Lectura Diaria para hoy, Jueves 28:
“Ejemplo de humildad”
(Bill Crowder)
Lea: Juan 13:1-11
«… Dios resiste a los soberbios, y da
gracia a los humildes.» Santiago 4:6
Biblia en un año: Salmos 123–125; 1
Corintios 10:1-18
Durante la época de Semana Santa, mi
esposa y yo asistimos a una reunión en una iglesia donde los participantes
procuraban representar los sucesos que Jesús y sus discípulos experimentaron la
noche antes de que Él fuera crucificado. Como parte de la reunión, los miembros
del personal de la iglesia les lavaron los pies a algunos de los colaboradores
voluntarios de la congregación. Mientras miraba, me preguntaba qué expresa más
humildad en nuestra época: ¿lavar los pies de otra persona o que alguien lave
los nuestros? Tanto unos como otros, los que estaban sirviendo y los servidos,
mostraban distintos aspectos de la humildad.
Cuando Jesús y sus discípulos se
reunieron para la última cena (Juan 13:1-20), el Señor, en un servicio humilde,
les lavó los pies a sus seguidores. Pero Simón Pedro se resistió, diciendo: «No
me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás
parte conmigo» (13:8). Lavar los pies no era un simple ritual. También puede
verse como una ilustración de nuestra necesidad de ser limpiados por Cristo;
una limpieza que nunca se llevará a cabo si no estamos dispuestos a ser
humildes delante del Salvador.
Santiago escribió: «Dios resiste a los
soberbios, y da gracia a los humildes» (Santiago 4:6). Recibimos la gracia de
Dios cuando reconocemos su grandeza, ya que Él se humilló a sí mismo en la cruz
(Filipenses 2:5-11).
La posición más poderosa en la Tierra es
arrodillarse ante el Señor del universo.
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