"¿Quién te está mirando?"

Nuestro Pan Diario
“¿Quién te está mirando?”
(Por Dave Branon )
Leer: Salmo 34:15-22 
« Los ojos del Señor están sobre los justos…» Salmo 34:15

La Biblia en un año: Romanos 8:1-21

Dondequiera que vayan los atletas que participan en los Juegos Olímpicos 2016 en Río de Janeiro, podrán ver a Jesús. Sobre el Corcovado, un monte de casi 700 metros de altura en esta ciudad brasileña, se eleva una estatua de unos 30 metros de altura, llamada Cristo Redentor. Con los brazos extendidos, esta enorme figura se ve de día y de noche desde casi toda la vasta metrópolis.

Por más alentadora que sea esta escultura de cemento y esteatita para todos los que miren hacia arriba y la vean, mucho más reconfortante es que el Jesús vivo y verdadero nos ve a nosotros. En el Salmo 34, David lo explica así: «Los ojos del Señor están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos» (v. 15). Además, señaló que, cuando los justos claman a Él por ayuda, «el Señor oye, y los libra de todas sus angustias. Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu» (vv. 17-18).

Pero ¿quiénes son los justos? Los que colocan su fe en Jesucristo, Aquel que es nuestra justificación (1 Corintios 1:30). Dios vigila nuestra vida y escucha el clamor de quienes confiamos en Él. El Señor está cerca para ayudarnos en los momentos que más lo necesitamos.

Los ojos de Jesús están puestos sobre ti. El Señor siempre nos mantiene a la vista.

Señor, guíame por tu Palabra y tu Espíritu en el camino correcto.
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"Oración insensata"

Miércoles 3 de Agosto, 2016.

Nuestro Pan Diario
“Oración insensata”
(Por Julie Ackerman Link)

Leer: Josué 1:1-9
«… como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.» Josué 1:5

La Biblia en un año: Romanos 6

A veces, mis oraciones me dan vergüenza. Con mucha frecuencia, me oigo decir frases conocidas que se asemejan más a rellenos sin sentido que a una interacción íntima y significativa. Una frase que me hace enojar y que me parece que puede ofender a Dios es: «Señor, quédate conmigo», cuando en las Escrituras, Él ya prometió que nunca nos abandonará.

Dios le hizo esa promesa a Josué justo antes de que guiara a los israelitas para entrar en la tierra prometida (Josué 1:5). Posteriormente, el autor de Hebreos reclamó esta promesa para todos los creyentes: «… No te desampararé, ni te dejaré» (13:5). En ambos casos, el contexto indica que la presencia de Dios tiene que ver con darnos el poder para hacer Su voluntad y no la nuestra, ya que esta última es, por lo general, la que tengo en mente en mis oraciones.

Quizá una mejor plegaria sería algo así: «Señor, gracias por tu Espíritu Santo que mora en mí, que está dispuesto a dirigirme por el camino que tú quieres que vaya y que puede hacerlo. Que yo no te lleve donde tú no desees ir. Que no te reclute para hacer mi voluntad, sino que me someta humildemente a ti para hacer la tuya».

Cuando hagamos la voluntad de Dios, Él estará con nosotros aunque no se lo pidamos. Si no estamos cumpliéndola, debemos pedirle perdón, cambiar de dirección y seguirlo.

Que no seamos inconscientes al orar, sino conscientes de la voluntad de Dios.

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Lo Mejor está por Venir


📖🖊  Lo Mejor está por Venir
Nuestro Pan Diario para Hoy, Lunes 1 de Agosto, 2016.
Por: JB
Edición: CF Jara

Leer: Deuteronomio 34:1-12
«El eterno Dios es tu refugio, y acá abajo los brazos eternos…» (Deuteronomio 33:27)

TODO TIEMPO PASADO
Querido hermano, ¿ha oído la frase "todo tiempo pasado fue mejor"? Estoy seguro que sí. Y si comparamos los tiempos de antes con los actuales, parecería que esta afirmación es una verdad absoluta. En la parte individual, recordamos cosas como la música que acompañó nuestra juventud, el primer amor, la moda, los amigos, la vida del colegio, los paseos, las aventuras, las novias, los novios, etc., etc.

