Sermón: "Recibiendo la Justicia de Dios”

Martes 26 de Mayo

Sermón: "Recibiendo la Justicia de Dios”
(Por CF Jara)

Texto Bíblico
«Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.» Mateo 6:33

¿Cuántas preocupaciones, tribulaciones, frustraciones, asuntos no resueltos, problemas inesperados, noticias desconcertantes, enfermedades traicioneras, etc., nos atacan en nuestro diario vivir? ¿Cuántas mañanas hemos empezado nuestra oración, no dando gracias por la vida y por todas las bendiciones recibidas, sino pidiendo que nada malo nos suceda en aquel día? Si eso es así, entonces hemos dado paso al temor, a la duda, al miedo, a la inseguridad. Entonces es hora de buscar ayuda.
Nuestro amado Padre celestial tiene un plan esta mañana para tu vida, por ello te ha traído aquí, prepara tu corazón y tu mente, querido siervo, querida sierva, para que la Palabra que vamos a traer hoy no caiga en terreno baldío, porque nuestro Dios es un Dios que nunca llega tarde, que no te ha olvidado, que te sostiene en la palma de Su mano poderosa y que hará contigo conforme a Su Palabra, porque Él no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. La gloria sea solo para Cristo Jesús.

La Promesa
Por ello, el mensaje que queremos compartir hoy es acerca de la promesa poderosa que hizo Jesús en este versículo, mientras se encontraba dando uno de Sus discursos más famosos y poderosos en el Monte de las Bienaventuranzas, allá en la Galilea, hace casi dos mil años atrás. Esta promesa es una de las verdades espirituales más poderosas que contiene la Biblia. ¿Qué fue lo que quiso decir el Señor Jesucristo con este versículo a los miles de seguidores y curiosos que estaban rodeándolo en aquel día y a todas las generaciones que han nacido a lo largo de todos los años venideros?

Para empezar, vamos en primer lugar a identificar la promesa contenida en este versículo; pero al leerlo podemos notar que contiene además, una orden previa condicionante: “Buscad primeramente”; un objetivo concreto y claro: “el reino de Dios”; una condición que activa la promesa: “Su Justicia”; y una promesa segura: “Todas estas cosas os serán añadidas”. Cuando clamamos a Dios, sabemos que la provisión llegará, que la sanación arribará, que la paz para nuestros corazones nos cubrirá aun en medio de las tragedias y tribulaciones.
Pero, ¿Qué es lo que activa la provisión de Dios como respuesta a nuestras oraciones para proveernos de todo lo necesario, si aun viviendo vidas santas no somos merecedores ni siquiera del aire que respiramos? Pues la justicia del reino, hermanos, la justicia del Dios viviente es la que abre las ventanas de los cielos para derramar las lluvias tempranas y tardías.

Definición de Justicia
Para llegar a esta definición, primero quiero compartir lo que dice la ciencia humana
acerca de la justicia, y leemos en el Diccionario de la RAL que dice: «es un conjunto de valores esenciales sobre los cuales debe basarse una sociedad y el Estado, estos valores son: el respeto, la equidad, la igualdad y la libertad.» Esos valores a los que se refiere la definición son los principios morales de cada persona, quien decide vivir dando a cada quien lo que le corresponde o pertenece.

Ahora, en el mismo diccionario leemos la definición de la justicia divina, la justicia de Dios, y dice que es «la justicia llevada a cabo por Dios, quien tiene el poder de ejercer la justicia divina ya que él puede castigar o premiar al hombre de acuerdo a sus merecimientos.» Si acudimos entonces a los orígenes de esta palabra en el hebreo, encontramos que justicia en este idioma se conoce como ‘Mishpat’, y se refiere a las obras de justicia necesarias para la salvación (desde la perspectiva hebrea), que unida al significado de otra palabra hebrea ‘Tsedaqá’, nos revela entonces que es la provisión de Dios a los necesitados de acuerdo a Su poder. Así lo podemos leer en el Libro de Tehilim (Salmos) 145:16 «Tú, Dios abres Tus manos para satisfacer las necesidades de toda criatura de acuerdo a Tu voluntad.»

Nuestro Abogado
En este punto entonces podríamos decir que para recibir la provisión para mis necesidades, debo clamar a Dios por Su justicia. Esto me trae a la mente una ocasión cuando íbamos al médico con mi esposa y una turista chocó su carro contra nuestro; hubo ciertas complicaciones médicas que incluyeron una cirugía; aparte de eso, nuestro auto se destruyó por completo. A pesar de todo aquello, el seguro de la persona que nos chocó no quiso reconocer los daños. Así que tuve que contratar a un abogado, y con él fuimos a la corte en busca de justicia. Se instaló la demanda y procedió el juicio en la sala de la corte, donde participan el juez, el jurado, el abogado acusador, el abogado defensor, alguaciles, testigos, curiosos, médicos, terapistas, e incluso periodistas. Tras tres meses, el casó terminó con la victoria para nuestra causa, el juez determinó sentencia y fuimos hecho justicia, nos dieron una “indemnización” para cubrir todos los daños y perjuicios.

Cuando en nuestra vida sufrimos el ataque del saltón, la oruga, el revoltón y la langosta, Dios nos promete restituirnos los años robados, como escribe el profeta Joel (2:25), y enviarnos sobre nosotros «la lluvia temprana y tardía como al principio, para que las eras se llenen de trigo, y los lagares rebosen de vino y aceite.» Si Jesús nos mandó a buscar justicia antes que nada, es porque hemos sido perjudicados, el mal llegó a nuestras vidas y ha robado lo que el Señor nos dio por heredad. Pero necesitamos acudir a los tribunales de Dios en busca de justicia y encontrar un abogado que nos represente. La Biblia dice en 1 Juan 2:1 que «abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.» Él será quien nos defienda de los ataques del príncipe de toda mentira que ha venido a robar, destruir y matar. Cristo será quien nos haga devolver todo aquello que nos ha sido arrebatado por causa del pecado.

Según el Dr. Justo González, «la justicia es un atributo de Dios que ha de reflejarse en toda la creación.» (Manual Diccionario Teológico, pág.160), Y esto porque esa es la escencia de Dios, ser justo, y en Su justicia, proveer para todos aquellos que le buscan, que buscan Su reino, que honran Su Palabra y creen en Sus promesas.

Conclusión
«Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.» palabras expresadas por Jesús en aquel monte hace casi dos mil años y que todavía tienen poder que se renueva en cada oración de suplica, en cada clamor por ayuda, cuando oramos, cuando leemos la Palabra, cuando servimos en el reino, cuando damos nuestros diezmos; en otras palabras, cada vez que honramos al Señor con nuestra vida, hemos encontrado al reino de Dios, y la justicia nos será hecha a través de recibir todas las añadiduras: sean ésta salud, alimento, vestido, sabiduría, protección, fortaleza, amor, sanidad, dones, talentos, sueños, familia, hijos, prosperidad, etc., etc., provisión que abunde y alcance para nosotros y para los nuestros, con medida buena, remecida y justa, y que sobreabunde para bendecir a otros que necesiten.

Cuando llevamos una vida de santidad, hemos encontrado al reino de Dios; y Jesucristo, el Justo de los justos, intercederá por nosotros ante el Padre Eterno, el Juez de jueces, quien entonces nos restituirá con la medida justa de Su misericordia eterna. Amén. (cfjg)

La gloria es solo de Cristo Jesús.

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