de la carpintería de José, salía cada domingo hacia Jerusalén a vender sus obras, y como recibía gentes que visitaban la ciudad desde lugares lejanos, había aprendido a hablar, a parte del arameo y griego, en al menos otros cuatro idiomas como el hebreo, latín, asirio y egipcio. En otras palabras, Jesûs y Sus discípulos hablaban en griego y no en hebreo, como nos han hecho creer.

Precisamente esta es la primera razón para rechazar la judaización de Jesûs y Su identidad, pues los judaizantes han introducido en la iglesia cristiana la falsedad de que el nombre original del Señor es el hebreo “Yeshûa.” Sin embargo, para cuando Jesûs nace, quienes gobiernan Palestina son los romanos y el idioma oficial era el griego. Por esta razón, todos los niños recién nacidos debían inscribirse en las oficinas del censo en griego, por lo que, cuando el niño Jesûs fue inscrito por Sus padres, su nombre se escribió “Iêsus.”

 
El Posicionamiento de la Falsa Identidad

Con el pasar de los años y en vista del exponencial crecimiento de la fe en Jesucristo, empezaron a surgir muchos hombres de Dios, cristianos y rabinos de otras nacionalidades y regiones que, para un mejor entendimiento de los nuevos convertidos de la Biblia, comenzaron las grandes jornadas de traducción de los textos originales a los idiomas o lenguajes locales. Y como no se había inventado la imprenta todavía, se hacían múltiples copias manuscritas de las traducciones ya existentes lo cual expandió la posibilidad de nuevos errores.

Así fueron surgiendo muchísimas versiones en diferentes idiomas y lenguajes, la mayor parte de las cuales, una vez revisadas por los eruditos, presentaban muchos errores e inconsistencias que desgraciadamente se mantuvieron debido a que no había posibilidad de cotejar dicha versión con los originales.

Entre estos errores está precisamente la suplantación de los gentilicios judaíta-judeano por judío, lo cual se fue repitiendo con el devenir de los años, tanto en las correcciones como en las correcciones de las correcciones. Y como dice el dicho popular, “una mentira repetida cien veces se convierte en verdad,” así pasó con el término “judío” a ser la forma oficial para identificar tanto a los practicantes del judaísmo como a los nacidos o habitantes de Palestina, así fueran de otras religiones, y más tarde, a los descendientes de los judíos que habitan alrededor del mundo.

La consecuencia de esto es que, luego de la fundación del partido sionista israelí en 1895, cuyas metas incluían la fundación de un estado sionista, los judíos sionistas aprovecharon la confusión ya posicionada en el mundo para declararse descendientes del pueblo Israelita bíblico porque supuestamente descendían de Judá. El siguiente paso fue usar la imprenta para asegurarse de que todas las nuevas traducciones, versiones y ediciones en todos los idiomas reemplazaran los términos “judaíta-judeano” por “judío.”

 
Casos de Interpretaciones Equivocadas

En la Biblia, pero especialmente en el Nuevo Pacto existen innumerables textos que por causa de la confusión, descuido o equivocación voluntaria de los traductores e intérpretes en usar el correcto gentilicio han dado lugar a la gigantesca apropiación de la identidad del pueblo bíblico de Israel por parte de los judíos kházaros edomitas que habitan actualmente en Israel y alrededor del mundo, quienes sabiendo que no es verdad, se identifican como la nación y el pueblo de Dios y se hacen llamar semitas, pero no son ni lo uno ni lo otros.

Recordar que tanto los traductores originales y de las primeras centurias como la mayoría de los traductores modernos han sido judíos, por lo que el poder para manipular los textos bíblicos originales a favor del judaísmo es completamente ilimitado.

Caso 1, La Salvación viene de los Judíos (Juan 4:21-22)


«21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.»

Este es quizá el versículo más usado tanto por los judíos como por los mesiánicos y cristianos judaizantes para usar el nombre del Señor Jesucristo y todo lo que representa para tapar las maldades de los judíos y el judaísmo. Con esta frase callan las voces de condena de los Jesucristianos en su contra pues “ellos son el origen de nuestra salvación,” cosa más absurda y falsa pero que se enseña en nuestra iglesia como verdad.