En cuanto a la parte social, uno de los tópicos que se extraña del ayer es la tranquilidad de la vida en comunidad. Treinta o cuarenta años atrás podíamos caminar hasta altas horas de la noche; los niños iban y venían solos de sus escuelas y colegios; las casas no tenían muros alrededor y si había, eran bajos; y hasta los veranos eran veranos y los inviernos, inviernos.

Los hombres eran hombres, las mujeres, mujeres; los matrimonios se celebraban entre un hombre y una mujer; los hogares eran formados por papá, mamá e hijos; los hijos respetaban a sus padres y la mujer respetaba a su esposo. Los políticos y presidentes trabajaban por el bien de la población, no había enfermedades catastróficas ni se veían a personas drogadas petrificadas por la droga en las calles. Se respetaba a la policía y la policía respetaba a la población. Los periódicos no mentían y los abuelos y ancianos eran amados y respetados y la gente iba a la iglesia que quería sin que nadie le cuestionara su fe, entre tantas y tantas cosas.

Pero la idiosincracia del hombre es que cuando somos jóvenes queremos crecer rápido para ser adultos. Y, cuando ya lo somos, anhelamos el pasado queriendo volver a ser jóvenes.

LA "TRISTE" REALIDAD ACTUAL
La frase "todo tiempo pasado fue mejor" suena bonito, sin embargo, termina creando en nosotros una nostalgia que en un punto se vuelve negativa en nuestra vida porque empezamos a añorar muchas cosas del pasado. Todos aquellos recuerdos se desvanecen como el humo cuando nos miramos a un espejo y notamos las nuevas arrugas y canas, el avance de la calvicie, el sobrepeso, las enfermedades, etc. 

Además, parecería que la vida solitaria gana terreno cada día. La psicología sostiene que, si una persona vive "ensimismada" en el pasado, desarrolla un pensamiento de amargura resultante de la negativa a aceptar que esa realidad no existe más. Y en la parte espiritual, las persona que añora el pasado se priva de disfrutar las bendiciones que Dios pone cada día en su vida, por lo que, aparte de amargada, se vuelve malagradecida.

En cuanto a la realidad social, las personas hoy en día corren el peligro en muchas ciudades del mundo de ser asaltados o asesinados; los niños no pueden andar solos porque los depravados y criminales pululan por todas partes. Las casas necesitan de altos muros coronados con alambres electrificados, puertas y ventanas cubiertas de hierro, cámaras en todas las esquinas, alarmas internas y externas, guardias de seguridad, perros entrenados y hasta armas de corto o largo alcance. Todo para defender no solo la vida sino la propiedad de los ocupantes.

Esto en los barrios de los "pudientes." Mas en los barrios populares y en los arrabales, la situación es aún más crítica. Allí, el desempleo provoca el vicio, éste la maldad, y ésta el declive social que se ha multiplicado a grados nunca antes vistos. Al final del día, la gente pobre y los desempleados, al igual que los pudientes, tienen hambre. Los unos podrán saciarse, mientras que los otros buscarán sobrevivir de alguna manera, aunque sea ilegal o injusta, pues el hambre no discrimina. Entonces la violencia social aumenta por todas partes, el miedo se apodera de la sociedad y todos se vuelven enemigos de todos. Parecería que el plan de Satanás ha triunfado.

LAS BENDICIONES POR SER OBEDIENTES
Moisés vivió hasta los 120 años y quizá analizando su vida podamos comprender la nuestra. Durante su juventud y hasta los 40 años de edad, vivió en la comodidad y los lujos del palacio del Faraón. Por un incidente que parecería desafortunado, tuvo que huir y refugiarse a vivir en el desierto con solo un rebaño de ovejas y chivos como sus únicos amigos y compañeros de soledad por los próximos 40 años. Entonces, un nuevo incidente, todavía más desafortunado que los anteriores, le volvió a cambiar la vida.

