Nuestro Pan Diario
17 Octubre 2014
Lectura Diaria para hoy, Viernes 17: “De espía
a vigía”
(Randy Kilgore)
LEA: Jonás 1:1–2:2
«… Invoqué en mi angustia al Señor, y él me
oyó…» Jonás 2:2
Biblia en un año: Isaías 50–52; 1
Tesalonicenses 5
Cuando nuestra hija era demasiado pequeña para
gatear o caminar, inventó una manera de esconderse de la gente cuando deseaba
estar sola o hacer lo que quería. Simplemente, cerraba los ojos. Pensaba que,
si ella no veía a nadie, tampoco podían verla. Usaba esta táctica cuando
alguien desconocido trataba de saludarla en el automóvil, sentada en su silla
alta en casa cuando no le gustaba la comida, e incluso al oírnos decir que era
hora de ir a dormir.
Jonás tuvo una estrategia más madura para
esconderse, pero el resultado no fue mejor que el de nuestra hija. Cuando Dios
le dijo que hiciera algo que él no quería, huyó en la dirección opuesta. No
obstante, pronto descubrió que no había dónde esconderse del Señor. Las
Escrituras están repletas de historias en las que Dios encuentra personas que
no querían ser halladas (Éxodo 2:11–3:6; 1 Reyes 19:1-7; Hechos 9:1-19).
Tal vez has estado tratando de esconderte de
Dios o piensas que Él no puede verte. Por favor, ten presente esto: si el Señor
ve y oye la oración de un profeta rebelde en el vientre de un gran pez, también
te ve y te oye a ti dondequiera que estés y al margen de lo que hayas hecho.
Pero no hay nada que temer, ya que esto es, en
verdad, un gran consuelo. ¡El Señor está siempre presente y atento a tus
necesidades!
No hay que temer a los problemas, porque los
ojos del Señor están sobre nosotros.
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