FUENTE 2: LIBRO 4 DE ESDRAS 13:39-45
La primera fuente es el libro 4 de Esdras que relata el viaje del remanente del reino de Israel que emprendió en el siglo 7 a.C. poco después de ser llevados cautivos a Babilonia, luego de que los ejércitos del rey Salmanasar V destruyera al reino de norte. Los israelitas suplicaron al rey que los dejara ir
«a una tierra llamada “Arzareth” donde nadie había habitado antes y que se encuentra al otro lado del mar.» (4 Esdras 13:39-45).
Y Salmanasar accedió. La razón para este pedido fue que los Israelitas no querían que su fe bíblica se contagiara con la religión babilónica asiria, por lo que se entiende que fueron movidos por el Espíritu de Dios, a pesar de que la invasión y desaparición de Israel fue producto de su rebeldía en contra del Señor.
Entonces emprendieron el viaje que les tomó alrededor de un año y medio, saliendo desde Babilonia, ubicada en la Mesopotamia, hoy Irak, hacia el norte, llegando hasta Tartaria, hoy Rusia. Luego giraron hacia el Oeste, pasaron por lo que hoy son las repúblicas escandinavas, Europa Central e Inglaterra, y terminaron en Norte América, donde dieron origen a las tribus nativas que poblaron Canadá, Estados Unidos, México, Centro y Sud América.
Aunque el relato de Esdras acerca de este viaje comparte algunos detalles de la jornada, no incluye detalles acerca de los territorios que se cruzaron ni de la llegada a ‘Arzareth’ que estaba al otro lado del mar. Sin embargo, los peritos y científicos bíblicos, historiadores, geólogos, sociólogos, antropólogos, lingüistas, etc., concluyen que fue así debido a los hallazgos encontrados en dicha ruta, tanto en las etnias de Europa como en las comunidades nativas americanas.
Por ejemplo, el nombre de la región de “Sajonia” y de la etnia de los “Sajones” (Saxons en inglés) proviene de la abreviación idiomática en inglés “Isaac’s sons,” que en español significa, “los hijos de Isaac.” E Isaac, como todos sabemos, es el hijo de Abraham y padre de Jacob,
«Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia.» (Génesis 21:12)
Y si hablamos de los “Anglos,” este término en latín significa “ángeles.” ¿Es otra coincidencia que a los primeros habitantes de la raza blanca que llegaron a EU en 1619 se los conozca como “Anglosajones” que significa “ángeles de los hijos de Isaac?
Por increíble que parezca, el relato del libro 4 de Esdras se conoció y enseñó por siglos en las iglesias y seminarios bíblicos, hasta que, en 1960, apenas 60 años atrás, la Sociedad Bíblica Americana lo declaró apócrifo sin mayor explicación y lo retiró de la Biblia protestante, por lo que esta información vital dejó de enseñarse y se perdió hasta el día de hoy.
FUENTE 3: DEUTERONOMIO 28:15-68
La segunda fuente que respalda nuestra aseveración se encuentra en el capítulo 28 y versículos del 15 al 68 del libro de Deuteronomio. Esta perícopa contiene las terribles maldiciones que Dios advierte dejará caer sobre aquellos que se rebelen contra Sus edictos, a diferencia de la primera parte de este capítulo, es decir, del versículo 1 al 14, donde en cambio, se registran grandes y maravillosas promesas de bendición y prosperidad de Dios para Su pueblo, siempre y cuando hagan Su voluntad.
Por motivos de espacio, incluimos en este estudio solo algunos de los versículos más representativos. Sin embargo, le motivamos a que, si no conoce este pasaje, lo lea las veces que sean necesarias hasta que usted entienda el porqué del genocidio, esclavismo, abuso, racismo, sufrimiento, segregación, odio, explotación, humillación, pobreza, enfermedad, y hasta muerte, que todos los aborígenes de las tres Américas y el Caribe han sufrido desde la invasión española, pasando por los trecientos años de la colonia y los tiempos del nacimiento de las repúblicas hasta los días de hoy,
«64Y Jehová te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo; y allí servirás a dioses ajenos que no conociste tú ni tus padres, al leño y a la piedra.
65Y ni aún entre estas naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo; pues allí te dará Jehová corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma;
66Y tendrás tu vida como algo que pende delante de ti, y estarás temeroso de noche y de día, y no tendrás seguridad de tu vida.