Esta vez, DIOS en persona le entregaba una misión monumental: sacar al pueblo de Israel de Egipto. Me imagino el día en que Moisés se levantó para empezar la misión. Él sabía que tenía 80 años, que su cabello estaba canoso, sentía su cuerpo adolorido por los achaques, y para rematar, sabía que era !!!...tartamudo!!! Sin embargo, Moisés fue testigo de muchas maravillas que hizo Dios a su favor a lo largo de otros largos cuarenta años hasta su muerte. El Señor pagó con creces el sacrificio del "anciano" Moisés cuando bajó Êl mismo de los cielos para llevarse el cuerpo inerte de Su siervo a la eternidad.

Moisés obedeció a Dios y a pesar de sus 80 años fue y confrontó a Faraón. Y por ello fue testigo de cómo el Señor liberó a Su pueblo de la esclavitud (Éxodo 3–13). Moisés presenció en primera fila cómo el imponente Mar Rojo se partió en dos para que los Hebreos pasaran por allí, y luego de que todos habían cruzado, vió cómo el mar se cerró de nuevo y se llevó para siempre al poderoso ejército egipcio. El anciano Moisés vio cuando el maná descendió del cielo, a él no le contaron ni lo leyó en las Sagradas Escrituras. Y como si todo esto fuera poco, Dios habló con Moisés «cara a cara» y Moisés vio el rostro del Señor (14:21; 16:4; 33:11).

EN EL HUECO DE SU MANO
Ahora, ningún pasaje bíblico relata que Moisés añoraba su vida de juventud o la tranquilidad de la vida en el desierto, sino que vivió su ancianidad expectante, mirando cada día al futuro para ver cómo haría Dios para liberar a Su pueblo (Hebreos 11:24-27). Cuarenta años más tarde, Israel había llegado a los umbrales de la tierra prometida y Moisés había cumplido 120 años. En lugar de sentirse cansado o derrotado, el profeta entendía que su vida con Dios estaba solo empezando y que nunca dejaría de ver la grandeza y el amor del Señor.

Dios ayudó a Moisés en todos sus días y le proveyó de todo lo que necesitó. El Señor guardó a Moisés de todo peligro toda su vida, desde su nacimiento, cuando hizo que lo rescataran del río Nilo; en su juventud, cuando no dejó que cayera preso de los egipcios; en su adultez, cuando vivió solitario en la hostilidad del desierto; y en su ancianidad, cuando sufrió la ingratitud e incomprensión de aquellos a quienes había liberado. Dios guardó al profeta en el hueco de Su mano desde su nacimiento y durante los 120 años de vida hasta que dió su último suspiro.

Moisés escribió que «al margen de nuestra edad, el eterno Dios es nuestro refugio, y acá abajo los brazos eternos.» (Deuteronomio 33:27) No importa la edad, las circunstancias de nuestra vida presente o pasada, lo importante es que Dios tiene guardado nuestro futuro en el hueco de Su mano santa.

Si en nuestra adultez y ancianidad caminamos en obediencia sirviendo a Dios, el Señor nos dará fielmente Su gozo cada día. No importará cuán bella y feliz fue nuestra vida de juventud, ni cuántos triunfos profesionales logramos, pero tampoco el dolor, sufrimiento, soledad, tragedias o fracasos. Cuando caminamos en obediencia con Dios ¡lo mejor está por venir! porque lo mejor no está en esta vida sino en la vida eterna que Jesucristo ha preparado para Sus hijos. !Aleluya!

