Nuestro Pan Diario
“Arrullo consolador”
(Por: KH)
Versículos para hoy: Isaías 66:12-16
«Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros…» Isaías 66:13
Guía para leer la Biblia en un año, lectura para hoy: Lucas 1:57-80
Mi amiga me confió el privilegio de sostener a su preciosa hija de cuatro días de edad. Poco después de tomarla en mis brazos, la bebé empezó a protestar. La abracé un poco más, puse suavemente mi mejilla contra su cabeza, y empecé a hamacarla y a tararearle con delicadeza para calmarla. A pesar de mis denodados esfuerzos y mis más de quince años de criar hijos, no lo logré. Se ponía cada vez peor, hasta que volví a colocarla en el hueco arrullador del brazo de su mamá. La paz la envolvió casi de inmediato; dejó de llorar y su cuerpecito recién nacido se relajó en la seguridad en la que ya confiaba. Mi amiga sabía exactamente cómo sostener y palmear a su hijita para aliviar su malestar.
Dios consuela a sus hijos como lo hace una madre: mostrando ternura, confiabilidad y diligencia al esforzarse para calmar a su bebé. Cuando estamos cansados o decepcionados, el Señor nos arrulla cariñosamente en sus brazos.
Como nuestro Padre y Creador, nos conoce íntimamente. Por eso, podemos decir con el profeta: «¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti; a todos los que concentran en ti sus pensamientos!» (Isaías 26:3 NTV).
Cuando los problemas nos agobien, el consuelo está en saber que Él nos protege y lucha por nosotros, sus hijos, como un padre amoroso, y el consuelo de Dios nos calma por completo.
Oración: Señor mi Dios, gracias te quiero dar porque siempre que te necesito, te encuentro a mi lado, Tú nunca me abandonas. Cuando te clamo en medio de mis tribulaciones, Tú me abrazas fuerte y reconfortas mi alma, renuevas mis fuerzas y me llenas de paz y gozo. Gracias por Tu fidelidad, por Tu amor inmensurable y por todas las bendiciones que diariamente derramas sobre mi vida, en el nombre de tu Hijo amado Jesucristo, amén. -CF Jara-
La gloria es solo de Cristo Jesús.
DIOS te bendiga.
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Mi amiga me confió el privilegio de sostener a su preciosa hija de cuatro días de edad. Poco después de tomarla en mis brazos, la bebé empezó a protestar. La abracé un poco más, puse suavemente mi mejilla contra su cabeza, y empecé a hamacarla y a tararearle con delicadeza para calmarla. A pesar de mis denodados esfuerzos y mis más de quince años de criar hijos, no lo logré. Se ponía cada vez peor, hasta que volví a colocarla en el hueco arrullador del brazo de su mamá. La paz la envolvió casi de inmediato; dejó de llorar y su cuerpecito recién nacido se relajó en la seguridad en la que ya confiaba. Mi amiga sabía exactamente cómo sostener y palmear a su hijita para aliviar su malestar.
Dios consuela a sus hijos como lo hace una madre: mostrando ternura, confiabilidad y diligencia al esforzarse para calmar a su bebé. Cuando estamos cansados o decepcionados, el Señor nos arrulla cariñosamente en sus brazos.
Como nuestro Padre y Creador, nos conoce íntimamente. Por eso, podemos decir con el profeta: «¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti; a todos los que concentran en ti sus pensamientos!» (Isaías 26:3 NTV).
Cuando los problemas nos agobien, el consuelo está en saber que Él nos protege y lucha por nosotros, sus hijos, como un padre amoroso, y el consuelo de Dios nos calma por completo.
Oración: Señor mi Dios, gracias te quiero dar porque siempre que te necesito, te encuentro a mi lado, Tú nunca me abandonas. Cuando te clamo en medio de mis tribulaciones, Tú me abrazas fuerte y reconfortas mi alma, renuevas mis fuerzas y me llenas de paz y gozo. Gracias por Tu fidelidad, por Tu amor inmensurable y por todas las bendiciones que diariamente derramas sobre mi vida, en el nombre de tu Hijo amado Jesucristo, amén. -CF Jara-
La gloria es solo de Cristo Jesús.
DIOS te bendiga.
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