Para respaldar esta afirmación, usamos la Biblia HUB de 1716 para hacer la transliteración interlineal al griego de la palabra “judíos” contenida en este versículo. Los textos antiguos muestran que el verdadero término original usado en este pasaje es “IUDEANOS o JUDAITAS, que significan lo siguiente:

  1. “IUDEANOS” identifica a “los nativos de Judea” y tiene su raíz en las palabras del griego koiné "Ἰουδαῖος, Ioudaiōn, Ἰουδαίων" que significan “Judeo, Judeanos, Judeos” relacionado al área geográfica de Judea; y
  2. “IUDAITAS” se refiere a los descendientes de Judá, una de las tribus de Israel, de donde desciende el rey David, así como María, la madre de Jesûs, José, y por supuesto, Jesûs, para que se cumpla la profecía.

El término original ουδαίων también se tradujo en algunas versiones antiguas como “de los Judaitas” o “de los Judeanos” debido a que Jesûs nació en Belén de Judá, pequeña ciudad que está localizada en lo que eran los territorios de Judea. De hecho, en la conversación con la samaritana, Jesûs se refiere a que Êl nació en Belén de Judá y que desciende de David, de la Tribu de Judá. La contestación del Señor en el texto original en griego koiné:


«μες προσκυνετε οκ οδατε; μες προσκυνομεν οδαμεν, τι σωτηρία κ τν ουδαίων στίν

Que debe ser traducido al español en cualquiera de las dos formas siguientes:

  • «Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los Judeanos (nativos de Judea.)»
  • o
  • «Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los Judaitas (la casa de Judá.)»

Basados en el hecho de que el judaísmo NO es una raza sino religión, entonces Jesûs NO fue judío, sino Israelita, Judaita o Judeano porque Jesûs NO solo NO practicó la religión judía, sino que la denunció.  Sostener que nuestra salvación y acceso a la vida eterna viene de esta etnia tan pecadora es anatema, blasfemia en contra de Dios. Además de todo esto, y tal como ya se ha explicado, los judíos aparecen recién entre el siglo 4 y 2 a.C., demasiado tarde para ser parte de la historia bíblica, a tal grado que ni siquiera existe el libro o la carta a los judíos.

En síntesis, “JUDEANOS o JUDAITAS no significan “judío, judería o judaísmo.” Fue hasta que los kházaros y edomitas del primer siglo empezaron a mezclar estos antiguos términos bíblicos con el nombre de su religión, lo que permitió que se fuera imponiendo con el paso de los años. Y por supuesto, los traductores cambiaron convenientemente los términos originales a “judíos,” error que se mantuvo en todas las nuevas traducciones. Así fue como el contexto de toda la frase se desvirtuó hasta el día de hoy.

Caso 2, INRI (Juan 19:19-20)


«19 Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. 20 Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín. 21 Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos. 22 Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito.»

La palabra INRI” viene del acrónimo que se forma con las cuatro primeras letras de la frase en griego “Iêsus Nazarenus Rex Iudaeorum, que, traducida al español significa «Jesûs de Nazareth, Rey de los Judíos.” Esta frase fue pintada en una tablilla por orden de Poncio Pilatos, y colocada en la cruz sobre la cabeza de Jesûs, para hacer pública la “razón de la crucifixión” del Señor. Al igual que el versículo de Juan 4:22, esta frase también ha sido mal traducida y hasta manipulada para mantener el complot para reemplazar el significado original con otros que tengan que ver con judío y judaísmo.

Es necesario añadir que esta frase fue escrita en los tres idiomas predominantes en aquel tiempo, hebreo, griego y latín. Esto es otro ejemplo que prueba que las versiones modernas de la Biblia incluyen muchos términos y frases con significados alterados o erróneos. Los traductores reemplazaron -no se sabe si por error o a propósito- las palabras originales con términos parecidos pero que tienen un significado completamente diferente, tal como se demostró arriba, en el caso No.1. La frase original «INRI, Iêsus Nazarenus Rex Iudaeorum» en realidad significa «Jesûs de Nazareth, Rey de los Judeanos o Judaitas.»

Una de las pistas es la evidente falta de la letra jota en los tres idiomas, por lo que la palabra “judío” no aparece en ninguno, sino la palabra “Iudio.” Así mismo es para “Jesûs, Jerusalén, Juan, Jacob, Judá etc. Es estos idiomas se usaba la letra “I” o la “Y” como lo vemos en los nombres originales como Yerusalem, Ian, Iêsus, Iacob, Iuda, etc. Por lo tanto, y en primer lugar, el nombre del Señor, no es Jesûs o Yeshua sino Iêsus.