Dios le bendiga.
Μαρανάθα, Ιησούς έρχεται σύντομα
Maranatha, sí Señor Jesús, ven pronto


ORACIÓN
«Señor Dios Todopoderoso, te alabo por todo lo que hiciste en mi vida en el pasado, tanto en mi infancia como en mi juventud y en mi adultez. Hubo experiencias hermosas, pero también dolorosas, y muchas veces me sentí solo, abandonado por todos incluso por Ti. Pero Tû viniste Señor, en cada ocasión que la tristeza me agobiaba, y como poderoso gigante luchaste por mí y me entregaste la victoria. Ahora que empiezo la ancianidad, te pido mi Señor que me ayudes a serte obediente. Te ruego por mí, por mi esposa y por mis hijos, para que nos bendigas y nos guardes en el hueco de Tu mano santa hasta cuando te plazca darnos la vida; que en nuestra mesa siempre haya comida caliente; que la salud no nos abandone; que nuestra fortaleza venga de Ti y que Tu sabiduría llene nuestra alma. Te lo pido humildemente en el nombre bendito de Tu Hijo amado Yeshûa HaMashiaj, amén y amén.»

התהילה היא רק של ישוע המשיח
La gloria es solo de Cristo Jesûs.


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"Dar gracias"

La Ventana del Alma.

"Dar gracias"
Por: CF Jara.

«¿Qué sería de la vida si no nos faltara nada, si ningún conocimiento, ciencia o descubrimiento no nos fuera desconocido; si no tuviéramos momentos difíciles, oportunidades de mejorar, desafíos; si no cometiéramos errores; si no nos cansaríamos?. Creo que una vida asi, simplemente no sería vida.

No siempre damos gracias por las bendiciones, las cosas buenas, las alegrías; peor aún por los momentos difíciles. Pero en nuestras manos y solo en ellas está el poder de convertir las dificultades en grandes bendiciones.

Y para ello necesitamos dar gracias en medio de las tempestades que amenazan con acabar con nosotros, precisamente ahí debemos abrir nuestra boca y dar gracias al Dios de la creación por Su misericordia y por esos momentos difíciles. Enseguida vendrá la calma y el sol brillará en el horizonte; entonces sabremos que vencimos una vez más.

Con Cristo Jesús a nuestro lado somos más que vencedores, por eso, demos gracias al Altísimo, en todo tiempo y en todo lugar.» (lgesdJC)

DIOS te bendiga.

http://tunein.com/radio/Radio-web-El-Rey-Jes%C3%BAs-s244251/

"Ama a tu prójimo"

Viernes 29 de Julio, 2016.

Nuestro Pan Diario
“Ama a tu prójimo”
(Por Mart De Haan)

Leer: Romanos 13:8-11
«Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Gálatas 5:14

La Biblia en un año: Romanos 1

Se cuenta que un antropólogo estaba terminando varios meses de investigación en una pequeña aldea. Mientras esperaba un transporte hacia el aeropuerto para volver a su casa, decidió organizar un juego para unos niños: tenían que correr hasta una cesta con frutas y dulces que estaba cerca de un árbol. Pero, cuando dio la orden de empezar a correr, todos se quedaron parados. Luego, se tomaron de las manos y corrieron todos juntos hacia aquel árbol.

Cuando les preguntó por qué prefirieron correr en grupo hacia el premio en lugar de ir por separado, una niña respondió: «¿Cómo podría uno solo estar feliz cuando todos los demás están tristes?». Como esos niños se interesaban unos por otros, querían compartir todos juntos la cesta de frutas y dulces.

Después de estudiar durante años la ley de Moisés, el apóstol Pablo descubrió que todos los mandamientos de Dios se resumen en uno solo: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Gálatas 5:14; ver también Romanos 13:9).

En Cristo, Pablo no solo vio la razón de animarnos, consolarnos y cuidarnos mutuamente, sino también la fuente de poder espiritual para hacerlo. Dado que el Señor nos cuida, nosotros nos cuidamos los unos a los otros. Mostramos nuestro amor a Dios cuando nos amamos unos a otros

Señor, abre nuestros ojos a las necesidades de los demás y ayúdanos a suplirlas.

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Cuídales que te Cuidaré


📖🖊  Cuídales que te Cuidaré
Devocional para hoy, Viernes 29 Julio, 2016.
Por: CF Jara.

