Y sabréis que Yo soy Dios

📖🖊 Y sabréis que Yo soy Dios
Devocional para hoy, Lunes 3 de Agosto, 2020
Por: CF Jara.

Leer: Ezequiel 37
«Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová.» (Ezequiel 37:13-14)

Corría aproximadamente el año 580 a.C. cuando el Espíritu Santo tomó al profeta Ezequiel y lo llevó en medio del pueblo y le hizo profetizar sobre aquella nación de “muertos” según la visión que Dios le dio. Israel sufría intensamente el primer exilio de su historia en Babilonia, luego de la guerra con ese pueblo, cuyo ejército había destruido el Templo construido por Salomón y también la ciudad amada, Jerusalén.

Aquellos israelitas hombres y mujeres estaban vivos, pero parecían zombis, muertos en vida, con una tristeza tan grande que les carcomía el alma, pero también con miedo por su futuro. Si bien es cierto que todo ello fue por causa de su propia desobediencia y rebelión en contra de YHWH, su culpabilidad se intensificaba porque estaban seguros de que DIOS los había abandonado.

De acuerdo a la palabra que el Señor puso en Ezequiel, Dios sabía el sentir de Su pueblo; ellos tenían su espíritu muerto y la culpabilidad los había encerrado en sarcófagos y ahí yacían, sin esperanza. Ahhh…pero Aquel que vive y reina por siempre y para siempre nunca había abandonado a quienes Êl mismo escogió.

Entonces YHWH llamó a Su profeta y le pidió que caminara en medio de aquellos cadáveres y que declarara el Espíritu de vida de YHWH en ellos y sobre ellos. Y el profeta hizo así, en el nombre de YHWH profetizó vida y cientos de aquellos escucharon la Palabra de Su Amado y se levantaron y recuperaron su alegría y su ilusión por vivir y para luchar por las promesas que su Dios Altísimo les había hecho.

Hermanos, las huestes de maldad que están detrás de miles de doctores, científicos, billonarios, gobernantes, etc., se han confabulado para, primero, provocar miedo y terror en los habitantes de este planeta, y segundo, manipular la pandemia para encerrar en forma injustificada y nada científica a la humanidad, decretando a través de sus cadenas de noticias y sus estadísticas mentirosas, una condena de muerte tácita: “si no te quedas en casa, o si no usas la máscara, o si no te vacunas 3 y 4 veces, morirás.”

Y la humanidad, al igual que Israel en aquel tiempo de esta historia bíblica, ha caído en un profundo estado de tristeza, culpabilidad, depresión y miedo acerca de su futuro. El virus creado a propósito en laboratorios de muerte por científicos auspiciados por seres siniestros que creen que tienen el derecho de cortar la vida de seres humanos, ha causado la muerte de millones de hombres y mujeres alrededor del mundo. Los entes de maldad complotados encerraron al mundo en un sepulcro espiritual.

Pero el Dios Altísimo de quien somos y a quien servimos, no se ha olvidado de Su pueblo, y ha ordenado a Sus profetas, ministros y siervos, regar esta Palabra entre todos los que creen, pero también para aquellos que aun caminan en la oscuridad:

«Pueblo mío -así dice el Señor- Yo los escogí en el vientre de su madre. Yo los visité cuando aún eran embrión; Yo les puse nombre y Yo he caminado con ustedes todos los días de su vida. Yo los llamé y puse en ustedes dones y talentos, y virtudes y capacidades para que tomen su cruz, se nieguen a sí mismos y me sirvan con poder. Ustedes son Mi pueblo, los redimidos por la sangre del Cordero Santo.»

Por lo tanto, yo les digo, en el nombre de Jesûs, «Despiértate, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará la luz de Cristo Jesûs.» (Efesios 5:14) El Señor nuestro Padre y Hacedor eterno está con cada uno de Sus hijos en esta crisis, y no abandonará a ni uno solo. Êl proveerá, sanará, protegerá y guiará al Pueblo que Su Hijo amado levantó a través de Su sacrificio en la cruz.

Hermanos, si la depresión, tristeza y miedo han inundado tu corazón y tu casa, recuerda que nuestra vida descansa en la esperanza que Jesucristo nos dio cuando entregamos nuestras vidas a Êl. Por ello, hermano, hermana, descansa en el poder y la virtud transformadora, potenciadora y dadora de vida que tiene la Palabra del Altísimo, y en lugar de yacer en un ataúd espiritual, levántate y declara con tu boca que este encierro es un retiro espiritual donde nos volveremos a reencontrar con Aquel que nos dio la vida eterna.

Levántate, tú que yaces triste y deprimido, levanta tu mirada a los cielos y danza para el Señor, porque el día de nuestra redención está cerca. Aleluyah, bendito sea el nombre de DIOS por siempre.

 ORACIÓN

«Bendito Padre celestial, gracias por todas las bendiciones que depositas en nuestras vidas en cada amanecer, gracias por la vida, la salud, la provisión, la fortaleza y la guía para continuar nuestra jornada hasta cuando nos recojas para el encuentro final. Gracias por Tu Espíritu Santo porque nos trae Tu Palabra, nos recuerda Tu mensaje y nos hace habitar seguros aun en medio de terribles noches y tribulaciones. Tu Palabra es viva y eficaz, mas cortante que espada de dos filos, y cada vez que la leemos y meditamos en ella, nuestro espíritu se reanima y se levanta y resplandece, porque nos recuerda el amor infinito e inconmensurable que tienes por toda Tu creación. Sé con nosotros Padre amado, te pido esta mañana, y ayúdanos a terminar esta carrera y a guardar Tu fe, te lo pido en el santo nombre de Tu Hijo amado Yeshûa HaMashiaj, amén y amén.»




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