En el caso del término “Iudaeorum,” este es un gentilicio que identifica a los “Judeanos” o “Judaitas,” habitantes u originarios de Judea. En ningún caso significan “judío, judaísmo o judería.” Por lo tanto, la correcta traducción y pronunciación de la frase de Juan 19:19-20 colocada en la cruz de Cristo, y de acuerdo a los escritos originales, debe ser:

 

«Iêsus de Nazareth, Rey de los Iudeanos o Judaitas, los nativos de Judea.»

Hoy en día se confunden términos como israelita con israelí; israelita con judío; Israel, el estado sionista con el reino biblico de Israel; Judaita, Judá, Judea, con judío, judaísmo, etc. El hecho de que el término “judío” haya sido introducido por los mencionados traductores, por mala fe o por error, ha provocado una inconsistencia del tamaño del sol que cambió por completo la verdadera percepción de nuestra fe, así como ha respaldado la agenda sionista de maldad. DIOS tenga misericordia de nosotros.

Para colaborar con el proceso para tener un mejor entendimiento de la Biblia y evitar estos errores interpretativos, compartimos un pequeño glosario alfabético relacionado con el tema principal del presente libro.

- FIN DEL CAPITULO III, Parte 1 -


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Mientras tanto, declaramos en el nombre de Jesûs, nuestro Señor y Salvador, que luego de la lectura de tanto este capítulo como del resto del libro, la vida de cada lector será bendecida con toda bendición espiritual que será derramada por el Espíritu Santo de DIOS con medida remecida y justa, que abunde y sobreabunde para bendición de Su pueblo, en el nombre del Señor Jesucristo, amén.
 
No olvide compartir estas revelaciones con todos sus familiares y amigos, porque muchos necesitan despertar del sueño en la oscuridad brutal.

ORACIÓN
 
«Padre Santísimo, Dios Todopoderoso, Señor mío y Dios mío. 
Sé mi Guía y mi Liberador, mi Proveedor y mi Protector, 
mi Inspiración y mi Fortaleza. Tû eres Santo por siempre Santo, 
por los siglos de los siglos, Dios Eterno y Justísimo. 
Tuyas son todas las glorias, toda la honra y todo el honor 
por la eternidad eterna. Santo por siempre Justo,  
te pido Padre amado que bendigas a cada lector de esta oración 
con una doble porción de Tu gracia, unción, sabiduría, protección, fortaleza y provisión. Que nunca le faltes Tû, Dios supremo y Portentoso, para que el lector pueda seguir el camino que has puesto en su delante. 
Y que pueda cumplir con la misión que le has encomendado, 
sólo para Tu gloria, Dios de la vida. Te lo ruego en el precioso Nombre que es sobre todo nombre, en el Nombre de Tu Hijo amado Ιησούς ο Μεσσίας, amén y amén.»

Μαρανάθα, Ιησούς έρχεται σύντομα
Maranatha, sí Señor Jesús, ven pronto, no tardes.

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BIBLIOGRAFÍA
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Estudios Bíblicos

Evangelio de Nicodemo, Partes 2 y 3 
Evangelio de Nicodemo, Parte 1
LOS GIGANTES NEFILINES, Los Intra y Extraterrestres
LOS JESUCRISTIANOS, el Linaje Adquirido
LOS REPTILIANOS, Los Seres Mitas Serpiente, Mitad Humanos
LA GRAN CONSPIRACIÓN, el Robo de Identidad del Pueblo Bíblico Israelita
EL ESPIRITU SANTO, Explicación de la Trinidad de DIOS

Libros Imprescindibles

EL SEGUNDO ANTICRISTO, El Sionismo Judío, la Bestia de las Profecías
LOS LINAJES DE LA TIERRA, La Raza de DIOS y la Gran Conspiración para Robar la Identidad del Pueblo Bíblico Israelita
LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION, El Plan Maestro para Dominar al Mundo
"Using the Church Online to Fullfill the Great Commission" -Doctoral Dissertation
¿Son el Judaísmo y el Estado de Israel Bíblicos?
ISRAEL, UNA CREACIÓN DE LA CASA ROTSCHILD
LA INVENCIÓN DEL PUEBLO JUDIO -Shlomo Sand

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