Leer Juan 21
«Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Êl le dijo: Apacienta mis corderos.» (Juan 21:15)

CONTEXTO
Mientras me hundía en el mundo de oscuridad y pecado, en la iglesia católica donde asistía, escuché varias veces a los oficiantes de turno que citaban una frase que aseguraban estaba en la Biblia:
-"Dios dice: cuídate que te cuidaré."

Sin embargo, algunos años después, y luego de haber sido salvado y redimido por Cristo Jesûs y haber empezado a leer y estudiar la Biblia cada día, no pude encontrar esta frase en ningún lugar del Libro de Dios. Pero lo que sí aprendí fue que, pensar que el Todopoderoso nos cuidará siempre y cuando nosotros nos cuidemos primero, contradice todo lo que la Biblia enseña. Dios, por Su infinito e incondicional amor por toda Su creación, cuidará de nosotros siempre y donde quiera que estemos, no importa qué.

Por ejemplo, durante todos los años que viví en el lodo del pecado, nunca el sol dejó de salir para mí, ni el aire me fue quitado, ni la esperanza que habitaba en algún lugar de mi alma desapareció. Y nada de eso pasó por mis fuerzas, o por mi sabiduría, o por el dinero que pude tener, NADA. Todo lo bueno que pasa en la vida de los seres humanos, sucede porque Dios así lo quiere, por Su inmenso amor por nosotros, aunque no lo merezcamos.

Por lo tanto, el “cuídate que te cuidaré” es solo una frase inventada por alguien. Gracias al Señor por ello.

EL MENSAJE
Esta mañana, mientras leía el devocional en Juan 21:15-17, pensé que, si pudo haber habido una frase dicha por Dios parecida al "cuídate que te cuidaré," dicha frase sería «cuídales que te cuidaré,» como el mandato que el divino Maestro dejó para Pedro. En estos versículos, Jesucristo le pregunta tres veces a Pedro si lo ama, y el discípulo le contesta las tres veces que sí. 

El contexto de esta hermosa historia se da varios días después de que Jesucristo había abandonado el sepulcro luego de resucitar. Recordar que los discípulos sólo habían visto la tumba vacía y el sudario del Maestro cuidadosamente doblado sobre el lecho de piedra donde habían recostado Su cuerpo inerte. La persecución contra los seguidores de Jesûs se desató por lo que el miedo se apoderó de ellos. Entonces Pedro junto con Juan y un grupo de ellos, regresaron a la Galilea a retomar su antigua profesión de pescadores. 

Habían estado pescando toda la noche y amanecía cuando las luces del alba les permitió ver a un hombre que caminaba por la orilla mientras levantaba los brazos y les decía que salieran del agua y se acercaran, porque les había preparado desayuno. Entonces, Pedro se miró con Juan porque el recuerdo de un evento parecido que les sucedió tres años atrás les cruzó el cerebro como un rayo. ¿Será aquel el Maestro? se preguntaron sin decirse ni una palabra solo mirándose a los ojos. 

Y Juan no pudo más y despojándose de la camisa, se tiró al agua y nadó hasta llegar a la orilla donde se abrazó con Jesûs. Entonces Pedro se tiró al agua con ropa y todo y así mismo, nadó hasta llegar a la orilla donde abrazó al Señor.

El resto de los discípulos llegaron y entre todos, sentados alrededor de la hoguera y en medio de un gozo único, disfrutaban del pescado y las tortillas que Jesûs les había preparado. Pero Pedro se había apartado y silencioso comía, hasta que el Señor se le acercó. Pedro temía que Jesûs le reclamase por haberle negado por tres veces la noche que fue arrestado y torturado. De hecho, Pedro no tenía paz desde aquella noche, no podía dormir y muchas veces se encontraba sollozando por haberle fallado a su amado Rabí.

Y Jesûs no le increpó nada, pero sabía del dolor y sufrimiento que Su discípulo padecía. Entonces le preguntó, 
-"Pedro, ¿me amas?" 
a lo que él le contestó, 
-"Si, Señor, te amo." 
Entonces el Señor le dijo, 
-"Apacienta mis ovejas."