67Por la mañana dirás: ¡Quién diera que fuese la tarde! y a la tarde dirás: ¡Quién diera que fuese la mañana! por el miedo de tu corazón con que estarás amedrentado, y por lo que verán tus ojos.»
Las terribles maldiciones que Dios vertió en Deuteronomio 28:15-68 para todos aquellos que se rebelarían en contra de Sus edictos alcanzaron en el año 70 d.C. a los sobrevivientes de la tribu de Judá que habitaban en Jerusalén, y que fueron sitiados por tres años por el ejército romano hasta que éste entró en la ciudad y mató a hombres y mujeres adultos porque no había niños ni bebés pues ya habían sido comidos por sus propios padres por causa de la gran hambruna que produjo el mencionado sitio de tres años,
«52Pondrá sitio a todas tus ciudades, hasta que caigan tus muros altos y fortificados en que tú confías, en toda tu tierra; sitiará, pues, todas tus ciudades y toda la tierra que Jehová tu Dios te hubiere dado.
53Y comerás el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos y de tus hijas que Jehová tu Dios te dio, en el sitio y en el apuro con que te angustiará tu enemigo.
54El hombre tierno en medio de ti, y el muy delicado, mirará con malos ojos a su hermano, y a la mujer de su seno, y al resto de sus hijos que le quedaren;
55para no dar a alguno de ellos de la carne de sus hijos, que él comiere, por no haberle quedado nada, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en todas tus ciudades.
56La tierna y la delicada entre vosotros, que nunca la planta de su pie intentaría sentar sobre la tierra, de pura delicadeza y ternura, mirará con malos ojos al marido de su seno, a su hijo, a su hija,
57al recién nacido que sale de entre sus pies, y a sus hijos que diere a luz; pues los comerá ocultamente, por la carencia de todo, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en tus ciudades.» (Deuteronomio 28:52-57)
El terrible sitio que impuso el general romano Tito y sus ejércitos a Jerusalén y sus habitantes en aquel año provocó la muerte, según el historiador Josefo, de mas de un millón de judeanos, diezmando hasta el virtual aniquilamiento del remanente de las tribus de Judá, Benjamín y Leví. Tan es así que para el tercer siglos Palestina se empieza a llenar de gentes de muchas etnias originarias de reinos cercanos y lejanos, como los asirios, turcos, persas, hindúes, etíopes, etc, y los kházaros o jázaros del reino de Jazaria, que son los ancestros de los judíos
actuales.
Sin embargo, los rabinos judíos han manipulado la historia bíblica a tal punto que han hecho creer al mundo que este pasaje se refiere al Holocausto de la Segunda Guerra mundial, pero es solo otro engaño gigantesco, no en el número de fallecidos sino en quienes fueron aquellos fallecidos.
Según los datos de los censos tanto de la población judía de los años 1938 y 1948, como de los países europeos de 1938, de los seis millones de muertos en los campos de concentración, más de 5 millones cuatrocientos mil fueron Cristianos evangélicos y católicos, y los seiscientos mil restantes fueron judíos kházaros. Aunque los libros oficiales de los censos están escondidos en el Vaticano, la información todavía se puede encontrar en el internet.
FUENTE 4: EL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA
La fuente 3 que respalda nuestra aseveración está en los eventos históricos pero reales que rodean el primer viaje de Cristóbal Colón. Los libros de historia escritos -por judíos- convenientemente para ocultarnos la verdad, relatan que Colón promovió su viajes para encontrar una ruta más cercana a la India de donde se traían las diferentes especias como la canela. Y como los reyes de España no tenían dinero para pagar marineros de profesión, sacaron de las cárceles a los presos que eran borrachos, pendencieros, ladrones, irresponsables y vagos. Y nos han hecho creer que como los latinoamericanos descendemos ellos, tenemos esa manera de ser.
Sin embargo, los cronistas que estuvieron presentes y cuyos escritos reposan en las bibliotecas privadas de España y por supuesto, del Vaticano, relatan otra historia: los presos eran judíos que se habían negado a convertirse al catolicismo.
Cristóbal Colón mismo fue un judío kházaro nacido en Italia, que conocía lo que decía el libro 4 de Esdras acerca de Arzareth y del viaje del remanente de las 9 tribus de Israel hacia esas tierras localizadas al otro lado del mar, como mil doscientos años antes.
