"A los suyos vino y los suyos no lo recibieron"

Lunes 28 de Agosto, 2016.

Nuestro Pan Diario
“A los suyos vino, y los suyos no lo recibieron”
(Por CF Jara)

Versículo para hoy: Marcos 10:17-25
«…Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz…» Marcos 10:21

Lea la Biblia en un año: 1 Corintios 10

Mi amigo Martín había viajado a su ciudad con la intención de celebrar con sus familiares y amigos, el logro académico más importante de su vida, especialmente por dos razones: la primera por su edad, había pasado los 50 años, y la segunda por las innumerables dificultades que tuvo que enfrentar a lo largo de su existencia. Sin embargo, solo unos pocos de los más cercanos le demostraron su alegría. El resto de familiares y amigos ni siquiera le llamaron. Como es obvio, el corazón de Martín se compungió especialmente porque aquellas amistades eran “de toda la vida”, y como no pudo encontrar una explicación para ello, clamó a Dios, y el Espíritu Santo le mostró la respuesta: ‘Martín ya no era igual al resto de sus amigos.’

En una de las caminatas evangelísticas de Jesús, un joven rico se le acercó y le dijo: «Señor, toda la ley he guardado, ¿Qué debo hacer para tener vida eterna?» Y el Señor le respondió: «Niégate a ti mismo, ve y vende todas tus posesiones y dáselas a los pobres, y sígueme.» Pero el joven rico se puso muy triste y se alejó. Jesús entonces dijo: « ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!»

El Rabino Galileo se refería al dinero, la fama, las posesiones, las joyas, etc., pero también a muchas cosas inmateriales a las cuales nos llegamos a aferrar con todas las fuerzas y hacemos de ellas “nuestros tesoros”, entre ellas, las amistades, moda, música, etc., que tuvimos y practicábamos antes de conocer a Jesucristo. En cuanto a los amigos, si éstos no han querido recibir al Redentor, nunca comprenderán la vida nueva que Dios nos ha dado; por ello es necesario que, una vez que les hayamos predicado el mensaje de amor, perdón, esperanza y salvación, si no hay la respuesta esperada, debemos negarnos a nosotros mismos, entregar a Dios todas aquellas amistades, sacudir nuestras sandalias y continuar nuestro camino siguiendo y sirviendo al Salvador. Nunca estaremos solos, pues Jesús y Sus ángeles serán nuestros amigos.

Señor, te ruego que me des sabiduría para descubrir mis adicciones, todas aquellas cosas que me quitan de Tu Presencia, y ayúdame a liberarme y entregarte todas y cada una de ellas, porque no quiero que nada, ni nadie, me desvíe del camino que me lleva a Ti.

La gloria es de Cristo Jesús, por siempre y para siempre.

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