Y ante el silencio de Pedro que no entendía la respuesta, Jesûs le hizo la misma pregunta por dos ocasiones más, y Pedro respondió la misma respuesta en las dos ocasiones hasta que en la tercera ya entendió el mensaje del Señor:

"Olvida lo que has hecho porque ya está perdonado. Ahora, procura dar testimonio de mi a todos aquellos que estén a tu lado pero también a aquellos que no conoces."

Jesucristo no tomó en cuenta las tres veces que el apóstol negó Su nombre, sino que, en base al amor que Pedro confesó por el Señor en este pasaje, le encomendó el rebaño de los creyentes que estaba naciendo, la grey de los Jesucristianos, los seguidores del Hijo de Dios, el ejército de redimidos por el sacrificio de Jesûs en la cruz que se convertirían en la sal de la tierra y la luz del mundo.

Amados hermanos, hermanas, todos nuestros pecados ya fueron perdonados en la cruz, por ello, el mandato de Jesûs a Pedro “CUIDALES QUE TE CUIDARÉ” debe retumbar en nuestros corazones y mentes para cuidar de los nuestros, pero también de los que no conocemos, a través de predicarles el mensaje de perdón y amor de Jesûs, para que se arrepientan de sus pecados y entreguen sus vidas al Único que puede perdonarnos y llevarnos a vivir con Êl en la vida eterna. 

Si hacemos eso, si compartimos el testimonio de Jesûs a aquellos que sufren y lloran porque andan en la oscuridad por causa de una vida de pecado y desesperanza; o a aquellos que sufren y lloran los dolores de las tragedias de la vida; o a aquellos que tienen el alma desgarrada por causa de la maldad de otros, entonces Dios, no solo cuidará de nosotros sino que tocará la vida de aquellos y la transformará para bien, y para siempre. !!Gloria a Dios!!

Dios le bendiga.
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ORACIÓN
«Señor, gracias por enseñarme que yo no debo preocuparme por mí pues Tû me cuidarás y me proveerás de todo lo que necesito. Gracias por mostrarme que si Tû me redimiste, fue para que ayude a otros a encontrar la luz de Cristo. Ayúdame Señor a cuidar a quienes me has encargado, pero también a aquellos que se crucen por mi caminar diario. Que tenga la suficiente valentía para hablarles de Ti, y de advertirles que, si no se arrepienten, no tendrán lugar en el reino milenial que Tû preparaste para aquellos que te hemos entregado nuestro corazón. Te lo pido humildemente en el nombre de Tu Hijo amado, Yeshûa HaMashiaj.»

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"Vulnerabilidad manifiesta"

Miércoles 27 de Julio, 2016.

Nuestro Pan Diario
“Vulnerabilidad Manifiesta”
(Por Cindy Hess Kasper)

Leer: Efesios 4:2-6
«… soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor.» Efesios 4:2

La Biblia en un año: Hechos 27:27-44

Cuando me animé a salir varias semanas después de una cirugía de hombro, tenía miedo. Me sentía cómoda con el cabestrillo, pero el cirujano y el fisioterapeuta me habían dicho que dejara de usarlo. Entonces, vi esta frase: «A partir de aquí, solo se usarán cabestrillos como una señal visible de vulnerabilidad en un entorno incontrolable».

¡Justo lo que necesitaba! Temía encontrarme con alguien que me abrazara como un oso o que no supiera de mi operación y me golpeara accidentalmente. Me escondía detrás de mi endeble cabestrillo celeste porque temía que me lastimaran.

Ser vulnerables puede dar miedo. Queremos ser amados y aceptados por lo que somos, pero tememos que, si nos conocen realmente, nos rechacen y salgamos lastimados. ¿Y si descubrieran que no somos tan inteligentes… tan amables… tan buenos?