Esa fue una de las verdaderas razones que usó Colón para convencer a Fernando e Isabel, los reyes de España, que debían ir a esas tierras a verificar esa hipótesis y de ser así, a evangelizar a aquellos inconversos. Pero como se dijo mas arriba, los reyes no tenían dinero para financiar la expedición, entonces aparecieron los banqueros negros de Venecia, judíos kházaros por supuesto, pero también la iglesia católica.
La otra razón, pero secreta, fue que los judíos kházaros necesitaban verificar si eran ciertos los escritos de Esdras, pues como aquellos ya se habían apoderado de la identidad del pueblo bíblico, quienes habitasen en aquellas tierras serían sus enemigos naturales al ser los verdaderos descendientes del pueblo bíblico mientras que ellos eran una etnia impostora. Entonces debían llegar a esas tierras para, si era verdad, aniquilar a todos aquellos que descendían del remanente de Abraham, Isaac y Jacob.
Cuando Colón, los marineros sefardíes kházaros, los ejércitos reales españoles y los curas católicos llegaron a Arzareth, al Caribe primero, y más tarde a las tres Américas, la misión de los judíos era clara: reducir y acabar con esos pueblos, si es que en verdad eran las 9 tribus perdidas. Y casi lo logran.
Los genocidas españoles y judíos kházaros se apropiaron de territorios, riquezas y mujeres de los nativos, y los diezmaron en lo que fue una invasión y no un "descubrimiento y conquista." En 300 años de esclavismo y trabajo en las minas de oro y plata, en las factorías y en los sembradíos, los invasores redujeron la población, que según expertos estaba entre de 60 y 100 millones de indígenas en todo el
continente a menos de 3 millones.
En Norteamérica, aparte de los españoles, también llegaron los británicos, franceses y holandeses, quienes así mismo, diezmaron hasta casi su desaparición a la población de esas regiones. Sin embargo, al día de hoy, la población indígena de las tres Américas y el Caribe ha vuelto a sus números originales de los tiempos de Colón, es decir, entre 50 y 60 millones. Dios no permitió que el genocidio de Su pueblo se consumara, pues aunque los había condenado al sufrimiento hasta los tiempos del fin, los ama con Su amor infinito y eterno, y los redimirá en el Juicio Final.
FUENTE 5: LIBROS Y TESTIMONIOS
La siguiente fuente donde respaldamos nuestra afirmación acerca de la falsedad de la doctrina de que los judíos de hoy son el pueblo de Dios y que el Israel de hoy es la nación del Señor, está en una serie de libros que contienen los resultados de las investigaciones y conclusiones de sus autores que confirman que la “Tierra Prometida” para el remanente del pueblo bíblico de Dios de los tiempos del fin es Arzareth o América, y que los descendientes bíblicos de las 9 Tribus de Israel son las tribus aborígenes de las tres Américas y el Caribe.
Para los hermanos que deseen profundizar su investigación, compartimos una pequeña lista de los autores y libros que respaldan nuestra aseveración:
- Antonio de Montezinos: “Origen de los Americanos, esto es, Esperanza de Israel.”
- Jonathan Schorsch: “Vidas ocultas de judíos y africanos: sociedades clandestinas en el mundo atlántico ibérico.”
- Timothy R. Jenkins: “Las Diez Tribus De Israel: O La Verdadera Historia De Los Indios Norteamericanos.”
- Theophili Spizeli: “Elevación del informe de Montezinos sobre las tribus israelitas descubiertas en América; y una discusión de los argumentos a favor del origen israelita de las naciones americanas por Menasseh ben Israel.”
- Ronald Sanders: “Tribus perdidas y tierras prometidas: los orígenes del racismo estadounidense.”
- Canal en Youtube, “Los Indios Somos Israelitas” https://www.youtube.com/@losindiossomosisraelitas3772
ESTADOS UNIDOS DE ARZARETH
La Biblia dice que Dios guardará silencio con Su pueblo hasta el fin de los tiempos por causa de su rebeldía, y que, hasta entonces, los tendrá desperdigados por el mundo. Y de acuerdo con la misma Biblia, al escrito del profeta Esdras, y a los resultados de las investigaciones de diferentes científicos, las tribus aborígenes americanas como los Apaches, Comanches, Navajos, Pieles Rojas, Siux, etc., etc., son los primeros habitantes de los territorios de lo que hoy son los Estados Unidos y Canadá, por lo tanto, son los legítimos descendientes del remanente de las 9 Tribus de Israel.