Como miembros de la familia de Dios, tenemos la responsabilidad de ayudarnos unos a otros a crecer en la fe: «animaos unos a otros, y edificaos unos a otros» (1 Tesalonicenses 5:11), «soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor» (Efesios 4:2).

Si somos sinceros y vulnerables, quizá descubramos que todos luchamos contra las tentaciones o para aprender a vivir en obediencia. Pero, sobre todo, compartiremos la gracia del don de Dios en nuestra vida. Ser sinceros respecto a nuestras luchas permite que nos ayudemos mutuamente.

Señor, ayúdame a ser sincero.

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"Libre de temor"

Lunes 25 de Julio, 2016.
Nuestro Pan Diario
“Libre de temor”
(Por Keila Ochoa )

Leer: Salmo 34:1-10
«Busqué al Señor, y él me oyó, y me libró de todos mis temores. Salmo 34:4

La Biblia en un año: Hechos 24

El miedo me invade sin pedirme permiso. Crea una imagen de impotencia y desesperanza, y me roba la paz y la concentración. ¿A qué le temo? Me preocupa la seguridad y la salud de mi familia y seres queridos. Me aterra la pérdida del trabajo o las relaciones rotas. El miedo me lleva a mirarme a mí misma y revela un corazón al que, a veces, le cuesta confiar.

Ante estos temores y preocupaciones, ¡qué bueno es leer la oración de David en el Salmo 34!: «Busqué al Señor, y él me oyó, y me libró de todos mis temores» (v. 4). ¿Cómo nos libra? Cuando lo miramos y confiamos en que tiene el control de todo, nuestros miedos se desvanecen (v. 5). Luego, David menciona una clase diferente de temor, que no paraliza, sino que infunde un profundo respeto y asombro ante Aquel que nos rodea y nos libra (v. 7). Podemos refugiarnos en el Señor porque Él es bueno (v. 8).

Así cambia nuestra perspectiva del temor. Al recordar quién es Dios y cuánto nos ama, podemos relajarnos en su paz. «Nada falta a los que le temen» (v. 9), concluye David. ¡Qué maravilloso es descubrir que, en el temor del Señor, podemos ser librados de nuestros temores! Pídele a Dios que te libere de tus temores.

Señor, hoy pongo mis temores y preocupaciones en tus manos. Dame tu paz a medida que enfrente cada día.

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"Solo obedece"

Viernes 22 de Julio, 2016.

Nuestro Pan Diario
“Sólo obedece”
(Por: Randy Kilgore )

Leer: Jonás 4
«Y el Señor le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto?» Jonás 4:4

La Biblia en un año: Hechos 23:1-15

La primera vez que mi esposa y yo colaboramos en un proyecto literario, se volvió dolorosamente evidente que los retrasos serían un obstáculo importante. Su función era editar mi trabajo y mantenerme dentro los plazos, y el mío parecía ser sacarla de quicio. Casi siempre, su capacidad organizativa y su paciencia superaban mi oposición a las indicaciones y las fechas de entrega.

Un día, prometí tener determinada cantidad de material listo para la noche. Durante una hora, trabajé con diligencia. Luego, decidí tomar un descanso. Cuando me di cuenta, no tenía más tiempo. Seguro de que tendría problemas, pensé en alguna salida. Entonces, hice un par de tareas domésticas que a mi esposa no le agradan y que siempre me retribuye con un elogio.
Mi plan fracasó…

A veces, hago lo mismo con Dios. Él coloca personas en mi camino a quienes desea que sirva o tareas que quiere que haga. Como Jonás, que fue por otro camino cuando el Señor le asignó una tarea (Jonás 4:2), debo dejar de lado mis sentimientos. A menudo, trato de impresionarlo con buenas acciones o actividades espirituales cuando lo que Él quiere es que le obedezca. Inevitablemente, mi plan fracasa.

¿Estás evadiendo instrucciones que Dios te muestra claramente? Créeme: la satisfacción verdadera está en cumplirlos con su poder y a su manera. A Dios le complace la obediencia.

Señor, que no me distraiga de obedecerte.

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