Los tiempos finales comenzaron con la resurrección de Jesucristo, y Su venida a la tierra fue, primero para rescatar al linaje de Dios que se había “perdido.” Estos son las 9 tribus que estaban desperdigados en partes de Europa, Asia, Oceanía y las Américas; y segundo, para rescatar a los gentiles de Samaria, Judea y el resto del mundo que entregaran sus vidas a Jesucristo.
Pero la descendencia de los Israelitas, para ser salvos, debían reconciliarse con su Padre eterno a través de conocer y aceptar el mensaje de salvación de Jesucristo. Para ello, DIOS movió a los “peregrinos,” los cristianos bíblicos anglo sajones que llegaron a las Américas en 1620 huyendo de la persecución religiosa en Inglaterra. Los peregrinos evangelizaron a los nativos de Norteamérica.
El plan de Dios continúa con la fundación de los Estados Unidos de América, USA, Jer-USA-lén, en 1776, como una nación Cristiana que se convertiría, a la vuelta de pocos años, en el país más rico y poderoso del mundo. ¿Cómo pudo hacerlo y cuáles fueron los factores primordiales y los elementos fundamentales para esta hazaña?
Y la verdad es que, por dondequiera que buscamos, encontramos que el factor más recurrente fue que la mayoría de sus fundadores, presidentes, dirigentes y líderes de este país fueron Cristianos bíblicos quienes hicieron todo para la gloria de Dios, el Padre Eterno creador de todo el universo y Padre de Su Hijo Jesucristo, tal como vemos en todos y cada uno de los eventos más representativos que ocurrieron en todas las etapas iniciales de la vida de esta nación.
Empezando por la Constitución, todos los símbolos patrios, los fundamentos morales y éticos, la moneda, las leyes, la educación, la libertad religiosa, los edificios gubernamentales, los monumentos, etc., todo fue diseñado para decirle al mundo que esta nación es la nación de Dios. Y Dios la ha honrado desde su inicio hasta los días de hoy, a pesar de que entre los gobernantes se han infiltrado descendientes de los enemigos de Dios que han querido acabar con este país y con sus habitantes.
Pero lo que mas resalta de todos estos increíbles logros es que los Estados Unidos se convirtió en el centro de evangelización mundial por más de 150 años, pues, según los registros oficiales, de este país han salido más de 20 millones de misioneros llevando el mensaje de Jesucristo a todo el mundo.
Como testimonio de la fe de esta nación en DIOS, compartimos una pequeña reseña de cómo nació el himno de los Estados Unidos de Arzareth.
LA BANDERA DE LAS BARRAS Y LAS ESTRELLAS
Para muchas personas, inclusive para quienes viven en este país es desconocida la historia de cómo, cuándo y dónde nació el himno nacional de los Estados Unidos. Si bien es cierto que la música pertenece a otra canción que entonaban los ejércitos independentistas de EU en sus guerras libertarias contra Inglaterra, la letra, escrita por el abogado Francis Scott Key, recoge la historia que inspira a mantener nuestra fe en Dios aún en medio de las más terribles batallas.
La letra relata cómo la bandera del naciente país se mantuvo erguida durante toda la noche del 14 de septiembre de 1814, a pesar de los cruentos ataques de la artillería de la armada inglesa que habían llegado al acuerdo con el ejército patriota de que, si la bandera se mantenía erguida hasta el amanecer, ellos pararían el ataque y se marcharían.
Esta historia sucedió en el fuerte militar McHenry ubicado a la entrada del puerto de Baltimore. En la tarde de aquel día, un joven abogado llamado Francis Scott Key comenzó la negociación para el intercambio de prisioneros, que, en el caso de los americanos, se encontraban encarcelados en los buques británicos anclados casi 1 kilómetro de la costa. Los ingleses acceden, Key sube a los barcos y lo que encuentra son muchos prisioneros americanos apiñados en mazmorras pequeñas de los sótanos de aquellos barcos.
Entonces Key les da la noticia del acuerdo a los prisioneros y les pide que se preparen para el intercambio, mientras que afuera, los ingleses habían reunido a toda su flota de guerra frente a la bahía y se disponían a arrasar con el pueblo y el fuerte militar, donde residían, a parte de los militares americanos, muchos hombres civiles, mujeres y niños. Key trata de impedir la masacre, pero los ingleses le dicen que la única opción es que la gente del fuerte baje de su asta a la bandera gigante a la que la gente llamaba “de las estrellas y las franjas” pero los patriotas se habían negado.
Entonces Key baja a las celdas y les comenta a los prisioneros lo que está por suceder, y los oficiales ingleses, aduciendo que Key y los otros conocían de sus planes, ya no los dejan salir. Como Key no estaba encerrado y tenía acceso a una pequeña escotilla que daba a la bahía, los otros prisioneros le piden que les relate la batalla y si la bandera se sostenía en pie.
Tan pronto oscureció, los ingleses empiezan el terrible bombardeo que provocaba una luz ámbar que iluminaba la bahía, el fuerte y la bandera. Y mientras los cañoneos escupían fuego, los prisioneros seguían atentos al relato de Key. Así llegaron a la medianoche, la bandera milagrosamente seguía en pie. Entonces el almirante inglés baja a la cárcel y le dice a Key que sus compatriotas están locos por querer morir solo por mantener su bandera izada, y le pregunta, ¿es que acaso no comprenden la situación?
Entonces Key le dice que los americanos harán como dijo el presidente fundador de este país del Dios cristiano, el general George Washington, que “lo que diferencia a los cristianos americanos de todos los otros habitantes del mundo es que prefieren morir luchando de pie que vivir de rodillas ante nadie.”
Entonces el almirante le responde a Key que ha ordenado que, por las próximas 4 horas, los 11 barcos ingleses disparen con toda su artillería contra el fuerte y especialmente contra el mástil y la bandera hasta derribarla, porque a pesar de que ha recibido varios impactos, se mantenía de pie. Mientras Key miraba el terrible bombardeo, escuchaba a los prisioneros orando:
“Señor, mantén esa bandera ondeando en el mismo sitio donde la vimos por última vez.”
El amanecer llegó y una densa neblina cubría el área mezclada con el fuerte olor a pólvora. El bombardeo había cesado y los barcos de la armada inglesa se alejaban hacia altamar. Y la bandera, aunque deshilachada, pendía todavía de su asta, que estaba inclinada a punto de caer al piso.
Entonces Key salió del barco y se dirigió al fuerte, y allí encontró que lo que sostenía el asta de pie eran los muchos cadáveres de los patriotas que habían muerto sosteniéndola, pues cuando unos fallecían víctimas de los morteros y cohetes ingleses, rápidamente otros tomaban su lugar hasta que morían en los próximos explosiones y así, hasta que los ingleses pararon el ataque.
Muchos militares y civiles dieron sus vidas para mantener la bandera izada, mientras los presos de los barcos oraban a Dios para que no la dejara caer. Los ingleses no pudieron tumbar al piso aquella bandera, y tuvieron que retirarse vencidos. En la tarde de aquel mismo día, Francis Scott Key, escribió en forma de poema la historia que había atestiguado, todo ese acto de patriotismo, pero también de fe en Dios, y lo tituló “La Defensa del Fuerte McHenry”. Años más tarde empezó a conocerse como “la canción de la bandera de las barras y las estrellas.”
En 1916 se puso a este poema la música de una canción popular inglesa y poco después, el presidente Wilson decretó que aquella canción con aquella letra sea tocada en todos los actos públicos del gobierno. Y en 1931 se adoptó oficialmente como el himno de los Estados Unidos de Arzareth, una canción que cuenta la historia de una victoria por la fe en Dios y el patriotismo de la gente, sin importar lo terrible de la batalla ni lo poderoso del enemigo.
COMENTARIO FINAL
Los relatos genuinos y las investigaciones serias de autores respetados acerca del gran viaje que el remanente de las 10 Tribus de Israel hizo hacia las Américas han sido publicados desde los comienzos del siglo 1 de nuestra era, y por ello, blindan de certeza y convicción a esta verdad bien escondida por los que se apropiaron de la identidad del pueblo Hebreo: los falsos judíos o judío kházaros del falso Israel de hoy.
Estas son las cuatro declaraciones que contiene este mensaje:
- Que el estado actual de Israel no es la nación bíblica de Dios;
- Que la población judía tampoco es el pueblo bíblico porque no desciende de ninguna de las 12 Tribus del Israel bíblico
- Que los Estados Unidos de América (Arzareth) es la Nación de DIOS de los tiempos del fin, y
- Que los Indígenas de todo el continente Americano son el remanente del Israel bíblico.
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